Crónicas

Resurrection Fest 2025 (miércoles) con Judas Priest, Jinjer, Tarja o Pentagram: Más vivo que nunca

«Resurrection Fest en 2025 arrancó con fuerza, variedad y una destacada comunión musical, poniendo en primer plano la pasión de miles por la música extrema y sus subculturas»

25 junio 2025

Resurrection Fest, Viveiro, Lugo

Texto: Ayar Salazar. Fotos: Hughes Vanhoucke

Llegamos a Viveiro a mediodía, bajo un cielo amenazador que no pasó a mayores ya que terminó despejándose con contundencia. Nos acercamos al recinto del festival cuando en el centro de la ciudad se vivía su ya tradicional caos de tráfico, especialmente para quienes vinieron desde el interior del país. La lluvia dio paso al sol, que acabó convirtiéndose en el gran acompañante de la jornada desde el arranque mismo del festival. Con el mar Cantábrico rugiendo de fondo y las calles de Viveiro llenas de camisetas negras, el Resurrection Fest celebró en este 2025 su XX aniversario, consolidándose como uno de los grandes templos del metal y el hardcore en Europa. El cartel incluyó desde leyendas como Judas Priest, Korn o Slipknot, artistas de actualidad como Jinjer, Falling in Reverse, Novelists, Tesseract o Soen, junto a propuestas emergentes y joyas del underground como Pentagram, tal como nos tienen acostumbrados año a año.

Judas Priest

El festival tiene un impacto notable en la economía y la vida cultural de la zona, y este año, durante cuatro días vuelve a transformarse en un santuario sonoro donde diferentes generaciones de bangers, especialmente los más jóvenes, peregrinan en busca de riffs, sudor y comunidad. Esta edición confirmó que, pese a las eternas polémicas previas con respecto al cartel, el espíritu del Resu sigue más vivo que nunca, colgando desde semanas atrás el cartel de “sold out” de sus abonos.

Main Stage

Signs of the Swarm desató el caos en el Ritual Stage. El cuarteto formado en Pittsburgh (2014) practica un deathcore brutal y sin concesiones. A mitad de la primera canción, la banda empezó a tener problemas de sonido, pero no se dieron cuenta hasta que el público avisó a los miembros de la banda. Una vez solucionado el problema, todo salió a la perfección y el público no solo pudo escuchar trabajos anteriores, sino también pedazos del nuevo álbum que se lanzará el 22 de agosto. El público respondió con los primeros circle pits y walls of death de la tarde, contagiado por la potencia vocal de David Simonich y la pegada quirúrgica de Bobby Crow a la batería. Temas como “Amongst the Low & Empty” y “Tower of Torsos” hicieron temblar el suelo de Viveiro. La banda, fiel a su estilo demoledor, ofreció uno de los directos más salvajes de la jornada.

Signs of the Swarm

Novelists sacó músculo de metalcore técnico y emocional en el Main Stage, metiéndose al público en el bolsillo desde el primer breakdown. Los franceses ya tenían media batalla ganada tras su sesión de firmas, donde se mostraron cercanos y cómplices con sus numerosos fans. La voz de Camille Contreras, que se dirigió al público en un perfecto español, fue el gran reclamo: combinando rabia y melodía, aportó carisma y un plus de conexión. Temas como “Terrorist” y “Heretic” sonaron como auténticos bofetones, mientras que en “Smoke Signals” y “Turn it Up” el público coreó como si no hubiera un mañana.

Con Déjà Vu (2022) ya habían dejado huella, pero con la llegada de Camille y su reciente álbum ‘Coda’ (2025), la banda ha subido varios escalones en ambición y pegada. Mención especial para los guitarristas Pierre Danel y Florestan Durand, que siguen dejando claro por qué Novelists son referencia del metalcore europeo con tintes djent y progresivos. Y sí… lo de hacer headbanging con clase lo siguen teniendo más que dominado.

Novelists

Jinjer demostró en el Main Stage por qué es una de las bandas más en forma del metal moderno y que lo suyo no fue cosa de un día. Los ucranianos, liderados por una Tatiana Shmaylyuk que combina carisma, técnica y una presencia hipnótica, descargaron nuevamente en Viveiro con un setlist donde tocaron hasta cinco temas de su reciente disco ‘Duel’ (2025). El bajo único de Eugene Abdukhanov, la batería que mezcla groove y virtuosismo de Vlad Ulasevich y los riffs afilados y precisos de Roman Ibramkhalilov crearon una base perfecta para cada embestida vocal.

