Crónicas

No Quiero en Bilbao: Los cincuenta son los nuevos treinta

«En suma, el conocido dicho de que nunca las segundas partes fueron buenas contó con una importante excepción a la regla, pues volvieron a constatar que son todo un grupazo sobre el escenario que por una simple cuestión de justicia debería prodigarse más a menudo en directo»

21 diciembre 2024

Sala Bilborock, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

Hay proyectos que nacen fruto de una coyuntura vital determinada y sirven para muchos como referente de que nunca es tarde para subirse a un escenario o emprender otra empresa igual de arriesgada. El recuerdo de que un día fuimos jóvenes con sueños y aspiraciones, que podrán cumplirse o no a lo largo de la existencia, pero lo que no debería de abandonarnos nunca es la convicción de que lo hicimos lo mejor que pudimos. Sin aspavientos ni aires de grandeza.

Si el pasado septiembre los bilbaínos No Quiero rompieron la barrera que separaba a los aficionados de los profesionales en su estreno en directo, lo lógico era pensar que se repetiría otro concierto en breve, sin importar el lugar. La fecha escogida en esta ocasión poseía dura competencia con la festividad de Santo Tomás, con gente pululando en estado lamentable por las calles desde temprano, y además con el segundo de los multitudinarios conciertos que ofrecía Fermín Muguruza en Miribilla.

Es en tales lances donde los amigos de verdad acuden a apoyar a una banda primeriza desde el punto de vista cronológico, pero con un amplio bagaje acumulado a sus espaldas. Esa noche nos enteramos casualmente de que el bajista también ejercía esa función en Txarly Usher y Los Ejemplares, aparte de otros combos de la zona.

Parecía que había una amplia representación de la margen derecha, un nutrido conjunto de fieles que abarrotaron las primeras filas y alguno hasta torturó en los instantes previos al concierto con unos altavoces de móvil donde sonaban cosas tan repugnantes como Miguel Bosé. Un hábito de esos que no entendemos en un bolo, del mismo modo que los que en el metro deciden que los pasajeros tienen que escuchar por decreto su música.

Evocando de un plumazo la anterior cita otoñal, No Quiero apuntaron muy alto con ese impepinable trío compuesto por “Ficción”, “Monterey” y “Buenos tiempos”, sin duda de lo mejor de su álbum debut, aunque el material reciente tampoco le iba a la zaga. “Sexy Jane” debería ser desde ya uno de los nuevos clásicos del grupo.

El calor de la afición de la margen derecha se sintió desde el comienzo, por lo que hasta se permitieron algún chiste sobre aparcar en la comarca de Uribe Costa. Pero el repaso a su primer álbum siguió adelante con “Cuatro paredes”, que sonó más enérgica que en estudio, antes de abrir un poco el tarro del almíbar con “Si te vas”. No pasaba nada, las piezas más reposadas también les quedaban muy dignas, demostrando que llevan la lección tan aprendida como si llevaran décadas tocando juntos.

Javi Alzola (Fito & Fitipaldis) con No Quiero.

“Muérdeme” contó con la colaboración al saxofón de Javi Alzola (Fito & Fitipaldis) y recordó a los Tequila de “Quiero besarte” por su aire funky antes de  subir otro gran escalón con “Dime Sara”, nuestra preferida del disco, que trae a colación a Nacha Pop, La Mode u otras referencias del pop con clase de los ochenta. Ah, y aquí no debería caer en saco roto la magnífica labor de las dos voces presentes en la banda, compenetradas al milímetro y poniendo piel de gallina en el estribillo.

El segundo tramo del bolo consistió en un avance del próximo trabajo, que anunciaron que se llamaría ‘Tóxico’, con una importante ristra de temas que no bajaron en absoluto el nivel demostrado en su debut. “Toma de control”, con cierto deje al rock alternativo noventero, fue otro gran arranque para meterse en materia, al igual que “Amarillo”, que aborda la desinformación y los bulos tan normalizados en nuestra época.

Pese a que su estilo con ínfulas pop rock tampoco es de una dureza extrema, lo cierto es que su repertorio es muy dinámico, con canciones de estribillos gloriosos que certifican su notable talento como compositores. El único momento tranquilo que ellos admiten como tal es el de “Elisa”, donde volvimos a acordarnos de la sensibilidad y gusto por la melodía de Antonio Vega. Preguntaron si había alguna chica con semejante nombre en la sala, del mismo modo que se inquiere si hay un médico en las películas americanas y hasta aludieron a un posible candidato con bigote.

Enfilaron la recta final con “Tóxico”, el tema homónimo que dará nombre a su próximo material, ya lo hemos dicho, y “Mentiras”, que nos causó tan gratas sensaciones como cuando la tocaron en su anterior bolo, me suena que también para terminar con inmejorable sabor de boca. Pues se había hecho hasta corto, que es lo que suele suceder cuando realmente te lo estás pasando bomba.

En suma, el conocido dicho de que nunca las segundas partes fueron buenas contó con una importante excepción a la regla, pues volvieron a constatar que son todo un grupazo sobre el escenario que por una simple cuestión de justicia debería prodigarse más a menudo en directo. Y de cara a festivales multitudinarios celebrados en la zona, podrían ser de igual manera un interesante entremés para que la peña descubriera el talento local. Al final va a ser cierto eso que decían de que los cincuenta son los nuevos treinta.

Alfredo Villaescusa
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