En mayo de 1999, en la efímera sala Otra Historia (Jumbo) de Yecla, la formación que dio vida a ‘La leyenda de La Mancha’ se presentaba por primera vez en la localidad ante un aforo reducido de poco más de cien personas. Fue una velada memorable que este cronista, entonces mucho más joven, se encargó de reseñar, enviándola, más como un ferviente fan que como un redactor profesional, a la revista Heavy Rock (nº191, hoy La Heavy). Una crónica y fotografías que, incluso, acabarían formando parte del dossier de prensa del DVD de una reedición deluxe del disco. En aquel entonces definí a Mägo de Oz como la banda de heavy metal nacional más grande de los últimos años, comparándolos con un fenómeno similar al de Barón Rojo u Obús. Recuerdo cómo algunos amigos me acusaron de exagerado. Sin embargo, aquí estamos, más de un cuarto de siglo después, viendo cómo llenan recintos en España y América. Ha tenido que pasar todo este tiempo para que volvieran a pisar nuestra tierra, con una formación renovada pero que conserva la magia y la esencia que los caracterizó desde sus inicios.
Tras un vídeo introductorio acorde con la temática de realidad virtual del álbum, la velada dio comienzo con “Alicia en el metalverso”, una canción que sirvió como un pistoletazo de salida contundente. Su intro de aire doom parece beber directamente de las raíces del tema homónimo de Black Sabbath. Desde este primer corte, acompañado de espectacular pirotecnia, la banda demostró una compenetración asombrosa. A pesar de que el micrófono de la segunda vocalista, Xana Lavey, falló en la parte que le tocaba, su gran interpretación en conjunto no se vio opacada. Tras esta extensa canción, el primer himno de rock celta de la noche resonó antes de lo esperado: “Molinos de viento”. Aquí, el público se rindió por completo ante uno de sus temas más emblemáticos, acompañado por proyecciones de la icónica contraportada del tercer álbum de la banda al que pertenece.
“¡Esa gente de Yecla, ¿dónde estáis?!” nos grita el actual vocalista Rafa Blas, agradeciendo la presencia del público antes de introducir la preciosa “Luna de sangre”, uno de sus mejores himnos actuales. Siguieron otros dos temas extraídos de ‘Gaia 2: La voz dormida’, el álbum favorito del líder y carismático batería Txus Di Fellatio. Así, la icónica y festiva “La posada de los muertos” nos puso a todos a cantar y bailar, mientras en las pantallas se proyectaban divertidos esqueletos danzando al ritmo del exitoso single.
Rafa preguntó a continuación cuántas brujas y diablos había entre la multitud, instando al público a levantar las manos. “Pues esta noche os vamos a llevar al mismísimo infierno”, prometió, dando paso a la arrolladora “Diabulus in música”. En este tema, la potente Xana Lavey se lució de forma especial, culminando con una bella estampa en la que ambos vocalistas se miraban, hermanados y cómplices, en la parte final, fundiendo sus espectaculares voces.
A continuación, la épica “La venganza de Gaia”, de la primera parte de la trilogía, permitió que cada miembro de la banda exhibiera su talento. Destacó especialmente el solo de bajo de Fernando Mainer, un músico extraordinario que, de hecho, compartió posteriormente en sus redes sociales que había viajado seis horas en moto para llegar al concierto.
“¿Sois felices?”, nos preguntó Xana Lavey. Ante la aclamación afirmativa del público, aseguró que, si algún día esa sonrisa desapareciera, Mägo de Oz estaría allí para devolverla, así como para traernos siempre el horizonte. Con estas emotivas palabras presentó “Te traeré el horizonte”, que interpretó brillantemente en solitario, siendo la única referencia a la etapa del exvocalista Zeta.
La banda bajó las revoluciones y todos los músicos, excepto Txus que permaneció tras sus timbales, se sentaron en unos taburetes para interpretar la hermosa “Por si un día te pierdes”, una balada del último disco que, según nos contó el vocalista, fue compuesta musicalmente por el virtuoso violinista Moha y con letra de Txus para su hija Leia, dejando un legado maravilloso. Las pantallas mostraban un efectivo videoclip con la letra de la canción para que la siguiéramos, acompañado de fotografías de la hija de Txus, culminando con una entrañable y divertida imagen final de padre e hija.
Después, Rafa Blas presentó a la banda con gran humor, comenzando con el “jefe de los agujeros”, el flautista Diego Palacios (que, al igual que Lavey, forma parte también del emergente grupo Celtian). Igualmente bromeó con el teclista Francesco Antonelli, asegurando que había tocado con Luis Miguel, Spice Girls o hasta Daddy Yankee. Al icónico violinista simplemente lo definió como “el maravilloso Moha”, mientras describía al bajista Fernando Mainer como “el genio de las cuatro cuerdas”.
