Crónicas
Roskilde Festival 2025 en Dinamarca con Nine Inch Nails, Deftones, Jinjer o Electric Callboy: ¿Cambio de ciclo?
«Cerré mi vigésimo Roskilde siendo consciente de que ni yo ni el festival somos los mismos que en 2004, pero con muchas ganas de que pase otro año y me pueda reencontrar con él en 2026»
Del 2 al 5 de julio
Roskilde, Dinamarca
Texto: Juanlu Herranz. Fotos: Roskilde y Juanlu Herranz
El primer fin de semana de julio lo tiene reservado Juanlu Herranz desde hace dos décadas para vivir la experiencia de uno de los festivales pioneros en Europa, Roskilde. En lo que era su vigésima edición consecutiva (quitando el parón de dos años provocado por el Covid) no iba a fallar a su cita anual y aquí os trae lo vivido en cuatro días extraordinarios.
Como decía Bob Dylan en su canción “The Times They Are A-Changin’”, los tiempos están cambiando y eso afecta también a los festivales. Las nuevas generaciones viven el fenómeno de la música de manera muy distinta a como lo hemos hecho otros, y eso también se nota en festivales tan grandes como Roskilde. Con un cartel muy interesante, no han logrado colgar el sold out hasta la misma semana de celebración del festival, algo poco habitual y que, en el fondo, pone en peligro su misma subsistencia como evento sin ánimo de lucro, que tiene su razón de ser en las donaciones de su recaudación a causas benéficas.
Pero lo que no cambia, y esperemos que nunca lo haga, es el buen rollo existente en un recinto amplio y preparado para una asistencia de más de cien mil personas y en el que te encuentras como en casa desde el primer momento que atraviesas sus puertas.
Miércoles 2 de julio
Tras el habitual día previo de aclimatación en Copenhague, pusimos rumbo a Roskilde con la misma ilusión que la primera vez, y es que al llegar a su estación de tren ya se puede respirar todo el “Orange feeling”, ese sentimiento de pertenencia comunitario que impregna cada esquina del festival. Este año nuestra toma de contacto con el recinto vino de la mano de los ucranianos Jinjer en el escenario EOS. No me había cruzado con la banda liderada por Tatiana Shmaylyuk, y me causaron una gratísima impresión. Sin concesiones y con una voz poderosa, lograron formar los primeros pogos del día presentando las canciones de su reciente ‘Duél’, que resultaron los temas que vertebraron una actuación muy intensa.
Con la habitual mezcla de estilos que nos ofrece el festival, pasé a ver un rato al fenómeno argentino Ca7Riel & Paco Amoroso en el Avalon para comprobar en primera persona que su música tiene tirón también en Dinamarca. En directo son una máquina del ritmo, con una banda orgánica y con mucho “groove” que da apoyo a los dos vocalistas que son los protagonistas indiscutibles de la actuación. Temas como “Dumbai” o “El único” hicieron disfrutar a la audiencia.
A continuación, uno de los platos fuertes del día en el mítico escenario Orange, los irlandeses Fontaines D.C., una de esas bandas llamadas a tomar el relevo en el mundo del rock. Y demostraron en su hora de actuación que están preparados para ello. Con su último disco, ‘Romance’, han dado un salto de calidad que muchos esperábamos. Y si además le sumamos una actitud combativa y nada equidistante con el genocidio que está aconteciendo en Gaza, están llamados a convertirse en una de las bandas de la próxima década.
Grian Chatten, su vocalista, tiene ese aura que desprenden las estrellas, y su forma de atacar canciones como “Boys In The Better Land” o “In The Modern World” hace de él uno de los artistas más estimulantes de los últimos años. Cedieron su escenario durante cinco minutos para que varios palestinos se dirigieran al público y cerraron con “Starbuster”, dejándonos con ganas de más, lo que siempre es un buen síntoma.
Sin tiempo para el descanso ni la reflexión por lo vivido, puse rumbo al escenario Arena (que se convertiría en el triunfador de esta edición) para ver a las británicas Wet Leg. Rhian Teasdale ha cambiado físicamente en los dos años transcurridos tras su última gira y además adopta el papel de frontwoman sin complejos. Con nuevo disco, que salía al mercado una semana después de su actuación, repartieron tiempo casi a partes iguales con su disco de debut, pero con una pizca de fiereza muy agradecida. Así temas bien conocidos como “Angelica” o “Chaise Longe” se juntaron con canciones como “CPR” o “Davina McCall”, que a buen seguro estarán entre lo mejor del año.
