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Crónica de MAZ Basauri con Los Punsetes, Triángulo de Amor Bizarro o León Benavente: Lección magistral de ruido

Triángulo de Amor Bizarro

No es sencillo conseguir que una cita se convierta en una referencia musical de la temporada. Con la cantidad de conciertos y festivales que habitualmente se concentran en los últimos meses del año, abrirse camino se antoja una epopeya similar a la del que se adentra en la jungla machete en mano y confía en su propio instinto para la supervivencia. Los dubitativos o asustadizos seguramente no llegarán muy lejos, pues en cuanto toque exhibir cierta sangre fría echarán a correr como si hubieran visto un fantasma. Y luego encima contarán que si se dejaron la piel y demás.

La gesta conseguida en esta edición por MAZ Basauri desde luego que debería ser para enmarcarla, pues se registraron las mejores cifras de ventas en cinco años, con una primera jornada con entradas agotadas con un mes de antelación y una segunda en la que casi se rozó el lleno con un 90% del aforo vendido. El espectacular plantel estelar, con lo más granado del indie patrio, sin duda contribuyó a que durante los dos días la cita estuviera realmente concurrida, una marca que catapultaba al festival hasta la mayoría de edad, a pesar de que en realidad todavía falte algún tiempo para alcanzar dicha meta.

¿La cosa buena?

A Toundra no pudimos catarlos por estar en La Élite, que comenzó más tarde de lo previsto, por lo que llegamos directamente al Social Antzokia de Basauri (Bizkaia) para León Benavente, que demostraron ser uno de los grupos actuales con mayor poder de convocatoria. El recinto andaba tan rebosante de humanidad que parecía misión imposible acercarse a las primeras filas, no hablemos ya de acceder al reducido habitáculo para fotógrafos. Hubo que lidiar con la mala educación e ignorancia de ciertos elementos que impedían realizar el trabajo, e incluso increpaban, como si ellos tuvieran un derecho divino a estar en ese lugar determinado. Napalm para todos ellos, así como las torturas más indescriptibles en sus respectivos curros.

León Benavente

Centrémonos en lo musical, pese a que a un servidor no le convence demasiado el giro electrónico que han realizado los de Abraham Boba en sus últimos lanzamientos. No niego el enganche a lo New Order que poseen piezas recientes como “Úsame/Tírame” o el poso nihilista de “Nada”, ni tampoco el rollo hipnótico de “Amo”, con sus melodías orientales.

No obstante, no debo ser el único que opina que molaban más antes. Los fans de los primeros discos disfrutamos del tema con el que se dieron a conocer, “Ánimo valiente”, o del siempre infalible “Ser brigada”, ya hubiera sido la bomba que rescataran la incisiva “El Rey Ricardo” o la sobrecogedora “Estado provisional”, soñar era gratis. “Baile existencialista” o “A la moda” tampoco estaban mal en las distancias cortas, pero la experiencia no resultaba ni parecida.

Como nota curiosa, comentar que intercalaron el riff de “Sabbath Bloody Sabbath” de Black Sabbath, tal vez como recuerdo a Ozzy Osbourne, y que el subidón de “Ayer salí” contagió prácticamente a toda la sala. “En el festín”, por el contrario, dejó a algunos con el pie cambiado, como al músico y compañero de instituto Álvaro Segovia (Nacho Vegas, Bonzos), que se despidió de nosotros repitiendo: “La cosa buena…”, lo que decían en el estribillo.

Edgar Allan Pop

La segunda jornada la abrieron unos chavales muy prometedores llamados Edgar Allan Pop, que destilaban impecables atmósferas oníricas y cristalinas en la senda de The Cure, un ámbito en el que bordeaban la perfección gracias a dos voces compenetradas y canciones con mayúsculas que conseguían emocionar, como “Punto de equilibrio”. El colchón shoegaze añadía majestuosidad a su propuesta y veces incluso se acercaban al post punk contemporáneo de La Plata o Aiko el grupo en “Supongo que no te importa”. Ojalá suban como la espuma, porque se lo merecen por completo. Maravillosos.

Bofetada sonora para espabilarse

Tal y como comentaba el colega Carlos Benito, Triángulo de Amor Bizarro no tenían ninguna obligación de presentar nada ni tampoco se trataba de uno de esos shows de aniversario en el que tocaban un disco entero por sorteo, por lo que no se sabía muy bien lo que nos íbamos a encontrar en su concierto. Un servidor estaba tranquilo, porque se celebrarían las piezas desde los primeros álbumes hasta el último en estudio, ‘Sed’, del que paradójicamente ni siquiera sonó “Estrella solitaria”, una pena.

