Crónicas
Rockbender + Aasymar: Hora de romper las reglas
«En esta tarde de domingo y tras unos instantes de espera, la sala abría sus puertas a un número considerable de rockeros y rockeras que pretendían apurar al máximo la semana con el rock y heavy metal de Rockbender y Aasymar»
2 junio 2024
Sala 16Toneladas, Valencia
Texto: Paula Doria. Fotos Rockbender: Monte Plaza. Fotos Aasymar: Martín Dan José de Vicente
La asociación “Rock En Lata”, comprometida a juntar y expandir el rock valenciano, brindaba ahora la oportunidad para brillar a Rockbender y Aasymar en la sala 16Toneladas de Valencia. En esta tarde de domingo y tras unos instantes de espera, la sala abría sus puertas a un número considerable de rockeros y rockeras que pretendían apurar al máximo la semana. El ambiente se caldeaba, la tensión se palpaba, pero esa sensación llegaba a su fin cuando de entre bambalinas, y tras una breve presentación, aparecía la primera banda en escena.
Las notas que componen el prólogo del disco 'Corona de escamas' se sumergen en la sala dando paso a los jóvenes valencianos Aasymar, que hoy se presentaban, tras un par de bolos, con su formación completa y original.
La grabación se detiene y el silencio se rompe por los charles a cargo de Nájar, dando paso a “Crónica I: El Rey y el Brujo”, en la que la sección de guitarras, capitaneada por Porti y Rubén, descargan un riff potente. La animada melodía de este tema fue interrumpida en su cumbre por el ritmo afilado que abre “Cadenas del tiempo”. Estas dos canciones llenas de energía sirvieron como mecha para detonar, tras un fugaz agradecimiento por parte de la banda tanto a la asistencia como a la asociación, la entrada a la sección más oriental de su repertorio.
“Perdido”, una canción rápida, rítmica y apoyada por la contundencia del bajo de Joja, rompe tras unos arpegios sobre las teclas de Nacho. Tras esta invitación a sacudir la melena, comenzaba uno de los temas favoritos del disco, “Luna de sangre”, con la cual se atrevieron con nuevos arreglos en las armonías de las guitarras, nuevas coreografías y pausas que la formación aprovechó para respirar del ambiente de un público entregado. Fue sin duda una canción en la que el vocalista, Juanki, se sintió como pez en el agua.
Llegó el momento de “Crónica II: Corona de escamas”, uno de los más esperados, probablemente, por ser el primer single de la banda y además el homónimo del disco. Una intro rápida, una estrofa contundente, unos coros celestiales, un toma y daca entre guitarras tras un solo de órgano atronador y un doble bombo que entumece las piernas forman parte de su carta de presentación.
Ya muy lejos de oriente, nos adentramos en “Ambición” brindando con una temática oscura que se contrapone a un estribillo que invitó a saltar tanto a los asistentes como a los miembros de Aasymar.
En el ecuador de su show, los miembros de la banda decidieron bajar las revoluciones e incluso abandonar sus instrumentos, sujetando ahora una cerveza fría y dejando que Juanki y Nacho ejecutaran su única balada, “Ala rota”, en un sobrio dúo a voz y piano. La ausencia de un techo de duración marcó la diferencia con respecto a sus anteriores conciertos, cosa que Aasymar aprovechó para incluir una nueva e inesperada cover de “Getsemaní”, de "Jesucristo Superstar", grabado en español por Camilo Sesto.
Los arreglos a cargo del sexteto aportaban potencia, ritmo y unos agudos que evocaban a la canónica interpretación Ian Gillan del musical de Tim Rice y a Andrew Lloyd Webber. Tanto una servidora como el resto de los presentes agradecimos esta sorpresa y la acogimos cantando sus estribillos y dejándonos las gargantas en su mítico: “¿¡Por qué he de morir!?”
En la recta final de la actuación, el público y la banda vibraban en sintonía como un motor bien engrasado, rugiendo y acelerando. En el tema “Sentencia”, Porti, ahora descamisado pero manteniendo sus brazaletes holográficos, saltó a la platea con su guitarra para animar al personal ejecutando la primera parte del solo compartido con su compañero Rubén, el cual permanencia sobre las tablas.
Siendo ya el broche del setlist de estos valencianos, la versión metalizada de “Días de verano” de Amaral hizo que las primeras filas cantasen al unísono. Para sorpresa de los asistentes, un fragmento del “Painkiller” se fusionó con Amaral para propinar el cañonazo final de la cover.
Era inevitable el cambio de testigo con la siguiente banda, pero Aasymar no iba a permitir abandonar el power metal de esta velada sin dar un último golpe sobre la mesa con “Aasymar”, himno y manifiesto de intenciones con el que la banda se despide entre gritos y aplausos para un tema que evoca a las raíces más clásicas del género.
