La cuarta y última jornada del festival Leyendas del Rock 2025 en Villena fue un verdadero torbellino de emociones, y la verdad es que empezó por todo lo alto. Recuerda que puedes leer las crónicas de las jornadas anteriores en este enlace la del miércoles, liderada por W.A.S.P., en este la del jueves, con Heilung al frente, y aquí la del viernes con Within Temptation.

Los encargados de abrir el telón fueron los belgas Evil Invaders, que salieron a escena como si les fuera la vida en ello. Esta banda, formada allá por 2007, bebe directamente de las fuentes más puras del thrash y el speed metal, con un sonido que recuerda a los Motörhead y Exodus más cañeros.
Su habilidad para desatar una tormenta de riffs rápidos y solos que te dejaban sin aliento, todo aderezado con la voz única y estridente de Johannes "Joe" Van Audenhove, es lo que más me alucinó. Era como si el metal más clásico hubiera vuelto de entre los muertos. El setlist que nos regalaron fue una auténtica paliza, pero de las buenas, claro. Arrancaron con la demoledora "Feed Me Violence" y continuaron con la brutal "As Life Slowly Fades". Luego vino la oscuridad de "In Deepest Black" y, para rematar, el himno "Raising Hell", que hizo saltar a todo el mundo.
La recta final fue un éxtasis total con "Die for Me" y la poderosa "Sledgehammer Justice". Para cuando terminaron, estábamos todos completamente reventados, pero con una sonrisa de oreja a oreja.

El concierto de Adept no fue solo una actuación, fue una auténtica descarga de energía que se te mete en el cuerpo y te hace vibrar. La banda sueca de metalcore demostró en directo que es una fuerza de la naturaleza. Y es que el público, desde el primer acorde, estaba entregado.
El show arrancó a tope con temazos como "Heaven" y "Carry the Weight", y lo que de verdad te dejaba sin aliento era su puesta en escena. De repente, una pirotecnia de fuego impresionante salía del escenario, como si la música misma estuviera escupiendo llamas. Era algo tan brutal que te hacía sentir parte de un ritual. El repertorio fue una pasada, no daban tregua. Siguieron con "Secrets", "Shark! Shark! Shark!" y "Black Veins”.

Además, hubo otro momentazo, cuando el cielo de Villena se tiñó de confeti rojo, como una especie de lluvia mágica que acompañaba cada riff. Continuaron con "Let's Celebrate, Gorgeous!" y "The Business of Living", y la conexión con la gente era increíble. Cuando tocaron "You" y "Grow Up, Peter Pan!”, se notaba la lealtad y la pasión de los fans. Con temazos como "At Least Give Me My Dreams Back, You Negligent Whore" ganaron sin duda nuevos fans, que lo dieron todo en los mosh pits.
El escenario Jesús de la Rosa fue testigo de una actuación apabullante de Crystal Lake. La banda japonesa, ahora con John Robert Centorrino como vocalista, demostró su potencia musical. Desde el primer instante con su intro "SE", la energía fue palpable.

Los asistentes vibraron con temas como "Mephisto" y "Disobey", mientras Yudai "YD" Miyamoto y Hisatsugu "TJ" Taji dominaban las guitarras, y la base rítmica de Mitsuru en el bajo y Gaku Taura en la batería marcaba el pulso implacable. El setlist siguió con potentes himnos como "Six Feet Under" y "Apollo", consolidando una presentación que demostró por qué son una de las bandas más destacadas de su género a nivel mundial.
La carpa del New Rock se convirtió, de repente, en un portal a otra época. Y es que lo de Cemican no fue un concierto más; fue una experiencia que te transportaba directo a las raíces prehispánicas. La banda mexicana vino a hacer un ritual en vivo que a muchos nos dejó sin aliento.

