Crónicas
Sun & Thunder (viernes) con W.A.S.P., Accept o Saurom: Derroche de energía hasta la madrugada
«Amanecía un viernes de julio con un sol radiante en la costa del sol, y desde primeras horas de la tarde ya se podían ver algunas mallas y pelos cardados entre el público que comenzaba a entrar al festival»
18 julio 2025
Sun & Thunder, Marenostrum, Fuengirola (Málaga)
Texto: Silvia Black Panther. Fotos: Antonio Vázquez
Tras una primera jornada en el recinto Marenostrum de Fuengirola (tienes aquí la crónica con Kreator, Paradise Lost o Leo Jiménez), cansados pero felices, el metal de primer nivel regresaba de nuevo en su segunda jornada a Sun & Thunder con la actividad arrancando desde el escenario Sun.
Amanecía un viernes de julio con un sol radiante en la costa del sol. Un buen desayuno con café y tostadas con aguacates de la zona y aceite de oliva tras un merecido descanso nos cargaba las pilas después de una primera jornada bastante intensa de escenario a escenario en el espectacular recinto Marenostrum de Fuengirola.
A nuestra llegada, a primeras horas de la tarde, ya se podían ver algunas mallas y pelos cardados entre el público que comenzaba a entrar al festival. Señal inequívoca de que en la jornada que empezaba habría presencia de sonidos hardrockeros y glam.
Desde la vecina Cádiz se desplazaban las dos primeras bandas que presenciamos en ambos escenarios. En el Sun Stage tuvimos el gusto de deleitarnos con una de las bandas que más han sonado en el panorama hardrockero nacional en estos últimos años, The Electric Alley, que brillaron tanto como el sol que castigaba el escenario principal.
Un buen número de fieles acompañaron a la banda en su directo, con un Jaime Moreno colosal a la voz, además de sumar rítmicas desde sus seis cuerdas, si bien el protagonista del sonido guitarrero seria Nando Perfumo, sacando riffs y melodías de auténtico lujo, con aromas a los setenta. Una voz que por momentos me recordaba al propio Glenn Hughes, nos ofrecía una selección de canciones pertenecientes a los cuatro discos que tienen en el mercado, “Apache”, “One Lasting Light”, “Can We Have Some Love”, “Get Electrified”…
Sergio Reyes al bajo y coros, y Rafa G. Benítez a la batería completan este combo que recupera aquellos sonidos setenteros donde el blues y el rock eléctrico dominaban los garitos de Londres o la costa americana, haciéndonos sentir orgullosos de tener en nuestra tierra músicos de su nivel, sobre todo en e aspecto creativo, ya que lo difícil, actualmente, es hacer buenas canciones y que lleguen al público.
Sphinx saltaba a escena en el escenario del castillo, el Thunder Stage, con la ventaja a su favor de una larga trayectoria en este negocio del heavy metal. Nada menos que 33 años de carretera llevan con su frontman, Manuel Rodríguez, como líder y único superviviente desde sus inicios. Además, llegaban con un nuevo disco bajo el brazo, titulado ‘Vida virtual’.
Justi Bala y Alex Sánchez a las guitarras, Juanlu Ripalda y Pablo casas (ex-Guadaña) en la sección rítmica completan la formación gaditana. "Vida virtual" era su carta de presentación ante un gran número de seguidores que deseaban escuchar sus nuevas composiciones, de las que también sonó "1936". Con un setlist corto de tiempo, el resto se repartía en antiguas canciones como "Destino", "Dulce veneno", "Momentos de lucidez”, “Destino sin fe" y "Ángel sin piedad" entre otras. Los más fieles tendrán que esperar para verlos de nuevo hasta el anuncio de nuevas fechas para su gira “Virtual Tour”, como presentación del nuevo trabajo.
Los suizos Shakra sorprendieron a propios y extraños. Esta formación que siempre ha estado a la sombra de sus paisanos Gotthard es realmente buena. Facturan hard rock clásico y melódico, con un Mark Fox, su actual cantante, que estuvo soberbio durante toda su actuación en el Sun & Thunder. Junto a sus compañeros nos dieron toda una lección de sonidos que te atrapan en sus redes.
