Crónicas
Mad Cool Festival 2025 (jueves) con Muse, Iggy Pop o Weezer: ¡Que vivan los 90!
«Mad Cool se ha consolidado como uno de los festivales musicales más importantes, no solo en España, sino también como una cita imprescindible en el panorama europeo»
10 julio 2025
Recinto Iberdrola Music, Madrid
Texto: Alex Rico. Fotos: Alfonso Dávila
Octava edición de Mad Cool Festival y parece que fue ayer cuando en 2016 sacaban ese primer line-up con The Who o Neil Young liderando el cartel. Desde entonces, Mad Cool se ha consolidado como uno de los festivales musicales más importantes, no solo en España, sino también como una cita imprescindible en el panorama europeo. Con el paso de los años, ha sabido equilibrar la presencia de bandas consagradas con una buena selección de líneas medias, a la que han sumado talentos emergentes dando espacio al rock, indie, pop y electrónica.
Por tercer año consecutivo, se celebraba en el espacio Iberdrola de Villaverde, del 10 al 12 de julio de 2025, afianzando el modelo que viene perfeccionando desde su traslado de Valdebebas: un espacio más compacto, con mejor sonido, mejor logística y una distribución que evita los colapsos de ediciones pasadas. Sin ir más lejos, la edición de 2024 me pareció, sin duda, la mejor organizada en toda la historia de Mad Cool, subsanando todos los errores de 2023.
Abríamos esta edición con los canadienses Mother Mother, una banda que se ha labrado poco a poco una merecida reputación con su pop rock e indie que me recuerda a grupos como Chvrches o Metric. Aunque comenzaron como banda casi de culto, su explosión en TikTok con temas como “Hayloft” les abrió una puerta entre el público joven y los hizo más accesibles a todo el mundo.
Tras la buena acogida recibida el año pasado en el Palacio de Vistalegre, llegaban a Mad Cool para ofrecernos un concierto en el que seguro que atrapó a más de uno que desconocía de su existencia pese al insoportable calor que hacía a esas horas. Sonaron temas como “The Sticks”, representativa con esa mezcla de folk alternativo y la peculiar voz de Ryan Guldemond que juega entre lo dulce y lo inquietante, la pegajosa “Verbatim”, “Make Believe”, que se vuelve más rockera en directo en contraposición con “Love to Death”, “Burning Pile”, quizá la más esperada de la tarde o “Hayloft II”.
Mientras llegaba la siguiente parada obligatoria, que no era otra que la de Iggy Pop, aprovechamos para pasarnos un rato a ver a Fidlar, la banda angelina que siempre es sinónimo de energía punk de garaje con espíritu californiano. Nunca los había visto en directo, y la verdad que encantó esa actitud desinhibida que me recuerda a Pup o a los clásicos Dead Kennedys con su capacidad de conectar con la gente.
Y siguiendo la ruta teníamos otro ratito para que elegir entre Leon Bridges o Royel Otis. Tengo especial predilección por el primero, ya que le considero el heredero moderno del soul clásico, con una música que evoca directamente a Sam Cooke y Otis Redding con esa voz aterciopelada. Sin embargo, y al haberlo disfrutado en directo en otras ocasiones, opté por curiosear y acercarme al escenario ‘Ouigo’ para ver al dúo australiano formado por Royel Maddell y Otis Pavlovic.
Siempre son sinónimo de energía y buen rollo, algo que quedó claro en temas como “Kool Aid”, “Moody”, “I Wanna Dance with You” o “Sofa King”. En ciertos momentos recuerdan a bandas como The Smiths o The Cure, pero con una frescura actual y matices psicodélicos. También nos engancharon con “Linger”, la maravillosa versión de The Cranberries, u “Oysters in My Pocket”.
