Crónicas

Santana en Madrid: Mágico ritual del chamán universal

«Sus dedos siguen estando ágiles para digitar con su estilo característico y desprendiendo esa magia en cada nota que solo está al alcance de los más grandes, y todo esto a punto de llegar a las seis décadas de carrera»

28 julio 2025

Noches del Botánico, Real Jardín Botánico Alfonso XIII, Madrid

Texto: José Luis Martín. Fotos: Henrique Pratas @Henrique_Pratas

Carlos Humberto Santana Barragán, que tomó su primer apellido como nombre artístico, volvió a deslumbrarnos con su apabullante puesta en escena, rodeado de unos músicos en estado de gracia que hicieron vibrar al Botánico en una gran elipsis temporal desde la última vez que lo vimos en la capital, aquel lejano 2003 en el Palacio Vistalegre.

Más de cien millones de discos vendidos en todo el mundo, diez premios Grammy, tres Grammy Latino, ocho discos de oro, siete de platino, una estrella en el paseo de la Fama de Hollywood, más de una treintena de álbumes de estudio y otros tantos directos y recopilatorios configuran junto a su ingreso en 1998 en el Salón de la Fama del Rock and Roll su dilatado currículum. El músico y compositor mexicano, nacionalizado estadounidenses en 1965, acreditado como virtuoso guitarrista y todo un referente dentro del rock, el blues y la música de fusión, fue todo un precursor de lo que posteriormente se definió como “world music”.

La gira que ha sido bautizada como “Oneness Tour”, haciendo referencia al álbum ‘Oneness: Silver Dreams - Golden Reality’ publicado en 1979 y que ahora cumple cuarenta y cinco años, comenzó en Estados Unidos en 2024 y contará con siete fechas en nuestro país, pasando después de Barcelona y de esta doble en Madrid, por Valencia, Murcia, Marbella y Jerez de Frontera.

A las 21:30 horas, y tras una larga intro, los músicos ocupaban sus posiciones, apareciendo Santana en último lugar, vistiendo pantalones de cuero, camiseta y sombrero negros, y ocupando un taburete donde permaneció sentado la mayor parte del concierto, levantándose en momentos puntuales y mascando chicle durante toda la actuación.

El inicio fue realmente explosivo, con un electrizante “Soul Sacrifice”, perteneciente a su homónimo debut discográfico de 1969, y “Jin-go-lo-ba”, con esos maravillosos punteos de Santana, las intensas percusiones, los coros y ese peculiar sonido del Hammond Leslie.

Tras “Evil Ways”, la canción de Willie Bobo que refleja la súplica apasionada por el cambio en la conducta de una pareja, llegaba “Black Magic Woman”, una composición de Peter Green (Fleetwood Mac) que Santana versionó con gran acierto en su disco ‘Abraxas’, que entrelazaban con “Gypsy Queen”, una composición del húngaro Gábor Szabo, sin apenas pausa y cambiando el ritmo como en esos grandes desarrollos que surgían en las jam sessions de su época hippie y primigenia en la bahía de San Francisco.

Los músicos que acompañan a Santana son extraordinarios y poseen una depurada técnica. Desde los versátiles vocalistas Andy Vargas y Ray Green, cantando en castellano o inglés, pasando por el guitarrista, cantante, arreglista y compositor Tommy Anthony, el bajista hawaiano Benny Rietveld (que acompañó a Miles Davis a finales de los 80), el teclista David K. Mathews, los percusionistas Paoli Mejías y Karl Perazzo manejando los tambores, las congas o los timbales, y la batería Cindi Blackman, casada con Santana desde 2010, que también es miembro de la formación de Lenny Kravitz.

Con “Oye como va”, un ritmo cubano que significa “escucha cómo va, ven y disfrútalo”, y después con “María María”, que versa sobre una mujer que observa las circunstancias del mundo convulso que la rodea y desea una mejor existencia, consiguieron que el público cantara y bailara, poniendo en pie a toda la grada, mientras en las pantallas veíamos unas coreografías de niños bailando en la calle.

