Crónicas

The Rumjacks + Grade 2 en Bilbao: Deslumbrante luz en la oscuridad

«Pocos estilos habrá que sean tan divertidos en directo como el folk punk, incluso aunque uno tampoco se defina como un forofo del género. Y dentro de su rollo esta suerte de comunidad internacional apátrida debería estar en la cima en términos de convocatoria y otros aspectos»

9 febrero 2025

D8 Sorkuntza Faktoria, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Cuenta la leyenda que estaban reunidos varios miembros de lo que más tarde sería la banda The Pogues y de repente el líder Shane MacGowan comenzó a tocar de manera acelerada una canción tradicional irlandesa. Seguramente en ese momento no fue consciente de que ese gesto espontáneo acabaría creando todo un género conocido como folk punk o punk céltico, con figuras como Dropkick Murphys capaces de arrastrar ingentes multitudes.

The Rumjacks

Discípulos tanto de los pioneros como de su vertiente más proclive a las masas, The Rumjacks son en realidad una banda de mundo cuyo amor por la música se eleva por encima de fronteras, pues encontramos en sus filas lo mismo italianos que australianos. Toda una muestra del carácter inclusivo de un fenómeno que no se produce solo en las llamadas naciones célticas, sino en diversos puntos del globo terráqueo.

Lo cierto es que no esperábamos multitudes en la parada bilbaína de una larga gira en la que incluso agotaron entradas a su paso por Madrid, pero al final el folk punk atrae a más gente de lo que parece. Si antaño en bolos de Dropkick Murphys y similares habría un grueso de contingente skin, el rollo se ha abierto de tal manera que ya no se podría hablar de un público determinado para este tipo de conciertos, a pesar de la predominancia de gorras obreras entre el respetable.

Grade 2

Calentaron el ambiente de manera muy competente los oriundos de la isla de Wight Grade 2, unos chavales que le daban al punk enérgico con unas ganas desbordantes superiores a la media. Al principio parecía que ellos estaban más motivados que la misma concurrencia, por lo que el bajista y vocalista pidió “movimiento”, sin saber que esta zona del país tampoco destaca por su encomiable habilidad para la danza.

Pero su actuación fue un brillante ejemplo de cómo un grupo puede conseguir ganarse el respeto y consideración de la parroquia. Sin postureos ni hacer la pelota, únicamente a base de temazos cargados de actitud, alternando voces con una compenetración brutal y desencadenando los pogos que sin duda merecían. Ya podrían muchas bandas echar la mitad de agallas que ellos en escena. Se merecen lo mejor.

The Rumjacks

Podría decirse que el folk punk en realidad parte de una formula sencilla, pero luego ya depende de la habilidad de cada uno aportar su toque personal o limitarse a reproducir los patrones establecidos. The Rumjacks tal vez posean una manera particular de hacer las cosas, pero también se han esmerado en mejorar la receta tradicional añadiendo una velocidad que ya quisieran Dropkick Murphys o escorándose hacia el ska punk de Rancid o los más actuales The Interrupters. No en vano su disco más reciente ha sido mezclado por Kevin Bivona de los últimos y la banda de Tim Armstrong y Lars Frederiksen no resulta ajena en su educación, como relataremos posteriormente.

No pudieron empezar de una manera más álgida que con un himno para dejarse la garganta como “Come Hell or High Water”, que si a uno no le levanta del sitio, mejor que se compruebe el pulso. Con una tropa considerable en escena era casi un milagro que sonaran tan potentes, pese a que un guitarra estuviera luchando con el elemento sónico en un primer momento. El voceras Mike Rivkees capitaneó el barco con mucha solvencia, se le nota que colaborar con Dropkick Murphys le ha aportado unas tablas tremendas, y diría además que seguramente el grupo no ha tenido un cantante de tanto nivel como ahora.

The Rumjacks

“They Kick You When You’re Down” se antoja otra pieza ideal para el directo, para poner a prueba las cuerdas vocales o la propia habilidad de cada uno, pues se desataron espontáneos bailes por el recinto en plan hermandad, de cogerse los brazos y dar vueltas. Por supuesto, en las primeras filas se montaron los preceptivos pogos, que se incrementaron en intensidad cerca del final.

“Cold Like This” se compuso tras comprobar la importante rasca que hacía al salir de un garito junto a Ken Casey de Dropkick Murphys y en directo desde luego aportó el calor de una chimenea. Los que piensen que este género son meras canciones de bar para cantar con los colegas están en lo cierto, pero también equivocados, puesto que su propuesta a veces va mucho más allá de eso.

The Rumjacks

“Sainted Millions” no aflojó en velocidad, marcando una tónica de dinamismo importante, aunque se concedieron la única licencia reposada de la noche en “Rhythm of her Name”, la típica balada de aires tradicionales para pillar aliento. Ser un grupo sin casa o patria es algo tan inaudito que no pudieron evitar subrayarlo antes de “Across The Water”, punk a la vieja usanza para nostálgicos.

“An Irish Goodbye To St Valentine’s Day” cursó apabullante y certificó por qué su reciente 'Dead Anthems' podría entrar desde ya en la lista de los mejores discos del año que acaba de comenzar. Y tras “Smash Them Bottles” Rivkees anunció que se centrarían en las canciones antiguas, lo que desató la locura en el recinto.

The Rumjacks

Una especie de medley con piezas como “The Jolly Executioner” no defraudó las expectativas de los fieles y hasta se ganaron el corazón de los melómanos rescatando un fragmento de “To Have or Have Not” del cantautor izquierdista Billy Bragg. Pues no, no era de Lars Frederiksen and The Bastards, aunque su versión era muy buena.

Con “Bloodsoaked in Chorus” se acercaron al ska punk a lo Rancid y el personal respondió gritando y saltando, todo un fiestón para un domingo. El homenaje a Shane MacGowan en “Some Legends Never Die” no podría faltar, como tampoco uno de sus temas más celebrados de los últimos tiempos, el homónimo “Hestia”. Y la muy apropiada “Light In My Shadow” funcionó a modo de estertor final para echar el resto.

The Rumjacks

La peña quedó tan extasiada que los bises se exigieron a grito limpio, por lo que no tardaron en regresar con la inevitable “An Irish Pub Song”, un himno nada muerto, sino muy vivo, no hay más que ver la estratosférica cifra de escuchas que acumula que lo han convertido en un auténtico fenómeno viral. La canción tradicional de “I’ll Tell Me Ma”, interpretada a todo trapo, puso el broche a un bolo magistral en el que el personal pudo haberse quedado pidiendo bises hasta el infinito. Esos son los buenos.

Pocos estilos habrá que sean tan divertidos en directo como el folk punk, incluso aunque uno tampoco se defina como un forofo del género. Y dentro de su rollo esta suerte de comunidad internacional apátrida debería estar en la cima en términos de convocatoria y otros aspectos. Démosles tiempo, porque para tratarse de un domingo se congregó una muchedumbre muy respetable atraída por su deslumbrante luz en la oscuridad. Faros de este calibre hacen falta siempre.

Alfredo Villaescusa
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