LO ÚLTIMO

Crónica de Leyendas del Rock (jueves) con Heilung, dArtagnan, Miracle Of Sound o Kanonenfieber: La jornada más vanguardista

El jueves en el Leyendas del Rock no fue solo un día más, fue una sacudida musical que nos hizo viajar por un espectro de sonidos imposible de prever. El calor de Villena se disipó con una energía arrolladora, y la verdad es que cada banda tenía algo completamente diferente que ofrecernos. Pasamos del folk festivo de dArtagnan a las atmósferas densas, rituales y bastante incomprendidas de Heilung, sin olvidar el metalcore vibrante de Hanabie o la brutal lección de historia de Kanonenfieber. La vertiente más clásica fue satisfecha con todo un descubrimiento para muchos, Seven Spires, donde milita Adrienne Cowan, habitual vocalista femenina de Avantasia en sus directos. En definitiva, fue una montaña rusa de emociones, donde la épica se mezcló con la melancolía y la fuerza se unió a la introspección, aunque eso sí, de público.

Heilung

La banda sueca Imminence subió al escenario, y la verdad es que el aire se cargó de una tensión casi tangible, acrecentada por el calor de la tempranera hora en la tarde. Todo empezó con la inquietante melodía de "Temptation", que inundó el recinto como una marea silenciosa. Desde el primer riff, la banda nos arrastró a un viaje musical lleno de fuerza y dramatismo, donde no faltó el habitual mosh pit por parte del público. Cuando pasaron a "Desolation", esa intensidad no bajó ni un ápice; al contrario, creció en un crescendo que te hacía vibrar por dentro. Su setlist fue un auténtico ejercicio de equilibrio. Por un lado, nos golpearon con la brutalidad de "Heaven Shall Burn" y "God Fearing Man", que fueron momentos de pura catarsis, con unos breakdowns que sonaban a puñetazos. Pero, por otro, nos dieron un respiro introspectivo con "Beyond the Pale" y "L'appel du Vide", mostrando una versatilidad que te deja sin palabras.

Imminence

El público, completamente entregado, coreaba cada letra como si fuera el último día. Y es que el final fue simplemente apoteósico. Con "Death Shall Have No Dominion", la energía llegó a su punto más alto, y la banda se despidió con la emotiva "The Black", dejándonos a todos con la sensación de haber vivido algo inolvidable. Fue una actuación memorable que, sin duda, reafirmó su lugar en la escena del metalcore, por lo que el carismático Eddie Berg a la voz principal y violín, Harald Barret y Alex Arnoldsson a las guitarras, Christina Höijer al bajo y Peter Hanström, que hizo un papelón a la batería, pueden darse más que satisfechos de su descarga en el escenario Jesús de la Rosa.

Los murcianos Headon, liderados por el gran Andy Martínez y su portentosa voz, hicieron en el tercer escenario New Rock un gran concierto en lo que pudimos ver, gracias a temas como la épica “Asphyxia” o “Constantine”, que cuenta en su grabación original con el icónico Isra Ramos. Cuentan con una formación sólida completada por Jota y Ube a las guitarras, Sergio al bajo y Carly a la batería, y con temas como el single “Libérate” o su rockerizada versión del “Fiesta Pagana” de Mägo de Oz se metieron a todo el público que fue verles como una propuesta de metal más clásico con toques contemporáneo. Además, siempre mola ver cómo las bandas de aquí luchadoras (estos chicos de San Pedro del Pinatar llevan más de diez años en la brecha, y tres discos) están recogiendo por fin sus frutos.

dArtagnan

La tarde en el Leyendas del Rock estaba que ardía y la expectación era máxima en el escenario Azucena, porque llegaba dArtagnan, la banda alemana de folk rock, a dar su primer concierto en España. Con Ben Metzner al frente de la voz principal, la potente guitarra eléctrica de Haiko Heinz, gaita y mandolina, era obvio que se preparaban para una auténtica fiesta. Y vaya si lo fue. “Somos los mosqueteros alemanes”, nos dicen, arrancando con la fuerza de "Ruf der Freiheit" y "Feuer & Flamme", que encendieron a la gente desde el minuto cero e hicieron de su concierto toda una fiesta. El violín de Gustavo Strauss se fundía con la guitarra acústica de Tim Bernard, creando una atmósfera épica que te transportaba a otra época. La sección rítmica, con Sebastian Baumann al bajo y Matthias Böhm a la batería, era la base perfecta para un jaleo que estalló de golpe. El punto álgido llegó con la animada "Trink mein Freund", su particular tributo etílico a la melodía oficial del Tetris, un brindis colectivo que nos hizo sentir a todos como viejos amigos.