Lo que te atrapaba por completo era su puesta en escena. Los músicos llevaban unas vestimentas tradicionales alucinantes, llenas de plumas. Además, había bailarines que se movían con coreografías que parecían sacadas de una ceremonia ancestral. Pero el clímax llegaba con los juegos de fuego, una furia visual que se sumaba a la música, haciendo que todo se sintiera más intenso.
Sonaron temazos como "Yaotecatl" y la poderosa "Luna desmembrada", y se podía sentir la conexión con la historia en cada golpe de tambor. La banda nos regaló himnos como "Guerreros de Cemican" y la épica "La que baja de las estrellas". Sin duda, fue una de las actuaciones más originales y viscerales del festival.

El Azucena Stage se convirtió en una caldera. Y es que la llegada de Dark Angel no fue un concierto cualquiera de thrash, fue un auténtico terremoto. Con Ron Rinehart al frente y el monstruo de la batería Gene Hoglan, la banda demostró que sigue teniendo una pegada demoledora, con Eric Meyer y Laura Christine en las guitarras y Mike Gonzalez en el bajo.
Desde que atacaron con "Time Does Not Heal" y "No One Answers", aquello fue el caos. Los mosh pits, enormes y salvajes, eran una marea humana que no paraba. En medio de esa locura, hubo un momento que te ponía un nudo en la garganta. La banda se acordó del fallecido Jim Durkin y, de repente, la música se sentía como un homenaje.

El clímax llegó con himnos como "Darkness Descends" y "The Burning of Sodom". Ahí fue cuando Ron Rinehart, en un arrebato de pura pasión, se infiltró entre la gente. Fue un momento increíble, una conexión total entre la banda y el público. Siguieron con la misma fuerza imparable con temas como "Merciless Death" y "Black Prophecies". El concierto terminó, cómo no, con "Perish in Flames”. Un cierre perfecto.
La audiencia del Leyendas se rindió por tercera vez a los encantos de Beast In Black. La banda finlandesa demostró por qué es un valor seguro. Con Yannis Papadopoulos en la voz, Anton Kabanen y Kasperi Heikkinen en las guitarras, el incombustible Mate Molnar al bajo y Atte Palokangas en la batería, ofrecieron un show cargado de himnos y con una energía que te hacía querer saltar y bailar sin parar, aunque molarían más con teclados y menos samplers. Pero desde que sonó "Cry Out for a Hero", aquello fue una fiesta.

La banda repasó su carrera, con temazos como "Hardcore" y la potentísima "Born Again”, que hicieron que el festival entero se convirtiera en un coro gigante. La voz de Yannis, con un alcance impresionante, te guiaba por cada canción. Siguieron con "Power of the Beast" y la adictiva "Sweet True Lies", y la gente no paraba de moverse. Además, no podían faltar himnos como "Blind and Frozen”.
El final fue apoteósico, con el combo de "One Night in Tokyo" y "End of the World" como antesala perfecta para cerrar con el homónimo "Beast In Black". Fue, sin duda, una de esas actuaciones que te dejan con la sensación de que podrías haber seguido bailando toda la noche, con el público vitoreando a la banda cada dos por tres, y un Yannis súper empático con la audiencia.

El escenario New Rock del festival fue el lugar perfecto para un reencuentro con la historia del heavy metal nacional de la mano de Leize. La banda vasca, con una trayectoria que habla por sí sola, demostró que su música sigue tan viva como siempre, y que el paso del tiempo no ha hecho más que consolidar su estatus de leyenda.
Con una energía contagiosa, Leize conectó con el público desde el primer momento. La banda desgranó algunos de sus temas más emblemáticos, que fueron coreados por un público fiel y entregado. Clásicos como "A tu lado" y "No podrán" resonaron con una fuerza impresionante, mientras que la intensidad de "Sospechoso" y el himno "Buscando, mirando" hicieron que el público se uniera en una sola voz.

Fue un concierto que, más allá de la música, fue una demostración de la vigencia del rock atemporal. Leize no necesita artificios para emocionar; su honestidad sobre el escenario y la potencia de sus canciones son la fórmula perfecta para seguir cautivando a sus fans.
El escenario Azucena se convirtió nuevamente en una auténtica ceremonia con Powerwolf. Aquello fue la confirmación de por qué los alemanes son de los grupos más queridos del festival. Después de varias visitas, ya se sienten como en casa. Con Karsten "Attila Dorn" Brill al frente, la banda se adueñó del recinto desde el primer minuto.

