The Buzz Lovers: El sueño de estar contemplando a Nirvana en vivo

Hace más de treinta años irrumpió el grunge en la escena musical yankee, arrasando y llevándose por delante otros estilos de música rock que entonces imperaban tanto allí como en Europa, decayendo unos, creando estragos en otros y haciendo desaparecer del mapa a otros tantos… ¡Falso! El grunge no se llevó por delante nada, ni destruyó nada, eso lo hicieron los grandes medios, que fueron los que decidieron lo que había que escuchar, qué fórmula les parecía ya obsoleta y cuál era la que entonces debía funcionar.

Los medios acabaron con el glam, el hard rock y el incipiente sleazy, básicamente, e intentaron batir a otros de procedencia europea, aunque a estos sólo pudieron darles una buena sacudida.
El heavy metal y otros sonidos más duros estaban muy asentados y sólo sufrieron una buena batida, pero se mantuvieron. Otros permanecieron impasibles porque no eran géneros de masas, como el sinfónico-progresivo o el progresivo a secas.

Toda esta reflexión viene a colación de un hecho que me dejó un poco sorprendido: cuando llegué a las inmediaciones de la sala, busqué con la mirada por si veía alguna cara conocida... Nadie. Esto mismo se repitió una vez dentro, pero allí el resultado fue distinto. De entre las 330 personas, ya que la sala presentaba un lleno, vi a una conocida. Una sola. Esto me dejó claro que el público de entonces del grunge no era el público que consumía otras versiones de rock, aunque evidentemente hubieran muchos que lo hicieran.

Yendo a lo importante, no se les puede negar a The Buzz Lovers que, como tributo (esto sí es un tributo en toda regla), lo hacen de maravilla y entiendo perfectamente toda esa locura en la que parecen estar inmersos la mayoría de sus seguidores cuando van a sus conciertos, y es que, posiblemente, la mayoría de ellos, los que presenciaron este show del pasado viernes, 10 de noviembre, nunca pudieron ver a Nirvana en vivo.

Si ahora, en pleno año 2023, apareciera una clon de Janis Joplin en los escenarios, me daría “patás” en el culo por verla. The Buzz Lovers han tenido la fortuna de juntarse tres tipos que, además de ser buenos musicalmente, se parecen físicamente a los tributados, logrando que muchos, por momentos, logren soñar despiertos con estar contemplando a Nirvana en vivo.

Abrieron con uno de los temas más frenéticos que les conozco, “Breed”. Le siguieron “Drain You” y “Aneurysm”, dándole al público la dosis más duradera de adrenalina de la noche. Luego, con “Rape Me”, por las características de la canción, me bajaron un poco las expectativas del comienzo, lo que lograron elevar de nuevo con ese ritmo pegadizo de “In Bloom”, dejando para la foto el pico de varios segundos que se dieron Kane (Kurt) y Javi (Krist).

Con “Come As You Are” la gente se vino arriba de nuevo, y “Dumb” me pasó desapercibida, pero volví a engancharme con la popular versión de David Bowie, “The Man Who Sold the World”, publicada por el artista británico hace 53 años “tan solo”.

“Lounch Act” es una canción que me descoloca, pues se sale de esa atmósfera tan habitual en tantas composiciones de Nirvana, y con “Heart-Shaped Box” me vinieron a la cabeza momentos de mi juventud, ya que es uno de esos temas que más recuerdo. Dejando atrás “All Apologies”, me espabiló de nuevo “Stay Away” por su frenetismo, y mientras que “Molly's Lips” me adelanta por la derecha sin enterarme, el tema “School” me dejó alucinado. Es la canción con menos letra que recuerdo haber escuchado (tres frases) y, sinceramente, no sé, porque no llego a tanto, si calificarla como timo o genialidad.

Enfilando el final del concierto, llega por fin el tema estrella de la carrera de Nirvana, que es el que hasta la mayoría de los rockeros de la vieja escuela conocen, “Smells Like Teen Spirit”. En este momento muevo más los pies que durante todo el concierto. El grunge no es lo mío, pero una cosa no quita la otra, estaban ofreciendo un gran show.

Las eternas “Polly” y “Pennyroyal Tea” llevan a un “Love Buzz” que se apiada de mí haciendo que me aúpe de puntillas para ver a Kane bajarse del escenario unos momentos para seguir tocando entre el público.

El final del concierto se presiente, pero me sigue faltando una de esas del famoso puñado que recuerdo de su repertorio, aunque no recuerdo su título, y es precisamente la que dejan para despedirse. “Lithium” es el tema en cuestión, con la que dejan al público hacer la voz por un momento para afianzar esa comunión que existió con la banda prácticamente desde el comienzo.

Se marchan a camerinos, pero no tardan en volver, y con la machacona “Territorial Pissings” suben a las tablas un par de chicas que acaban acompañando a los músicos en las postrimerías del tema para finalizar una actuación más que notable, con el añadido de que Kane (Kurt) se lanzó sobre el público, que lo acogió gratamente para depositarlo de nuevo con suavidad sobre el escenario.

Si fuiste (o eres) fan de Nirvana te recomiendo cien por cien que vayas a ver a The Buzz Lovers en cuanto puedas, porque estoy seguro que te harán disfrutar y te traerán muy gratos momentos de juventud.

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