Jinjer

El público respondió a cada breakdown y coreó cada estribillo, demostrando que Jinjer está en su mejor momento. No faltaron trallazos como “Vortex”, “Teacher, Teacher!” o “I Speak Astronomy”. Los ucranianos culminaron la comunión con el público gallego con un cierre épico: “Pisces”, el tema que les catapultó mundialmente y que sigue poniendo los pelos de punta en directo.

Tatiana también se animó a intercambiar algunas palabras en español con el público, que, como era de esperar, lo agradeció con una ovación inmediata. Las imágenes proyectadas en la pantalla LED tras la banda aportaron un toque moderno y cuidadosamente seleccionado, reforzando la potencia visual y emocional de cada tema.

Jinjer

Ya está anunciado que Jinjer visitará Madrid y Bilbao en febrero, citas imperdibles para cualquier seguidor del metal contemporáneo.

Judas Priest: El trono del metal no se hereda

Con 56 años de trayectoria a sus espaldas, la banda más veterana del festival se encargó de encabezar la primera jornada. A diferencia de otros grupos de su generación, Judas Priest ha sabido envejecer con dignidad y fuerza, manteniendo intacta su calidad y su estatus. Y lo más impresionante: la voz de Rob Halford, a sus 73 años, sigue siendo un cañón perfectamente afinado, demostrando que el título de Metal God no es simple decoración.

Judas Priest

El Resurrection Fest de 2025 ha tenido un arranque contundente. La organización ha asegurado que nunca se había congregado tanta gente en la primera jornada festivalera, y el momento cúspide fue cuando Judas Priest pisó por segunda vez el Main Stage del “Resu” y dio una auténtica lección de heavy metal clásico en Viveiro, dejando claro que la edad es solo un número cuando hay pasión y oficio sobre el escenario.

La banda sonó compacta, poderosa y llena de vida. Rob Halford, enfundado en cuero y repartiendo agudos como quien reparte bendiciones, Richie Faulkner y Andy Sneap creando una muralla de riffs y solos milimétricos donde “The Falcon” se luce como nadie; mientras tanto, la base rítmica, formada por Scott Travis en la batería y el mítico Ian Hill en el bajo, sostiene el combo como nadie.

El setlist fue una celebración de su legado: “You've Got Another Thing Comin’”, “Hell Patrol”, “Breaking the Law”, “Electric Eye”, “Hell Bent for Leather” o la esperadísima “Painkiller”, hicieron que miles de gargantas corearan al unísono, pero también sirvió para demostrar su vigencia tocando hasta tres temas de su más reciente placa, ‘Invincible Shield’ (2024), con muy buena recepción del público.

Judas Priest

El show dejó algunas postales para la historia. La producción, luces y sonido rozaron el sobresaliente, y la respuesta de los heavies de todas las generaciones fue simplemente apoteósica, nadie quedó defraudado. ¡Estamos hablando de los Judas!, una leyenda con más de cinco décadas de historia. Los británicos siguen demostrando que el trono del metal no se hereda: se defiende cada noche, escenario a escenario.

Kanonenfieber irrumpió en el Main Stage pasada la medianoche con un espectáculo tan bélico como teatral. Su blackened death metal, directo y aplastante, fue recibido con entusiasmo por un público que pronto entendió que aquello no era un concierto al uso. Ataviados con uniformes de la Primera Guerra Mundial y enmascarados en homenaje al “Soldado Desconocido”, la banda trasladó al escenario todo el peso de su concepto.

Fundada en 2020 en Bamberg (Alemania), Kanonenfieber es el proyecto en solitario de Noise, músico anónimo que en estudio graba todos los instrumentos y voces. En directo, se rodea de una plantilla cambiante de músicos, reservándose solo para la interpretación vocal. La génesis del proyecto nació tras descubrir el diario de su bisabuelo, soldado durante la Gran Guerra, y con la ayuda de un historiador, Noise convirtió cartas, informes y testimonios reales en la base de unas letras abiertamente antibelicistas.

Kanonenfieber

Kanonenfieber no solo entrega death metal crudo y demoledor, sino también un viaje sonoro profundamente enraizado en la memoria histórica. Un cierre de jornada inolvidable que confirmó que este ejército sonoro ha venido para quedarse… y quienes aún no les conocían, ya les tomaron la matrícula.

