Crónicas
The Baboon Show + Niña Coyote eta Chico Tornado en Bilbao: La fórmula mágica
«Algunos les desprecian y dicen que son una moda, pero sus rotundos directos demuestran que no es así ni de lejos, el talento no es algo pasajero que fluctúa según la coyuntura imperante en cada instante. Digamos que han encontrado una fórmula mágica capaz de atraer a la gente sin que ello implique renunciar a sus principios.»
11 marzo 2022
Sala Santana 27, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Quizás su secreto sea no ceñirse a un estilo concreto, sino intentar abarcar el máximo posible. En una época en la que todo ya está reinventado cientos de veces se antoja un tanto ridículo aferrarse a unas coordenadas determinadas y exigir pruebas de pureza como si se tratara de una costumbre ancestral que conviene preservar. Pese a que en ocasiones también resulta necesario no perder del norte, hay que asumir que la mayoría de las cosas hoy en día son mezcla de varios elementos y no hace falta llevarse un disgusto por ello. Asumamos la riqueza cultural sin aspavientos.
Tales pensamientos nos embriagaban al tratar de explicar el éxito de los suecos The Baboon Show en nuestro país, una banda con una voluntad de girar incansable a la que llevamos siguiendo desde cuando tocaban en reducidos garitos y apenas les conocían cuatro amigos. Ahora van y te meten mil y pico personas sin despeinarse y además consiguen el milagro de que el personal entone a pulmón sus temas de cabo a rabo, algo realmente increíble teniendo en cuenta las cientos de distracciones presentes en la vida moderna.
La verdad es que es un gustazo acudir a un recinto en el que la peña está a lo que tiene que estar, es decir, a la música, y no al cacareo o al postureo inmisericorde de las redes sociales. Tal vez decir esto nos gane cierta enemistad, pero al igual que cuando un grupo se sube a un escenario se espera unos mínimos, lo mismo deberíamos aplicar al respetable, en especial a esos maleducados que no dejan de cotorrear durante un concierto. Una auténtica lacra de la que no nos libramos ni con una pandemia.
Como decíamos antes, ese día en la bilbaína sala Santana solo había gente guapa en todos los sentidos. De esos que conceden tanta importancia a los teloneros Niña Coyote eta Chico Tornado como al artista principal de la velada. Por eso muchos alucinaron con la descarga de este tremendo dúo que siguió haciendo gala de su habitual química apabullante en las tablas, con ese particular juego de miraditas que se traen el vocalista y guitarra Koldo y la batería Usua.
Su rock desértico con momentos tralleros funcionó a pleno rendimiento en la versión del “I Wanna Be Your Dog” de The Stooges o en “Ariñau” y no dudaron en incitar al pogo desde el comienzo con el canto antisistema de “Fuck The Police”. Nunca se nos olvidará aquella actuación histórica que dieron en un Mad Cool en la que lograron que una carpa entera botara al ritmo del “Killing In The Name” de Rage Against The Machine, pero pillarles con las defensas bajas es casi tarea imposible. Puros animales escénicos.
Si el rock es un espectáculo, The Baboon Show son unos maestros a la hora de plantear sus conciertos, pese a que en ocasiones les sobre algo de cháchara. Basta que ese huracán llamado Cecilia Boström irrumpa en las tablas para que el personal adopte de inmediato el chip del jolgorio, algo no muy complicado con piezas como “Have A Party With Me”, que parecen pensadas precisamente para epatar en las distancias cortas.
“The Shame” constituye otro bombazo de electricidad con importante poder de contagio y “Playing With Fire” reincide en su faceta más punkarra deudora de The Hellacopters, Turbonegro y demás bandas que cambiaron el mundo a base de guitarrazos. Diría incluso que se trató del mejor tramo de la velada, con la inquieta vocalista Cecilia arrebatando el micro al guitarra Håkan. Todo un derroche de energía.
Han estado tantas veces por el País Vasco que la semilla sembrada resulta de una fortaleza encomiable. Poseen fans tan irredentos por estos lares que hasta han montado en Barakaldo (Bizkaia) su propio club de fans. Y eso se notó especialmente en una multitud enfervorecida como pocas veces hemos visto. Dicho ánimo exaltado también se palpaba en el grupo, cuya frontwoman confesó sentirse emocionada por regresar a la capital vizcaína tras la pandemia. No cabía duda de que aquello era un síntoma de la verdadera normalidad.
“Some Piece of Peace” encajó en el actual contexto bélico, a la par que añadió variedad en el repertorio. Y todo eso mientras la voceras se tiraba al suelo o se arrastraba como Iggy Pop, perdimos la cuenta de las veces que se lanzó al respetable, algo que se nos antojó tan raro como el primer concierto con peña de pie después de las restricciones. Que vuelvan las costumbres de antaño.
“Me, Myself And I” mantuvo el subidón y desató las palmas entre la concurrencia mientras muchos se dejaban la garganta en el estribillo. “Tonight” operó del mismo modo con total eficiencia y en esta senda ascendente fue una pena que cortaran el rollo presentando a la banda. Uno entiende la importancia de dar a conocer a los diferentes miembros, pero hacerlo en medio del subidón como que no pegaba.
Nos llamó la atención la bandera cubana que tenía el guitarra en la chaqueta, no en vano se definen como una formación “socialista” con predilección por la isla tropical en la que han estado por lo menos cuatro veces e incluso entraron en un estudio de La Habana para regrabar canciones antiguas con músicos de allí. Con esta óptica en mente, se acordaron de “Mr. Putin y de todos los presidentes norteamericanos que han matado a gente en el mundo”. Fuera hipocresías.
Volvieron a coger carrerilla con “Holiday” y “Same Old Story”, con una soberbia parte de alzar el puño y cuadrarse. El corte “Again”, cantado por el guitarrista, aportó versatilidad al conjunto y para cuando nos quisimos dar cuenta regresó la vocalista agitando la cabellera con los riffs deudores de AC/DC de “Hurray” y un apabullante “You’ve Got A Problem Without Knowing It” que enfilaron después de un “bat, bi, hiru” que conquistó al personal.
“Queen of the Dagger” apostó de nuevo por el hard rock previamente a insuflar velocidad en “Punk Rock Harbour”. Preguntaron a ver qué canción queríamos escuchar y amagaron con el popular “Thunderstruck” de Angus Young y compañía e incluso el guitarra se atrevió a cantar “War Pigs” de Black Sabbath. Mera munición de fogueo para despistar antes de soltar “Radio Rebelde”, otro de los puntos álgidos de la noche en el que la vocalista se sentó al borde del escenario para entonar la última parte con el beneplácito absoluto de la afición. Un baño de masas más para la saca.
Algunos les desprecian y dicen que son una moda, pero sus rotundos directos demuestran que no es así ni de lejos, el talento no es algo pasajero que fluctúa según la coyuntura imperante en cada instante. Digamos que han encontrado una fórmula mágica capaz de atraer a la gente sin que ello implique renunciar a sus principios. Una suerte de máximo común denominador del rock. ¿A quién no le gustan las guitarras de la escuela AC/DC? Pues eso.
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1 comentario
Extenso resumen del cojonudo concierto que se marcaron estas bandas con el referente femenino a la cabeza en tan emblemática sala de la rockera Bilbao.