Rodrigo (Triángulo de Amor Bizarro), desatando el caos

El soberbio in crescendo de “No eres tú” les colocó de inmediato en un plano superior, pero nos limpiaron de veras el forro con la tralla punk industrialoide de “Robo tu tiempo”, con el guitarrista Rodrigo tomando la voz cantante y soltando un “¡Puto Vox!”, para que no queden dudas sobre sus principios. A continuación, toda una bofetada sonora para espabilarse como “¿Quiénes son los curanderos?”, que apelaba a su faceta noise y les confirmaba como el combo más salvaje del indie patrio, ese derroche de electricidad que imprimen a sus shows no es para cualquiera.

La bajista y vocalista Isa dijo que en Bilbao (era Basauri, pero se lo perdonaremos) había “peña brava”, como ellos, “bravos y afilados”, pero no se trataba de una bravuconada, nunca mejor dicho, pues lo demostraron con creces recuperando “El himno de la bala”, que hacía tiempo que no tocaban y que supo a gloria su colosal baño en distorsión chirriante.  Y ruido a cascoporro también destiló “Amigos del género humano”, otra apisonadora sonora de dejar con el culo torcido.

Isa (Triángulo de Amor Bizarro), a la voz

Hubo, sin embargo, oportunidad de elevarse con su tema Slowdive “Asmr para ti”, que a Isa siempre le queda tan bien en directo, piel de gallina total. Y su incursión en el dark wave con “Fukushima” debería también estar entre lo más granado de su repertorio, sobre todo por su impresionante acelerada final. Se atrevieron incluso con una canción de su próximo disco, que estaba “casi hecho”, según explicó Rodrigo.

Isa tuvo dudas en la letra de “Estrellas místicas”, pero un seguidor gritó el comienzo y la vocalista le dijo: “Te voy a mirar todo el rato, tú cantas”. “Canción de la fama” evocó de nuevo su vertiente punk y no faltaron clásicos del estilo de “Barca quemada” o su peculiar “Just Like Heaven”, “Vigilantes del espejo”. Se despidieron con la distorsión abrasiva a tope en “De la monarquía a la criptocracia”, como mandan los cánones. Inmensos, una vez más.

Dando por saco a los amigos

A Los Punsetes las salas siempre les benefician, por lo menos en el apartado sónico, ya que así se puede apreciar en toda su magnitud el colchón de ruido que montan heredero de The Jesus and Mary Chain o los primeros Los Planetas. En el aire libre, tal vez pierdan algo de pegada por viento u otros condicionantes típicos de los bolos al exterior, por lo que hay una amplia diferencia cuando uno cata a los madrileños en circunstancias favorables.

Los Punsetes

Ariadna salió con una peluca particular, como si fuera Ana Curra en Parálisis Permanente o Alaska y Pegamoides, y unos pantalones de cuadros escoceses. La hemos visto ataviada de geisha, de gótica y otros atuendos indescriptibles, por lo que este aspecto sigue siendo uno de los que aporta inequívoca personalidad a sus shows, así como su excesivo hieratismo, que rompió en una ocasión en Bilbao para esquivar un katxi que le lanzaron.

Dejaron claro su irreverente catecismo con “Opinión de mierda” o “Vas hablando mal de mí”, sobre esa gente simpática que se dedica a soltar mierda sin ninguna justificación, simplemente por joder. En este sentido, la voz de Ariadna sí que pudo estar un pelín más alta, porque las letras de Los Punsetes merecen escucharse al máximo volumen posible, a ver si alguna criatura detestable de las que retratan se da por aludida.

Jorge García, guitarrista de Los Punsetes

Se regodearon en el puro costumbrismo social de “Idiota” y sorprendieron rescatando “Museo de historia natural”, que no suelen tocar a menudo, al igual que “Un palacio con mis huesos”, con ese inusual ritmo casi rockabilly. “Untitled” siempre fue una de nuestras grandes favoritas de todo su catálogo, por lo que celebramos su inclusión, y parece imposible no valorar el certero retrato peninsular que realizan en “España Corazones”. Ojalá hubiera más grupos que soltarán tantas verdades por minuto.

“Arsenal de excusas” les acercó a sus colegas de Triángulo de Amor Bizarro, los mismos que ya les homenajearon a su manera en “Dos policías”, pero tampoco podía echarse de menos en la velada uno de sus grandes clásicos “Odio tu puto grupo”. Lo cierto es que se trató de un repertorio muy variado, con temas míticos como “Me gusta que me pegues” y otros más recientes, caso de “Madrid me ataca”.

Los Punsetes, esperando la reacción del público

En el final no faltaron “Tus amigos” y “Maricas”, la guinda perfecta de incorrección que rubricaron con “Una persona sospechosa”, todo un decálogo de actitudes que nos convierten en humanos. Disfrutémoslos antes de que pida su prohibición algún colectivo ofendido.

Toda una lección magistral de ruido la que vivimos en el último MAZ Basauri, una cita que se convirtió en su edición más exitosa en un lustro y que sin duda marcará un punto de inflexión en la historia de un festival ya consolidado como uno de los eventos relevantes de la zona. Esperamos con ganas sus próximos movimientos, que seguiremos muy de cerca.

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