Crónicas
The Sisters of Mercy + The Virginmarys en Bilbao: Una banda de postureo
«Ahora que ya han demostrado su voluntad de cambiar, reduciendo, por ejemplo, esa niebla que era ya más una molestia que otra cosa, lo siguiente será que suenen a grupo de verdad, como los teloneros, y no a algo enlatado incapaz de provocar la más mínima emoción a unos fieles que siempre vienen motivados y han demostrado unas tragaderas más que infinitas.»
29 octubre 2023
Sala Santana 27, Bilbao
Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Iñigo Malvido
Es curioso cómo a veces uno termina convirtiéndose en lo que siempre detestó. Pasa sobre todo en el campo de la política, pero también en el de la música. ¿Quién les iba a decir a los pobres Ramones, tan aguerridos ellos con sus eternas chupas de cuero y vaqueros raídos, que acabarían en tiendas de moda para disfrute del público generalista? Y eso por no hablar de todos aquellos que se pillaron la camiseta porque les gustaba el logo y el grupo se la sudaba por completo.
Con los británicos The Sisters of Mercy, referentes absolutos del movimiento gótico, ha sucedido algo parecido, pues si antaño suponían la punta de lanza de la ortodoxia en el género, hoy en día se han convertido en una auténtica patochada que vive de canciones que se publicaron hace casi cuatro décadas sin que desde entonces se haya producido el más mínimo relevo compositivo. Y no será porque no haya material, si uno rebusca en la red, se topará con unas cuantas piezas inéditas que jamás han conocido disco.
Cierto es que Andrew Eldritch y compañía siempre gozaron de una mala fama en directo, ganada a pulso, por lo que la única razón para asistir a sus conciertos es apelar a la mera nostalgia, a la militancia, un simple acto de respeto a los creadores de un movimiento que hoy se mueven más en horas bajísimas que en un homenaje digno a su trayectoria.
A pesar de los precedentes negativos, una considerable multitud se congregó en la bilbaína sala Santana 27, muchos seguramente con las expectativas tan a ras de suelo que la enésima tomadura de pelo de estos señores se recibiría como una verdadera obra maestra. Pero por muy fan que sea uno, hay cosas que no se deberían permitir, aunque al final todo dependa de las tragaderas que tenga cada cual, como nos contaba hace un tiempo Jay Jay French (Twisted Sister).
Menos mal que tuvimos un breve contacto con la realidad con The Virginmarys, dúo de Macclesfield (Inglaterra) que exhibieron todas las agallas que les faltaron a los protagonistas de la noche. Daba igual que les dejaran una raquítica porción de escenario, un batería muy competente, un vocalista y guitarrista bastante digno y una ristra de temazos a caballo entre el punk y el rock alternativo, con “Look Out For My Brother” como clara muestra, valían para conseguir que muchos asistentes apuntaran su nombre. Un entremés de lujo que desde luego barrió al plato principal. Darían un bolazo hasta en una caja de zapatos.
Repetir con The Sisters of Mercy tal vez podría entrar dentro del masoquismo o de un oscuro deseo fetichista, aunque también es cierto que después de su nefasta última gira peninsular, en la que les llegaron a pitar en Barcelona, ya era complicado caer más bajo. Como punto positivo, señalar que ya no aparecen en las tablas ahogados en niebla, un recurso que a estas alturas parecía más un incordio que un elemento para crear cierta atmósfera.
Y eso está bien, que se tome nota de los fallos. Lo que no han cambiado un ápice es ese sonido a lata eminentemente pregrabado que se asemeja más al que puedas escuchar en tu casa o en tu garito predilecto que a un espectáculo en condiciones. Para ofrecer eso a los seguidores, casi habría sido mejor que hubieran salido borrachos, por lo menos sería más auténtico. Porque ver al guitarrista reproducir lo mismo voces femeninas que profundas o tonos pseudoguturales era algo tan risorio como ridículo, ni King Diamond, oiga.
No negamos que exista una mínima interpretación en vivo, pero esta seguramente se encuentre sepultada por completo por todas las bases pregrabadas. Encima, cuando el esquivo vocalista Eldritch intentaba sacar la cabecita, se notaba que el hombre no llegaba a los tonos requeridos y se quedaba en una suerte de graznido.
Los acompañantes a las tablas no aportaban tampoco demasiado, el recién incorporado guitarrista andrógino Kai era totalmente prescindible, salvo para marcarse esos numeritos en los que se juntaba con su otro compañero a las seis cuerdas que no daban el pego de banda cohesionada. En breve podrá decirse la expresión “pintas menos que un músico de The Sisters of Mercy”, algo equiparable en funciones al sastre de Tarzán. Todo era muy frío, casi oficiado con el mismo espíritu de funcionarios un lunes a las siete de la mañana.
Respecto al repertorio, una curiosa mezcla entre “Doctor Jeep” y “Detonation Boulevard” sirvió para enganchar un poco al respetable, que no despertaría hasta “Alice”, un temón incluso en un medio playback como este. Y no desagradó el clásico “Dominion” enlazado con “Mother Russia”, que hoy en día debido a la complicada coyuntura internacional hasta ha adquirido un punto políticamente incorrecto, lo cual siempre se agradece.
Como viene siendo la costumbre, sonaron piezas que no se encontraban en ningún disco, pero eso es algo que hay que asumir al ver a Eldritch y compañía. Por lo menos hubo oportunidad de catar piedras angulares del gótico como “Marian” o “More”, aunque ya lo he dicho, con la misma pasión con la que uno se las escucha en el ordenador o en su aparato favorito.
En la recta final, recurrieron a “Crash and Burn” o “When I’m On Fire”, que ya habíamos catado previamente en directo, si la memoria no nos falla, una pena que estos reseñables cortes no reciban el respeto que se merecen con una digna grabación en estudio. Y en los bises, “Lucretia My Reflection” recordó la gloria de tiempos pasados, aunque tuvieran el feo detalle de acortarla, al igual que hicieron con la última, el himno “Temple of Love”. Encima, ni siquiera tocaron “Vision Thing”, qué sinvergüenzas.
Ahora que ya han demostrado su voluntad de cambiar, reduciendo, por ejemplo, esa niebla que era ya más una molestia que otra cosa, lo siguiente será que suenen a grupo de verdad, como los teloneros, y no a algo enlatado incapaz de provocar la más mínima emoción a unos fieles que siempre vienen motivados y han demostrado unas tragaderas más que infinitas. Hasta que lleguen a ese punto, serán una mera banda de postureo. Por lo menos podemos decir que van progresando, sin llegar todavía al suficiente.
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3 comentarios
Extenso resumen hacia el currado concierto que dieron unos históricos del Rock Gótico como son THE SISTERS OF MERCY a través de estos clásicos en dicha sala bilbaina.
Kai tiene un rango vocal muy amplio, por lo que, por supuesto, puede cantar profundo y fuerte. Se unió a la gira a mitad de camino con cuatro días para aprender el set después de su gira europea en Esprit D'Air.
Andrew también estuvo en el hospital la noche anterior. Esta reseña es demasiado dura.
Los vi en Barcelona después de la pandemia y suscribo todo lo dicho por ti,de vergüenza,con el añadido de que empezaron media hora antes y mucha gente se perdió medio concierto.
Unos cretinos.