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Crónica de Rebellion Festival en Blackpool (Reino Unido) con U.K. Subs, The Damned, Public Image Limited o The Exploited: Epicentro de la cultura punk

Un terremoto se suele formar por una acumulación repentina de energía debido al movimiento de placas tectónicas. Todo confluye en ondas sísmicas que acaban llegando hasta la superficie terrestre afectando a lo que se encuentre alrededor en una cantidad determinada de kilómetros. Pero este fenómeno no se produce únicamente de una manera física, sino también cultural, con consecuencias que se sienten durante meses, a pesar de que el evento en cuestión haya durado solo cuatro días.

U.K. Subs

El impacto que deja el Rebellion Festival en la localidad británica de Blackpool lo ha convertido en un auténtico acontecimiento que revitaliza la vida de la ciudad costera, sobre todo si encima los propios asistentes se encargan de limpiar los estropicios provocados por cabestros de extrema derecha, como sucedió el año pasado. Por fortuna, en la edición de 2025, al margen de algunos ridículos con banderitas en lanchas acuáticas, no se sufrió la provocación de dichas criaturas indeseables y las cuatro jornadas giraron en torno a la música, la hermandad y ese sentido de compañerismo que apenas se encuentra en ninguna otra cita del mundo.

Para los que no lo sepan, este evento podría ser el equivalente a Wacken dentro del punk, con un cartel dirigido a aficionados de a pie, pero también a auténticos catedráticos del género que investigaron mucho más allá de Sex Pistols o The Clash. Por eso mismo, no extraña ver a personal portando diversos guiños para entendidos, como aquella camisa de presidiario con la efigie de Karl Marx que vestía Glen Matlock en su juventud o aquel pañuelo en la cabeza con el que aparecía Steve Jones en el vídeo de “Pretty Vacant”. Gestos en apariencia casuales, pero que a los forofos del movimiento llegaban bien hondo.

Espíritu californiano y glam metaleros de Sunset Strip

Iniciamos la primera jornada con Viki Vortex and the Cumshots, que se formaron en 2008 en Girona con la vocalista que da nombre a la banda y Steve Manuell, del mítico combo de los setenta The Spurts. Ya hemos dicho en otras ocasiones que siempre estaremos al pie del cañón para apoyar a los grupos peninsulares, por lo que hubo que madrugar y no nos arrepentimos en absoluto gracias a ráfagas sonoras del calibre de “Countdown to a Breakdown” o “Plastic Fantastic”, muy en la línea de Ramones o The Adverts. Un agradable entremés.

Slalom D, desde el noreste de Inglaterra, les tomaron el relevo con solvencia, y por las camisetas que observamos en el recinto, parece ser que ya disponían de un considerable grupo de fieles por estos lares. En cuanto se arrancaron con himnos como “Harbour Walls” o “Empire” entendimos por qué tantos optaron por acudir pronto ese día. Para apuntar el nombre desde ya.

Twat Union

La cosa siguió subiendo con las coloridas chaladas de Twat Union, que a ritmo de pop punk se cargaban prejuicios sexistas en “Singer of the Band” o “Red Flag” y también le cantaban a los tractos urinarios o al sexo con la regla, entre otros asuntos tan candentes como provocadores. Metían incluso saxofón a lo X-Ray Spex y la vocalista fue despojándose poco a poco de su atuendo hasta quedarse en mallot de ciclista. Quizás sonaran un poco a chiste, aunque las curradas melodías que se marcaron en el inicio de “Little Pink Drill” demostraron que eran algo muy serio.

Y todo un grupazo nos pareció Slackrr, con su pop punk de espíritu californiano en la estela de Blink-182 o Sum 41 y su actitud de comerse el mundo. Bastaba observar lo mucho que disfrutaban en el escenario con chutes de optimismo acelerado como “Over & Over” o “Better Days” para convertirse en fan acérrimo suyo. En las islas británicas y en parte de Europa son ya todo un fenómeno, con un considerable currículum en festivales y hasta música utilizada en videojuegos, por lo que solo pueden seguir subiendo a partir de ahora. Ojalá recalen pronto por la península.

Phat Problem

Los anarco punks fosforitos de Phat Problem eran uno de esos grupos que ya impactaban por el aspecto visual, pues este estilo antisistema en la senda de Rubella Ballet, aunque en este caso tiraran más hacia el hardcore, apenas se contemplan por la piel del toro. Apelaron a la lucha palestina, que dijeron que no podría nunca ser considerada “terrorismo” y también soltaron dardos hacia los ricos. Un mensaje tan contundente como su música.