Al salir de esta actuación, la lluvia hizo acto de presencia en el festival y, por motivos que aún no tengo claros, la actuación de Fat Dog se canceló inicialmente para luego convertirse en un retraso de casi hora y media haciendo inviable poder verlos. Entre medias, me asomé por el Orange (que no paró durante la lluvia) para ver algo de Charlie XCX, uno de los fenómenos de la temporada con su disco ‘Brat’, pero no mucho, ya que tenía que volver al Arena para mi indiscutible cabeza de cartel del día, Chino Moreno y sus Deftones.
En lo que era su sexta actuación en Roskilde, la banda demostró por qué no sólo son clásicos, sino que atraen a nuevas generaciones que conectan con su propuesta musical. Chino está en una forma física envidiable, diría que la mejor en los treinta años que le llevo siguiendo, e hicieron botar al público desde los primeros acordes de “Be Quiet and Drive (Far Away)” y “My Own Summer (Shove It)”, dos pelotazos para arrancar una actuación que no perdió gas en ningún momento y que recorrió su larga carrera musical durante setenta minutos concluyendo con un “7 Words” apoteósico, que fue el colofón perfecto para una jornada inicial muy potente.
Jueves 3 de julio
El segundo día no hubo lluvia y sí mucho calor, contraste también habitual en latitudes nórdicas, así que no hubo mejor manera de comenzar que asomándome por el Orange para el concierto del músico y actor brasileño Seu Jorge, que trajo los ritmos sudamericanos a una gran audiencia que bailó de lo lindo. Después tocó poner rumbo al Gloria, es escenario pequeño y cerrado que es para propuestas minoritarias, pero siempre con calidad como la de los neoyorkinos Couch Slut. Hardcore noise a todo trapo, con su vocalista Megan Osztrosits como gran protagonista tanto en los temas como en las presentaciones de los mismos. Imposible no salir con ganas de comerse el mundo tras vivir una actuación así.
De ahí, rumbo a las guitarras oníricas de Wisp, nombre por el que se conoce a Natalie R. Lu, una joven artista americana con ascendencia asiática, que recoge el legado shoegaze de grupos como Slowdive o Ride. Saca disco debut en agosto y nos convenció a todos los que nos acercamos al escenario Gaia de que tiene mucho potencial para crecer. Uno de esos conciertos que siempre nos regala Roskilde de grupos a punto de llegar a mucha más gente.
Dio tiempo a asomarse por el Orange para ver a Beabadobee, una británica que mezcla pop y rock para todos los públicos, que a mí me parece inofensiva pero que en un entorno de tarde, sol y una cerveza en la mano, logró parecerme más interesante de lo que lo hace en estudio. Eso sí, no terminé su actuación ya que a continuación tocaba una de mis artistas fetiche en el Arena, Beth Gibbons.
La cantante de la mítica banda Portishead ofreció lo que se espera de ella. Un concierto perfecto, con un sonido fuera de lo habitual y con esa pose medio encorvada sobre el micrófono que es marca de la casa. Sesenta minutos en los que caer rendidos con su voz. Presentó su disco de debut en solitario, ‘Lives Outgrown’, que es una maravilla, pero se hizo inevitable que los puntos álgidos de la actuación fueran sus revisiones de “Mysteries” y “Tom The Model”, de su disco con Rustin Man y sobre todo el “Glory Box” de Portishead, que me hizo levitar. Enorme.
Y para bajar de la nube, nada mejor que música de raíces norteamericanas como la de Bright Eyes en el escenario Avalon. Conor Oberst no es precisamente un recién llegado y se nota el poso con el que actúa en directo. Lleva unos músicos extraordinarios que hacen que todo suene como debe. Americana, folk, indie rock, todo agitado en una coctelera de la que salen maravillas como “Fisrt Day Of My Life”, “El Capitan” o “One For You, One For Me”.
Mientras en el Orange actuaba el cabeza de cartel del día, el rapero inglés Stormzy, puse rumbo al EOS para ver a Knooked Loose. Los pogos más salvajes de la jornada llegaron de la mano de los de Kentucky, demostrando que ‘You Won’t Go Before You’re Supposed To’ ha marcado un antes y un después en su carrera. Escenario a reventar y Bryan Garris como maestro de ceremonias de un aquelarre que no queríamos que se terminara nunca. Es una de las bandas que apunta alto a encabezar festivales de heavy en los próximos años.