Con una puesta en escena espectacular y esa estética de templo que ya es su sello, el show arrancó con una fuerza impresionante con "Bless ’em With the Blade" e "Incense & Iron". Los riffs de Benjamin "Matthew Greywolf" Buss y el bajo de David "Charles Greywolf" Vogt eran una auténtica apisonadora, mientras Roel van Helden machacaba la batería sin piedad.
Además, hubo momentos con pirotecnia y fuegos artificiales que fueron realmente bellos. Pero si algo hizo la noche inolvidable fue la conexión de Attila Dorn con la gente. Sus chistes y comentarios cachondos entre canciones hacían que el público se muriera de la risa. Era una conexión muy humana, divertida y cercana, vacilándonos en castellano muchas veces.
La banda no bajó el ritmo ni un segundo, con sus letras religiosas y sexuales. Temazos como "Sinners of the Seven Seas" y "Dancing With the Dead" se sucedían, y con himnos como "Demons Are a Girl's Best Friend" y "Amen & Attack", el público se dejó la garganta.

El final fue apoteósico, con la espectacular "We Drink Your Blood" y la siempre esperada "Werewolves of Armenia". Un cierre perfecto que demostró que, además de músicos increíbles, son unos auténticos maestros del show.
La clausura del sábado en el festival Leyendas del Rock la verdad es que fue algo épico. Y es que los albaceteños Angelus Apatrida demostraron ser merecedores de su privilegiado lugar en la cima del metal nacional. Dieron una auténtica lección de potencia que sonó perfecta, de principio a fin, y dejó claro que eran los triunfadores de la noche.

Desde el minuto uno, no hubo un respiro. Abrieron con la demoledora "To Whom It May Concern" e "Indoctrinate", y en un segundo, aquello se convirtió en un caos controlado y brutal. El mosh pit se formó al instante, y la energía de la banda se amplificaba con unas llamaradas espectaculares que te golpeaban en la cara.
El repertorio fue una sucesión de temazos. Sonaron con una precisión milimétrica, como si fuera un disco, pero con toda la garra del directo. Canciones como "Of Men and Tyrants", la frenética "Cold" o la poderosa "We Stand Alone" resonaron con una fuerza brutal.

Pero si hubo un momento para enmarcar fue durante "Give 'Em War", donde se abrió un circle pit de tan inmenso que parecía un agujero negro de energía.
También hubo un respiro melódico con "Versus The World", que demostró su versatilidad. Para el cierre, se despidieron con una tralla que te dejaba sin aliento: "You Are Next". Fue el final perfecto para un concierto que se sintió como una declaración de intenciones. Angelus Apatrida no solo cerró la jornada, sino que la clausuró por todo lo alto, con un show que fue una cátedra de thrash metal.
Fue otra edición del Leyendas épica, que se cerraría definitivamente con Linkoln Park tributando con gran fidelidad todos los clásicos de la banda americana como "Numb" o "In The End”. Un broche de oro que sirve de antesala a lo que será la edición más ambiciosa del Leyendas del Rock el próximo año, la de su XX Aniversario. ¡Hasta el año que viene, leyenderos!
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2 respuestas
Cojonudo resumen hacia las cañeras descargas por parte de ANGELUS APATRIDA, los power metaleros germanos POWERWOLF junto a DARK ANGEL, el buen Metalcore de los japoneses CRYSTAL LAKE y por supuesto unos históricos de nuestro Rock como los donostiarras LEIZE para cerrar esta jornada de Sábado.
Me encantaría ver a los bestiales Powerwolf en San Sebastián, da mucha rabia pensar que aquí tocaron los más grandes pero que desde hace muchísimo tiempo la capital guipuzcoana es un desierto.