Crónicas
Nuevo Catecismo Católico + Head Holes en Bilbao: Gudaris del punk y el grupo local del momento
«Fue una noche en la que diferentes generaciones se dieron la mano, los gudaris del punk y el grupo local del momento del que todos hablan. Distintas maneras de entender el rock, pero con el denominador común de la visceralidad y la chulería ondeando bien alto. Un recital apabullante de los que te hacen sentir vivo.»
11 noviembre 2023
Sala Bilborock, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
En el mundo del rock siempre han existido egos tremendos injustificados, pero también gente sencilla que no se cree más que nadie y no duda en echar un capote a aquellos que vienen después con la loable intención de tomar el relevo y así conseguir que un movimiento perdure. Frente a escenas cainitas donde se pisan unos a otros únicamente para sobresalir unos milímetros, la fraternidad como valor diferencial supremo que nos distinga de otros géneros.
Tal actitud parecía la predominante en el bolo organizado en la bilbaína sala Bilborock con dos bandas que representaban juventud y experiencia en el rock en general. Quedémonos con esa definición aperturista en vez de perdernos en un baile de términos como punk, hard rock o glam, entre otros.
Por una parte, estaban los veteranos de Buenavista Nuevo Catecismo Católico, integrantes de esa santa trinidad del macarreo donostiarra que conformaban con Discípulos de Dionisos y Señor No, un poco como The Hellacopters, Turbonegro y Backyard Babies en los países escandinavos. Y como acompañantes, nada menos que Head Holes, el grupo local del que la mayoría está hablando tras verles en directo y labrarse una reputación por sus descargas potentes. La credencial más inapelable que existe.
Como no podría ser de otra manera, los habituales de la parroquia rockera asistieron con la devoción requerida a una eucaristía eléctrica de la que uno tal vez no saldría renacido, por sí con la profunda convicción de haber presenciado uno de esos recitales antológicos que permanecen una buena temporada en la retina.
A Head Holes ya les habíamos catado anteriormente en una ocasión en el Kafe Antzokia y tampoco nos cambiaron la vida, pero esta noche sí que les pillamos más el punto y de lo que no cabe duda es de que se dejan la piel y más en el escenario. Abriendo con un tema tan enérgico como “Dance” retener la atención de la afición parecía pan comido, algo reforzado además por la presencia de David Hono de Sonic Trash, toda una referencia del underground bilbaíno, o de Martín de Cápsula, otro músico de gran talento al que conviene adoptar como gurú.
A pesar de que lo que predominaba era ese hard rock con resabios punkarras de inspiración escandinava, también se escoraron hacia el indie rock en “Nightclub”, con cierto aire a lo Arctic Monkeys, si mal no recuerdo. Y hasta hubo homenaje a la escena local con “Brindando siempre a tu salud” de Los Rotos, aunque esa ya la versionaran anteriormente Turbofuckers. De hecho, se lo comentamos al bajista Pepe Bombs, que estaba entre el público.
“Wasted” fue el broche a una actuación que fue casi un visto y no visto, tanto por la entrega encima del escenario como debajo, con un nutrido grupo de fieles que lo estaba dando todo en las primeras filas. ¿Que la gente tal vez exagera con los continuos elogios que les suelen dedicar? Hay fácil remedio para eso, vete a un bolo suyo, lábrate un criterio propio y entonces valora si están sobrevalorados o tienen algo especial sobre las tablas. Lo más probable es que la balanza se incline hacia lo segundo.
Como señalaron desde el comienzo Nuevo Catecismo Católico, la capital vizcaína era una plaza donde se les quiere mucho, llegaron incluso a afirmar que habían tocado en Bilbao más que en ningún otro sitio. La histórica rivalidad entre bilbaínos y giputxis a tomar por saco. Ahí había algo más grande que nos unía a todos, con independencia del territorio al que se perteneciera.
Y eso eran temazos tan rotundos como “Prefiero estar en el suelo”, “Incontrolable” y tantos otros que cualquier persona decente entonaría a pulmón como si se tratara de un salmo religioso. El sacerdote Gonzalo repartiría bendición urbi et orbi a su manera, extendiendo la palabra de Iggy Pop, Stiv Bators y demás maestros en el noble arte de poner patas arriba un recinto.
Pensábamos que el repertorio sería calcado al de su reciente disco en directo ‘El fuego y la palabra’, pero nada más lejos de la realidad, a pesar de contar con algunos cortes en común. El inicio tampoco es que resultara decepcionante con “Listen to the Heartbeat” de D.L. Byron y “Quizá no haya mañana”, al contrario. No tardaron en enfilar hacia la cruda realidad postpandémica en “Queremos la verdad”, que cada vez gana más en las distancias cortas.
Era uno de esos conciertos en el que si parpadeabas ya te perdías bastante, pues Gonzalo y compañía fueron como un tiro. Recuperábamos aliento cuando el frontman nos contaba alguna cosa, como que tenía “mal de amores”. Las seguidoras no tardaron en gritar: “¡Gonzalo, te queremos!”. Pero el problema era mucho más serio, tenía que ver con un roedor, el que mentaban en “Kiss of the Rat”.
Su mentor Paco Roca subió a las tablas para presentarles como “gudaris del punk” y entonces, ya sí, reproducir el álbum en directo con la trilogía irrefutable de “Prefiero estar en el suelo”, “En llamas” e “Incontrolable”. Ahí queda eso, iguálenlo. “La huida” mantuvo el tipo con bastante dignidad, seguramente sea de los mejores cortes de su discografía. Y “Noise!! Noise!!” es un trallazo punk de proporciones considerables, el equivalente musical a un chupito de whisky o absenta. Asuman las consecuencias.
Sorprendió que se arrancaran entonces con “Why She’s A Girl From The Chainstore” de Buzzcocks, todo un detalle para aficionados al punk de la vieja escuela. Y ya se había terminado aquello, así sin enterarnos.
Menos mal que todavía regresaron para un par de bises, también incuestionables, como “No soy un criminal” y “Soy un aberrante”, pero se nos quedaron unas cuantas favoritas pendientes, caso de “Odio la velocidad”, “Tú y yo podemos comprenderlo” o “No quiero obedecer”, entre otras. Todo no puede ser, había que entenderlo.
Fue una noche en la que diferentes generaciones se dieron la mano, los gudaris del punk y el grupo local del momento del que todos hablan. Distintas maneras de entender el rock, pero con el denominador común de la visceralidad y la chulería ondeando bien alto. Un recital apabullante de los que te hacen sentir vivo.
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1 comentario
Cojonudo resumen hacia las cañeras descargas a base del mejor Punk Rock por parte de estas dos grandes bandas de nuestro pais en dicha sala bilbaina.