Y siguiendo en el lado oscuro de la vida, me dejé mecer por los belgas Amenra en el Gaia. Post metal de alta graduación, atmósferas densas, movimiento de cuello y sensación de comunidad entre todos los asistentes. Una manera brillante de cerrar la jornada en las guitarras, antes de curiosear un poco en el Orange al rapero enmascarado local D1Ma, que no me desagradó (llevaba banda en directo) pero mi cuerpo pidió descanso tras tantas horas bajo el sol danés.
Viernes 4 de julio
Las piernas empezaban a pesar y es que uno ya no es un chaval, pero aproveché para descansar todo lo posible en la tienda y así llegar fresco al Arena para la actuación de Electric Callboy. Puedo entender que haya gente a la que no les mole o que piense que mezclan demasiada electrónica con los ritmos más metaleros, pero he de decir que en directo resultan de lo más disfrutable. Ellos mismos no se toman demasiado en serio y eso hace que el público lo goce sin remordimientos.
El dúo de vocalistas hace que fluya mucho la actuación y tirar de clásicos como el “Still Waiting” de Sum 41 siempre ayuda. “Tekkno Train” y “We Got The Moves” cerraron un concierto que no pasará a la historia pero si me hizo acabar con una sonrisa de lado a lado.
Tenía cierta curiosidad por ver lo que podía ofrecer Doechii en el Orange. De la nueva generación de raperas norteamericanas es de las que más me llaman la atención porque tiene muy buenas canciones, pero creo que en directo debería revestirlas con banda para que ganaran intensidad porque llenar un escenario tan grande no es sencillo con un dj. No se ganó el aprobado.
Muy distinto lo vivido con el dúo Magdalena Bay en el Arena. Mica Tenembaum y Matthew Lewin saben a lo que quieren jugar y lo ponen sobre las tablas. De hecho tocaron de cabo a rabo su último disco ‘Imaginal Disk’ dejando claro que es su apuesta de futuro. Synth-pop de muchos quilates que seguro que les hace ascender posiciones en carteles de festivales más orientados al indie.
Algo más extraña y personal es la propuesta de Geordie Greep, el que fuera líder de la banda Black Midi, que en solitario debutó el año pasado con ‘The New Sound’, una mezcla de jazz, samba y rock progresivo que o bien amas o bien odias, no tiene término medio en realidad. En directo hay cosas que no funcionan tan bien como en estudio, pero da la sensación que aún está fijando las bases de su propuesta, por lo que tiene mucho sentido seguirle la pista, ya que es una rara avis en el panorama musical actual.
Y tras esto, la actuación más grande del año en el Orange, la de Olivia Rodrigo. No me escondo, me encanta su música. Conecta con la gente joven pero también lo hace con más mayores como yo. No esconde su amor por grupos como Breeders y lleva unas músicas en directo que “endurecen” su sonido. Sí, la frontera entre el pop y el rock con ella se hace difusa y vista la respuesta del público y que con tan solo dos discos ya ha encabezado este año la práctica totalidad de grandes festivales europeos hace pensar que tenemos estrella para rato.
La lluvia le aportó ese punto de épica (aunque por suerte no llegó a las cotas vividas en la edición pasada) a la actuación, en la que repartió de manera equitativa los temas de sus dos discos de estudio logrando que todos los asistentes coreáramos sus canciones. “Drivers License”, “Good 4 U”, “Vampire”, “Bad Idea Right?” o “All-American Bitch” se convierten en himnos en vivo. Espero con ganas sus próximos movimientos aunque antes volveré a verla en el Mad Cool.
Aproveché que no había grandes reclamos para descansar un poco y cenar sin prisas antes del siguiente concierto en el Orange y cierre del día de la mano de Jamie XX. Tenía muy buenos recuerdos de una sesión de cierre de festival suya en 2015 y aunque no alcanzó esas cotas (ya se sabe lo de tiempos pasados siempre fueron mejores…) sí que trajo una electrónica elegante y bailable que encajó como un guante a esas horas y que nos dejó en perfecta disposición para tomar el camino del camping por penúltima vez.
