Crónicas

Radiocrimen + Free City en Bilbao: El espíritu de Mallona

«Menos mal que todavía tendremos a bandas como Radiocrimen que nos recordarán el espíritu de Mallona, de la ciudad gris de los gaztetxes, la priva en la calle y las noches que nunca se acababan. Un universo que no morirá.»

15 abril 2023

Kafe Antzokia, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Seguramente el punk sea de los pocos vestigios de autenticidad que permanecen en la sociedad actual. Al igual que al rock n’ roll, lo han tratado de matar tantas veces que hemos perdido la cuenta. También se le intentó acomodar a la cultura mainstream y despojarle de todo elemento peligroso o subversivo que pudiera ser incómodo para esos biempensantes que no dudan en apuntarse a aquello que les parezca molón. Menos mal que todavía quedan clases y enseguida se nota lo que es verdad y lo que no.

Radiocrimen

Los bilbaínos Radiocrimen no tardaron en hacerse hueco al comienzo de su trayectoria, pero no lo hicieron por casualidad, contactos o cualquier otra majadería, sino porque ofrecían algo que por aquel momento no se estilaba demasiado. Frente al Botxo del Guggenheim y de ese partido único que infecta cual virus, la urbe gris, con resabios industriales, gaztetxes y boyante vida nocturna que parecía no conocer fin. Ay, quién iba a decir que en un futuro se transformaría en una especie de parque temático para guiris con la juerga casi proscrita.

En un momento de la noche, el gran Txarly Usher dijo que la cita con el bilbaíno Kafe Antzokia era el concierto que “más nerviosos” les ponía. De sobra es sabido que muy pocos son profetas en su tierra, por lo que es comprensible que siempre imponga mucho más oficiar para los parroquianos locales que te han visto crecer y esperan una entrega considerable que en otros sitios sin tanta vinculación sentimental.

Free City

Sin estar lleno a rebosar, una notable afluencia acogió en un primer lugar a Free City, que a priori tampoco pegaban demasiado en la velada a nivel musical, aunque supieron hacer que su hardcore melódico con trazos a lo Viva Belgrado se ganara el respeto de la afición. Desde luego que se dejaron la piel en escena, en especial su inquieto vocalista, y no creo que exista nadie que pudiera decir con objetividad que fue un mal recital. Cuidado con ellos, tienen actitud para reventar cualquier garito.

Lo de Radiocrimen estaba claro que sería otro bolazo para enmarcar, su décimo aniversario se celebraría por todo lo alto, sin recrearse en la nostalgia y demostrando que aún poseen muchas cosas que decirnos. Es el caso de “Jon”, uno de sus temas más recientes, que habla de otros tiempos en los que separarse del rebaño a veces podría ser toda una temeridad, una crónica vital con la que más de uno se sentirá identificado. Que vivan por siempre jamás los barrios obreros.

Radiocrimen

Sin pausas, palmas ni mierdas enlazaron con “Terror” y “Buko”, eterno homenaje el viejo Chinaski. Un servidor, que les ha visto desde los mismos inicios, tal vez añore a componentes tan carismáticos como Javi Puñales, pero su formación actual consigue crear el muro de sonido necesario para que Txarly Usher nunca se sienta desprotegido, por eso se mueve cual pez en su medio natural, ya sea subiéndose a los altavoces, arrastrándose por el suelo como Iggy Pop o impartiendo inapelable magisterio de alguien que verdaderamente sabe lo que es currárselo encima de un escenario. De los mejores frontman que se pueden ver en la actualidad, la de veces que lo hemos repetido.

El contrapunto que ofrecía Luis Punk a la voz y guitarra tampoco hay que pasarlo por alto, diría que uno de los picos de los conciertos de Radiocrimen siempre es ese “Contenedores” entonado con tono aguardentoso y rabia a raudales. Inmenso. Y poco después no desmereció para nada “Autocrítica”, que vuelve a meter el dedo en la llaga donde más duele. Qué gustazo pensar que existen más humanos a los que les da por saco el postureo inmisericorde de las redes sociales.

Luis Punk y Txarly Usher de Radiocrimen

“Mis demonios” era una de las piezas del debut que no se podría obviar, al igual que “Delfín Negro” o la nihilista “Amar mata” de su reválida. Echamos de menos la incisiva “Lágrimas de carretera”, pero todo no se puede tener, ojalá la recuperen en un futuro. Y “Bastardos” es otro temón mayúsculo, me atrevería a decir que ya es un clásico que se ha ganado a pulso su espacio en el repertorio.

El catálogo escogido para la noche fue impecable, no sobraba nada, luego cada cual tendría sus preferencias, pero lo que no se pudo discutir es que resultó bastante equilibrado. Había piezas para calentar la garganta como “Bala perdida” y otras del calibre de “Los indeseables” que no tardarán en efectuar la misma labor, no será por falta de potencial.

Radiocrimen

“Tiempos salvajes” la hemos escuchado infinidad de ocasiones en directo, pero sigue poniendo pelos de punta como la primera vez. Un himno de principio a fin, no cabe apelación. Y lo mismo podríamos aplicar a “Mundo basura”, todo un cántico de hermandad punk en el que colaboró uno de los protagonistas de aquel coral vídeo que grabaron en su día. “Los traficantes de armas heredarán la tierra”, una frase para tatuársela por lo menos.

Crecimos en las escaleras de Mallona”, dijo Txarly Usher antes de ese clarísimo homenaje al Bilbao de antaño llamado “Dios ha muerto”, con referencias a Eskorbuto y a lugares emblemáticos del Casco Viejo. Decir que todo lo que menciona es religión sería quedarse corto.

Txarly Usher durante el concierto de Radiocrimen

Los ánimos se elevaron todavía más cuando Txarly afirmó que “Si no se puede bailar, no es mi revolución”. El pistoletazo de salida para que el desparrame total presidiera “Alcohol barato”, más munición para la garganta que se desataría de nuevo en “Ahógate en el WC”, su soberbia revisión de La Broma de Ssatán. Piedra angular del punk patrio.

Habían cumplido ya de sobra en cuanto a entrega, pero volvieron para los consabidos bises con otro corte del que no se podía prescindir, “Los chicos ya no quieren llorar”. Hemos escuchado ya incluso versiones de este tema, lo que da buena cuenta de lo grande que se ha vuelto en el rollo. Y nos dieron la oportunidad de gritar “Amancio Ortega” en “Bangladésh”, su colaboración histórica junto a Siniestro Total. Para bailar sobre la tumba a perpetuidad.

Radiocrimen

Un concierto de Radiocrimen estaría incompleto si el grandullón Txintxe no saliera a cantar “En las cloacas”, con su letra inconformista a rabiar que entroniza a disidentes, ovejas negras y demás criaturas perjudiciales para el sistema. ¿A quién le interesa de verdad encajar en el rebaño?

Podrán pasar décadas y tal vez incluso nos intenten vender una ciudad de cristal, con policía en cada rincón, dinero brotando de los árboles y demás facilidades que valoren aquellos con mentalidad más pasada que el chotis. Menos mal que todavía tendremos a bandas como Radiocrimen que nos recordarán el espíritu de Mallona, la ciudad gris de los gaztetxes, la priva en la calle y las noches que nunca se acababan. Un universo que no morirá.

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Pedazo de resumen hacia el gran concierto que se marcó una de nuestras bandas más grandes e históricas de nuestro Punk Rock como fueron RADIO CRIMEN en una sala con mucha historia como es la Antzokia bilbaina a través de estos clásicos del mejor Punk Rock combativo. Muy buen concierto igualmente por parte de los FREE CITY como digna banda telonera.

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