Ritual Stage

Deimocracy fue la encargada de abrir fuego en el Ritual Stage a las 16:40, ofreciendo una descarga de groove metal directo y sin concesiones. Aunque actualmente opera desde Logroño, la banda tiene raíces en Bilbao, ciudad en la que se asentaron durante años hasta que su cantante y guitarrista, Ignacio Palacios, se trasladó a La Rioja. El cuarteto subió al escenario con toda la pegada y esa dosis de mala leche que tanto gusta en el underground estatal. Repasaron temas de sus tres discos de estudio y presentaron su nuevo single, “A Thousand Lies”, que provocó los primeros pogos y headbangings del día. Rara vez se ha visto tanta gente congregada frente al Ritual Stage a primeras horas de la tarde en el primer día de festival. Un arranque breve pero intenso que dejó claro que en el norte hay cantera… y de la buena.

PsiliconFlesh regresaba al Resurrection Fest con el fuego intacto que los convirtió en iconos del underground español en los 90. Los madrileños, con Juanlu, Tate, Matías y Rafa, la formación original de la banda, volvieron a agruparse con motivo del 30º aniversario de su debut, y ya la semana pasada se subieron al escenario del Azkena. En Viveiro desataron su inconfundible mezcla de hardcore, thrash, funk y grunge, hijos de una década marcada por el auge del crossover y la fusión desafiando las fronteras musicales.

Psilicon Flesh

Fieles a su visión desde hace 30 años, provocaron sonrisas de pura nostalgia entre los más veteranos. Sobre el escenario, buen ambiente entre ellos, todos vestidos de blanco. Sonaron clásicos como “Malfunction¨ y “Crawl” con una base rítmica groovera y actitud desafiante que demostró que la intensidad no se hace solamente con guturales y breakdowns. Una descarga breve pero explosiva, que fue todo un regalo para los fans de la banda.

Lost Society llegaron al Ritual Stage dispuestos a prender fuego a la tarde con su enérgica mezcla de groove metal moderno y metalcore de alto octanaje. Atrás quedaron los tiempos en que practicaban thrash metal más tradicional. Los finlandeses, liderados por el siempre hiperactivo Samy Elbanna, también a la guitarra, ofrecieron un show explosivo donde no faltaron circle pits y cuellos en riesgo de esguince.

Lost Society

El frontman arengaba a las tropas, primero vistiendo un traje negro de imitación de cuero y luego con el torso desnudo, a diferencia de sus compañeros, que iban vestidos de blanco estricto. Así fueron interpretando temas de último álbum, ‘If the Sky Came Down’ (2022), como columna vertebral del set. Sonaron temazos como “112” y “Stitches”, que fueron coreados con fuerza por un público entregado, también cayó su nuevo single del álbum que lanzarán este mismo año, “Dead People Scare Me (But the Living Make Me Sick)”, bien recibido por el público. La banda combinó agresividad, melodía y actitud de sobra para convertir su paso por el Resurrection Fest en una descarga de adrenalina en estado puro.

Los australianos SKYND convirtieron el Ritual Stage en una experiencia oscura y macabra jugando con esa delgada línea entre el arte y el horror real. Su propuesta, a medio camino entre el industrial y el dark pop, envuelta en una teatralidad extrema, atrapó al público desde el primer susurro hasta el último grito distorsionado de su vocalista.

SKYND alternó registros que iban de la fragilidad al desgarro absoluto, mientras Father, escondido entre las sombras, disparaba bases electrónicas y ritmos mecánicos que parecían salidos de una película de terror psicológico. Cada canción fue una especie de narración criminal en directo. Los títulos corresponden a famosos criminales en serie o a sangrientos crímenes. Su puesta en escena está cargada de tensión y oscuridad, y las imágenes de fondo ayudaron a crear una atmósfera perturbadora.

SKYND

Tarja Turunen, cerró la jornada en el Ritual Stage con un concierto cargado de elegancia y poderío vocal, demostrando por qué sigue siendo una de las voces más queridas del metal en España y en Latinoamérica, no en vano ha vivido durante largos años en Argentina y actualmente radica en Málaga. La soprano finlandesa, que arrastra una legión de fans desde su etapa en Nightwish, repasó su carrera en solitario con temas como “I Walk Alone” y “Silent Masquerade”, combinando metal sinfónico, rock y momentos de delicada emotividad.

Por supuesto, hubo algunos temas de la banda que la catapultó a la fama hace ya más de dos décadas, Nightwish; así cayeron “Wishmaster” y “Nemo”, muy bien recibidos por el público.

La conexión con los bangers fue total, y no pasó desapercibido el detalle de que horas antes estuvo firmando discos y saludando a sus seguidores durante una larga sesión de firmas. Con su carisma, su registro vocal imponente y una banda perfectamente engrasada, Tarja despidió el día con un show tan potente como emotivo, dejando al público del Ritual Stage con una sonrisa y la piel de gallina.

