Crónica de Therion: Sin tochos rusos

El capo Christofer Johnsson

Seamos claros, cuando salió el nuevo disco de los suecos Therion, la ópera metálica ‘Beloved Antichrist’, nos pareció un peñazo soberano, un ladrillo que a día de hoy no alcanzamos a aguantar entero. Es el equivalente musical a ‘Guerra y Paz’ de Tolstoi o cualquier otro tocho ruso cuya mera alusión provoca cascadas de bostezos sin fin. Enfrentarse a una empresa de tal envergadura no está al alcance de almas mediocres, sino que se reserva únicamente para esa élite que luego restregará a lo largo y ancho del globo la gesta conseguida, igual que los veganos que se pavonean de su condición sin que nadie se lo haya preguntado.

Con cierto temor, por tanto, acudimos a la bilbaína sala Santana 27, muy concurrida para tratarse de una jornada entre semana. No acertamos a entender el motivo por el que se programó el bolo tan pronto, a horas verdaderamente intempestivas para cualquiera que curre por la tarde, quizás es que se había enfocado el evento hacia gente que vive del cuento, bohemios y demás criaturas de esas que no madrugan.

Como por desgracia no pertenecemos a este último grupo, nos perdimos a Imperial Age, Null Positiv y Midnight Eternal, únicamente llegamos para los cabezas de cartel, aunque por los comentarios que escuchamos por ahí no nos dio la sensación de habernos perdido algo sumamente relevante. Esperemos que no se extienda esta costumbre de conciertos en horario infantil imposibles de compaginar para los mayores.

Da igual que uno haya visto a Therion en multitud de ocasiones, lo cierto es que no suelen defraudar en las distancias cortas. Con aquella actuación en el festival de Wacken a finales del siglo pasado en el punto máximo, también recordamos con especial cariño la gira de presentación de ‘Gothic Kabbalah’, su mejor disco en nuestra opinión y con ese inconmensurable dueto de vocalistas formado por Snowy Shaw y Mats Levén. Superar ambas citas iba a ser prácticamente imposible, ya veníamos mentalizados de casa.

Y también pensábamos, tal y como se anunciaba en la promo de la gira, que presentarían su reciente obra ‘Beloved Antichrist’ tocándola de cabo a rabo hasta que alguien allí reventase presa del sopor. Nada más lejos de la realidad, pues nos ofrecieron un repaso muy acertado por lo más granado de su trayectoria con una puesta en escena de altura, lo que viene siendo habitual en ellos, vamos.

Por fortuna, hubo que guardarse la almohada, pese a que comenzaran con la ampulosa “Theme Of The Antichrist”, un in crescendo de lo poco salvable de su último trabajo. Al margen de las fobias o filias de cada cual, su potencial en directo sigue siendo inmenso, con cada pieza encajando en su lugar adecuado y ofreciendo un espectáculo cuidado de esos que no se estilan demasiado en la actualidad. Otro asunto es que uno se meta o no en su rollo.

Linnéa Vikström en primer plano, acompañada de los vocalistas Thomas Vikström (izq.) y Chiara Malvestiti (der.).

Aquella noche no fue muy complicado, aunque a veces se atragantara la vena operística de “Nifelheim”. A la voz principal continúa el coloso Thomas Vikström, que tampoco es Snowy Shaw, pero se defiende con la solvencia de un verdadero veterano en estas lides y con las cualidades exigibles en una empresa de estas características, esto es, potencia vocal y cierta capacidad de interpretación, no olvidemos que esto es una ópera, o por lo menos debería serlo.

Respecto a las voces femeninas, tenemos por ahí a Linnéa Vikström, que no destaca tanto como su padre Thomas y se vio bastante eclipsada por el resto de integrantes que la barrían por completo, en especial, la pelirroja soprano italiana Chiara Malvestiti, la mejor sin discusión en ese apartado. El jefazo Christofer Johnsson no suele errar a la hora de elegir acompañantes de nivel.

Sorprendió también el entusiasmo del personal, incluso en momentos que no eran para el desmelene absoluto, caso de “Temple of New Jerusalem”. Y “Wine of Aluqah” se ha convertido en un auténtico clásico que provoca instantáneos de movimientos de cabeza. Después de haber visto a los suecos con un coro de verdad, ver que en determinados estribillos tiran de pregrabados queda un poco feo, pero bueno, no son tampoco los primeros obligados a recurrir a tales argucias.

“Cults of the Shadow” provocó el delirio entre los fieles, alguno incluso se fue hasta primera fila dando palmas. Los ánimos siguieron en progresión ascendente con “Der Mittternacht Löwe” del ‘Gothic Kabbalah’, lanzamiento muy recordado entre la afición, con Thomas Vikström legando una interpretación memorable. Y en esa tónica muy acertados estuvieron al recurrir a “Sons Of The Staves Of Time”, piedra angular del mentado álbum y que Snowy Shaw bordaba en las distancias cortas, pero no nos pongamos nostálgicos, que se la curraron muy bien.

Los bises no epatarían al respetable, pues ya se esperaba “The Rise Of Sodom And Gomorrah”, impecable con las féminas luciéndose, antes de que unos cuantos gritaran como bestias el título de “To Mega Therion”. Dicho y hecho. Chris y compañía no osarían contradecir deseos expresados de forma tan furibunda. El epílogo inevitable.

Muy de agradecer que no nos obsequiaran con su plomazo reciente en exclusiva, sino con un grandes éxitos muy equilibrado y entretenido. Una sesión sin tochos rusos, salvo breves apuntes que no desentonaban en el conjunto final. La lectura de ‘Los hermanos Karamazov’ deberá esperar para otra ocasión.

¡La gira peninsular de Therion todavía no ha terminado!

23 de febrero - Custom (Sevilla)
24 de febrero - But (Madrid)
25 de febrero - Razzmatazz 2 (Barcelona)

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Alfredo Villaescusa

Eclecticismo en vena. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos.

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