A Continental Lovers les han definido como “los hijos ilegítimos de Johnny Thunders” y con esa presentación ya les habríamos ido a ver hasta al mismo infierno. Desde luego no esperábamos toparnos en el Rebellion con unos glam metaleros de Sunset Strip con bastante eco a Mötley Crüe y Poison, o incluso a The Quireboys en “Connection”. Rock n’ roll con deje macarra y un guitarrista muy rollo Slash certificaron que este estilo se encuentra muy lejos de estar muerto en 2025, por muchas modas que pasen o que a algunos su estética les parezca de la noche de los tiempos. Y encima intercalaron un fragmento del celebérrimo “My Sharona” de The Knack. Un subidón.

Hi-Fi Spitfires

Algunos probablemente conozcan a Steve Straughan por su faceta de guitarrista de U.K. Subs durante una temporada considerable, pero también ejerce de vocalista y se ocupa de las seis cuerdas en Hi-Fi Spitfires, una formación a caballo entre el punk del 77 y el pulso de la contemporaneidad. “Out of Reach” o “Berlin” podrían constituir un ejemplo perfecto de esto último, aparte de inapelables pruebas del talento de estos oriundos de Sunderland capaces de satisfacer las necesidades básicas de cualquier fan del movimiento del imperdible. Si molaba el papel secundario de Straughan junto a Charlie Harper, aquí ya se sale dando un paso al frente y cantando con notable solvencia.

Un icono del punk y una campeona en halterofilia

Siempre es conveniente pasarse un rato por el Literary Stage para desconectar de la vorágine de conciertos sin parar. Y más si estaba por ahí todo un icono del movimiento como Gaye Black de The Adverts. De ella Dave Thompson escribió que su aspecto “fotogénico” y “su maquillaje de ojos de panda y su omnipresente chaqueta de cuero definieron el rostro del punk femenino hasta bien entrada la década siguiente”, que no es poco.

En la actualidad, vive dedicada al arte y lleva exponiendo diversos trabajos desde 2008. Precisamente, su charla versó sobre el significado que conllevaban sus creaciones y cómo el tono sombrío o apocalíptico que se le achaca podía encerrar una defensa de los derechos de los animales.

The Baboon Show

De vuelta al ruedo, los suecos The Baboon Show son un infalible en festivales y aquí en Rebellion muchos quizás todavía se estaban recuperando del bolazo que se marcaron el año pasado en el Empress Ballroom. Reventaron el recinto y nos legaron un show incendiario una vez más en el que Cecilia no se lanzó desde las alturas como en la última gira peninsular, pero sí que surfeó entre la multitud y hasta hizo sentadillas con el pie de micro como una colosal campeona de halterofilia.

Es impresionante el subidón que aportan temazos del calibre de “Rolling” o “You Got a Problem Without Knowing It”, al que intercalaron fragmentos de “War Pigs” y “Iron Man” de Black Sabbath, en recuerdo al inolvidable Ozzy Osbourne. Precisamente, la enérgica frontman mandó un gran “que os jodan” a “perros de la guerra” actuales como Donald Trump, Vladimir Putin o Benjamín Netanyahu. “Class War” y “Me, Myself and I” terminarían de limpiar el forro a los que les descubrieran por primera vez. Nunca es tarde. Maravillosos.

Mannequin Death Squad

Corrimos raudo para catar al espectacular dúo australiano Mannequin Death Squad en su tercera visita al festival, que fue salvaje total, como era de esperar, y además nos reveló que ambos miembros eran igual de competentes tanto a la batería como a la guitarra y voces. Piezas como “Safe and Warm” certificaron el tremendo potencial que poseen en las distancias cortas, por lo que no sería descartable que en la próxima edición den ya el salto al escenario grande de Empress Ballroom.

Contemplar a U.K. Subs podría decirse que es una tradición dentro del Rebellion, habida cuenta de que en teoría ya no hacen giras y solo se les puede ver en festivales. El año pasado sus propios compañeros de banda calificaron al incombustible voceras Charlie Harper, de 81 años, como “el milagro humano” y no les faltaba razón al observar a este señor bebiendo tranquilamente cerveza y cantando con una fuerza descomunal himnos de la envergadura de “Rockers”, la versionada por Guns N’ Roses “Down On The Farm”, “C.I.D.” o “Warhead”, que también hicieron lo propio en nuestro país M.C.D. y Parálisis Permanente, respectivamente.

U.K. Subs

Espectacular fue del mismo modo ese momento en el que preguntó a una chica dónde vivía, pero no se trataba de ningún tipo de acercamiento sexual, sino de una rotunda declaración de principios, “I Live In A Car”. El repertorio no tuvo desperdicio con pepinazos tan serios como “Riot” o “Endangered Species” y su hora de actuación hasta supo a poco para una banda con trayectoria de varias décadas. Si te mola el punk y todavía no les has visto, quizás deberías plantearte jugar a pala.

Casi igual de relevantes en la escena eran Infa-Riot, cuyo himno “Emergency” también fue adaptado al castellano por M.C.D. en “Violencia sin cuartel”. Aquí volvíamos a tener a un veterano al micro de 70 años, que salió con un pañuelo en la garganta y nos confesó que esa noche tenía “la voz de un ángel”. Preguntó si había punks y skinheads entre el público, pero también mods, obviamente a modo de coña esto último. Cortes que vuelan la peluca como “Riot Riot” o “You Ain’t Seen Nothing Yet” confirmaron su plena vigencia en 2025. Si uno tiene la oportunidad, tiene que verles sí o sí.

Infa-Riot

Todo un puntazo era toparse en este festival con el dúo The Courettes, pero de vez en cuando se producían este tipo de sorpresas rockeras, que solían acogerse con los brazos abiertos. El foso se llenó de fotógrafos hasta el punto de exceder la capacidad y no menos abarrotado se encontraba el céntrico escenario de Pavilion. Evocaron la elegancia de The Ronettes y el famoso muro de sonido de Phil Spector en “Want You! Like a Cigarrete”, pero tampoco dejaron de lado furia garajera con “You Woo Me” o “Boom! Dynamite!”. La estilosa frontwoman Flavia Couri se esforzó además en legar una impresión perdurable en la concurrencia al encaramarse a uno de los monitores y desde ahí puntear cual diosa de la electricidad. Seguro que regresan en mejores condiciones.

Para los aficionados al rock gótico era una obligación acudir a John McKay’s Reactor, banda del guitarrista de la primera época de Siouxsie and the Banshees, pero tal vez por el cansancio acumulado no le pillamos excesivamente el punto a este hombre. Eso sí, solo por escuchar en directo joyas del post punk como “The Staircase (Mystery)” o “Playground Twist” ya mereció la pena, aparte de que ver oficiar a un tipo que en su terreno podría asemejarse a Jimmy Page o Eric Clapton consistía de igual modo un auténtico espectáculo.

John McKay's Reactor

Había además una vocalista muy del estilo de Siouxsie, no solo porque iba encuerada, sino también por la facilidad pasmosa con la que alcanzaba los tonos más complicados de la mítica cantante londinense. Incluso se atrevió con el éxito “Hong Kong Garden” y no le quedó nada mal. A pesar de que se hizo espeso en determinados momentos, no se podía faltar a dicha lección magistral de historia de la música.

Y cerramos la maratoniana primera jornada con TV Smith y su infalible repertorio de The Adverts, que tampoco ofreció nada muy diferente a lo contemplado en ocasiones anteriores. Un concierto que se inicia con un grito de rabia generacional como “No Time To Be 21” y poco después enfila con “Safety in Numbers” no podría torcerse de ninguna manera, sobre todo si su frontman sigue acostumbrando a montar pogo en solitario en las tablas. Otra propuesta siempre recomendable en el Rebellion, ya sea rescatando el repertorio de su efímera banda setentera o en su más reciente faceta de cantautor punk.

Alma de puro rock n’ roll

A veces dejar una impresión perdurable en la audiencia sirve para que en la siguiente edición un grupo toque en una mejor franja horaria y ubicación. Tal es el caso de las hermanas turcas de Hipersona, que el año pasado destacaron en el escenario Pavilion y en 2025 regresaban con todos los honores abriendo la programación del colosal Empress Ballroom en la segunda jornada. Su rollo quizás esté más cercano al rock alternativo o al indie rock en plan The Killers, pero eso no quita para reconocer el mérito de este enérgico dúo.

Hipersona

The Kowalskis eran otra referencia importante de la escena del power pop neoyorquino, por lo que contaron con una sólida muralla de sonido y cierta herencia de Ramones, sobre todo en las melodías. Y Molly Vulpyne Band se reveló como una interesante cantautora punk gracias a una prodigiosa voz y temas con gancho como “Romantic”, mientras que Desperate Measures aportaron todavía más consistencia con un hard rock potente y con agallas que levantaría a un muerto, o a cualquiera de bajón, vaya.

La representación vasca de 2025 se redujo a los guipuzcoanos Brigade Loco, que congregaron a una considerable multitud en el escenario Arena y se presentaron diciendo que venían de “un país muy pequeño entre España y Francia” y que cantaban en euskera para preservar la lengua. Son sin duda uno de los grupos más populares de Euskadi dentro del punk, su presencia en fiestas suele ser habitual, por lo que afirmar que andan rodados es casi quedarse corto. Y en tierras británicas desplegaron de igual modo su indiscutible talento sin mácula con himnos para alzar la garganta del calibre de “Aurrera Doa”. Incursión satisfactoria.

Brigade Loco

Yur Mum era otro dúo, el formato de moda, que le daba a una especie de mezcla de punk, noise y rock alternativo. Montaron buenos pogos en “Same Igual”, si no me equivoco, por lo que entretuvieron bastante. Riskee & The Ridicule ya habían estado anteriormente en el Rebellion, pero por un motivo u otro nunca habíamos coincidido con ellos. Craso error. Bastó escuchar cortes tan rotundos como melódicos del calibre de “Young and Beautiful” o “Kaboom!” para ingresar en su culto, al igual que contemplar a esa bestia desbocada que tenían de vocalista. Me los apunto para la próxima.

Los californianos Save Ferris se presentaron ante el respetable como si estuvieran en una fiesta de viejos amigos, con la vocalista aclarando que se llamaba Monique, pero que le decían Mo. El contagioso ska a lo The Specials de “Lights Out In The Reptile House” dio paso al reggae de “New Sound”, que desató los preceptivos contoneos entre la afición. Hubo círculos de peña dando vueltas con su peculiar revisión del “Too Drunk To Fuck” de Dead Kennedys y tampoco cayó en saco roto su versión de Operation Ivy “Artificial Life”.

Save Ferris

Teníamos además a una cantante que era puro espectáculo, pues lo mismo hablaba de su gata que realizaba un sugerente striptease hasta quedarse en traje de conejita Playboy, evocando el celebérrimo “Shout” de Isley Brothers. La festiva “Come On Eileen” de Dexys Midnight Runners puso el broche a una actuación que no conoció ni un segundo de aburrimiento. ¡Que regresen cuanto antes!

Puesto que los solapes nos iban a hacer imposible asistir a la reunión con miembros originales de Slaughter & the Dogs, optamos por Mick Rossi’s Gun St., guitarrista de estos últimos. Y lo que pensábamos que iba a ser un simple premio de consolación acabó transformándose en uno de los mejores bolos de todo el festival, con tanta magia como cuando Walter Lure de Johnny Thunders & The Heartbreakers tocó en ese mismo recinto.

Mick Rossi's Gun St

Este veterano del punk ofreció un versátil repertorio que incluyó diversas facetas de su trayectoria, como su interesante carrera en solitario en piezas recientes como “Rock and Roll Soul” o la balada stoniana “Brightest Star”, aparte de algún inevitable himno de Slaughter & the Dogs, como “Situations”. Recordó al inolvidable Lou Reed, al que aseguró que llegó a conocer un poco, y lo calificó como “el rey de Nueva York” antes de recuperar “I’m Waiting for the Man” de The Velvet Underground, y también hubo mención para otro ilustre habitante de la Gran Manzana como el desaparecido Johnny Thunders en el clásico “Born to Lose”.

Al igual que en la actuación de Lure en el escenario Opera de hace unos años, terminó con una canción que evocaba días vetustos, como el “Get Ready” popularizado por The Temptations, pero desde una perspectiva muy guitarrera. Clase magistral de este hombre con un alma cien por cien de rock n’ roll.

Los últimos diablos

Sin tiempo casi ni de asimilar emociones, nos topamos con una especie de colectivo llamado Last Tree Squad, que fundía reggae con rap y una marcada conciencia política. Estas propuestas que se salen de la norma del festival suelen ser de lo más agradable, muchos debieron de pensar eso mismo, pues congregaron a una nada desdeñable afluencia. Y era algo entendible por completo, fundamental revisar la circulación de la sangre si no se mueve ni una ceja con un subidón sonoro de la envergadura de “Uh Oh”. Un grupo con el símbolo de la marihuana jamás podría sentar mal.

Anti-Nowhere League

El renacer que han demostrado Anti-Nowhere League en los últimos años lo confirmaron una vez más con una actuación inapelable desde los primeros minutos con “This Is War”, “So What” o el himno antisocial “I Hate People”. “¡Somos los últimos diablos!”, aseguró el carismático voceras Animal antes de desplegar un catálogo de gestos macarras que iban desde el amago de pincharse hasta descubrirse el pecho para recibir un disparo o puñalada. Es sin duda uno de los grandes frontman del punk, que no duda en retar al público en “My God’s Bigger Than Yours” y no se le caen los anillos a la hora de homenajear a compañeros como el veterano vocalista de U.K. Subs en “Uncle Charlie”.

Reforzó el sentido de comunidad del Rebellion, no solo al referirse al personal como “hermanos y hermanas”, sino también al señalar que en esa edición estaría también el viejo Johnny Rotten con Public Image Limited. “God Bless Alcohol” incitó a levantar y derramar bebidas y todas las voces se fundieron en una sola para entonar “We’re the League”. Dios salve a Nick Culmer.

The Undertones

Que la segunda jornada fue la más multitudinaria lo intuimos al observar a un abarrotado Empress Ballroom recibir a los históricos The Undertones, que pusieron al respetable bien firme desde el inicio con “Jimmy Jimmy” o “Male Model”. El hecho de que no cuenten con el vocalista original Feargal Sharkey no resta ni un ápice de pegada a su propuesta, pues Paul McLoone se lo monta bastante bien, y encima lleva ya con ellos desde 1999, por cierto.

No hubo desperdicio en el repertorio con la adrenalínica “You’ve Got My Number (Why Don’t You Use It)”, la fundamental “Teenage Kicks” o “My Perfect Cousin”, con todo tipo de líquidos y personas volando. “Get Over You” dejó el pabellón alto para una de las formaciones punk más competentes que se pueden contemplar hoy en día. ¡No se los pierdan si tienen la oportunidad!

The Damned

A The Damned les vimos en el último Azkena Festival, pero obviamente no resulta ni medio parecido acudir a un show suyo en Blackpool que en Vitoria, con ignorantes de espíritu popero huyendo cuando no les tocan los típicos hits. Por eso mismo, al margen de “Love Song” o “Machine Gun Etiquette”, también tuvieron algunos detalles con la ilustrada afición, caso de “Is It A Dream”, de ‘Phantasmagoria’, su álbum más gótico. Pero había munición que nunca fallaba, como “Fan Club”, con foto del desaparecido miembro fundador y guitarrista Brian James en la pantalla, o ese “Ignite” que debería elevar la garganta en cualquiera con unos mínimos.

En “Neat Neat Neat” hasta se atrevieron a intercalar el clásico blues “Baby Please Don’t Go” mientras arreciaban los pogos por doquier, antes de regresar para rematar con la inapelable “New Rose” y luego la versión de Jefferson Airplane “White Rabbit” y la joya “Smash It Up”, con sus dos partes, como mandaban los cánones. Tanto el voceras Dave Vanian como el guitarrista Captain Sensible o el batera Rat Scabies han envejecido realmente bien, por lo que el que a estas alturas todavía no haya acudido a un concierto suyo se está perdiendo una parte decisiva de la historia de la música del siglo XX. Para tomar apuntes.

Institución del rock gótico

Al igual que el día anterior con Hipersona, la insultante juventud de The Dollheads cautivó a muchos en 2024, por lo que esta banda de hermanos que no llegan a la mayoría de edad regresaba al señorial escenario de Empress Ballroom a primera hora. Y ahí se encontraron tal multitud que hasta les sorprendió, con algunos portando incluso coronas de plástico, supongo que en alusión a su tema “Burger King Is Hiring”.

The Dollheads

Dijeron que era el lugar más grande en el que habían tocado y tal vez les traicionaron los nervios de la situación, pues se les rompió una cuerda y luego volvieron a tener algún que otro problema con la guitarra. Pero salieron del paso improvisando, con alguna cosa realmente curiosa, como el “Holy Wars” de Megadeth, y ya cuando pillaron carrerilla con sus propias piezas de pop punk, como en “Teenage Runaway”, acabaron aclamadas como estrellas. Volverán seguro.

Los oriundos de Bristol Split Dogs fueron otra grata sorpresa de esta edición, con su rock n’ roll con agallas y una frontwoman inmensa a medio camino entre Tina Turner y Wendy O’ Williams. Con unos tonos que rasgaban cual lija y unos guitarrazos que remetían a Status Quo o AC/DC nos conquistaron por completo hasta hacernos preguntarnos a nosotros mismos qué hacíamos con nuestra vida antes de descubrirles. Un puñetazo directo a la mollera. Tremendos.

Svetlanas

Como suele suceder en el Rebellion, la actuación del vendaval Svetlanas coincidió con otra historia que merecía la pena, pero no renunciamos a catarlos aunque fuera unos pocos minutos, que fueron abrumadores desde que una intro invitara a nazis y policías a abandonar el recinto y posteriormente vaciaran gran parte del cargador con el pepinazo “Go Fuck You Self”.

Los Fastidios, en el Empress Ballroom, iban a montar otro pitote considerable a favor de la inmigración en “Clandestino”, el animalismo en “Why Don’t You Eat Your Cat” o la diversidad sexual, con las palabras de Enrico: “Una mujer trans es una mujer siempre”. Un grandioso aquelarre antifascista que incluyó hasta una versión de La Polla Records, “Ellos dicen mierda”. Nunca fallan a la hora de levantar el pabellón de la jornada.

Paranoid Visions

Los históricos irlandeses Paranoid Visions era otra cuenta pendiente de anteriores ediciones, pues en este festival existe tanta oferta que muchas veces no da tiempo a ver todo lo que uno tiene intención. Se definieron como “los últimos punks” y aseguraron que internet y las redes sociales nos habían transformado en “reptiles”. Esta especie de colectivo con hasta dos vocalistas lleva difundiendo su mensaje desde comienzos de los ochenta. Y sin abandonar el pensamiento antisistema, han creado todo un culto, al igual que Crass y sus diversas ramificaciones.

El bueno de Nick Culmer (Anti-Nowhere League) ya nos legó una de las charlas más divertidas en el Literary Stage en 2024, por lo que regresó una vez más, aunque sus problemas de oído provocaron que tuviera que sentarse casi pegado al entrevistador. Eso no resultó problema para que se quedara con toda la afición relatando cómo el punk rock le salvó de la cárcel o su encuentro con Metallica, a los que dedicó unas cariñosas palabras: “Dios les bendiga”. No en vano, gracias a los hombres de negro recibió “mucho dinero”. Eso sí, pese a versionar “So What”, parece que no captaron el significado verdadero de la canción, algo que dejó pendiente para la publicación de un próximo libro de letras de Anti-Nowhere League.

Talco

Los italianos Talco poseían, al igual que Los Fastidios, la capacidad para montar un fiestón en cualquier situación. Tal vez no hubiera demasiada peña, pero los que había se entregaron en cuerpo y alma con sus himnos para levantar la voz y desentumecer articulaciones como “Danza dell’autunno rosa”. Menudos bailecitos casi gimnásticos que se pegaron algunos.

Los británicos Skeletal Family eran toda una institución dentro del rock gótico que por la península no veríamos ni de casualidad, por lo que estábamos ante una oportunidad única. Formados en 1982, tomaron su nombre de una canción de David Bowie y tras la pandemia se reformaron con la vocalista Anneka Latta, que recogió el testigo con inédita solvencia tras el alto listón dejado por Anne-Marie Hurst, su cantante más característica.

Skeletal Family

La veterana banda en 2025 sigue conservando cierta preocupación por la puesta en escena, por algo teníamos dos miembros con sombreros, entre ellos, un misterioso párroco teclista y saxofonista. Su actual encargada del micro quizás encajara más en un combo hippy goth tipo All About Eve, pero se desenvolvió con soltura otorgando la dignidad debida a viejos clásicos como “So Sure”, “She Cries Alone” o la piedra angular “Promised Land”. Ojala les veamos en breve por la península.

A los que el limitado escenario Arena se les fue de las manos fue a los punks célticos The Cloverhearts, que congregaron a una espectacular muchedumbre con su rollo festivo a lo Dropkick Murphys o The Rumjacks. El próximo año ya les veo en un tablao de dimensiones considerables para que monten el jolgorio que merecen piezas tan convincentes como esa genial revisión a toda pastilla del mítico “Country Roads” de John Denver. Quizás no inventen nada en el palo, pero cómo molaban.

El bajo del post punk

La presencia de Girlschool era otra de esas que impactaba en un festival como Rebellion, pero se agradeció ese punto macarra y aguerrido que siempre aportaban Kim McAuliffe y compañía. Reventaron el escenario Opera en cuanto a poder de convocatoria y el muro de guitarras que montaron justificó su inclusión en esa ubicación destinada principalmente a leyendas con varias décadas a sus espaldas. “C’Mon Let’s Go” sigue todavía atronando con la crudeza de Motörhead y provocando que se agiten no pocas cabelleras. Historia viva del rock duro.

Girlschool

Tributos y homenajes a Joy Division se han hecho a estas alturas hasta debajo de las piedras, pero pocos con la convicción y legitimidad que otorga haber compartido espacio con el mito Ian Curtis. Tal es el caso de Peter Hook & The Light, que pusieron pelos de punta clavando cortes sobrecogedores de la envergadura de “Day of the Lords”, “Shadowplay”, “She’s Lost Control” o ese “Transmission” coreado por el abarrotado Empress Ballroom. Es indiscutiblemente el bajo por definición del post punk. Cómo se nota que este tipo de piezas forman parte del acervo cultural británico, independientemente del género que le llame a cada uno.

Me quedé con ganas de escuchar “Ice Age”, “Decades” y otros temas fundamentales de Joy Division, al igual que el “Blue Monday” de New Order, entre otras canciones relevantes de la trayectoria de Hook, pero supongo que no suelen formar parte del espectáculo que lleva reproduciendo en los últimos tiempos. Eso sí, fue todo un puntazo que se arrancaran al final con el “Anarchy In The UK” de Sex Pistols, pues no todos los días uno podía presumir del honor de compartir tablas con el mismísimo Johnny Rotten. Para enmarcar.

Peter Hook & The Light

Fue una lástima que Public Image Limited no se salieran demasiado del guión que llevan estipulado en la siguiente gira, por lo que su bolo resultó casi clavado al que ofrecieron en el Azkena Rock Festival, a excepción de esa suerte de medley que realizaron al final con “Annalisa”, “Attack” y “Chant”, si no me equivoco. John Lydon hizo gala de sus habituales aspavientos y manera de entonar, aparte de esa tendencia de provocar al público que no ha perdido con los años, como cuando preguntó “¿Me habéis echado de menos?” con la misma sorna con la que finiquitó la trayectoria de Sex Pistols en el Winterland Ballroom de San Francisco, California.

El homenaje a la madre muerta de “Death Disco” volvió a ser de lo más sublime de la velada y tampoco estuvo mal su recordada colaboración junto a Leftfield en “Open Up”. Y en “Rise” quedó claro una vez más que la ira siempre será la más poderosa de las energías. Si hubiera introducido alguna sorpresa, como The Damned en la jornada anterior, su show hubiera ganado enteros, pero ser fan de John Lydon implica aceptar todos sus caprichos y excentricidades, como por ejemplo esta tendencia a no mover demasiado el repertorio. Nos conformamos con lo que nos sigue proporcionando en la actualidad, que ya es bastante.

Chicas ruidosas

El último día contó con un escenario dedicado a grupos femeninos, al igual que el año pasado, pues en el Rebellion se toman en serio la erradicación del sexismo otorgando espacio de veras que no se limita a una mera inclusión anecdótica. De esta forma, los irlandeses 50 Foot Woman despertaron a los que todavía les pesaran las legañas con un punk aguerrido que bebía tanto del hardcore como del pop punk californiano. Ah, y la vocalista se quejó de que se habían visto pocas banderas palestinas en el festival.

Quick Romance

Con la energía de The Rezillos, los tonos agudos imposibles de X-Ray Spex y la nostalgia juvenil de los grupos de chicas de los sesenta, Quick Romance se revelaron como una de las figuras con mayor proyección dentro del punk contemporáneo. Dijeron que era el concierto más grande que habían hecho y lo cierto es que la pelirroja Matilda puso toda la carne en el asador vestida de drugo de ‘La naranja mecánica’ en un inicio, evocó a Ronnie Spector (The Ronettes) o Mary Weiss (The Shangri-Las) y terminó arrastrándose cual Iggy Pop. Un auténtico animal escénico, en definitiva.

A Cowz la presentadora del apartado Loud Women les calificó como “diferentes”, no sin precisar que muchas otras bandas del festival también merecerían dicho calificativo. Pero a lo que probablemente se refería es que este dúo de chaladas estaban más orientadas hacia el pop electrónico aperturista, que no hacía ascos al uso de Auto-Tune. Y la verdad es que canciones como “Ur No Rockstar” o “Psychos” tenían su punto y hasta podrían llegar a fans de Yungblud o Ed Sheeran. Ya dicen que son el futuro del punk.

The Bolokos

Los nativos del archipiélago caribeño de Guadalupe The Bolokos ofrecían una propuesta muy pintoresca que mezclaba raíces criollas con punk, ska o surf, aparte de salir pintados con maquillaje que recordaba a la festividad mexicana del Día de Muertos. Grupos con esa puesta en escena no abundan, tampoco ese peculiar batiburrillo caribeño en el que incluso hay rasgos de folk céltico, por lo que siempre se agradecerá su inclusión en el cartel del Rebellion. La faceta más exótica del punk.

Y escuchar bandas en castellano no puede decirse que sea muy común, por lo que raudo había que acudir para catar el contundente ska hardcore de 8 Kalacas, que no dejaron títere con cabeza en uno de los shows más sólidos que vimos en los cuatro días. Saludaron a la “gente violenta” y gracias a cortes tan demoledores como “Púdrete” o “Luna” conquistaron a un respetable que seguramente ni entendía lo que estaban cantando. Pero ese era el verdadero poder de la música, pues la barrera idiomática no fue inconveniente para que la peña diera vueltas y creara pogos como si fuera el fin del mundo.

8 Kalacas

La combinación de vientos con tonos guturales, doble bombo o música mexicana se antojó una receta infalible para insuflar energía en la última jornada del festival. Probablemente se trate del único grupo de ska en el mundo con el que puedes agitar la cabellera y hasta hacer molinos. Necesitan visitar la península cuanto antes. Qué bombazo de grupo.

Una ventana hacia otra época

No podíamos prescindir de los pioneros Chelsea, que llegaron a tener en su formación a estrellas como Billy Idol o Sting, ahí es nada. Sigue al frente su incombustible vocalista Gene October, con más que sobrada capacidad para subirse al escenario hoy en día y cascarse himnos para la comunidad punk. Toda una gozada escuchar en 2025 cortes inapelables como “Come On” o “How Do You Know”, pero también piezas más recientes del estilo de “Johnny Has No Respect”. Una ventana hacia otra época.

Chelsea

Los suecos No Fun At All retrotraían del mismo modo hasta esos tiempos en los que Bad Religion y el punk patinero dominaba el mundo. Hay que agradecer a grupos como ellos que la llama del punk siguiera viva en Europa durante los difíciles años noventa. Reformaron la banda en 2016 y eso les insufló nueva energía y un entusiasmo que llega hasta hoy en día. Nunca les he seguido demasiado, pero vamos, que cortes frenéticos como “Spirit”, “It’s Not A Problem” o “Beat’ em Down” valen para tomarles muy en serio. Reactivadas viejas glorias.

El descaro y provocación de Vulpes se encuentran sin duda en el ADN de las mexicanas Las Fokin Bitches, que iniciaron su recital con la advertencia de que “las zorras invadieron la ciudad”. “Somos” es de esos temas combativos para dejarse la garganta, al igual que “Perras” o “Perro Jarioso”. Como se puede comprobar por los títulos, aquí había demasiada rabia acumulada. Cuidado, que muerden.

Bridget

Entre el rock alternativo y el punk transitaban Bridget, que ya pueden presumir de haber formado parte de festivales tochos como Glastonbury o Bloodstock Open Air. Su paso por el Rebellion no fue para nada de dejar indiferente, en parte porque contaban con una frontwoman de gran voz que se lo curraba bastante y una concurrencia que demostró su implicación montando pogos. Muy interesante este lugar indeterminado que proponían entre Amyl and the Sniffers, Hole o PJ Harvey.

Toda una institución del punk californiano se podría considerar a T.S.O.L. (True Sounds of Liberty), con una trayectoria que se remontaba a finales de los setenta y un papel crucial en el desarrollo del género al otro lado del Atlántico. A pesar de lo atractivo que resultaba a priori para un servidor, el Empress Ballroom no estaba ni mucho menos abarrotado, pero empezó a volar gente de igual manera con temas rápidos y cortos que se asemejaban a esputos sonoros.

No parecéis tan viejos”, retó a la audiencia el simpático voceras Jack Grisham, y posteriormente añadió: “Quizás porque yo soy viejo como un demonio”. Como una losa cayó la pura adrenalina de “World War III” o “Code Blue”, que provocaron que hasta un chaval de unos diez años se lanzara en volandas hasta tres o cuatro veces. El frontman aseguró que el punk significaba “ser mejor padre de lo que tu padre lo fue”, y no le faltaba cierta razón. Sobre todo con unos hijos tan agradecidos.

The Exploited

Y cerramos con The Exploited nuestra incursión de este año en tierras británicas, otro grupo que no es ni parecido ver al lado de casa que en un lugar donde el personal se desvive por su música. Abrieron hostilidades con “Let’s Star A War… Said Maggie One Day”, con un Wattie desbocado sin camiseta, golpeándose la cabeza con el micro, según manda la tradición, y agarrándose sus partes retando a la audiencia. Con los vuelos del personal se desató tal locura que los fotógrafos no pudieron situarse en la parte central del foso, tocaba imaginarse que estábamos en una trinchera.

Con un repertorio infalible en el que caía un himno tras otro no se podía errar el disparo, bastaban unos pocos segundos de “Chaos Is My Life” o “Alternative” para que las gargantas se elevaran hasta el infinito. Y vivir aquello se antojaba una de esas experiencias plenas que no se estilaba a menudo. Quién iba a decir que su voceras había sufrido en el pasado cinco ataques cardíacos, ahí estaba dándolo todo como si fuera un chaval de veinte. El punk rejuvenece, que no quepa duda.

Al margen de filias y fobias, hay sitios a los que uno debería acudir por lo menos una vez en la vida. En el campo de las religiones tenemos lugares de peregrinación como La Meca o Jerusalén, por lo que no debería extrañar que en el mundo de la música se cuenten con enclaves especiales de paz y alivio espiritual. El Rebellion es el epicentro de la cultura punk, el destino al que todo aficionado debería aspirar en algún momento de su trayectoria vital. La confirmación para el ingreso en el culto.

Alfredo Villaescusa

Un comentario

  1. Extenso resumen hacia las cañeras descargas a base del mejor Punk Rock destacando las actuaciones de históricas bandas como UK SUBS, THE DAMNED, ANTI NOWHERE LEAGUE, GIRLSCHOOL y una banda que me encanta como son los escoceses THE EXPLOITED.

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