Crónicas
Rumkicks + Deaf Devils en Bilbao: El K-Punk que viene
«Era mejor valorar aquello como un puente entre culturas, una breve muestra de esta especie de K-Punk que viene y que ojalá adquiera en el mundo occidental tanta relevancia como el consabido K-Pop. De momento ya tenemos una avanzadilla.»
15 julio 2023
Nave 9, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Seguramente los más mayores recordarán todavía aquellos tiempos en los que la gente se apartaba de la acera cuando veía a alguien con pelo largo o cresta, unos años en los que se estigmatizaba a todo lo que se salía un poco del tiesto, en consonancia con esa caduca mentalidad franquista que no se disipó con la llegada de la democracia. Una época que felizmente hemos dejado atrás, pese a que aún existan fuerzas políticas que llaman a un dictador “general” y van recuperando en diversas corporaciones esa casposa censura que jamás se debería permitir en cualquier país civilizado.
Aunque los derechos de los aficionados al rock hayan mejorado en el mundo occidental en las últimas décadas, no me quiero imaginar cómo deberá ser tener un grupo de punk en Corea del Sur. De eso sabrán bastante las chicas de Rumkicks, que andaban abriendo senda en su país natal cuando les invitaron a participar en el festival Rebellion de Blackpool el año pasado y allí les recibieron en un recinto abarrotado hasta la bandera, como ya señalamos en su día.
Pese a que les habíamos catado en Reino Unido, no todos los días se tiene la oportunidad de ver a punks del Lejano Oriente, por lo que no dudamos en acercarnos a la bilbaína Nave 9, que contaba con una nutrida afluencia con bastantes habituales del paisanaje concertil. Los conciertos en salas en verano son todo un oasis frente al ambiente masificado hasta la incomodidad de muchos festivales.
Por si no existiera ya suficiente atractivo, completaban la velada los valencianos Deaf Devils, que fueron todo un cañón en directo hasta el punto de convertirse en lo mejor de la noche. Normalmente, cuando te encuentras con bandas que salen con una apariencia determinada al escenario, eso significa que lo de los conciertos se lo toman en serio. Daba igual que su uniforme se asemejara demasiado al de los famosos drugos de ‘La naranja mecánica’, por lo menos demostraban que se curraban dicho aspecto.
En lo musical seguían la gloriosa estela dejada por The Hellacopters o Turbonegro, con mástiles al cielo y una inquieta vocalista que se subió a la barra y no dudó ni un instante a la hora de revolcarse en un suelo manchado de cerveza y otros fluidos. Una pelirroja con actitud apabullante, no tanto como la jefa Iratxe de Chulería, Joder!, pero con el suficiente descaro para quedarse con la peña sobre las tablas. Hasta contaron con la colaboración de Podri de Rat-Zinger en un épico “¿Tenéis Speed?”.
Homenajearon a Dead Boys con “Sonic Reducer”, muy trillada pero bueno, o a los antes mencionados Turbonegro con “I Got Erection”. Me quedé con las ganas de escuchar ese “I’m Eighteen” de Alice Cooper que suena genial en estudio, pero confiamos en que regresen en un plazo no muy largo. ¡Apunten su nombre, señores!
Si Rumkicks en Reino Unido han despegado por completo y ya pueden tocar en el festival Rebellion en pie de igualdad con leyendas como The Damned, en la península todavía les falta trabajar un poco más el terreno, así como ampliar el repertorio con alguna versión, que tampoco suponen un esfuerzo descomunal, pero luego son muy agradecidas por parte del público. Con un único disco de estudio debería ser casi obligatorio este recurso.
Sabíamos que su álbum apenas superaba la media hora, por lo que no esperábamos ningún set list colosal ni nada de eso, pero qué menos que los cuarenta y cinco minutos de rigor. De todas formas, los bolos punk jamás hay que valorarlos de la misma manera que un concierto de rock progresivo, puesto que la brevedad y la sensación de urgencia son una de las piedras angulares del movimiento. Esperemos que nadie fuera con la idea de escuchar una elaborada suite en plan ‘Las cuatro estaciones de Vivaldi’. Esto era lo que había.
El inicio con “Don’t Touch My Head” recordó aquella advertencia que nos hacían momentos antes en el garito de no tocarles la cabeza a las coreanas. Invadir el espacio personal de alguien que no conoces era una evidente muestra de mala educación, pero si hubo que decirlo, tal vez es que varios lo habían pensado. Ni me quiero imaginar la brasa que les deben de dar en su país de origen con el tema de las crestas, que para muchos será casi como encontrarse con un extraterrestre.
Ellas en la Nave 9 fueron muy a su bola, interpretando el repertorio a toda pastilla, con lemas vitales como “Drinking Everyday” o “I Don’t Wanna Die”. En lo musical se mueven entre el legado de Ramones y el rollo Oi! de Cock Sparrer y bandas semejantes. De hecho, una de las piezas que solían ensayar era “England Belongs to Me” de estos últimos.
Lo cierto es que en el escenario no se movían demasiado, lo cual era un contraste bastante importante respecto a la actitud de prender fuego a todo de los teloneros. Quizás les pesaba el cansancio de la gira, aunque a un servidor le parece recordar que en su actuación del Rebellion del año pasado no se tornaron tan estáticas. Este año vuelven a Blackpool, así que veremos a ver qué tal.
“Rude Girl OI” incitaba a escuchar lo que dijeran las chicas, mientras que “Punk is Nowhere” o “On Your Side” mantenían bien el ritmo. Se quejaron de los comentarios negativos que reciben en redes sociales. Resulta complicado entender qué daño puede hacer a alguien estas coreanas, pero ya sabemos de sobra el estercolero cainita y sectario en el que se han convertido hoy en día esas herramientas creadas en un inicio para socializar.
El himno “Punk rocker” desató el preceptivo pogo, si hubiera faltado, sería para reclamar. Ahora que la peña ya andaba metida en el ajo, fue una verdadera pena que no se atrevieran con unos bises, aunque fuera repitiendo alguna canción. Se excusaron aludiendo a la falta de repertorio, pero volvemos a lo de antes. ¿Qué les hubiera costado arrancarse con una versión? En fin, esperemos que en la próxima gira peninsular se estiren más.
Que se trató de un concierto excesivamente corto había quedado patente, pero también tenemos en el género otros grupos como Campamento Rumano o La URSS cuyos recitales tampoco suelen superar la media hora. Era mejor valorar aquello como un puente entre culturas, una breve muestra de esta especie de K-Punk que viene y que ojalá adquiera en el mundo occidental tanta relevancia como el consabido K-Pop. De momento ya tenemos una avanzadilla.
Rumkicks es uno de los grupos que participará este año en el festival Rebellion de Blackpool (Reino Unido) del 3 al 6 de agosto junto a artistas tan consagrados como The Damned, New Model Army o Henry Rollins, entre muchos otros. Puedes conseguir entradas en este enlace.
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2 comentarios
Muy buena crónica para las cañeras descargas de ambas bandas en la rockera Bilbao con el Punk Rock como máximo refente en aquella noche bilbaina.
I think the 35 minute set was a factor of two things.
Firstly, this was a practice for Rebellion, so they had to get the set the exact length, as overrunning is not allowed.
Secondly, such is the difficulty of making a name in punk in Korea, that they still play shows to 100 people with 3 or 4 other bands each night, so the half hour or so format is what they are used to.
Not counting covers, they have about 20 songs, so definitely could play longer.
They did nervously do a one-song encore on their very first English show last year, but haven't done one since.