Crónicas

The Mission en Bilbao: Un culto todavía vigente

«Frente a sinvergüenzas que te cuelan baterías programadas y ritmos enlatados a la primera de cambio, he aquí una banda de la vieja escuela, como Led Zeppelin y tantos otros que han entrado en la historia del rock. El culto todavía sigue vigente.»

1 octubre 2024

Sala Santana 27, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Hay conciertos que son como una eucaristía para los creyentes. Asistir a un templo determinado para entonar salmos fundamentales para la total comprensión de un culto, una forma de vida y pensar con la independencia por bandera, sin concesiones a ninguna moda efímera, pese a que la comercialidad pueda aflorar en ciertas ocasiones. Sin complejos de ningún tipo, hace tiempo que se ventilaron los compartimentos estancos de antaño.

Los británicos The Mission pueden vanagloriarse de varias cosas que casi parecen de perros verdes en la época actual. Para empezar, deben ser de las pocas bandas con tantos componentes con solera como el vocalista y guitarrista Wayne Hussey, el bajista y miembro fundador Craig Adams o el veterano maestro de las seis cuerdas Simon Hinkler. Y otro dato inaudito es que también son de los escasos grupos que cambian el repertorio cada noche, una rareza cuando lo habitual es poner el piloto automático en este aspecto hasta el fin de la gira, sin mover ni una coma, caiga quien caiga.

Al parecer, esto último no debió ser motivo suficiente para reventar la bilbaína sala Santana 27, pues apenas acudieron en torno a doscientas o trescientas personas a catar a una de las formaciones más características del rock gótico. Eso sí, se sentía la presencia de foráneos en el ambiente, diría incluso que gran parte del personal procedía de otras provincias o países. No en vano se trataba de la última fecha en suelo europeo.

A pesar de que se había anunciado un doble set con descanso, al final The Mission optaron por lo práctico y oficiaron todo seguido sin pantomimas de bises de por medio. En un par de horas se pegaron un colosal repaso a una trayectoria de casi cuatro décadas, con bastantes momentos memorables y un Wayne Hussey en un prodigioso estado de voz de principio a fin. Para el recuerdo quedó el desafortunado concierto madrileño de la anterior gira en el que debieron tener algún problema serio, pues no es nada habitual en ellos.

Que aquella noche íbamos a gozar de lo lindo nos lo dejaron claro con el inapelable arranque de “Wasteland” y la sorprendente revisión de “Tomorrow Never Knows” de The Beatles, que les sentaba como anillo al dedo por su halo psicodélico. “Child’s Play” y “Raising Cain” nos confirmaron que habíamos tenido suerte respecto al repertorio escogido, al igual que “Garden of Delight”. Con esto ya se habían ganado de largo al sector más ortodoxo de la afición.

Pero también, como si fuera Bruce Springsteen recolectando carteles, Wayne admitió peticiones del respetable, y encima las atendió como solo podría hacer un caballero inglés de su rango. Alguien gritó “Dancing Barefoot”, en alusión al himno de la poeta del punk Patti Smith, y no dudó en ponerse a cantar dicha canción en un gesto que le honraba.

Había peña con la lección aprendida en el recinto, pues también se solicitó un temón como “The Crystal Ocean”, pero Wayne cortó la posibilidad diciendo: “Estáis equivocados”. Lo siguiente fue una novedad como “Kindness Is A Weapon”, que constataba que a estas alturas ni siquiera le apetece vivir de las rentas. Creo que en algún momento el frontman dijo que no volvería a grabar más discos, por lo que se agradece que siga activo en este aspecto, a pesar de que ya no tenga que demostrar nada.

Pensábamos que jamás escucharíamos en directo “Evangeline”, una de nuestras preferidas de toda su prolífica trayectoria, pero sucedió el milagro. Y encima Wayne lo aderezó intercalando sin complejos el inmortal “Gimme! Gimme! Gimme! (A Man After Midnight)” de ABBA. Deberían salir del armario todos los punks, rockeros y metaleros que adoran a los suecos creadores de himnos como “Waterloo” o “Dancing Queen”. He aquí uno de ellos.

Quizás el frente más puramente gótico haya pasado de largo la colosal influencia que Led Zeppelin ejercieron en The Mission, por algo el bajista John Paul Jones les produjo el segundo disco, unos efluvios que se elevaron de vez en cuando en la magistral “Afterglow”, con fragmentos que casi parecían calcados al inmortal “Kashmir”. El rollo espiritual que todavía transmiten las canciones de Jimmy Page, Robert Plant y compañía sigue poniendo los pelos como escarpias.

“Severina” sería sin duda de las predilectas de los fans de siempre, pero no se limitaron únicamente a mirar hacia atrás, pues también sonó inapelable “Met-Amor-Phosis”, de su último disco en estudio ‘Another Fall In Grace’, en la que en su día colaboró Ville Valo de HIM. En cualquier concierto de Wayne y compañía no debería obviarse “Deliverance” y el voceras en solitario epató al personal acordándose de “Love Me To Death”, no sin reconocer que hacía mucho tiempo que no la cantaba.

Bueno, decíamos que no hubo descanso, pero el frontman sí se ausentó un pequeño rato para refrigerarse y esas cosas que hacen los cantantes fuera de escena. Ahí se quedó el resto de la banda interpretando de manera soberbia todo un clásico del surf como la instrumental “Wipe Out” de The Surfaris, donde sobresalieron las cualidades instrumentales de los componentes.

A la vuelta mostraron su faceta más pop con “Butterfly On The Wheel”, una de las razones por las que The Mission podrían ser los U2 del gótico, y continuaron en esa onda en la risueña “Like a Child Again”, ideal para susurrar a parejas y demás. “Serpent’s Kiss” era otra de las que tenía que caer sí o sí, del mismo modo que “Beyond The Pale”, donde unos fieles se emocionaron tanto que hasta lanzaron una especie de confeti. Bravo por la música que provoca sentimientos tan profundos como ese.

Ya solo les faltaba cerrar con una piedra angular como “Tower of Strength” para finiquitar una doble sesión gloriosa, aunque puestos a ser avariciosos, lo habrían mejorado todavía con “Blood Brothers”, “Draped in Red” o alguna otra pieza no muy frecuente en las distancias cortas. Para gustos, colores. No se puede exigir todo.

Los de Leeds certificaron una vez más que son de los grupos más recomendables para ver en directo en el género, junto con The Cure. Frente a sinvergüenzas que te cuelan baterías programadas y ritmos enlatados a la primera de cambio, he aquí una banda de la vieja escuela, como Led Zeppelin y tantos otros que han entrado en la historia del rock. El culto todavía sigue vigente.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Extenso resumen hacia el gran concierto que se curraron uno veteranos del Rock Gótico como son los ingleses THE MISSION en la Santana 27 bilbaina presentando su nuevo álbum junto a sus clásicos de siempre.

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