Crónicas
Tregua + Haches: Es solo rock and roll, pero aún me gusta
«El debate grandilocuente de si hay futuro para las grandes bandas, si su legado sigue vigente versus negocio, mamoneo y demás, es otro. A mí me gusta más mirarnos a los ojos y decirnos sin palabras que efectivamente esto sigue siendo bonito cuando es de verdad»
14 marzo 2025
Sala Nazca, Madrid
Texto: David Esquitino. Fotos: Juan Destroyer
Como dirían aquellos, es solo rock n' roll, y me gusta. Es una frase que he utilizado muchas veces y que me gusta recuperar cuando la situación lo requiere. Teníamos marcada esta fecha en el calendario porque la mezcla en directo de dos de las nuevas bandas de rock n' roll nacional más interesantes, para mí, de la actualidad resultaba a priori de lo más interesante: Haches desde Hortaleza, para abrir la velada, y Tregua, desde La Coruña, para rematar la noche.
Ambas bandas, aparte de ser amigos y estar en cierto modo hermanados desde hace tiempo, tienen muchas similitudes entre ellas. Desde su música, sus influencias y referencias e incluso su manera de transmitirnos emociones con sus letras y canciones, hasta el hecho de que son grupos actuales pero a la vez formados por veteranos (cuestión nada baladí en este sentido porque han aprendido de los maestros de primera mano y no por oídas) y que encima cuentan en su formación con tres guitarras en ambos casos. ¿Qué les aporta todo esto? Pues que tienen mucha verdad detrás y mucho sonido y calidad por delante.
Por circunstancias, y sobre la marcha, le tocó a un servidor presentar la velada, y fue un lujo, aunque me pillara un poco a pie cambiado en el momento. No pasa nada, no es la primera vez ni será la última, y más en mi querida Nazca, donde, por ejemplo, he tenido la ocasión de presentar a mis queridos Leize un par de veces, mismamente. Y en este caso fue un honor hablar bien, de corazón, de dos bandas cercanas como son Haches, con los que he coincidido varias veces, y Tregua, a los que he visto menos, pero la primera ya fue hace años, en sus comienzos, y en una sala pequeña delante de poca gente.
Me encanta comprobar in situ la evolución de las bandas con las que de alguna manera he crecido de la mano y verlas madurar, avanzar y sobre todo consolidarse.
Fue lo que vivimos el viernes en la Nazca, ante una sala con una excelente entrada de público variado y con todo el mundo cantando los temas, bailando y disfrutando de un “sencillo” pero divertido concierto de rock n´roll a la vieja usanza, ni más ni menos que: dos buenas bandas en directo, buenas canciones, letras que nos creemos y nos representan y veteranos curtidos en mil batallas disfrutando de actualidad, para que esto no se muera.
Sin añoranza o nostalgia necesariamente, aunque algunas canciones de Haches llevan este trasfondo pese a todo, pero disfrutando el ahora, con los sueños por bandera y mirando al futuro con una sonrisa, como nos dicen Tregua.
Haches
Bueno, menos rollo y al lío, que Haches salían a las 20:35 dispuestos, una vez más, a hacernos sonreír y disfrutar en la hora y pico que nos regalaron. Hay que comentar el detalle de que, aunque técnicamente Tregua actuaban de cabeza de cartel en este caso, con una de las paradas más importantes de su exitosa gira, como siempre es Madrid, en realidad las dos bandas tocaron más o menos el mismo tiempo y en un nivel de importancia similar. ¡Como debe ser! Marcial, Rubén y compañía con su rock n' roll alegre, divertido y de barrio, abrieron fuego con la sala hasta arriba y con ganas de concierto para abrir el fin de semana.
Ellos han crecido con Sangre Azul, con Barón, con Los Suaves, con Porretas… y a esto le añaden su vena personal, pegadiza y divertida, para darle forma a una propuesta que en directo funciona sí o sí. Con tres guitarras para que suene potente, con un frontman divertido y cercano que se lo pasa mejor que nadie en el escenario y unas canciones que llegan, te tocan y te atrapan. Y acoplando de lujo a los nuevos miembros, con los que, por cierto, no los había podido ver aún, y me gustó tanto el buen hacer de los mismos como el buen rollo que destila la banda en este momento.
Un servidor, viejo rockero y gruñón a tiempo parcial, cada vez que los ve y escribe sobre ellos siempre destaca su vena rockera dura frente a su faceta un tanto más asequible, que por otro lado les sienta como un guante y se recibe de maravilla entre el público.
Así, los temas del set más pegadizos, como “Las mentiras” o “Dibujando corazones”, me siguen llegando menos, pero ellos tienen esa magia de hacerlos sonar duros en directo con guitarras potentes, estribillos pegadizos y que llegan a la gente. No es fácil.
