Crónicas
The Baboon Show + Bad Cop/Bad Cop + Svetlanas + Sua + Pubic Enemy en Bilbao: Un abrumador grito punk
«El salto de altura aplicado a conciertos podría ser una disciplina interesante en los próximos años»
22 marzo 2025
Sala Santana 27, Bilbao
Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Iñigo Malvido.
¿En qué momento un grupo deja de ser un fenómeno para convertirse en una realidad consolidada? Esta es una pregunta que muchos se harán cuando se justifica el éxito de una banda concreta debido a que está de moda, como si estuviéramos hablando de pop de radiofórmula o cualquier otro estilo que lo esté petando hoy en día. Vale que tal vez los vaivenes de popularidad influyan bastante más de lo que pensamos, aunque todo el mundo debería saber que lo complicado no reside en brillar durante un día sino en mantener el fulgor a lo largo del tiempo, como las constelaciones celestiales.
En el caso de los suecos The Baboon Show, nadie podría decir que no se lo han currado, pues llevan ya una temporada pateándose la piel del toro y casi parece que no tocan tanto en otro país europeo. Como dato, señalar que uno de sus clubs de fans más activos está en la localidad fabril de Barakaldo, aquel lugar en el que les vimos por primera vez en directo en la ya extinta sala Edaska, mucho antes de que pegaran el boom y al personal le entrara la locura con ellos.
Las últimas visitas de los escandinavos a la capital vizcaína han colgado sin demasiada dificultad el cartel de entradas agotadas, y bien que nos alegramos, porque ya decimos que se han trabajado el terreno como pocos. En esta ocasión se había montado además un gran cartel de punk en la bilbaína sala Santana 27, con Svetlanas, Bad Cop/Bad Cop, las locales Sua o las madrileñas Pubic Enemy, cuyo nombre de entrada llamó la atención de algunos.
Pese a que nos echara un tanto para atrás que irrumpieran en escena con uno de nuestros temas más odiados, el ponzoñoso “Ghostbusters”, lo cierto es que las chicas de Pubic Enemy eran bastante divertidas con desenfadado pop punk a lo Blink-182 y algunos resabios de ska punk en plan The Interrupters. En su escaso tiempo, que debió ser en torno a la media hora, nos legaron piezas tan dignas como “Bad Blood” o “Remember” y por las tremendas ganas que le echaron ya merecían una oportunidad. A una de las guitarristas le estaban viendo sus propios padres en primera fila, ¿cómo no iban a estar motivadas?
A las locales Sua, el fotero Iñigo Malvido, que ya les había visto en otro festival, las calificó como “poperas” en un inicio, aunque luego admitió que no fueron tan blandas como pensaba. Era en realidad un grupo de indie rock o post punk a lo Belako y se les notó bastante más rodadas que a sus predecesoras en escena. De vez en cuando justificaron su inclusión en el cartel con algunos efluvios de la escuela escandinava de The Hellacopters y hasta con el rollo contemporáneo de Amyl and the Sniffers. Aportaron versatilidad a la velada, y no lo debieron hacer mal, pues se pasó volando su tiempo en escena.
Una diosa antisistema
Pero todo lo anterior podrían considerarse meros juegos florales si lo comparamos con el inapelable vendaval sónico de Svetlanas. Les solemos ver casi cada año en el festival Rebellion, por lo que conocemos de sobra el potencial de Olga, una colosal frontwoman que da sopas con honda a la mayoría del género. Los movimientos espasmódicos y las caras de tarada con las que nos deleita sobre las tablas son algo de otra dimensión, decir que se deja la piel es quedarse corto. Lanzaron una bomba del calibre de “Go Fuck You Self” y la deflagración se sintió tanto entre el respetable que la vocalista animó a acercarse con las palabras “No tengáis miedo”.
Pero esta apabullante voceras no dudaba en arremangarse y acercarse a los fieles cuando la ocasión lo requería. Pidió levantar el dedo medio, apeló a la hermandad del punk para sentirse seguros y mandó a cascarla a los nazis y a “los cerdos” mientras se señalaba su camiseta de ACAB. Toda una diosa antisistema que nos voló la mollera con rotundas piezas como “Pyromaniac” o “Pussification of Punk Rock”. ¿El sexo débil? Eso es que no han visto todavía a Olga repartiendo cera.