También tuvo elogios para su compañera Xana Lavey, presentándola como la “jefa de las dos cuerdas” y una de las mejores voces del país. Al guitarrista Jorge Salán lo llamó “el guitarrista de los guitarristas”, bromeando con que Salán “sí ha tocado con un montón de artistas a nivel internacional, no como el otro”. Al ex-037, Ix Valieri, lo destacó como un gran compositor y compañero de muchos años (ha tocado también con Blas en su banda en solitario). Al presentar a Txus Di Fellatio, Rafa lo presentó como “el creador de la banda más grande de heavy de habla hispana”, bromeando en que ahora era la “Chusa” (en referencia al último videoclip, donde aparece caracterizado como una limpiadora).
Finalmente, presentó a Víctor de Andrés, describiéndolo como un gran músico que habla sin filtros y que, si él estaba en Mägo, era en parte gracias a él, que le hizo llegar una maqueta al grupo. Víctor, a su vez, le devolvió a Rafa los elogios, presentándolo con cachondeo como “el tractor de Hellín” y el “heavy de La Voz”.
Llegó el turno del habitual discurso provocador de Víctor, en el que bromeó sobre la no participación de España en Eurovisión, sugiriendo que con Sergio Ramos hubiéramos tenido posibilidades de ganar. También arremetió contra el reggaetón, elogió al Ayuntamiento por apostar por la música en vivo y pidió un aplauso para el público por enseñar a sus hijos lo que es la música de verdad, hecha con instrumentos reales. Sus palabras dieron paso a otro momento de fiesta con una de las canciones más icónicas de ‘Finisterra’, “Hasta que el cuerpo aguante”, que el público cantó a viva voz, especialmente la reconocible parte final a capela: “Somos mitad caballeros, mitad bohemios y embusteros…”.
Un impresionante solo de guitarra de Jorge Salán, que comenzó con un fragmento de “Rondo alla turca” de Mozart e incluyó guiños como el punteo de “Thunderstruck” de AC/DC (mientras Mohamed y Fernando Mainer sostenían su guitarra horizontalmente), sirvió de preludio para un momento de reivindicación. Fue entonces cuando el virtuoso guitarrista ondeó la bandera de Palestina mientras las pantallas mostraban crudas imágenes bélicas con niños llorando y, en un gesto de condena, una imagen de Benjamín Netanyahu caracterizado con bigote de Hitler y una esvástica nazi detrás.
El concierto se acercaba a su fin con la interpretación de una de sus obras maestras, la profunda y extensa “Gaia”, del disco homónimo. Por fin la banda volvió a ser fiel a la versión original, algo que en la etapa de Zeta requería de la ayuda de Patri. Rafa Blas se vació, demostrando su increíble capacidad vocal. Es un cantante diez que, tras una sólida carrera en musicales y grupos de versiones, ha encontrado el lugar que tanto anhelaba en la banda más exitosa del género en habla hispana, contando también con discos en solitario muy meritorios como ‘Mi voz’ o ‘Sin mirar atrás’.
El público pidió más, y Rafa respondió con un pequeño solo vocal a capela, demostrando su absoluto control de la voz, al tiempo que nos animaba a repetir sus imposibles agudos. A continuación, la banda se despidió con dos bises que son además dos de sus singles más aclamados: la emotiva “La costa del silencio” y la apoteósica y final “Fiesta pagana”.
Ambas fueron coreadas y celebradísimas por la audiencia en una auténtica fiesta, culminando en una lluvia de confeti. Antes del final, Moha recordó que la gira se llamaba “Feliz no cumpleaños tour”, pero que, irónicamente, tras decenas de conciertos, sí coincidía con el cumpleaños de su técnico de monitores, José. Todos le cantaron el “Cumpleaños feliz” a pleno pulmón y lo subieron al escenario para la habitual selfie final que podéis ver en sus redes. Moha exclamó: “Vamos a hacernos una foto para que todo el mundo vea lo grande que es Yecla”, ante un público eufórico y encantado por el evento vivido.
En definitiva, reinó el buen rollo y la buena energía durante todo un concierto que resultó exitoso en todos los aspectos y que, sin duda, estuvo impregnado de la magia de Oz y del encanto del País de las Maravillas de Alicia. Esperamos que no tenga que pasar otro cuarto de siglo para volver a verlos en esta ciudad, y que regresen para presentarnos su nuevo capítulo, que comienza en octubre: ‘Malicia: la noche de las brujas’.
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2 respuestas
Más bien son el proyecto de Txu$ y Moha con músicos mercenarios. Muy diferente de la gran banda que fue antaño con su mejor formación de la cual se curraron sus mejores álbumes.
Gran crónica, súper completa y verídica, me acerqué desde Elda a verlos y estuvieron geniales, gracias por compartirla.