Consiguieron captar la atención del público presente, que disfrutaba de sus melodías y canciones. Con más de una docena de discos desde su debut en 1998, Thom Blunier, su guitarra líder, y compañía nos dejaban una interesante selección de algunos de sus temas, como “Hello", “A Roll Of The Dice” o “Invincible”.
Mientras Shakra se lucía en el Sun Stage, Opera Magna aparecía en el escenario Thunder Stage con su power metal épico y yo añadiría también clásico y literario. La banda valenciana, creada por sus guitarras, Enrique Mompó y Francisco Javier Nula, a finales de los noventa, con Broseta a la voz y como mediador de cara a un público muy entregado, nos regalaba un concierto perfecto para los amantes del género, en el que se mostraron eficaces y con la maquinaria bien engrasada ante su parroquia.
Con la salida a escena de la banda finlandesa Sonata Arctica el recinto comenzó a animarse en cuanto a afluencia de público que se iba acercando hasta el lugar, que hasta ese momento de la tarde había estado bastante desangelado, para sumarse al power metal melódico de la formación liderada por el vocalista Tony Kakko.
Mostrando su fuerza y energía a la vez que su riqueza vocal e instrumental, se plantaron sobre las tablas y ante un público ansioso de verlos un directo más. Arrasaron desde el inicio con el tema que abre su undécimo y más reciente trabajo, ‘Clear Cold Beyond’, lanzado el pasado 2024, “First in Line”.
Con la contribución majestuosa de la instrumentación, cada integrante fue aportando su granito de arena durante el show. Así, el teclista Henrik Klingenberg, que además, se apartaba de sus teclados estáticos para agarrar el keytar en algunas ocasiones; Tommy Portimo a las baquetas, Elias Viljanen a las seis cuerdas y Pasi Kauppinen al bajo, fueron desmigando durante su hora y media de actuación los catorce temas, entre ellos: “Tallulah”, “Broken”, “My Land” o “Don’t Say a Word”, que componían su “speedico” setlist.
Éxito asegurado el que siempre consigue la banda de heavy metal alemana capitaneada por Wolf Hoffmann y que no necesita presentación. Accept, era el primer plato fuerte de la noche, toda una delicatesen para la vista y los oídos en todos los sentidos. Contar con su experiencia es un grado.
Irrumpían en el escenario con una fabulosa puesta en escena, todos maqueados y vestidos de negro, donde las tachuelas no brillaban por su ausencia. Igualmente brillaban las intensas pegadas a la batería que se iba marcando Christopher Williams en tándem rítmico con Martin Motnik desde la base de sus cuatro cuerdas, a los que se sumaban las demoledoras guitarras de Uwe Lulis, Phillip Shouse y Hoffmann. Todo aderezado con la potente y chirriante voz de Mark Tornillo, completando una de las dos delicias de esa noche.
Dieciocho cuerdas eléctricas, repartidas en dos guitarras solistas y una de acompañamiento, se fundían en riffs y solos en una sola, y a su par, el aporte de Tornillo, que se encuentra al cien por cien de energía y cuerdas vocales.
Temas que formaron un setlist inmejorable iban desfilando durante su tiempo sobre las tablas, como los clásicos que nunca pueden faltar “Princess of the Dawn”, “Restless and Wild”, “Balls to the Wall”, “I’m a Rebel” y la ansiada y esperada “Fast as a Shark”. Estas iban apareciendo a través de un sonido espectacular que generaban unos músicos experimentados y exquisitos, cada uno en su instrumento. Otras fueron, la más reciente “Humanoid” y más himnos clásicos como “Metal Heart” o “Teutonic Terror”.
Accept continúa en la brecha, sin carencias, incombustibles y sin darnos la opción de dejarnos insatisfechos en ninguno de sus conciertos.
W.A.S.P., hacía acto de presencia cuarenta minutos más tarde de su hora prevista de comienzo, y sin motivo aparente según información que ha ido circulando. Aparecieron entre chiflidos del público, que ya empezaba a desesperarse, Blackie Lawless, en modo Rockstar, y sus hordas, con Doug Blair a la guitarra, que nos dejaba unos solos fuera de lo terrenal erizando las melenas de muchos y muchas; Mike Duda que forma parte al bajo de la banda que más ha logrado mantenerse en la formación, convirtiéndose, junto a Blackie, en uno de sus referentes en la actualidad; y Aquiles Priester, músico brasileño que fuera batería de las bandas de power metal Angra y Primal Fear.