Chaos Stage

El Chaos Stage arrancó la jornada con una atmósfera de puro nervio y adrenalina, fiel a su reputación como el epicentro del hardcore, el punk y el metalcore más directo del Resurrection Fest. Desde primeras horas de la tarde, el público más enérgico (y más joven) fue ocupando las primeras filas, dispuesto a dejarse la voz y el cuerpo en cada breakdown. La gran sorpresa del día llegó pronto con la inesperada reunión de Letlive., cuyo regreso a los escenarios encendió todas las alarmas: Jason Aalon Butler volvió a demostrar por qué es uno de los frontman más eléctricos y viscerales de la última década.

El músico y activista político californiano actualmente forma parte de la banda de rapcore Fever 333 y de la banda de hardcore punk Pressure Cracksm. El año pasado anunció que sufría de depresión y se disponía a parar por un tiempo, pero por lo visto lo que necesitaba en realidad era revivir a Letlive.

La intensidad no bajó con Spy, desde California, que descargaron su hardcore rápido, sucio y directo como un puñetazo en la cara. El toque melódico y emocional lo puso Pærish, con su propuesta de emo-rock de aroma noventero que ofreció un respiro entre tanto golpe de mosh. Los parisinos encajaron un directo melódico y emotivo.

El broche final ya entrada la noche, lo firmaron Stick To Your Guns, auténticos veteranos del hardcore melódico, que con sus himnos de lucha y resistencia desataron el mayor desmadre del día en este escenario. La intro con la reconocible música de la 20 Century Fox sirvió de preludio a un set intenso donde cayeron temas que hicieron las delicias de los amantes del género, en el último tramo del bolo cayeron las infaltables: “Amber”, “Spineless” y “Against Them All”.

Desert Stage

Pentagram

Este escenario olvió a ser el refugio perfecto para los amantes de los sonidos más densos, psicodélicos y atmosféricos del Resurrection Fest. Un espacio donde la velocidad cede paso a la textura, el groove y la experimentación sonora.

La formación cacereña de metal progresivo y metalcore Mind Traveller volvía a la acción tras una separación de siete años. El show sirvió para despertar a los más madrugadores.

A continuación, Travo, banda de heavy psych-rock procedente de Braga (Portugal), ofreció en el Desert Stage un viaje sonoro cargado de fuzz, groove y psicodelia cósmica. Con Gonçalo Ferreira al frente, repasaron temas como “Turn to the sun”, “Faceless Ghoul” y su reciente single “Sleeper”, generando oleadas de cabeceo lento y atmósferas densas.

Los noruegos Årabrot añadieron un toque de noise oscuro y teatralidad, con una puesta en escena que rozó lo perturbador y lo fascinante a partes iguales y tracks memorables desde el inicio con la intensa “The Satantango” o la movida “Of Darkness And Light”.

Después llegaría el turno de los australianos The Southern River Band quienes pusieron la nota más festiva de la jornada con su rock and roll desenfadado y energético, perfecto para mover las melenas y brindar cervezas al aire al atardecer.

Desde Occitania, Francia, llegó Eihwar con su folk pagano y ritualista. Convirtieron el escenario en una especie de ceremonia pagana, con percusiones tribales y cantos que invitaron tanto a bailar como a entrar en trance.

Pero el gran momento de la noche llegó con Pentagram, auténtica leyenda del doom metal. Liderados por el incombustible Bobby Liebling, que en los últimos años se ha convertido en meme por sus peculiares apariciones en redes, cuya figura encierra décadas de historia y lucha personal.

La banda, con más de cincuenta años de trayectoria, ofreció un set denso, oscuro y cargado de mística, repasando clásicos como “Forever My Queen” o “Relentless”. Bobby, con su carisma extraño y su voz rasgada por el tiempo y los excesos, llevó a la audiencia a través de un viaje sonoro que fue tanto un homenaje al doom como un acto de resistencia personal.

Un cierre de jornada perfecto para el Desert Stage: lento, pesado y cargado de historia. Por supuesto, no faltó “Ghoul”, el tema del meme con el ventilador y la cara de estupefacción de Liebling, a quien se le vio disfrutando del concierto de Judas Priest, como uno más, mezclado con el público.

Así, el Resurrection Fest de 2025 arrancó con fuerza, variedad y una comunión musical que más allá de las controversias, pone en primer plano la pasión de miles por la música extrema y sus subculturas. El festival promete aún muchas emociones y, como siempre, Viveiro está listo para vivir tres días más de intensos de riffs, pogos y momentos inolvidables.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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