Tras recuperar el aliento y rellenar los vasos, el público se prepara para Rockbender, también valencianos, pero con un estilo musical totalmente distinto, ya que reflejan una clara influencia de los clásicos AC/DC y de Airborne, lo que convierte cualquier sala en un espectáculo.
Los miembros de la banda aterrizaron en el escenario demostrando confianza y seguridad, siendo Belo el frontman más macarra que puedas encontrar. Su tupé empezó a agitarse con el comienzo de “No hay dolor”, tema que hizo rugir los amplis y reunió al público bien cerca de ellos. “Paso mucho” volvió a calentar los motores de la 16Toneladas, con riffs y punteos de las Gibson, que encajaban perfectamente con el buen rollo de la banda y la desgarrada voz de Belo. Y es que las cuerdas vocales de este parecían que se fueran a romper en cualquier momento, pero su aguante y potencia dejó pasmados a los asistentes.
Le siguió “Hoy toca ensayar”, en la que Alex, al bajo, juguetea a sus cuatro cuerdas para lucirse como es debido. A partir de aquí es donde realmente se desmadra la cosa. Aun siendo domingo y con el sol poniéndose, la gente se preparó con los cubatas y las cervezas en la mano.
Se venían los temas “Llena mi jarra” y “Ponme de beber”, dos bombazos que desataron la locura en la sala. Con una botella de whisky recién abierta, Belo levantaba el brazo en alto para desafiar al público, que, sospechosamente, se acercó aún más a la primera fila. Uno por uno, los miembros de la banda dieron un buen trago del licor sin dejar de tocar sus instrumentos, con Belo escanciando desde lo alto. Incluso Carlos, a la batería, fue capaz de darse el lujo de un chupitazo sin desconcentrarse ni un solo segundo de sus platos, algo que hizo enloquecer a los allí presentes. Y, como era de esperar, el vocalista también repartió el whisky a los valientes de las primeras filas, quienes no desaprovecharon la oportunidad para unirse a la fiesta.
Un breve descanso precedió a “Déjame en paz”, donde la gran mayoría de los rockeros corearon a pleno pulmón. Un desenfreno incesante que demostraba una vez más el gran potencial de Rockbender, no sólo como músicos y compositores, sino como unos “canallas” que se comen el escenario y revolucionan al rebaño.
De la misma forma, “Rompí las reglas” y “Cállate” eran bien conocidos por los asistentes, que parecían no agotar sus energías (probablemente renovadas por el chorrazo de whisky) ni el aire de sus pulmones, coreando y levantando los cuernos. El tema “Cállate” era especialmente pegadizo, y Rockbender correspondió el apego del público con más potencia, más ritmo y más volumen.
“Siento el Rock’n’roll” fue el tema perfecto para sentirse identificado como fiel seguidor del rock. Y si lo de la botella de whisky nos había parecido una ida de olla, lo que pasó durante esta canción lo sería aún más. Bajando del escenario, Belo montó sobre sus hombros a Alberto y su guitarra, paseándose por toda la sala sin dejar de rasgar sus cuerdas hasta aterrizar en la barra para tomarse un trago, ¡menuda locura! Es una fiesta que nadie se esperaba un domingo, pero qué tralla le estaban dedicando, y que bien lo estábamos pasando.
El rock and roll con ciertas influencias de metal dio paso a “Hay una solución”, single que da nombre a su último disco, que también era conocido por muchos. Cada uno de ellos marcó su gran momento, demostrando ser unos artistas “de categoría”, como se diría en Valencia.
“Sube el volumen” parecía marcar el pistoletazo final que pretendía que el público gastara hasta su última barra de energía, pero para asegurarse del todo, la banda cerró con la mítica “Highway to Hell” de AC/DC, coreada por todo lo alto y colocada como un guante en la voz de Belo.
La participación de Jaime Pérez, vocalista en Gumo Testugo y de Henry Castillo, guitarrista en Protocol Shift, hizo que el bolo fuese único y especial. Siempre se agradecen este tipo de colaboraciones, porque en el rock y el metal no debemos competir entre nosotros, ¡debemos unirnos!
El esfuerzo de Rock en Lata, sin lugar a dudas, fue el verdadero nexo de unión. La organización, el control del merchandising, los anuncios por las redes sociales, las debidas presentaciones de las bandas, cada detalle cuenta.
Gente dispuesta y entregada como ellos son más que necesarios para asegurar el futuro del rock y el metal y para apoyar a las bandas locales. Esperemos que sigan adelante con estos festivales durante muchos años más y que esta clase de empujones lleven a Aasymar y a Rockbender a lo más alto.
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1 comentario
Pedazo de resumen hacia las cañeras descargas por parte de AASYMAR y ROCKBENDER presentando cada una de ellas sus respectivos nuevos álbumes en dicha sala valenciana.