Crónicas
Linaje: Una jauría con alma, fuego y verdad
«Linaje no es solo una banda: es una declaración de principios, una cicatriz que se exhibe con orgullo y una herida abierta que canta»
10 mayo 2025
Gruta 77, Madrid
Texto y fotos:: Kike Marcos
No cabía un alma más en el Gruta 77. Desde bien temprano, una larga cola serpenteaba por la acera como un termómetro de la expectación que había generado el paso de Linaje por la capital. Con entradas agotadas desde hacía meses, la emblemática sala madrileña se convirtió el viernes 10 de mayo en el refugio perfecto para que 300 almas corearan, sudaran y se emocionaran con una banda que no deja de crecer a base de verdad, fuerza y compromiso.
El encargado de abrir la velada fue Txema Benítez, que con su habitual cercanía y esa mezcla de sensibilidad y rebeldía fue calentando el ambiente a golpe de canciones que ya empiezan a formar parte del imaginario de la escena. Hubo colaboraciones especiales: Javi de Cuarto y Mitah y Joako de Ciudad Olvido se sumaron para compartir escenario y dar forma a una primera parte del concierto cargada de compañerismo y buena vibra.
A las 22:00 en punto, se desataba el vendaval. Linaje apareció en escena con la misma determinación de siempre, arrancando con una enérgica “Ay, morena mía”, seguida por la incendiaria “Desataron a los perros”, con la que ya nadie dudaba de que aquello iba a ser una noche para recordar. El sonido, nítido y contundente, acompañó a la banda en un setlist pensado para que no bajara la intensidad ni un segundo, salvo cuando el corazón pedía parar… y escuchar.
Una de las sorpresas de la noche fue la interpretación de “Querida libertad”, que contó con la colaboración de Javi de Cuarto y Mitah, sumando capas emocionales a una letra ya de por sí punzante. También sonó una versión de “La sin razón”, de los uruguayos La Vela Puerca, reimaginada con el sello personal de Linaje, que supo mantener la esencia del original pero llevándola a su terreno.
Txema Benítez volvió a escena para sumarse a “Malas noticias”, y no fue el único: Luter, figura imprescindible del rock madrileño, se unió en “El vendaval” para firmar uno de los momentos más coreados y celebrados por el público. Pero si hubo un instante que partió el alma del Gruta 77, fue “Aún me duele”.
Aarón Romero, guitarra en mano y sin enchufes, se quedó solo en el escenario para relatar con voz temblorosa pero firme cómo fue crecer siendo hijo de Kutxi Romero, vocalista de Marea, y lo que significó para él esa distancia marcada por las giras. Acompañado únicamente por el silencio reverencial de la sala y la figura siempre presente de su madre, Carmen, ofreció una interpretación a capela que arrancó una ovación sincera, larga y emocionada.
La segunda parte del concierto retomó el pulso eléctrico con “A la luna le sobran canciones”, “Askatu ezazu ilea” y “Chatarra y laurel”, cerrando por todo lo alto con una potente “Nunca quise tu esqueleto” que dejó al público pidiendo más.
Linaje no es solo una banda: es una declaración de principios, una cicatriz que se exhibe con orgullo y una herida abierta que canta.
Lo que ocurrió en Gruta 77 fue más que un concierto: fue una catarsis colectiva, un acto de comunión entre músicos y público, y la confirmación de que esta jauría tiene mucho que decir y aún más que rugir.
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