Crónicas
Rulo y La Contrabanda en Bilbao: Una fórmula con solera
«La fórmula con solera que propone el cántabro gozó de una aceptación impresionante que todavía le augura un brillante futuro en términos de asistencia durante largo rato. Desnudarse emocionalmente cada noche tiene que tener alguna recompensa.»
15 marzo 2024
Sala Santana 27, Bilbao
Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Iñigo Malvido
Hay artistas que se pasan la vida buscando la tecla adecuada que les conecte con su público, una especie de resorte que mueva muchedumbres sin demasiado esfuerzo. Una vez encontrada esa poción milagrosa, tan solo hace falta hacer acopio de los ingredientes adecuados y perfeccionar la mezcla a lo largo de los años. Si se siguen los pasos adecuados, se habrá creado un poderoso perfume embriagador reconocible desde los primeros segundos.
Evocar en la actualidad la época en la que Rulo estaba en La Fuga parece de la noche de los tiempos, pues ya cuenta con cinco flamantes discos en solitario junto con La Contrabanda en los que ha demostrado, por un lado, madurez compositiva, y por otro, una capacidad innata para seguir estirando un chicle cuyo sabor probablemente sea el mismo de siempre, pero nunca de igual manera.
Si las canciones de La Fuga en sus inicios poseían unos parámetros muy definidos, no menos diferente resulta el caso de Rulo, con una mayor tendencia hacia cantautores patrios tipo Sabina o Quique González. Es más, si nos fijamos en las letras, podríamos decir que el genio de Úbeda ha ejercido una influencia fundamental en su carrera más reciente, al igual que Los Secretos. En este sentido, basta escuchar “Persiguiendo sombras” de su último disco, con melodías clavadas a las composiciones de los hermanos Urquijo.
Que algo definitivamente está pasando con los conciertos en directo lo constatamos en el lleno absoluto que consiguió el cántabro en la bilbaína Sala Santana 27, algo que desde luego no sucedió en la anterior ocasión en la que tocó en idéntico recinto. Muchos treintañeros y jovenzuelos se pudieron ver en el interior, lo que contradice esa teoría que nos quieren meter con calzador de que ahora solo se puede triunfar con eso que llaman sonidos urbanos.
Vale que Rulo y La Contrabanda tampoco posean un repertorio para desmadrarse demasiado, pero indiscutiblemente tenía mérito lograr conectar con la peña desde el mismo comienzo, pues los cánticos diría que no cesaron en ningún momento del recital. Esta espectacular acogida sorprendió incluso al propio cántabro, algo que reflejó en alguna ocasión con las palabras: “¡La hostia, Bilbao!”.
Tras la introducción en vídeo de Mariskal Romero, Rulo explotó su receta conocida en “Confeti” y las gargantas no tardaron en elevarse al máximo con “La cabecita loca” y “Mi Cenicienta”, dos de sus principales himnos. Dijo que Bilbao era “la capital del rock” antes de “Me gusta”, que podría encajar sin problemas en el saco del rock melódico. El viejo y sencillo truco de la repetición lírica a veces produce efectos arrolladores.
“Noviembre” apeló a esa nostalgia habitual tan frecuente en sus canciones, pero que a él le funciona como un tiro, ha encontrado ahí su nicho y no duda en sacarle bien de partido. “Como Venecia sin agua” era otra de las que no podía faltar en las distancias cortas, munición de envergadura para elevar las voces, ni tampoco “Verano del 95”, donde Rulo introdujo el tema con megáfono y luego mandó cantar a los emocionados fieles.
El repertorio pudo haber sido más rockero, pues predominaron los cortes sosegados o contenidos, aunque tampoco desagradó que rescatara la poética “La flor”, con cierto aire a Extremoduro, pero con ese toque ya inconfundible del de Reinosa. El almíbar quizás se fuera de las manos con el gesto de repartir flores entre la concurrencia, pero para gustos, colores.
“A lo bonzo” fue para un servidor de los puntos álgidos de la noche, se acogió cual clásico de manera plenamente justificada y nos legó uno de los momentos más eléctricos del show. Mirando hacia Sabina, “Todavía” siguió metiendo mano descarada a la melancolía, pero Rulo tiene tanto oficio en ese aspecto que no cabría reproche alguno.
Otra cosa que descolocó a los que le habíamos visto unas cuantas veces fue el hecho de que cediera al guitarrista Fito la voz en un temón tan mayúsculo como “Me quedo contigo”, aunque no debería extrañar dado el creciente papel que ha alcanzado tanto en la banda como con una prometedora trayectoria en solitario, tal y como constatamos de primera mano hace un par de años.
Se agradeció esta ruptura del guión establecido, ojalá se consolide a lo largo del tiempo tanto como el momento Piñas en los conciertos de Marea, pues el tipo a las tareas vocales se defendió muy decentemente. Y carisma tampoco le faltó con el apoyo entusiasta de la afición.
Rulo asumió de nuevo la voz en “Heridas del rock & roll”, aunque lo mismo podría haber planteado un karaoke colectivo, pues el personal recitó la letra de principio a fin, signo indicativo de que un artista realmente ha calado entre la gente. El almíbar de “Por verte sonreír” siempre se nos indigestó, pero la aceptación volvió a ser digna de estudio, pues la muchedumbre siguió cantando incluso después de que terminara el tema.
El tono confesional de “El plan perfecto” pareció como si relatara diferentes aspectos de su biografía, o tal vez de la de cualquiera, pues no resulta complicado identificarse con ciertas de sus letras. Los gritos de “beste bat” pidiendo bises fueron incesantes, pero no tardó en volver definiéndose “un chico fácil”.
Llegados a este punto, un tema con garra habría sido lo suyo, por lo que “Balada del despertador” nos supo a poco, sobre todo teniendo temazos en ese mismo disco como “Majareta”. Tampoco agitamos cabelleras con “Cuestión de fe”, pero subieron la intensidad con la esperada “P’Aquí P’Allá”, que nunca falla en su cometido de animar el cotarro. Y “32 escaleras” se habría acogido mejor en otra posición que no fuera para cerrar el show.
Nos faltó rock a modo de impresión general, aunque es probable que muchos asistentes salieran encantados de una velada que no se distinguió por su desenfreno. La fórmula con solera que propone el cántabro gozó de una aceptación impresionante que todavía le augura un brillante futuro en términos de asistencia durante largo rato. Desnudarse emocionalmente cada noche tiene que tener alguna recompensa.
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1 comentario
Buen resumen hacia el currado concierto por parte de RULO Y LA CONTRABANDA en una de las mejores salas rockeras de la ciudad de Bilbao como es la Santana 27 a través de estos temas propios con algunos que otros de LA FUGA.