Llegaban después “Foo Foo”, de su obra ‘Shaman’, y “Everybody’s Everything”, todo un festín de ritmos, con esa riqueza instrumental donde destacan el órgano de Mathews y la guitarra de Anthony, dejando después un espacio para el descanso de los músicos, con el espectacular solo de bajo de Rietveld, que mostró su grado de virtuosismo y rapidez a la hora de deslizar sus dedos por los trastes, incluyendo fragmentos del “Smooth Criminal” de Michael Jackson y un bonito homenaje final a Ozzy Osboune con el “Iron Man” de Black Sabbath.

Después de “Me retiro”, de Grupo Frontera, venía uno de los momentos más emotivos de la noche con la interpretación de la instrumental “Samba pa ti”, emergiendo las luces de los móviles, en una canción que surgió mientras Santana observaba por la ventana de su apartamento en Nueva York a un borracho que apenas se mantenía en pie. Una pieza muy relevante en las discotecas de los setenta y ochenta, cuando llegaba el momento de “las lentas” y se bailaba agarrado.

La versión de los Zombies del “She’s Not There”, que apareció en su disco ‘Moonflower’, fue dedicada por Santana a su “hermano” el algecireño universal Paco de Lucía, en la que Anthony tuvo un gran protagonismo con el solo de guitarra.

Curiosa la imagen de Santana tocando ladeado y a veces girado hacia sus músicos, en una señal de complicidad y a modo de gran director de orquesta, con una banda que funcionaba en perfecta sincronía, pareciendo en ocasiones que improvisaba y que su música fluía de forma natural, creando una increíble atmósfera que enganchaba y envolvía a los asistentes.

En la parte final, y tras “Hope You’re Feeling Better”, los músicos desplegaron todo el muestrario de ritmos que han configurado el estilo de un precursor como Santana. Con “(Da le) Yaleo” y “Put Your Lights On” la fusión de los sonidos rockeros, blueseros, afrolatinos y jazzísticos cobraban pleno sentido.

“Corazón espinado”, que originalmente se grabó con Maná, una canción que nos habla sobre la angustia y el sufrimiento por el desamor, desató la histeria colectiva, convirtiendo el Botánico en un gran karaoke y sirviendo como perfecto colofón al disco ‘Supernatural’, en su vigésimo quinto aniversario.

Tras una pequeña pausa, Santana nos comentaba que “cada uno de nosotros somos importantes para la evolución de este planeta, para traer paz. Hay mucho miedo, mucha división, pero la luz de nosotros es más fuerte que la estupidez de la mente”. Debemos recordar que su trayectoria artística se complementa con una dedicación al activismo social y a las causas humanitarias.

Era el turno de “Toussaint L’Overture”, una pieza instrumental con letra mínima como “los cueros me llaman” o “el timbal”, que reivindica la figura del líder revolucionario haitiano que tuvo un papel destacado en su lucha por la independencia de Francia, y que evoca esa llamada a la danza, propia de la cultura africana, que conciben la música y el ritmo como formas de resistencia y expresión cultural.

Y llegaba una de las partes estelares del show con el solo de Cindy Blackman, una consagrada batería de rock y de jazz, lo que se reflejaba en esa técnica y en la forma peculiar de agarrar las baquetas, realizando todo un ejercicio de virtuosismo, técnica y pegada.

El punto final entre grandes ovaciones, llegaba con el emblemático “Smooth”, el primer sencillo que salió del multipremiado y exitoso ‘Supernatural’, que completó la brillante y festiva actuación de un músico que ha trascendido los géneros musicales y los límites generacionales, culturales y geográficos.

A sus 78 años, el guitarrista de Jalisco mantiene viva su leyenda al ofrecernos una actuación sin fisuras, con un set list plagado de grandes éxitos, acompañado por músicos superlativos y poniendo al Botánico rendido a sus pies.

A pesar de sus limitaciones físicas, sus dedos siguen estando ágiles para digitar con su estilo característico y desprendiendo esa magia en cada nota que solo está al alcance de los más grandes, y todo esto a punto de llegar a las seis décadas de carrera.

Etiquetas: , , , ,

Categorizado en: , ,

Esta entrada fue escrita por Redacción

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *