Crónicas

Rebellion Festival en Blackpool (Reino Unido) con GBH, U.K. Subs, The Baboon Show o Sham 69: La península por todo lo alto

«En lo estrictamente musical, la península y los diversos pueblos que la componen mantuvieron un nivel por todo lo alto, muy superior a la media y a bastantes otros combos, daba igual la procedencia. Pura calidad tan reconocida como la del aceite de oliva.»

Del 1 al 4 de agosto de 2024

Winter Gardens, Blackpool (Reino Unido)

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Los eventos con alma suelen contar con personajes característicos, esos tipos que te encuentras año tras año y que forman parte de un ecosistema particular perfectamente distinguible para los aficionados y que sería imposible de contemplar en lugares donde los asistentes son meros números igual que si se fabricaran en serie en alguna cadena de montaje. Por el contrario, siempre agrada toparse con caras conocidas que han logrado forjar ese ambiente de irreductible familia donde se apoyan los unos a los otros y salen en tromba cuando se produce algún altercado.

Sham 69

En el festival Rebellion de 2024 pudimos vivir de primera mano esto último cuando unos descerebrados racistas tuvieron la mala idea de provocar a un ejército de unos 30.000 punks y manadas salieron en masa para proteger a los hermanos y evitar que la escoria nazi destrozara esa ciudad que con tanta hospitalidad les acoge en cada edición. Por si fuera poco, al terminar los incidentes, algunos de los asistentes se dedicaron a limpiar los destrozos, una labor que en realidad correspondería al malnacido que autorizó una manifestación contra la inmigración en la que la ultraderecha capitalizó los desgraciados incidentes sucedidos en Southport con el apuñalamiento de tres niñas.

Pero antes de la gresca del sábado, pudimos ver por el recinto a ese ejecutivo trajeado con un pin de anarquía en la solapa que lo da todo en los pogos o a ese señor con melena, gafitas y camiseta de The Cramps que a menudo deambula por los bolos cargado de bolsas, un coleccionista de los de antaño, a buen seguro. No faltaron tampoco los que agradecen su labor al profesional equipo de seguridad del Rebellion con abrazos, y por supuesto, mención especial a la chica vestida de Masked Intruder violeta que aparecía en los vídeos del evento que se reproducían en el Empress Ballroom.

El eje franco-británico

Sin más dilación, procedamos a desgranar lo mucho que dieron de sí cuatro maratonianas jornadas no aptas para flojos de espíritu. Comenzamos el jueves catando a esa suerte de eje franco-británico del DIY llamado A Void, con una vocalista salvaje que metía hasta guturales y un rollo hard rockero que podría recordar al de las míticas Runaways o al de la actriz Juliette Lewis en su faceta musical. Para seguirles la pista.

A Void

Sin despegarnos de ese eterno femenino del que hablaban La Mode, Tits Up ofrecían un punk más combativo en la senda de Bikini Kill o L7. Sigo pensando en la interesante perspectiva que posee este tipo de combos en comparación con sus colegas masculinos del género, que no es que sea mejor o peor, simplemente diferente. “Birthday Party” recogió con bastante soltura la herencia de las chaladas The Slits, por lo que desde ya apuntamos su nombre.

Del mismo modo, Chaos 8 contaban con una espectacular frontwoman a lo Wendy O. Williams y su música tampoco estaba muy alejada de lo que hacían Plasmatics, esto es, un híbrido entre punk y metal. Toda una banda de culto dentro del power pop podrían ser Private Dicks, que se formaron allá por 1978 y se reformaron tres décadas después para una gira europea. Con un repertorio mucho más cercano a Buzzcocks que a The Boys confirmaron su plena vigencia en la actualidad y lo mucho que molaría verles por la península. En algunas ocasiones he dicho que para disfrutar de este festival es necesario ser un erudito del punk y derivados, este sería un gran ejemplo.

Cyanide Pills

Los que sí que han pasado por nuestro país eran Cyanide Pills, que la primera vez que acudí a un bolo suyo pensé inmediatamente en lo que debieron sentir aquellos afortunados que tuvieron el privilegio de ver a Sex Pistols en directo a finales de los setenta. Con ecos más que evidentes al punk del 77 o al power pop añejo y un bajista con la chulería del Steve Jones de antaño, siguen siendo un auténtico cañón en las distancias cortas con temazos como “Can’t Get It Up” o “Day After Day”. Requetefan.

Por su parte, London (no confundir con la banda norteamericana del mismo nombre en la que militó Nikki Sixx antes de Mötley Crüe) era otra de esas delicatesen para entendidos en la materia, pues nacieron en 1976 y se desbandaron apenas un año después. Pero en ese tiempo les dio para girar con profusión junto a The Stranglers y para que su single “Animal Games” se convirtiera en un clásico de culto tras aparecer en el programa televisivo ‘So It Goes’. Cosas como esta solo se podrían contemplar en un festival como Rebellion.

Una fiesta chafada

Y otra de las señas de identidad de este evento en los últimos tiempos es la inclusión de un escenario “literario” en el que disfrutar de entrevistas de artistas participantes o personajes tan interesantes como Henry Rollins o Irvine Welsh, autor de ‘Trainspotting’. Este año no nos podíamos perder la intervención del vocalista de Anti-Nowhere League, Nick Culmer “Animal”, que desde el principio desató las risas cuando se sentó en el sofá y le dijo a su interlocutor: “Cuéntame, papi”.

Nick Culmer "Animal" (Anti-Nowhere League)

El frontman habló de su autobiografía ‘We Don’t Serve Your Kind ‘Ere’, que nos firmó posteriormente con gran amabilidad, los problemas de voz que sufrió durante la pandemia que amenazaron con apartarle de las tablas para siempre o de los cambios de formación que se producen en las bandas, algo que calificó como “un proceso natural”. Fue una oportunidad única de conocer a un tipo sencillo alejado de cualquier atisbo de estrella de rock. Y eso que cantó junto a Metallica en un abarrotado Wembley Arena en 1992. Ahí queda eso.

Por suerte, llegamos para catar unos pocos temas de The Ramonas, uno de los grupos tributo más destacados a Joey Ramone y compañía que también cuenta con cuatro discos de canciones propias. Los clásicos de los de Forest Hills “I Wanna Be Sedated”, “Pet Sematary” o “The KKK Took My Baby Away” nos insuflaron el chute suficiente para aguantar el resto de la jornada, así que otra parada obligada la constituían Menace, otros clásicos del punk del 77 que abarrotaron hasta los topes el escenario Opera House y conquistaron al personal con himnos del calibre de “Insane Society” y piezas más recientes del estilo de “Party Animals”. Estos veteranos todavía dan el callo con dignidad.

The Meffs

The Meffs metieron mucha tralla para tratarse de solo dos, con una vocalista/guitarrista que era una auténtica bomba moviéndose de un lado a otro de las tablas y poniendo cara de poseída. La abundancia de camisetas en los asistentes nos confirmó que debían ser una banda bastante popular por esos lares, y viendo el directo que se gastaban, lo entendimos por completo.

No demasiados acudieron a la llamada de Handsome Dick Manitoba, que repescó el repertorio de The Dictators con bastante más fuste que la facción de Ross The Boss. Porque, por mucho que se esmere Keith Roth como cantante, nunca será lo mismo que escuchar “Let’s Twist” o “Stay With Me” con la voz con la que originalmente se grabó.

Handsome Dick Manitoba

A pesar de que el bolo prometía con otras joyas como “The Party Starts Now” de Manitoba’s Wild Kingdom, la cosa se torció hasta el punto de que el carismático vocalista se mosqueó porque no le dejaron tiempo para dar la brasa y ahí le dejó al guitarrista cantando el himno “Who Will Save Rock N’ Roll?”. Al ver que el espectáculo seguía sin él, Manitoba regresó y le cedieron el micro, pero ya estaba tan picado como un crío de cinco años, por lo que optó por metérselo entre sus partes en vez de cumplir con su labor. Una pena, porque podría haber dado un conciertazo. Una fiesta chafada.

Los californianos Strung Out quitaron la tontería con un contundente hardcore punk que bordeaba el thrash metal y hasta incluyó un fragmento del celebérrimo “Walk” de Pantera. Los pogos salvajes que se registraron fueron de órdago. Y por los consabidos solapes, apenas pudimos catar un par de piezas de The Godfathers, que levantaron de inmediato a la afición con “This Is War” o “She Gives Me Love”. Mucho nos dolió perdérnoslos, pero nos consuela saber que en noviembre volverán a pasar por nuestro país para interpretar en su integridad el mítico álbum ‘Birth, School, Work, Death’.

The Godfathers

El milagro andante

En teoría, se supone que en el 2023 U.K. Subs se retiraron de las giras, aunque precisaron que harían de vez en cuando conciertos ocasionales. Y uno de esos eventos es sin duda el festival Rebellion, de las pocas oportunidades que existe en la actualidad para contemplar a la banda. El longevo Charlie Harper, a sus 80 tacos, se ha convertido en el Mick Jagger del punk, una reverenciada figura a la que compañeros de otros grupos como Anti-Nowhere League le dedican canciones y con una vitalidad que sorprendió incluso al bajista Alvin, que lo calificó como “el milagro andante” cuando el propio Harper irrumpió con una cerveza diciendo que “todavía” no estaba borracho.

U.K. Subs

En lo estrictamente musical, fue una hora de pura tralla con himnos como “C.I.D.” o “Rocker” que cualquier punk con fundamento debería adorar. No faltaron otros clásicos imprescindibles del calibre de “Down In The Farm”, versionada por Guns N’ Roses en el álbum ‘The Spaghetti Incident?’, “Tomorrow’s Girls” o ese “Warhead” que Parálisis Permanente adaptaron a su manera. Que sigan subiéndose por siempre a las tablas con esa desbordante energía.

El segundo plato que nos llegaba desde Nuevo Hampshire era del mismo modo realmente contundente, los grandes The Queers, figuras fundamentales de la trilogía ramoniana estadounidense conformada junto a Teenage Bottlerocket y Screeching Weasel. Teníamos pendiente verlos y no defraudaron lo más mínimo con un recital trepidante cargado de temazos para cantar a pulmón, caso de “Tamara Is A Punk”, “Fuck You” o “I Hate Everything”. Nunca el nihilismo transmitió una alegría tan desbordante.

The Queers

Y pusieron el colofón a las alusiones nada veladas a los Ramones con una apabullante revisión del inmortal “The KKK Took My Baby Away”. “This Place Sucks” cursó a una velocidad de crucero impresionante que además rubricaron con el riff de “Smoke On The Water” de Deep Purple, ironías de la vida. Todo un centrifugado en clave punk.

Y otro bolo arrollador se marcaron Dwarves, que contaron al bajo con Nick Oliveri (Kyuss, Queens of the Stone Age), como advertimos en un primer momento. Lo cierto es que no les controlábamos demasiado, pero los sopapos sónicos que lanzaban con “I Will Deny” o “Back Seat of My Car” bastaban para tenerles en cuenta de inmediato. Limpiaron el forro, pero bien.

Sham 69

Un cisma surgido entre sus componentes provocó que Sham 69 se dividiera en dos bandas con el mismo nombre, pero sin duda la que más fuste poseía era esta formación con el vocalista original Jimmy Pursey, un tipo tan peculiar que irrumpió en escena ataviado completamente de negro y se descubrió poco después dejando ver una camiseta con el logo anarquista. A nivel de actitud y estado de forma resultaba espectacular, no lo esperábamos, aunque pocos amigos ganaría cuando echó la bronca a un asistente por levantar una bandera (creo que era la palestina) y exigió que solo se desplegaran enseñas inglesas. En fin, pensábamos que los patriotas de hojalata estaban en el otro lado.

Quedémonos con lo musical, que resultó realmente sobresaliente, pues no todos los días nos topábamos con himnos punk de la envergadura de “I Don’t Wanna”, “Burstal Breakout” o el cántico de hermandad “If The Kids Are United” ejecutados con tanta convicción. Siempre les han considerado como padres del Oi! y del street punk, pero demostraron que en cuanto a espíritu no se hallaban tan alejados de Sex Pistols. De los conciertos del festival.

The Casualties

Y para finiquitar la primera jornada teníamos a otros especialistas en liarla parda como The Casualties, que ya nos pillaron reventados después de tanta tralla, aunque no pudimos resistir y aguantar el empujón final que proporcionaban piezas para elevar gargantas como “Written in Blood” o “Chaos Sound”. Apuesto a que pocos tuvieron la tentación de irse a dormir.

Selección ganadora

Cualquier atisbo de somnolencia en el segundo día nos lo arrebatarían de un plumazo los guipuzcoanos Kaleko Urdangak, primeros representantes peninsulares de esta edición a los que ya vimos el año pasado en un escenario más reducido como el del Pavilion. Esta vez oficiaban en el Club Casbah, de mayor categoría, y su entrega fue incluso superior que en el 2023, los zapatazos del vocalista contra el suelo podrían sentirse en metros a la redonda.

Kaleko Urdangak

La solidez que revelaban piezas tan demoledoras como “Seguimos en pie” o “Nortasuna” certificaban que no estaban en ese privilegiado lugar de casualidad. Lo tienen más que merecido. Si esta era la representación vasca al Rebellion, era desde luego una selección ganadora. Para estar muy orgulloso de la tierra por mostrar al mundo semejante producto.

Spectrum 4 era una de esas curiosidades que nos suele deparar de vez en cuando el cartel del Rebellion, pues lo suyo en realidad estaba más cerca de Fleetwood Mac y la psicodelia que del puro punk. Nos advirtieron además que aquella no era la formación habitual de la banda, pero oye, muy decentes se tornaron con una vocalista capaz de alcanzar encomiables tonos. Molaban este tipo de oasis sonoros.

TV Smith (The Adverts)

Quizás nos vinimos un poco arriba acudiendo al recital acústico de TV Smith, con repertorio escogido de The Adverts, con la esperanza de repetir sensaciones similares, pero en plena hora de la siesta aquello se hizo duro. Y eso que el trovador punk manifestó su intención de realizar algo diferente con caras B del calibre de “Quickstep” o “New Day Dawns” y despertó a los antiguos fans con la inolvidable “No Time To Be 21”.

La materia prima era de notable calidad, pues cayeron piedras angulares de la envergadura de “Gary Gilmore’s Eyes”, “Bored Teenagers” o la autodefinitoria “One Chord Wonders”, aunque despojadas del componente eléctrico impresionaban más bien poco. Seguro que por eso unos cuantos desertaron al darse de bruces con el panorama sosegado que se ofrecía en el Opera House. Las cómodas butacas pudieron provocar ronquidos.

La Inquisición

Los góticos Rose of Avalanche impactaron por un sonido tan sólido como cristalino y nos hubiéramos quedado hasta el final si no fuera porque los catalanes La Inquisición iban a dar un bolazo de lo mejorcito del festival. Nos enseñaron de primeras que “El Himno de España” no tiene letra, otorgaron una rabia inaudita al “Verte amanecer” de Dorian y constataron su posición como una de las bandas de punk más destacadas de los últimos años con “Rosa de Mort”, que debería ser desde ya himno perpetuo a la ciudad de Barcelona. Tuvieron poco tiempo, pero el suficiente para que muchos guiris se quedaran con el culo torcido por el espectacular derroche de energía que trasmitieron. Esto era entrega y lo demás tonterías. Arrolladores.

Siempre hemos valorado el espacio que se dedica en este evento al rock gótico, algo además con toda la lógica del mundo, pues su sonido procede del punk. Para los amantes de la oscuridad, un nombre legendario de los discos recopilatorios del género eran The March Violets, a los que vimos hace pocos meses en el DarkMad, e incluso en un entorno tan catastrófico a nivel técnico lograron sobresalir.

The March Violets

Lejos de acomodarse para vivir de las rentas, habían sacado escasas semanas atrás un reseñable álbum con piezas evocadoras como “Crocodile Teeth” o “Hammer The Last Nail”, que dedicaron a esas ideas racistas de extrema derecha que precisamente tantos problemas ocasionarían a la ciudad en la jornada posterior. La vocalista y fundadora Rosie Garland destiló una clase tremenda sobre las tablas y confirmó a la banda como una auténtica referencia de culto dentro del género. Los himnos “Snake Dance” y “Walk Into The Sun” todavía desentumecen huesos.

No se antojaban tampoco cosa menor dentro del punk The Defects, formados en Belfast allá por 1978 y con temas como “Guilty Conscience” que deberían ocupar un merecido hueco en cabezas y colecciones de discos de los aficionados. Rescataron del mismo modo cortes de la historia más reciente del grupo, como “45 minutes”, de su trabajo homónimo de 2015. No inventaron la rueda, pero molaron.

Un problema muy serio

Los escandinavos The Baboon Show se estrenaban en el escenario del Rebellion y no veíamos claro si su propuesta recibiría el masivo respaldo de los asistentes. Pero se conoce que los suecos ya habían realizado diversas incursiones previas por las islas británicas porque abarrotaron el Empress Ballroom a una hora con dura competencia por parte de Resistance 77 o Infa Riot, que por esos lares poseen una cantidad nada despreciable de fans.

The Baboon Show

Cecilia partió la pana desde el comienzo con sus adrenalínicos movimientos, buscando el contacto del público y certificando una vez más que son una de las mejores bandas que se puede contemplar hoy en día en directo. El ramalazo que aún conservan a lo The Hellacopters o Turbonegro, presente en “Playing With Fire” o “Me, Myself And I”, en las distancias cortas sigue siendo algo arrollador.

Confesaron su postura clara contra el racismo, el sexismo y el machismo antes de “You’ve Got A Problem Without Knowing It” y para “Radio Rebelde” la mayoría de las gargantas se elevaban en una sola voz. ¿Sobrevalorados, como dicen muchos? Lo dudo, jamás podrá decirse que han dado un concierto malo, o por lo menos mediocre. Son un problema muy serio.

Anti-Nowhere League

Si el año pasado los míticos Anti-Nowhere League nos legaron una de las actuaciones más destacadas de las cuatro jornadas, casi lo mismo podría repetirse en 2024. Nick Culmer “Animal” es sin lugar a dudas uno de los vocalistas más en forma en el panorama punk actual, escupiendo como un macarra a diestro y siniestro, haciendo gestos de esnifar, meterse un pico o descubriéndose el pecho para encajar la bala que le disparen los sectores más reaccionarios de la sociedad. La autenticidad que desprende este hombre sigue echando para atrás.

En lo musical, no tardaron en conectar con los seguidores gracias a pepinazos incontestables como “I Hate People”, “Let’s Break The Law” o el homenaje al abuelo del punk “I Wanna Be Like Charlie Harper”, dedicada al infatigable vocalista de U.K. Subs. Los miembros de la banda que acompaña a Animal podrían ser figurantes de la serie ‘Sons of Anarchy’, tipos con pinta ruda que contribuían a engrandecer piedras angulares como “Woman” o la versionada por Metallica “So What”. Ojalá giren por la península. We Are The League!

Gogol Bordello

La propuesta multicultural de los gypsy punks Gogol Bordello era más pertinente que nunca en un país incendiado por bulos de extrema derecha en redes sociales. Frente a la uniformidad e imposibilidad de un modelo sin inmigrantes que el maldito Brexit demostró que era inviable, ruptura de fronteras total como la que preconizaban esta suerte de colectivo en temas como “My Companjera” o ese soberbio “Fire  on Ice Floe”, donde un par de chicas se unieron a este jolgorio integrador e inclusivo que derribaba fronteras entre razas.

Pienso que los neoyorquinos eran conscientes de que actuaban en un festival de punk, por lo que aceleraron determinadas partes de su repertorio, pero no por ello renunciaron a esa característica faceta folk que en ocasiones se nos hizo un poco bola. No obstante, fue todo un acierto que contaran con un combo tan original y diferente en muchos sentidos. Y su personal revisión del “Solidarity” de Angelic Upstarts puso la piel de gallina. Antídoto en vena contra el fascismo cultural.

The Stranglers

Parece mentira que en nuestro país a una bandaza como The Stranglers le cueste meter 1.000 personas y en cambio en Reino Unido alcanza sin problema los 20.000 o 30.000 asistentes, que se dice pronto. Supongo que piezas como “Peaches” o “Skin Deep” pertenecen al acervo cultural de los británicos, del mismo modo en que en la península la mayoría conoce los temas de Mecano, aunque no le interese ni por asomo el grupo.

Tal sensación vislumbramos cuando estos veteranos del post punk se marcaron el clásico “Always The Sun”, con la peña elevando voces y móviles para inmortalizar el inolvidable momento. No se trataba de un fenómeno generacional, pues ahí había gente de todas las edades. Siempre es un placer contemplar a un combo de semejante calidad darse un merecido baño de masas.

Dinero gratis y el pene de Tom Cruise

A las chicas de Lady Rage les vimos hace un par de años en el escenario Arena de nuevas promesas y entonces ya nos llamaron la atención. En esta ocasión tuvieron el honor de abrir la tercera jornada en un recinto de tanta categoría como el Empress Ballroom y lograron congregar a una nada despreciable afluencia a eso de las doce de la mañana.

Lady Rage

Tal vez su música esté más orientada al metal contemporáneo que a ninguna otra cosa, como atestigua su reciente debut ‘Hear Me Screaming’, lanzado hace escasas semanas, pero supieron ganarse el favor del respetable gracias a una espectacular frontwoman que era un puro vendaval escénico y a temas de marcado gancho como “Never Sleep”. Se quedaron además con el personal cuando bajaron a las primeras filas armadas con pistolas de agua para disparar a la boca algún líquido y lanzar una especie de billetes falsos al final. “Dinero gratis”, dijeron.

Y también teníamos catados a los chalados de Pizzatramp, que volvieron a marcarse un recital tan demoledor como desternillante. Dedicaron “CCTV” al “pene de Tom Cruise” y también se acordaron de los alborotadores de extrema derecha previstos para la tarde en “Hope You Fucking Die”, donde mandaron a cascarla al activista fascista Tommy Robinson, que estos días alentaba los disturbios en Reino Unido desde la piscina de un hotel. Si nunca les has visto, te estás perdiendo algo muy gordo. Deja que sus ráfagas de escasos minutos te revienten la cabeza.

Nasty Rumours

Los suizos Nasty Rumours parecían una opción muy apetecible por su mezcla de power pop y punk del 77, aunque su rollo en realidad estuviera más cercano a Buzzcocks que a The Boys. Pero molaron mucho temas certeros y directos como “She’s Mental” “Remember All Those Nights” o “I Wanna Kill Your Boyfriend”, ejecutados a toda pastilla, por supuesto. Podrían girar por la península.

Casi van camino de convertirse en una presencia recurrente en el Rebellion Festival los italianos Los Fastidios, ideales para levantar cualquier sarao en las circunstancias más adversas. Abogaron por la multiculturalidad en “Clandestino” y censuraron ese sistema injusto al que parece que los únicos inmigrantes que molestan son los pobres. Curioso cuando muchos países regalan nacionalidades a golpe de talonario.

Los Fastidios

Enrico y Elisa tienen la capacidad y el carisma suficiente para montar un fiestón considerable. No hablemos ya si recurren a una versión tan enérgica como “Ellos dicen mierda” de La Polla Records o un himno para elevar gargantas de inmediato como “Antifa Hooligans”, que pegaba en una jornada tan adecuada para reivindicar el antifascismo. Imposible aburrirse en un bolo suyo.

Y prácticamente nos dejaron planchado las chinas Dummy Toys, unas orientales mucho más aguerridas que Rumkicks con un palo cercano a The Exploited o GBH que te vuela literalmente el bolo. Aparte de lo complicado que debe resultar ser punk en su país de origen, sobrecogía la tralla que metían estas féminas capaces de limpiar el forro a cualquiera con piezas del estilo de “War Is Nightmare”, una puesta en escena espectacular y una vocalista en la línea de Olga Svetlanas. Apabullantes.

El rosa es punk

El queer punk de colorines y abalorios siempre debería tener un espacio en el Rebellion y ahí estaban Daffodildos, capitaneados por Emily Flea, a la que habíamos visto en otras ediciones del festival tanto arriba como debajo del escenario. Se quejaron de que por las inmediaciones había demasiadas camisetas blancas y negras, por lo que uno de sus gritos de guerra fue “pink is punk” y pudimos ver estampas curiosas con pogos con alguna chica vestida de rosa y con mochila de osito de peluche. La transgresión desde otro punto de vista.

Daffodildos

Mientras se producían en el exterior los disturbios de ultraderecha y se cerraban las puertas por seguridad, en el interior de Winter Gardens el espectáculo siguió con el guión previsto, pues tampoco se trataba de la primera vez en la que malnacidos nazis amenazaban a los asistentes al evento. De esta forma, los eslovenos Clockwork Psycho ofrecieron un recital trepidante de feroz psychobilly a mil revoluciones y hasta incluyeron una canción ucraniana como “Verushka” o una brillante adaptación del “Going To Brazil” de Motörhead.

Los eruditos del punk no podrían dejar pasar a The Outcasts, procedentes de Belfast y formados allá por el increíble año de 1977. El bajista, vocalista y frontman Greg Cowan sigue al pie del cañón después de varias décadas y cuenta además a su vera con compis tan solventes como Buck Defect a la guitarra. Solo por escuchar joyas absolutas del género como “Justa Nother Teenage Rebel” o “Self Conscious Over You” mereció la pena estar allí. Para los que gusten profundizar en el movimiento del imperdible, que era algo bastante más gordo que Sex Pistols, The Clash y los grupos que conocemos todos.

The Countess of Fife

A The Countess of Fife les teníamos fichados de sobra porque se trataba del proyecto de country alternativo de la vocalista Fay Fife de Rezillos, y rompiendo por completo con la tónica punk del evento, fue una verdadera delicia. Con un chorro de voz espectacular y una corista/guitarrista que engrandecía las melodías, se tornaron un oasis sosegado donde disfrutar de música reposada, sí, pero de una calidad incontestable. Composiciones como “Goodbye Motorbike Guy” evocaban viejos recuerdos de adolescencia, al tiempo que nos permitían un alto en el camino más que necesario en tres jornadas de festival. Una maravilla para sibaritas.

Muy complicada papeleta les tocó gestionar a los valencianos Deaf Devils en el horario estelar del sábado, pero consiguieron congregar a una reseñable multitud en el céntrico escenario Pavilion y diría incluso que me topé con algunas camisetas del grupo a lo largo del evento. Solo podía quedarme poco tiempo, el suficiente para flipar igual que el resto de guiris con el empuje que imprimían proyectiles sonoros del calibre de “Tonite” o “Don’t Bother” o con esa frontwoman pura dinamita que se arrastró entre el respetable a la primera de cambio. Vuelvo a repetir que si algún fan de Turbonegro o The Hellacopters todavía no les conoce, está desperdiciando su vida, de verdad.

Deaf Devils

Ciudad asediada por ratas

Si existe una figura dentro del punk a la que los fanáticos rindan una devoción casi religiosa, esa sería la del frontman Colin Abrahall de GBH, una especie de Cristo crucificado en su tradicional pose sobre el micro, una imagen que resulta tan icónica que quizás hasta deberían hacerse estampitas o colgantes con esa inolvidable postura. Y por supuesto no se desprendió de su inconfundible chupa de cuero hasta la mitad del concierto por lo menos, no hacía precisamente demasiado frío, por comentar.

GBH

El repertorio de los británicos no suele ofrecer muchas sorpresas con cimientos tan rotundos como “Sick Boy”, “Wardogs” o “I Am The Hunted”, entre otras. Eso sí, la fallida incursión de los nazis en la ciudad, que huyeron en cuanto comenzaron a salir oleadas de asistentes de Winter Gardens, hizo que piezas como “City Baby Attacked By Rats” o “Give Me Fire” se miraran con otros ojos. No podría haber mejor banda sonora para celebrar el fracaso de las repugnantes ratas racistas.

Y después de la furia, pues paz y amor, eso era lo que tocaba con The Ruts D.C., hasta el punto de que la intro del “Love Will Tear Us Apart” de Joy Division en clave reggae parecía incluso una ironía. Otro de esos grupos que en la península habría que darse con un canto en los dientes si consiguen sumar un centenar de personas y aquí te abarrotan un teatro entero de las dimensiones de Opera House.

The Ruts D.C.

Son unos de los pioneros del post punk, por diversos motivos, como su atrevido uso de los sonidos jamaicanos en el dub punk “Jah War”, o el matiz contemporáneo copiado por mil bandas indie en “Staring At The Rude Boys” o “Babylon’s Burning”. Basta coincidir con ellos en Reino Unido para constatar que la influencia que dejaron en la historia de la música no fue baladí. The Clash abrieron el camino y ellos lo recorrieron.

Los rockabillys suizos The Hillbilly Moon Explosion eran otra de esas rarezas dentro del cartel de este año, pero comprobamos que no había tampoco pocos adeptos de este género. Al margen de ello, la vocalista y guitarrista Emanuela Hutter desprendió el glamour de las divas del cine negro, encima con tacones y camiseta de sus paisanos Coroner, con un par. “Depression” quizás resultara demasiado tradicional para algunos, aunque los pies o la cabeza se movían a veces sin quererlo.

Niños prodigio

En la pasada edición nos volaron tanto la cabeza Rites of Hadda que no dudamos en repetir con esta simpática chaladura que lo mismo puede recordar a King Crimson que a Sex Pistols, por algo dicen que su lema es “sax ‘n’ drag and rock ‘n’ roll”. Lo cierto es que resultaba todo un espectáculo ver a su vocalista agitándose frenéticamente bajo un vestido de folclórica del que se iba despojando a medida que avanzaba la actuación. Rindió además homenaje a un amigo muerto interpretando un tema con la peluca del finado y aprovechó para pintarse con el set de maquillaje que había colocado en el suelo. Un show demencial.

Rites of Hadda

Los ánimos seguían caldeados tras la intervención de la extrema derecha en la jornada anterior, así que no venía mal desfogarse con el combativo ska punk de Faintest Idea. Como barruntábamos, montaron un fiestón considerable gracias a himnos como “War To The Palaces”, donde los vientos se arremolinaron en torno a su guitarrista durante el solo y su vocalista llegó a dirigir las voces del respetable cual director de orquesta. Para ponerse a tono rápido.

El escenario central contó en el último día con una destacada presencia de combos femeninos bastante interesantes, caso de Baby Said, conjunto conformado por las hermanas de ascendencia Punjabi Veronica y Jess Pal que tomaron el nombre del grupo de su canción predilecta de su banda favorita, los italianos Måneskin, por supuesto. No resulta complicado rastrear la influencia de Damiano y compañía en temas de su EP ‘Who Gives A Rock’ como “You Killed It” o “Fight”, a la que le sentaría de lujo una colaboración con Tom Morello, por cierto. Hay que seguir la pista a estas chavalas.

Rumkicks

A las coreanas Rumkicks les habíamos visto en Bilbao acompañadas de Deaf Devils hace pocas semanas, por lo que no esperábamos demasiadas novedades en su show. Obviamente, no era lo mismo contemplarlas en un escenario de proporciones considerables como el del Empress Ballroom del Rebellion, un festival en el que llevaban tocando tres años seguidos, como subrayaron posteriormente. Piezas como “Drinking Everyday” o “Fuck You” se han ganado ya su lugar en los corazones de los aficionados más aperturistas.

Saber que se trataba de una banda punk de Detroit fueron credenciales suficientes para apostar por Choking Susan, que seguían al milímetro las enseñanzas de MC5 o The Stooges hasta el punto de colar una muy aceptable revisión del celebérrimo “I Wanna Be Your Dog” de los últimos. Aparte de eso, la puesta en escena también estaba currada, con una vocalista que se arrastraba como Iggy Pop en sus años mozos. ¡Apunten el nombre!

Lo de The Dollheads podría considerarse uno de esos casos de niños prodigio que destacan en algún campo o especialidad de manera muy espectacular, pues estos chavales de Las Vegas no parecían llegar a la mayoría de edad, pero llevan ya unos seis años en el negocio, disponen de dos discos, y por lo que comprobamos, tampoco andan escasos de habilidad en directo. Pese a que su pop punk a lo Sum 41 o Blink-182 se antoje dirigido a un segmento muy particular, lograron congregar a una multitud tan desbordante de personas que les doblaban o triplicaban los años que no pudieron evitar emocionarse. Van a ser muy grandes.

Hipersona

Y desde Turquía, en el mismo escenario de Loud Women, también nos parecieron interesantes Hipersona, con un rollo más alternativo y retazos de indie bailongo a lo Franz Ferdinand. Las dos chicas llevaban una especie de uniformes entre lo colegial y lo militar que realzaba el aspecto visual de su propuesta. Lo único que lamento es que tuvieran la batería programada, pues temazos como “Maniac” deberían sonar cañón con un grupo al completo.

Un superviviente con galones

A los psicodélicos Love había que verlos, mejor dicho, lo que queda de ellos, que era el guitarrista y miembro original Johnny Echols. Un servidor opina que este grupo sin el fallecido Arthur Lee, principal compositor del combo, no tiene mucho sentido, por lo que si nos tomamos a esta versión de la banda como una suerte de grupo tributo, pues se puede llegar a disfrutar. Y por lo que dijeron, tal parece su misma intención, revisitar y rescatar del olvido el legado de álbumes tan fundamentales como ‘Forever Changes’, “uno de los mejores discos de la historia”. Música bien interpretada con respeto.