De cualquier manera, es impresionante que la mayoría de sus temas son himnos y sus conciertos fiestas completas, desde el comienzo con “Sin molestar” o el repaso a los que ya son himnos de su aún breve pero intensa trayectoria, como con “Tan fuerte”, “Tu lugar”, ese precioso himno que es “Aún arde…Hortaleza” o ese final más festivo con “Somos de Hortaleza”, haciendo orgullo de barrio y de influencias homenajeando indisimulados a “sus maestros” de Porretas, con los que compartieron este tema.
Antes, habían rendido pleitesía, como siempre hacen en sus conciertos, a alguno de los clásicos, a Barricada con “En blanco y negro”, que siempre es un placer disfrutarla en directo la toque quien la toque. ¡Ah!, y antes de abordar “Vamos a romperlo todo”, en la primera parte del concierto, nos recordaron su compromiso con la parálisis cerebral infantil y esa batalla que libran hace tiempo para ayudar al pequeño Alex, comprometidos con él y su familia desde los comienzos del grupo.
Resumiendo: Lo siguen teniendo en la mano y siguen siendo una de las nuevas bandas de rock n' roll que recomiendo ver en directo sí o sí porque nunca fallan y te alegran un ratito el corazón. ¿Necesitamos más excusa?
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Tregua
Me encanta comprobar cómo han crecido los coruñeses en poco tiempo, aunque en realidad ya llevan más de diez años en activo. Y me gustó mucho también comprobar in situ cómo suena la banda en la actualidad, pese a algunos problemas puntuales en una de las guitarras, y en definitiva lo bien que manejan el directo una banda como Tregua.
Es cierto que en alguna de las canciones se les escapan de más las influencias de Platero y Tú, de La Fuga o de Extremoduro (que “Adicto” es casi directamente un homenaje a los de Plasencia), pero no lo digo ni como error ni como reproche, solo como detalle. Que si ellos muestran credenciales orgullosos, ¿quién soy yo para apuntarlo en negativo? ¡Al revés!
Otro punto fue que consiguieron arrastrar público tanto local como gallego hasta la sala madrileña para darle mucho ambiente al concierto y conjugar de nuevo otra hora y cuarto de disfrutar de principio a fin presentando nuevos temas y a la vez remarcando que el catálogo de himnos del grupo es ya impresionante.
Con la voz cantante de Mario llevando un poco el peso lógico del show a nivel de frontman, quiero destacar el entusiasmo y fuerza de base del batería, Miguel, aunque no sería justo particularizar en personas puntuales lo bien que se maneja el grupo completo en directo. ¡Incluso se bajaron los dos guitarristas principales al foso para compartir con nosotros un doble solo y gran momento guitarrero como tanto nos gusta ver a los presentes!
En definitiva, savia nueva… aunque nos recuerden positivamente a los clásicos como digo, que sé que para ellos es más un orgullo que un lastre, aportando su punto particular en melodías, letras poéticas y cercanas y abriéndose camino en este complicado nueva tarea de tener que “suplir” a los clásicos en la escena del rock nacional llenando de sueños la maleta y plasmándolos en directo para todos los presentes, como un regalo sonoro en forma de canciones.
Además, llevan un diario de gira para que los presentes firmemos y les dejemos nuestras impresiones en cada concierto, como nos recordó Mario in situ.
Disfrutamos de temas como la divertida e intensa “A largo plazo” o esa emotiva (al menos para los que somos padres y le cogemos ese punto que tiene) “Todo vuelve a empezar”, además de esos temas especiales que tiene la banda, como “El último suspiro”, “Descalzo por tus besos” o “Kilómetro a kilómetro”, que casan tan bien con su público, guitarras, excelentes melodías y estribillos mediante.
El final guitarrero llegó en los bises de la mano de “Uña y carne”, como fue sin duda esta noche la relación entre banda (o bandas) y público, para robarle al reloj unos minutos más con “Agua pasada” antes de rematar ya con toda su gente abajo para la consiguiente ración de abrazos, charlas, saludos y agradecimientos en persona.
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No es necesario añadir nada más, ¿verdad? Más conciertos de rock n' roll así, por favor, y más nuevas bandas que nos hagan sentir cosas y sonreír pensando que en realidad sí hay relevo. Al menos en las salas, y sudando juntos en espacios reducidos, esto sigue siendo especial.
El debate grandilocuente de si hay futuro para las grandes bandas, si su legado sigue vigente versus negocio, mamoneo y demás, es otro. A mí me gusta más mirarnos a los ojos y decirnos sin palabras que, efectivamente, esto sigue siendo bonito cuando es de verdad.
Gracias, Haches, y gracias, Tregua.
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