Sábado 5 de julio
Es inevitable, al menos para mí, que cuando se arranca la última jornada de festival se mezcle la sensación de tristeza, junto a la de cansancio, pero también la de alegría por lo vivido (y por vivir). Y menuda manera de comenzar en el Arena de la mano de Anohni And The Johnsons. El concierto más especial de esta edición, sin lugar a dudas. La voz de Anhoni es celestial, su banda exquisita y si le juntamos además unas proyecciones de fondos marinos intercaladas con declaraciones de científicos advirtiendo de los riesgos del cambio climático, se crea un clima en el que todo el mundo está callado y absorto disfrutando de una actuación para el recuerdo. Canciones como “Why Am I Alive Now?”, “Scapegoat” o “Another World” fueron absolutamente sobrecogedoras.
La tarde invitaba a un paseo al Orange para ver lo que ofrecía el colectivo Africa Express dirigido por el ínclito Damon Albarn (Blur, Gorillaz) y que en esta gira titulada Bahidorá apostaban por una mezcla con artistas mejicanos. Pero se quedó todo a medio camino así que me fui al Avalón a ver la parte final de la actuación de Lucy Dacus, y lo cierto es que la norteamericana me quitó rápidamente el mal sabor de boca a ritmo del “Dancing In The Dark” de Bruce Springsteen.
Otro de los puntos álgidos del festival vendría a continuación de la mano de la cantante británica Lola Young. Se ganó mi distinción a “mejor artista nueva” de esta edición. No ha pisado España y me atrevo a decir que debutará en grandes arenas. Está en su momento dulce tras sacar un gran disco el año pasado que contenía el megahit “Messy” (posible tema de Roskilde 2025 y perfecto broche de oro a su actuación con el Arena a reventar) ya que va a sacar nuevo disco en breve del que presentó un par de canciones “One Thing” y “Not Like You Anymore”. Es la sucesora de cantantes como Amy Winehouse o Adele, así que preparaos para oír hablar mucho de ella en los próximos meses.
El día ya había estado cargado de grandes emociones pero ninguna como la que vendría a continuación de la mano de Trent Reznor y Nine Inch Nails. Literalmente, una de las bandas de mi vida. Aún recuerdo el viaje en autobús para verles en el primer concierto de ‘The Fragile’ en Barcelona, en el lejano 1999. Veintiséis años después, volví a llorar con su actuación. Estuve en segunda fila, como hacía tiempo que no hacía en el festival, y bien que mereció la pena tener a Trent y Robin Finck a poco más de cinco metros.
El concierto lo tuvo todo (excepto temas de ‘The Fragile’, curioso). Sonido perfecto, músicos en estado de gracia, comenzar con “The Begining of The End” y acabar con “Hurt” abrazado a mi hermano y mis colegas de correrías roskildianas. Y entre medias todo tipo de hits y favoritas de un servidor. Si tengo que destacar por encima de todas, “The Perfect Drug”, dedicada al fallecido David Lynch y que nunca había vivido en directo, la versión de David Bowie “I’m Afraid of Americans” (muy vigente hoy en día por desgracia), “March Of the Pigs”, “Closer”, “Head Like a Hole”, The Hand That Feeds”… Uno de esos conciertos que justifica la asistencia a un festival.
Se hace difícil continuar tras una actuación tan exigente en lo emocional, pero quedaban un par de caramelitos a los que no pensaba renunciar. The Raveonettes en el Avalon demostraron que el que tuvo, retuvo. Sharin Foo y Sune Rose Wagner jugaban en casa y tiraron de clásicos de su carrera (“Love In A Trashcan” o “Ally Walk With Me”) para hacer un concierto muy bueno y con altas cotas de intensidad.
Y para finalizar, la energía desbordada y juvenil de Lambrini Girls. Su disco debut ‘Who Let The Dogs Out’ es de lo mejorcito de 2025 y su actitud punk en directo puede que también puede acabar jugando en su contra. Mitad de tiempo actuación y mitad de tiempo sermón (ojo, muy necesarios todos desde el feminismo a la crítica al genocidio) igual no es apto para todos los públicos, pero a mí me gustó mucho y es que tienen temazos como “Big Dick Energy”, “Terf Wars” o “Cuntology 101” que son inapelables.
Y así cerré mi vigésimo Roskilde, siendo consciente de que ni yo ni el festival somos los mismos que en 2004, pero con muchas ganas de que pase otro año y me pueda reencontrar con él en 2026.
Una de las relaciones más sólidas que he creado en mi vida. Y lo que queda aún.
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1 comentario
Cojonudo resumen hacia las cañeras actuaciones de las únicas bandas rockeras que merecieron la pena de dicho festival danés como fueron la de los ucranianos JINJER junto a DEFTONES y el mejor Metal Industrial por parte de unos históricos como NINE INCH NAILS.