Crónicas

Marte Lasarte + Full Cab en Bilbao: De otro planeta

«Rubricaron las gratas sensaciones pasadas con una solidez que certificaba que en la anterior ocasión no sonó la flauta por casualidad, sino porque había algo muy grande sobre el escenario»

10 abril 2025

Sala BBK, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

No suelen abundar los casos de grupos que con un debut muestran de pleno una personalidad arrolladora, sin copiar a nadie y exhibiendo una dosis de talento que les aleja por completo de otras propuestas contemporáneas. Y lo mejor de todo es que sería imposible encasillarles en un género determinado debido a la abundancia de palos que tocan. Las nuevas generaciones hace tiempo que nos hicieron saber que eso de los compartimentos estancos no iba con ellos.

Marte Lasarte

El supergrupo Marte Lasarte podría considerarse uno de esos milagros musicales que aparecen con la frecuencia de los eclipses solares. Surgido de las cenizas de Skakeitan, sin duda asentaron la formación cuando se les unieron Alex Alonso a la batería, con amplia experiencia en bandas tan dispares como Tierra Santa o ETS, y Lore Nekane Billelabeitia, bajista de Belako con no poco carisma escénico.

Contemplamos hace unos meses su primer concierto como teloneros del grupo del momento, Alcalá Norte, casi nada para unos noveles, y las sensaciones fueron tan positivas que no dudamos en repetir cuando se presentó la ocasión en el ciclo Punto Zero en la bilbaína sala BBK. Hubo una multitud nada despreciable para esos días de partido en los que parece que hay que parar el mundo, aunque volvimos a presenciar ese gesto de mala educación de ir solo a ver a tus colegas y pirarse después, como hicieron algunos fans de los teloneros. Pues se los comieron, así por comentar.

Full Cab

Independientemente de la actitud de los maleducados, no conseguimos sintonizar demasiado con los locales Full Cab, que en ocasiones se asemejaban al post punk contemporáneo tan en boga y otras veces evocaban el indie pop sentimental onda Pavement. Contaban con un tema junto a la cantautora Airu, “No lo pasas tan bien”, que no estaba mal, pero tampoco podría decirse que su actuación nos cambió la vida. Para un rato tenían un pase.

Menos mal que Marte Lasarte nos despertaron de golpe y porrazo con ese bombazo sónico llamado “Basamortua” a lo Bloc Party total que era de lo más destacado de su repertorio y que quizás debieron reservar para los estertores finales. En cualquier caso, iniciar un concierto con munición de esta envergadura constituía también un acierto, pues significaba agarrar por las solapas al respetable y obligarle a prestar atención.

Marte Lasarte

Si encima tenemos sobre las tablas un frontman inconmensurable como Pello Armendariz, que se deja la piel y el aliento recorriéndose el escenario de punta a punta, el resultado solo puede resultar espectacular como poco. Y luego otro gran activo lo encontrábamos en la bajista Lore Nekane Billelabeitia, que si en su banda madre Belako su contribución es fundamental, no menos importante se torna su papel en este proyecto que ojalá llegue muy lejos. Cualquiera que le haya visto en directo sabe que no es una convidada de piedra y que aporta un ímpetu desbordante a las cuatro cuerdas.

Aunque en estudio uno ubicaría su rollo entre el indie y la electrónica, en las distancias cortas la cosa no está tan clara, pues suenan mucho más contundentes y hasta consiguen insuflar fuerza a una pieza de aire pop punk como “Grabitaterik Ez”. La senda hacia las pistas de baile continuó con la homónima “Ez Da Besterik”, que daba nombre a su primer disco y en su traslación al escenario ganaba en pegada noise.

Marte Lasarte

A pesar de los sinvergüenzas que se marcharon, los que se quedaron, entre los que estaba Cris de Belako, si no me equivoco, acogieron con entusiasmo la insólita propuesta que proponía “Zaldiak”, que basculaba entre el indie rock y la electrónica, sin escorarse demasiado hacia ninguno de los dos extremos. Otro corte que en directo poseía una dimensión diferente a lo que puede escucharse en disco.

Con un único álbum no cabría esperar mucho margen de maniobra, sobre todo si el trabajo ni siquiera llegaba a la media hora, por lo que rescataron un par de temas del grupo previo Skakeitan como “Ezpainetan Odola” y “2 Minutu”, aunque seguro que les hubiera funcionado también alguna versión de punk autóctono. La canción que les bautizaba, “Marte Lasarte”, todo un futuro himno, puso punto final a una actuación breve, pero muy prometedora. Necesitan componer con urgencia.

Rubricaron las gratas sensaciones pasadas con una solidez que certificaba que en la anterior ocasión no sonó la flauta por casualidad, sino porque había algo muy grande sobre el escenario. Una conjunción de ideas de otro planeta que brillaban y alcanzaban su pleno esplendor más en los conciertos que en estudio, pese a llamar también la atención en este último aspecto. De Marte a Lasarte no existe tanta distancia.

Alfredo Villaescusa
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