Crónicas

Rulo y La Contrabanda: De Reinosa hasta París

«El escenario era una estación con un tren al fondo, maletas, un vigilante... Este maravilloso viaje parte desde Reinosa y con Rulo entrando por el pasillo central a solas, con su guitarra acústica»

14 enero 2025

Teatro Circo Price, Madrid

Texto: Alejandro García Aguejas. Fotos: Carmen Molina

Desde que Rulo formó a La Contrabanda, es habitual que, tras una gira intensa con el sudor de las salas, haga una gira más conciliadora con el calor de los teatros. Estas giran han ido a más, tanto en número de conciertos como en propuesta, añadiendo una escenografía especial. Si en la última que hizo, allá por 2018, recreó un bar, seis años después ha querido recrear una estación de tren.

Había muchas ganas de volver a disfrutar de Rulo y los suyos en teatros, ya que con el disco 'Basado en hechos reales' no se pudo llevar a cabo debido a la pandemia.

Estas giras sirven para escuchar las canciones de otra forma, con instrumentos como el slide, contrabajo o mandolina; que Rulo pueda explicar más las canciones, que haya más cercanía con el público, acercándose incluso a las butacas… emociones muy distintas a las que se viven en salas o festivales.

El escenario era una estación con un tren al fondo, un cartel que iba cambiando de ciudad a lo largo del concierto, maletas y una performance de un actor haciendo de vigilante. Tampoco faltaba la megafonía que escuchamos en los metros y cercanías.

Este maravilloso viaje parte desde Reinosa y con Rulo entrando por el pasillo central a solas, con su guitarra acústica, comenzando con “Confeti”. Sigue “Verano del 95” y entra Chino a la caja y Quique Mavilla al bajo. Con “Como Venecia sin agua” se completa La Contrabanda con la entrada de Pati y su inseparable Fito.

Este formato sirve para recuperar canciones que lleva mucho tiempo sin tocar, como “La balada del despertador” o “Buscando el mar”. En esta última, Quique cogió el acordeón, dando ese toque marinero a la canción. El baile de instrumentos entre la banda era total. Cuando uno cogía el bajo, el otro el piano, si uno cogía la mandolina, el otro la guitarra, y así. Lo que da mucho valor a esta formación que sigue a Rulo en todas sus aventuras.

Se colgaba el cartel de Chamartín. Rulo recordaba sus viajes a Madrid con una maqueta para cumplir su sueño de vivir “Dentro de una canción”. Dicha estación la menciona Rulo en “Noviembre”. Fue un momento muy especial, ya que salió a escena su hija Ruth para tocar el piano en esta canción. También estuvo presente su hijo, repartiendo flores por las butacas junto con su padre, en la canción “La Flor”.

El viaje seguía y el cartel ya ponía París, otro lugar que Rulo menciona en más de una canción y dónde acabará la gira de '5'. No pudo faltar “Por verte sonreír”, esa canción que compuso con 17 años y que no cae del repertorio. Se puso a solas al piano para “Mi cenicienta”, en la que también hubo una pequeña actuación de una mujer, sentada en la maleta, esperando un tren.

Acabó con “P'aquí p'allá”, otro himno intergeneracional; “32 escaleras”, donde bajó al patio para ofrecer el micrófono a alguno de los presentes; “Mi cabecita loca” y “El vals del adiós”, con el vigilante del tren fue echando a los músicos uno a uno.

Uno de los mayores triunfos de Rulo en lo que va de su carrera es precisamente la fidelidad de su público, que acepta cualquier propuesta de manera incondicional. Un público fiel, que concede a Rulo volver a este formato, donde la música prima, sí, pero que también es un espectáculo que permite una escenografía especial, bailes de instrumentos, otros matices para las canciones, confesiones e incluso presencia de actores.

Seguirá por una veintena de teatros antes de empezar festivales y la última parte de la gira de '5'. Desde Reinosa hasta París, pasando por todos los puntos de España.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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