Crónicas

Samantha Fish en Madrid: Versatilidad, fuego y conquista 

«Samantha no parece un fenómeno pasajero, sino una guitarrista muy versátil de blues-rock talentosa, reivindicativa y auténtica, capaz de mezclar géneros, manteniendo gran madurez creativa»

14 junio 2025

Teatro Eslava, Madrid

Texto: Iñaki Aguirre de Cárcer. Fotos: Alfonso Dávila

Samantha Fish (Kansas City,1989) confirmó por qué está considerada una de las grandes voces y guitarras del blues rock contemporáneo, en un concierto que ofreció en un Teatro Eslava prácticamente lleno y que dejó al público más que satisfecho en su esperada primera visita a Madrid.

Mientras Samantha con apenas 15 años se iniciaba en la guitarra, su hermana Amanda afinaba la voz en la habitación contigua. El talento, al parecer, venía de serie. Visto lo visto, el poderío de esta mujer parece no tener límites. Samantha lleva una carrera prolífica, y 2024 fue especialmente destacado para ella; nominada al Grammy por “Death Wish Blues” con colaboración con el rockero Jesse Dayton publicada en 2023.

Además, fue telonera de los Rolling Stones en un par de fechas de su gira “Hackney Diamonds Tour” por los Estados Unidos, una de ellas en el Jazz Festival de Nueva Orleans -ciudad donde reside- y otra en Ridgedale (Missouri), en el cierre de la gira en su estado natal, un momento especialmente emotivo para ella. En la primera de esas citas, el 2 de mayo de 2024, estuvieron presentes Mariskal y Mariano Muniesa, que no quisieron perderse un evento histórico en una ciudad, además, tan especial. Samantha también abrió varios conciertos del guitarrista Slash durante su gira de verano. Pero vayamos al concierto de Madrid.

Como viene siendo habitual en esta gira, Samantha arrancó con una clara declaración de intenciones: “Kick Out the Jams”, el incendiario tema de la mítica banda estadounidense MC5, incluido en su primer álbum en vivo, grabado en 1968 en el legendario Grande Ballroom de Detroit. En aquel escenario, MC5 y The Stooges actuaban como bandas residentes semanales, y por él pasaron algunos de los nombres más emblemáticos del rock y el blues de la época, ¿se imaginan estar allí una buena temporada?

La elección no es casual. La canción fue adoptada como eslogan revolucionario en los años 60, como grito de guerra contra todo tipo de restricciones. Y Samantha no se esconde: con esta apertura deja claro de qué lado está, especialmente en estos tiempos convulsos que atraviesa su país...

Madrid era la penúltima parada de su gira en Europa, después vendría Barcelona, antes de cruzar de nuevo el Atlántico para continuar en Estados Unidos presentando su nuevo disco, ‘Paper Doll’, publicado en abril: nueve temas llenos de fuerza, donde -según sus propias palabras- ha encontrado por fin la voz que llevaba años buscando.

El álbum fue grabado con la misma sólida banda que la acompaña en esta gira: Ron Johnson (bajo), Jamie Douglass (batería) y Mickey Finn (teclados). Buena parte del trabajo se llevó a cabo entre fechas, en plena y agotadora gira de verano junto al guitarrista Slash, en el marco de su festival de blues SERPENT en 2024.

Posteriormente, el material fue mezclado entre Austin y Los Ángeles bajo la producción de Bobby Harlow, icono del garaje-rock de Detroit, responsable también de su LP de 2017, ‘Chills & Fever’. “Paper Doll” cuenta además con colaboraciones de peso, como Mick Collins en el tema homónimo, Jon Spencer (de Blues Explosion) o Luther Dickinson, cofundador de North Mississippi Allstar y exmiembro de The Black Crowes.

Pero volvamos al concierto, que siguió con “Paper Doll”, un grito de guerra crudo pero reflexivo que encapsula a la perfección el espíritu de desafío sin complejos del álbum. Como dice la propia Samantha, esa canción es “un himno feminista en cierto modo, pero claro, toda canción es un himno feminista cuando eres una mujer que escribe desde su propia experiencia”, porque -añade- “trata sobre rebelarse contra las expectativas de los demás sobre quién se supone que debes ser, lo cual resulta muy relevante para los tiempos que vivimos...” 

Influenciada y fascinada por grandes héroes del blues del Delta como R.L. Burnside o Junior Kimbrough, Samantha ha reconocido que parte de la inspiración para este nuevo trabajo proviene directamente de ese estilo tan característico del Mississippi Hill Country Blues. “Me encanta cómo en mucho blues de esa zona hay un zumbido en las notas graves que te mantiene hipnotizado durante toda la canción”, comenta. Ese espíritu se percibe claramente en gran parte del trabajo de guitarra del álbum.

Después llegó “Can Ya Handle The Heat?”, seguida de los riffs melancólicos de “I’m Done Running”, tema que abre el disco y que habla de seguir adelante, de no volver a huir, “incluso cuando la vida te derriba, porque sabes lo que quieres...”  

Uno de los momentos más intensos de la noche fue su personalísima versión de “I Put a Spell on You”, el clásico de Screamin’ Jay Hawkins de 1956. La interacción entre su guitarra principal –una Gibson SG- el teclado y el bajo fue brillante, y el largo solo hipnótico deslumbró a un público entregado. Después “Lose You”, que habla de tomar el control y las decisiones en una relación.

“Sweet Southern Sounds” unió soul y garaje con un gran solo final ejecutado con su vistosa Gibson ES-335 Silver Sparkle. Es, según sus propias palabras, “un himno sobre el hecho de estar de gira y sentirse culpable por no priorizar a las personas en tu vida”; una reflexión sobre la dificultad de encontrar el equilibrio entre cuidar tus relaciones personales y entregarte por completo a tu música. ”Definitivamente”, añade, “hay un matiz de angustia en esa canción”.

Uno de los grandes momentos de la noche sucedió con el hit “Bulletproof”, cuando hizo acto de presencia su famosa cigar-box guitar, con esa estética única que no deja de ser una caja de puros, pero ¡qué caja! (en su caso de Nicaragua, por cierto), con ese impactante sonido crudo, primitivo y agresivo que la distingue.

Fish cuenta que compró esta peculiar guitarra en 2012 en un puesto callejero durante un festival de blues en Helena, Arkansas: “La enchufé y la gente enloqueció”. En Madrid, puedo dar fe del entusiasmo que provocó entre el público. Actualmente es ya un elemento imprescindible en sus directos.

A partir de ahí, se encadenaron sin respiro el blues psicodélico de “Fortune Teller”, “Poor Mattie”, “Rusty Razor” -con un marcado sabor garajero y que aborda las muchas injusticias de la vida-, “Don´t  say It” y ese cierre arrollador e inolvidable con “Black Wind Howling”.

Fue un concierto de hora y media que se pasó volando; quedaron también para el recuerdo esos solos con slide. Samantha no parece un fenómeno pasajero, sino una guitarrista muy versátil de blues-rock talentosa, reivindicativa y auténtica, capaz de mezclar géneros, manteniendo gran madurez creativa como se aprecia en su último disco que está presentando en esta gira.

Su directo es altamente recomendable. Acompañada por una banda impecable sólida como una roca, Fish se impone en escena con carisma y sin artificios.

En un mundo cada vez más atroz y deshumanizado, donde se normalizan horrores que jamás deberían dejar de escandalizarnos, el directo de Samantha Fish es un recordatorio de lo que aún importa: autenticidad, rebeldía, belleza... y resistencia.

Redacción
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