Milésimas de segundo bastaron para hacer olvidar a los congregados en el lugar la pérdida de paciencia, llevándoselos de calle cuando entraron a matar con uno de sus hits, un temazo por excelencia entre otros muchos de toda la extensa carrera de la banda americana: “I Wanna be Somebody”.
Lawless apareció en Fuengirola totalmente reconstruido tanto en imagen y voz como en derroche de energía, tanto que hasta me hizo pensar durante algunos momentos si el californiano tendría un doble, ya que durante la gira de su disco ‘The Crimson Idol’, en su actuación en Leyendas del Rock, aparecía muy desmejorado.
Nos encontrábamos con el segundo plato fuerte de la noche, una banda de talla gigante y sobresaliente, con más de cuarenta años a sus espaldas, que sabe perfectamente lo que se hace y que lo demuestra con creces sobre los escenarios, creando ilusión y expectación ante sus fans, disparando siempre setlists cargados de hits. En esta ocasión, además, con proyecciones en pantalla de épocas y videos pasados, que en ocasiones se quedaba mirando con cierta melancolía, la misma que nos hacía sentir a los presentes.
Nos tocaban el corazón y nos hacían temblar el alma transportándonos a través de la nostalgia. Catorce disparos mortales cayeron esta noche bajo las estrellas, también de rock, y con un clima veraniego, o como lo llaman ahora, tropical, sin desperdicio alguno, dejándonos dos medleys de lujo formados por fragmentos de los temas “Inside the Electric Circus” / “I Don’t Need No Doctor” / “Scream Until You Like” y “The Real Me” / “Forever Free” / “The Headless Children”. Otros bombazos fueron, “L.O.V.E. Machine”, “B:A.D.”, “School Daze”, “On Your Knees” y “Tormentor”.
La peor parte del pastel se la llevaron Saurom, que además de ser los encargados de echar el cerrojo al escenario proncipal y conseguir que su público aguantara hasta el final de la noche, sufrieron un recorte con hacha y de un solo tajo a su espectáculo por la demora de Lawless y sus secuaces.
La banda gaditana de folk metal, o como ellos mismos se denominan, “juglar metal”, arrancaba sin demora con “No seré yo”, para poder aprovechar al máximo los cuarenta minutos de bolo que le habían dejado los americanos a los de San Fernando, de 1:30 a 2:10 de la madrugada.
Sus temas contienen una amalgama de estilos rock, folk y celta, y sus letras se abren a la literatura tradicional y los cuentos clásicos, a la vez que desprenden un trasfondo crítico. “La Leyenda de Gambrinus”, “Baobabs” o “El Lazarillo de Tormes”, fueron algunos de los temas que sonaron en la madrugada de la segunda jornada del Sun & Thunder de la mano de Antonio Ruíz Izquierdo a la percusión, Narci Lara a la guitarra eléctrica, Raúl Rueda a la rítmica, Josele al bajo, Santi a los teclados y Miguel Ángel Franco a la voz, bajando el telón de la jornada con “El círculo juglar”.
Vhäldemar salieron a muerte para despedir la segunda jornada de festival desde el Thunder Stage y quemarnos hasta el último átomo de energía que aún nos quedaba. Su frontman, Carlos Escudero, nunca deja indiferente a nadie, y sin pelos en la lengua se dirigía al público mientras le daba sorbos a su botella, diciendo que el que no estuviera a gusto que se largara.
Entre temas cañeros y guitarreros de puro metal que no dejaban títere con cabeza, Carlos incluso se daba un paseo entre el gentío compartiendo su botella y haciendo de las suyas.
Los de Barakaldo comenzaban con su último disco, ‘Sanctuary Of Death’, del que extrajeron "Devil’s Child", "Bastards", "Straight To Hell", hasta llegar a “Energy", que era lo que nos faltaba después de más de once horas de música, eso sí, ¡de la buena!
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