Crónicas
No Quiero en Bilbao: El comienzo de una hermosa amistad
«Evocando aquella mítica frase de Bogart en ‘Casablanca’ con la que aceptaba una propuesta para irse de Marruecos y empezar un nuevo capítulo en su vida, he aquí el comienzo de una hermosa amistad.»
27 septiembre 2024
Sala Bilborock, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Los inicios siempre son importantes. Da igual que lleguen llovidos del cielo o complicados, como en la mayoría de los casos. Lo fundamental reside en poner la maquinaria en marcha, que los engranajes funcionen y que a partir de entonces la única preocupación sea la de subir peldaños y tirar millas. Pillar el machete y abrirse camino en la inhóspita jungla en la que a veces puede tornarse el panorama musical.
Pese a que varios de sus componentes estén vinculados a este último sector, lo cierto es que los bilbaínos No Quiero son más bien un reflejo de ese inconformismo vital que nos espolea a cumplir sueños y a no renunciar a esa esencia de lo más profundo de nuestro ser. Por algo tomaron como nombre para la banda una de las primeras expresiones que aprende a utilizar un bebé y que no debería perderse con el paso de los años. Arrinconemos todo aquello que no nos aporta nada y que impide el verdadero crecimiento personal.
La sobreabundancia de conciertos en estas fechas hace que atreverse a intentar sacar la cabecita en directo sea una empresa casi suicida para las pequeñas bandas. Me atrevería a decir incluso que el día escogido ha dejado de ser relevante, pues siempre coincidirá con otras citas. Teniendo esto claro, no queda otra que armarse de valor y confiar para que la competencia no resulte muy feroz.
Aunque no hubiera multitudes a pocos minutos del comienzo del show, la bilbaína sala Bilborock al final acabó presentando una entrada más que digna para el primer recital de un grupo. Por parte de los artistas hubo los típicos nervios de tan señalada ocasión, algo que incrementó todavía más la sensación de estar acudiendo a un evento especial, de los que en el futuro habrá parecidos, seguro, pero ninguno idéntico.
Con un único álbum en el catálogo, configurar un repertorio dinámico siempre resulta una ardua tarea, pero No Quiero recurrieron al ingenio y optaron por interpretar el material editado al completo, añadiendo los singles más recientes y alguna que otra sorpresa de lo que está por venir que proporcionó al show un enganche con el presente más inmediato. Ni un segundo de aburrimiento.
“Ficción” pegó el pistoletazo de salida de una manera muy convincente, “Monterey” pisó el acelerador sin dejarse nada por el camino y “Buenos tiempos” rubricó uno de los mejores arranques que se recuerdan de un show. Puesto que optaron por interpretar los cortes del debut en el orden del disco, el factor sorpresa disminuyó a su mínima expresión en un primer momento, pero no importaba en absoluto debido a la variedad estilística de su bautismo discográfico.
Hubo alguna pieza como “Cuatro paredes” que recordaba aquella “rayada” que supuso para muchos la pandemia, aunque no olvidemos tampoco que gracias a ella otros descubrieron pasiones o aficiones ocultas y a los más avezados hasta les permitió formar un grupo, como el caso que nos ocupa. Tenía que haber algo positivo en aquella dictadura encubierta de toques de queda y otras medidas anticonstitucionales.
Respecto a la banda en sí, la voz de Gaby brilló de principio a fin del recital, sin acusar ni por asomo la falta de costumbre en tales lides, con aportaciones inestimables a los coros del teclista y programador. Por lo potentes que sonaban en conjunto, nadie diría que se trataba de un primer concierto. Era evidente que abordaban el asunto del directo con ganas, pues tampoco se estila demasiado en estos días lo de lanzar un trabajo y esperar casi hasta el segundo para estrenarse en las distancias cortas.
La bailonga “Muérdeme”, con un rollo muy similar al “Quiero besarte” de Tequila, contó además con la colaboración de un histórico de la escena local como el saxofonista Javi Alzola, con una amplia trayectoria vinculada a Fito & Fitipaldis, e incluso a los tiempos de Platero y Tú como parte de un trío de viento que grabó varios temas del álbum ‘7’. “Dime Sara”, por otra parte, ya nos llamó la atención al escucharla en estudio y en directo no defraudó lo más mínimo.
“Toma de control” ejerció de enganche con el material más reciente y “Amarillo”, que plantaba cara a la manipulación y a las fake news, imprimió un acelerón a la velada, con lucimiento en el solo de guitarra incluido. “Sexy Jane” todavía no había visto la luz, pero lo hará en breve, puesto que será el próximo single, según anunciaron. Y “Te sigo echando de menos” era otra novedad que recuperaba el ambiente new wave de los Tequila más comerciales y a la vez introducía el punto danzón de unos Franz Ferdinand.
Definieron “Elisa” como “una canción de amor” y “La verdad” nos enfiló hacia el final del concierto en un corte muy necesario sobre “la educación”. No hay que darle muchas vueltas para averiguar de qué va “Tóxico”, sobre todo aquello que nos perjudica de una u otra manera, aunque en determinados momentos no nos demos cuenta. Y “Mentiras” cerró el recital a medio camino entre el reggae y el “With A Little Help From My Friends” en versión Joe Cocker. Un poquito de épica tampoco estaba mal.
Todo un prometedor inicio que ojalá propulse a la banda en una autopista hacia festivales y otros lugares reservados para los nombres más destacados de la escena local. Evocando aquella mítica frase de Bogart en ‘Casablanca’ con la que aceptaba una propuesta para irse de Marruecos y empezar un nuevo capítulo en su vida, he aquí el comienzo de una hermosa amistad.
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