Debido a que eclecticismo del cartel es uno de los puntos destacados de Mad Cool, hay propuestas pensadas para todos los gustos y públicos. Si no, basta recordar la ‘Welcome Party’ de la edición de 2019, donde Rosalía y Bring Me The Horizon compartieron escenario el mismo día. Así que la propuesta de Gracie Abrams como uno de los cabezas de cartel era el reclamo principal para las hornadas más jóvenes que tienen el algoritmo de Spotify entrenado con Taylor Swift, Phoebe Bridgers o Billie Eilish. No se puede obviar que la hija del cineasta J.J. Abrams representa a la nueva ola de cantautoras indie-pop que convierten en mainstream todo lo que tocan y que conecta especialmente con la generación Z.
Hasta aquí todo transcurría con normalidad pero se complicó la cosa cuando ambos escenarios principales sufrieron fallos de sonido justo durante las actuaciones de los cabezas de cartel. Primeramente la actuación de Gracie Abrams se vio interrumpida cuando el sonido se apagó en la novena canción. Frente a este contratiempo, la artista improvisó con su guitarra y a capela “In Between”, “us.” y “That's So True” para las primeras filas del público, mientras intentaban solucionar el incidente. Veinte minutos después, volvía el sonido y Gracie pudo despedirse con “Close to You”, cerrando su actuación con elegancia pese al contratiempo.
Inmediatamente después, pasadas las 21:30 horas de la noche y en el escenario contiguo, Iggy Pop sufrió un apagón similar con la iguana ya sobre las tablas. Simplemente mostraron un aviso por los videomarcadores indicando que: “Por razones técnicas, nos hemos visto obligados a interrumpir el espectáculo. Estamos trabajando para solucionarlo. Permanezcan atentos”.
Pasados quince minutos, un Iggy sin camiseta arrancaba su concierto para demostrarnos que el padrino del punk sigue siendo indomable. Desde sus inicios con The Stooges a finales de los 60, ha sido pionero a la vez que influyente en el desarrollo del punk rock, además de un icono de la contracultura y referente de cómo mantenerse fiel a uno mismo.
A sus 78 años, sigue siendo un animal escénico y un huracán de adrenalina que sentimos nada más pisar el escenario abriéndonos los ojos con “T.V. Eye”. Acto seguido la potencia cruda de “Raw Power”, “I Got a Right”, que es básicamente Iggy diciéndote “tengo derecho a hacer lo que me dé la gana”, y la peligrosa pero seductora “Gimme Danger”.
Sin dilación, nos regaló un viaje directo a 1977, a esa época dorada para volver a escuchar clásicos como “The Passenger”, imposible no corearla, y “Lust For Life”, ese temazo que coescribió junto a David Bowie y que tiene un ritmo tan infeccioso que no podrás tener los pies quietos en el suelo.
Personalmente, me encanta cuando cualquier artista se muestra visceral y sin artificios, y en eso Iggy es el rey. No necesita nada más que su torso al descubierto y un par de gestos desafiantes para dejar claro que la edad nunca va a teñir esa presencia escénica tan primitiva como carismática.
Siguieron temas como “I Wanna Be Your Dog”, donde todos nos pusimos a aullar, “Search and Destroy”, que es dinamita pura en forma de canción, “Down on the Street”, “1970”, o bailar con “Louie Louie”, original de Richard Berry & The Pharaohs, mientras “la iguana” se contorsionaba en el escenario con su característica forma reptiliana. ¡Que nos dure mucho!
Y tras el repaso salvaje a todos los himnos de Iggy Pop, bajo mi humilde punto de vista, llegaba el solape más doloroso del festival, Muse y los suecos Refused, que actuaban en el mismo horario. Nosotros nos decantamos por ver a Matt Bellamy y compañía, quienes fueron los últimos en aterrizar en el festival tras la inesperada cancelación de Kings Of Leon debido a una grave lesión en el talón que sufrió su líder y vocalista, Caleb Followill.
Poco hay que decir de Muse, y es que los ingleses son uno de los nombres más reconocibles de rock contemporáneo. Esa mezcla de rock alternativo, sinfónico, pop épico, a veces tintes electrónicos y un marcado gusto por la grandilocuencia los hacen una apuesta segura para Mad Cool.