Love

Por el contrario, lo de Sweet nos resultó una pantomima en toda regla, con el único superviviente de la formación original, Andy Scott, a la guitarra. Quizás en los temas más hard rock tipo “Action” o “Set Me Free” podían aguantar el tipo, pero aquellos en los que la faceta glam rock era más evidente, tipo “Teenage Rampage” o “Wig Wam”, no tenían pase ninguno. Básicamente, porque ambos poseían melodías a dos voces que era lo que le daba gracia al asunto.

Sweet

Si uno se pone a cantarlos como si estuviera en Iron Maiden, pues entonces el resultado cambia por completo. No esperábamos que a estas alturas salieran disfrazados con purpurina y pantalones apretados, pero sí un poco más de consideración a un repertorio que debería ser inmortal. Un saqueo sin contemplaciones de material mítico. Y eso que soy un gran fan del grupo, sobre todo de su periodo setentero.

Svetlanas

Menos mal que Svetlanas andaban ahí para poner los puntos sobre las íes. No suelo faltar a su cita anual con el Rebellion, pues desde que Olga irrumpe en las tablas con sus caras de poseída es casi como si te pasaran por encima una fila de camiones por lo menos. Cada vez que la veo dándolo todo es que me vuelvo a quitar el sombrero ante esta impresionante frontwoman que deja a la mayoría para juegos florales. Basta contemplarla unos pocos segundos para constatar que su pura rabia es auténtica y que hay cero postureo en sus maneras sobre el escenario. De las mejores cantantes del hardcore punk.

Y no nos podríamos perder a la última representación peninsular del Rebellion, los catalanes Crim, que al igual que Deaf Devils el día anterior, lucharon con una competencia tan enorme como la de Cockney Rejects. A pesar de las circunstancias desfavorables, reunieron a una notable concurrencia en el Arena que sin duda alucinó con la descomunal entrega que imprimieron en sus escasos minutos de actuación.

Crim

Épica se tornó “Hivern Etern” y para cuando se arrancaron con “Pare Nostre Que Esteu A L’Infern” la mayoría de los guiris andaban con el culo torcido tras una descarga tan impepinable. Incluso el ejecutivo trajeado con el pin de la anarquía se llevó las manos a la cabeza de la emoción. Normal, fue muy grande.

Por los motivos antes mencionados, solo alcanzamos a catar la parte final de Cockey Rejects, pero ya lo hemos dicho, en este evento es imposible abarcar todo. Pudimos constatar que la adquisición de Michael Olga Algar de The Toy Dolls a la guitarra no ha hecho sino engrandecer todavía más a la mítica banda de street punk. El vocalista Turner lo llamó incluso “puto maestro” al tiempo que se congratulaba de que ayer “los racistas” se fueran a casa. El himno “Oi! Oi! Oi!” retumbó hasta los mismos cimientos del Empress Ballroom.

Otros clásicos del punk de Belfast eran Stiff Little Fingers, coetáneos de The Clash o The Damned, pero que no renuncian a aportar su granito de arena al panorama actual con canciones como “Hate Has No Home Here”, más apropiada que nunca ante esa ola de racismo e intolerancia que sacude Reino Unido en estos momentos. Nos hubiera gustado quedarnos hasta al final, pero otros compromisos nos requerían.

The Alarm

Y para cerrar cuatro maratonianas jornadas de música acudimos sin pensarlo a The Alarm, grupo de new wave de los ochenta que en la península no veríamos ni de casualidad. Sin embargo, el formato que nos topamos en plan cantautor, con un único integrante con guitarra acústica a lo Woody Guthrie y armónica a lo Dylan no era lo que esperábamos. Eso sí, la puesta en escena estaba currada con diversas inscripciones antibelicistas repartidas por el escenario y no había oportunidad de escuchar en directo una canción tan redonda como “Sixty Eight Guns” todos los días. Un superviviente con galones.

Pues hasta aquí dio de sí una edición del Rebellion en la que se pudo ver que el festival es una familia más que nunca, donde si tocan a uno, nos tocan a todos, como se pudo comprobar en la gloriosa hazaña contra las ratas racistas que asolaron Blackpool. En lo estrictamente musical, la península y los diversos pueblos que la componen mantuvieron un nivel por todo lo alto, muy superior a la media y a bastantes otros combos, daba igual la procedencia. Pura calidad tan reconocida como la del aceite de oliva.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Gran resumen hacia tan mitico festival de Punk Rock británico como es el REBELLION FESTIVAL y donde destacaron las grandes actuaciones de históricas bandas como UK SUBS, GBH o THE ALARM.

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