Y las norteamericanas Bad Cop/Bad Cop eran otro grupazo asociado a la escudería Fat Wreck Chords, sinónimo de calidad para un servidor, pues anda que no nos ha dado alegrías el sello discográfico creado allá por 1990 por el líder de NOFX Fat Mike. Se acordaron de los refugiados en “Pursuit of Liberty” y recordaron la dramática situación que vive actualmente su país en este sentido con perturbados como Donald Trump o el multimillonario nazi Elon Musk campando a sus anchas y desatando el terror a escala mundial. Ojalá alguien pare los pies de cualquier manera a estos peligrosos pirados.
Tuvieron la ayuda de la bajista y el batería de The Baboon Show para dotar su actuación de un carácter más especial, si cabe. Mencionaron del mismo modo los retrocesos en los derechos de las mujeres que se han producido con la Administración Trump y se despidieron con “Warriors”, toda una llamada a la resistencia. Que vuelvan por la península cuanto antes.
Un cambio de categoría
Hay pequeños gestos que en realidad encierran un cambio de categoría, o por lo menos así entendimos el detalle de The Baboon Show de contar con un gran telón como las grandes estrellas previamente a su irrupción en escena. Pese a que el sonido pudo haber estado más alto, el hecho de que la multitud cantara a pulmón desde el comienzo “Have A Party With Me” camufló cualquier posible fallo y favoreció que hasta el más sensato se entregara al fiestón que se avecinaba.
La bendición rockera “God Bless You All” añadió dinamismo y subieron todavía otro escalón con “You Got A Problem Without Knowing It”, con mástiles elevados a lo The Hellacopters y hasta marcándose un homenaje al final colando el punteo de “The Trooper” de Iron Maiden, esto sí que no lo vimos venir. No tuvieron que pasar demasiados temas para que la enérgica frontwoman Cecilia empezara a surfear entre la multitud, otra que se deja el alma sobre las tablas, así tirando por lo bajo.
El repertorio no tuvo desperdicio en líneas generales, remitiendo a la escuela escandinava de Turbonegro y demás que tanto adoramos en “It’s A Sin” o tornándose más clásicos con “Rolling”. Sin duda, han encontrado el punto adecuado para gustar a los punkarras, pero también a los tradicionalistas que ven en ellos la estela de AC/DC y otras luminarias del rock.
Si en esta gira en Barcelona Cecilia nos deleitó con un prodigioso salto desde una altura considerable, la sala Santana 27 de Bilbao tampoco se iba a quedar atrás, por lo que después de subir hasta el segundo piso, no dudó en lanzarse a la multitud, un instante que fue capturado con su pericia habitual por nuestro fotógrafo Iñigo Malvido, siempre al filo del cañón.
Me sobró que el guitarra mandara cantar a la peña la canción del mariachi, como si estuviéramos en México, así como las excesivas interacciones con el público, que cortaban un poco el rollo. El breve solo de batería también lo hubiéramos mandado al contenedor, porque con todas estas distracciones podrían haber tocado unos cuantos temas más, aunque esto será cuestión de gustos o de la aversión de un servidor a las palmas y a los tiempos muertos en un concierto.
Nos sorprendió que recuperaran un trallazo como “Class War”, de nuestros temas preferidos de su discografía y la primera vez que escuchamos en directo, deberían haberla dedicado a todos esos pijos que dicen que la lucha de clase es un concepto trasnochado. Claro, porque la censura, o cancelación, como se le llama ahora, es lo más moderno que hay.
Siguieron en la senda combativa con la épica “Same Old Story”, en cuyo interludio se levantaron los puños, otro gesto que convendría recuperar de aquellos gloriosos tiempos en los que la izquierda daba miedo a los poderosos. Y en “Me, Myself and I” las chicas de Bad Cop/ Bad Cop les devolvieron el favor participando a los coros y legando un broche inmemorable a la velada.
Pero no se podía quedar así el asunto, por lo que no tardaron en regresar con “Lost You In A Second” y un apabullante “Playing With Fire”, otra pieza de las que nos llega muy adentro por su ramalazo escandinavo. “Radio Rebelde” permitió al personal desfogarse y echar el resto elevando tanto puños como gargantas. Sublime
¿Sobrevalorados? Un cojón de pato. El que a estas alturas todavía piense así, evidentemente nunca ha estado en un bolo suyo ni ha experimentado el abrumador grito punk en el que se transforman sus recitales. El salto de altura aplicado a conciertos podría ser una disciplina interesante en los próximos años.
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1 comentario
Buen resumen hacia las curradas descargas que ofrecieron estas bandas en la mitica Santana bilbaina.