A las 23:00 horas el trio británico arrancaba con su nuevo tema, “Unravelling”, que encapsula perfectamente su sonido con esa dualidad entre suavidad y riffs casi metaleros que es una autentica bomba en directo. Acto seguido, “Hysteria”, demostrando que sigue siendo un himno indomable cada vez que la línea de bajo de Christopher Wolstenholme saca la primera nota, y “Map of the Problematique”, que nos abría la puerta a su universo distópico con una melodía casi apocalíptica y un maravilloso Dominic Howard a la batería.
Muse sigue siendo de lo mejor que se puede ver en directo hoy en día: potentes, precisos y con un despliegue escénico que roza lo cinematográfico. Continuaron el concierto con todas nuestras cabezas moviéndose al unísono en “Won't Stand Down”, “Psycho” confirmó que a esas alturas ya estábamos todos locos, “Kill or Be Killed”, los cañones de confeti en “Compliance” y la relajada pero hipnótica “Madness”. Llegado al ecuador del concierto era turno de “Plug In Baby”, que es electricidad pura conectando a generaciones con ese riff inconfundible que se ha convertido en un himno y que es como si enchufaran directamente nuestras venas a un amplificador. Seguidamente, “United States of Eurasia”, que siempre me ha sonado a ópera rock con aroma a Queen y con un Matt Bellamy demostrando en directo que está en una liga reservada para unos pocos genios.
Entrábamos en la parte final, donde desplegaron todo su arsenal empezando con la cuenta regresiva de “Time Is Running Out”, otro temazo que nunca falla en vivo, el riff de “Supermassive Black Hole”, ese agujero negro con capas de funk, rock y electrónica que puso a todo el Mad Cool a orbitar en torno a ellos, “Uprising”, y la épica “Knights of Cydonia”, que crece hasta estallar en un clímax monumental con todo el público botando.
Llegaban los bises con Dominic Howard y Dan Lancaster solos en el escenario para arrancar de forma electrónica “The 2nd Law: Isolated System”, que dio paso a “Undisclosed Desires” y culminó con esa balada luminosa que es “Starlight”, envuelta en fuegos artificiales que estallaban desde lo alto del escenario.
La guinda final para este jueves la ponía Weezer, una banda que tenía especial ganas de ver en directo ya que en su día devoré el homónimo debut, también conocido como ‘The Blue Album’, y su sucesor, ‘Pinkerton’, a mediados de los 90.
Los angelinos empezaron fuertes con una bala como “Hash Pipe”, un himno inmediato que ya nos metió en el concierto en apenas tres minutos, y el clásico del power pop noventero “My Name Is Jonas”. Weezer pueden presumir de tener un catálogo sólido y reconocible como la energía de “Dope Nose”, “No One Else”, la melódica “Perfect Situation” o la frescura noventera de “Surf Wax America”.
Casi sin transición, llegaba “Undone - The Sweater Song”, una de las canciones con las que empezó todo, el primer single con el que se presentaron al mundo en 1994 y… ¿Qué decir de “Island in the Sun”? Bastaron los primeros acordes para transportarnos a una playa improvisada bajo la noche madrileña, regalándonos uno de esos himnos imprescindibles que Weezer sabe convertir en una comunión colectiva.
Sin salir de la época estival llegábamos a “Holiday”, “Why Bother?”, el pop punk facilón pero efectivo de “You Gave Your Love to Me Softly” o pasear por “Beverly Hills”. Siguieron deshojando canciones como “Pork and Beans”, “El Scorcho” o “The Good Life” hasta llegar a la emblemática, oscura y nostálgica “Say It Ain't So” y cerrar con un broche de oro al son de “Buddy Holly”. ¡Vivan los 90!
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El gran triunfador con su cañero directo fue el gran IGGY ROCK a través de tan conocidos clásicos tanto de los históricos THE STOGGES como de su exitosa carrera en solitario.