Crónicas

Mad Sin en Bilbao: Nueve vidas, por lo menos

«Definitivamente, estos tipos poseen nueve vidas, por lo menos, y sin duda son de los que más se dejan la piel dentro del género. Era ya la cuarta vez que los veíamos y salimos con la convicción de que siguen siendo infalibles, nunca defraudan.»

18 octubre 2023

Sala Rocket, Bilbao

Texto y fotos: Alfredo Villaescusa

En todos los géneros siempre existen grupos que poseen una reconocida fama de currárselo bien en las distancias cortas, de no dejar indiferente y así evocar solvencia cada vez que se escucha su nombre. No es ningún secreto que una mala noche puede hacer que pilles manía a una banda en cuestión y ya no quieras saber nada más de ellos en una larga temporada.

Dentro del estilo psychobilly, los alemanes Mad Sin son una auténtica referencia con un notable prestigio desde que se formaran allá por 1987 por el grandullón Koefte De Ville, un tipo realmente aperturista que lo mismo disfruta con Slayer que con el rock n’ roll más clásico. Al fin y al cabo, todo forma parte del tronco común del rock. O eso era lo que nos decían, ¿no?

Que estos germanos son unos verdaderos currantes de la carretera que están de gira cada dos por tres ya nos lo confirmaba el extenso periplo por la península que cerraban en la recién estrenada sala Rocket de Bilbao. Conscientes de las limitaciones físicas de Koefte, que tuvo que suspender algún concierto pocos días después de su bolo bilbaíno, imaginábamos que tampoco se trataría de un recital de dos horas. Además, como ya hemos dicho, era la última fecha del tour, con el evidente desgaste que suponía una tanda de fechas sin apenas descanso.

En su anterior visita al Kafe Antzokia dejaron gratas sensaciones, por lo que no dudamos en repetir, acordándonos en especial del espectáculo tan vistoso que dieron, con miembros que no paraban de moverse en escena y un contrabajo luminoso que acabó echando fuego como si fuera un dragón. ¿Quién se querría perder algo con unos mimbres así?

Sin importar el cansancio que llevaran acumulado, Mad Sin tiraron de oficio desde el principio con trallazos del calibre de “Speak No Evil” o su himno “Wreckhouse Stomp”. El personal anduvo tímido en un primer momento, creando una especie de perímetro de seguridad entre artistas y público. Fue el inquieto guitarrista el que tuvo que espolear a la peña con las palabras: “Acérquense, que no mordemos… A menos que quieran”.

Una vez solventada aquella pequeña anomalía, y ya con la concurrencia pegada al escenario, para el cuarto tema consiguieron montar un pogo psychobilly considerable. Al igual que en la anterior ocasión, verles era un espectáculo sin igual, con las idas y venidas por las tablas del contrabajista y los guitarras, que no andaban quietos ni un segundo. Esto en realidad es lo que uno quiere ver cuando va a un concierto, gente que vive el rollo de verdad y no gatos de escayola mirándose los zapatos.

No dudaron en comenzar temas “a la manera vasca”, con “bat, bi, hiru, lau”, o incluso elevar los mástiles como si fueran The Hellacopters o cualquier combo sueco. Esa actitud de incendiar las tablas siempre nos moló, por lo que nos habían ganado de inmediato, aunque sabíamos de sobra cómo se lo montaba esta gente en las distancias cortas.

Era además un bolo muy divertido, casi circense, por lo que el aburrimiento no entraba ni siquiera siendo un simple aficionado al género. Muchos mostraron esta satisfacción por el trabajo bien hecho soltando “irrintzis” que retumbaban en toda la sala.

Otro aspecto que nos encantaba de ellos es que recogían las diversas facetas de su repertorio, no escondían el spaghetti-western como hacían The Meteors en las últimas actuaciones que les hemos visto. Para ponerse el poncho de Clint Eastwood y mascar tabaco fue “I Shot The Sheriff”, que obviamente no guardaba relación con la popular canción de Bob Marley.

Koefte amagó con el “Du Hast” de Rammstein, un gesto que fue acogido con cierta frialdad, pero no tardaron en enmendar la plana con un tremendo “To Walk The Night”, en el que los coros fueron aportados por los fieles. Impresionante. Para poner pelos de punta. Y con los ánimos exaltados, pusieron al personal a bailotear con el clásico surfero instrumental “Wipe Out”, si no me equivoco.

No podría faltar una pieza tan clave en la trayectoria de Mad Sin como el country “Nine Lives”, que bien podría ejemplificar el tesón del grupo por salir victorioso en cada lance en directo, por muy adversas que se tornen las circunstancias. En este aspecto, mencionar que recientemente el resto de miembros no dudaron en ofrecerse a tocar un concierto aunque fuera sin la presencia de Koefte. Esto sí que es profesionalidad de cabo a rabo.

Se notaba que el enorme frontman andaba reventado al de cierto tiempo, pero con una multitud tan volcada cualquiera se animaría a dar por lo menos un poco más. Y a fe que lo lograron con una apabullante revisión del “Ace of Spades” de Motörhead, que bordaron con el contrabajista en medio de la concurrencia echando chispas.

A pesar de lo cansado que debía andar Koefte, los germanos todavía regresaron a las tablas con su “Communication Breakdown” que nada tiene que ver con el de Led Zeppelin, pero que vale igual para encender a las masas. Un broche de altura que rubricaba un recital corto, sí, pero a un nivel y actitud más que encomiable.

Definitivamente, estos tipos poseen nueve vidas, por lo menos, y sin duda son de los que más se dejan la piel dentro del género. Era ya la cuarta vez que los veíamos y salimos con la convicción de que siguen siendo infalibles, nunca defraudan. Son una de esas escasas garantías de seguridad que nos ofrece la existencia. ¡Agarrémosla de un plumazo!

Alfredo Villaescusa
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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

1 comentario

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen hacia el gran concierto que se curraron unos históricos del Punk/ Hardcore como son los germanos MAD SIN a través de estos clásicos en dicha sala bilbaina.

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