La energía se mantuvo con "Klingen kreuzen" y un coro masivo en la canción tradicional "Was wollen wir trinken", donde Ben se puso un sombrero vaquero lanzado desde el público, bajando a cantar ante ellos, con toda la audiencia bailando al unísono en círculo (también remaron sentados en otros temas). Otro momentazo fue cuando el virtuoso violinista Gustavo Strauss nos regaló una intro de "Coeur de la Mer" que fue celebradísima. Para la recta final, nos soltaron sus grandes éxitos, y el himno "Mosqueteros" —el tema que grabaron con Rafa Blas de Mägo de Oz— resonó con un estribillo pegadizo en su reciente versión en castellano que han editado y que todos coreamos con pasión: “Todos para uno y uno para todos”. Para rematar la faena, tras “C’est La Vie”, nos sorprendieron con una brillante versión de "Hey Brother" de Avicii. Fue una despedida por todo lo alto, y el broche final fue cuando sacaron una bandera española con su logo. Se fueron como auténticos ganadores, dejando a un público completamente entregado.

Hanabie

Después de su paso en 2023, la banda japonesa Hanabie regresó con una energía que no parecía de este mundo, y el público lo sabía. Sentías la electricidad en el aire antes de que sonara la primera nota de "O•TA•KU Lovely Densetsu". Fue una explosión de color y sonido que combinaba el metalcore más agresivo con esa estética J-pop tan vibrante de sus integrantes. El bailable y también festivo concierto siguió con la poderosa "NEET GAME", que hizo que la multitud enloqueciera, y la festiva "Kotoshi koso Gal~Shoka ver.~", demostrando una habilidad alucinante para mezclar riffs pesados con melodías pop irresistibles.

Yukina, la vocalista, es una auténtica fuerza de la naturaleza. Pasaba de guturales feroces a cantar con una dulzura asombrosa en un pestañeo. Canciones como "Spicy Queen" y "TOUSOU" mantuvieron un ritmo frenético, con breakdowns que provocaron mosh pits llenos de diversión y caos controlado. Cada tema era una declaración de intenciones, una prueba de su originalidad y de su presencia escénica.  El público se dejó la garganta con "Osaki ni Shitsurei Shimasu." y un cierre brutal con "Today's Good Day & So Epic", una canción que es el mejor resumen de lo que son: diversión, brutalidad y una energía que arrolla. Fue una tarde electrizante en el escenario Jesús de la Rosa, que reafirmó que Hanabie, te gusten más o menos es, sin duda, una de las bandas más originales que hay ahora mismo.

The Halo Effect

Cuando The Halo Effect subió al escenario en el escenario Azucena, el ambiente se llenó de una expectación reverente. Sabíamos que íbamos a recibir una clase magistral de melodic death metal de la mano estos suecos, y lo cierto es que sonaron brutales en vivo. La descarga empezó sin rodeos con la contundente "In Broken Trust", que fue un golpe directo, con riffs afilados y una melodía que se te pegaba al alma. El público, entregado al instante, respondió con una ferocidad impresionante. Continuaron con "The Needless End", que mantuvo la tensión al límite, y luego llegó "Detonate", un tema que sonó tan explosivo como su propio nombre.

Los músicos, incluyendo al vocalista Mikael Stanne (de Dark Tranquility, que estarán en la próxima edición) y a los guitarristas Niclas Engelin (Gardenia, Passenger, In Flames) y Jesper Strömblad (ex In Flames), demostraron una maestría impecable en cada nota. La voz de Stanne se alzaba con una mezcla perfecta de brutalidad y emoción, apoyada por una base rítmica sólida como una roca por parte también del batería Daniel Svensson y el bajista Peter Iwers.

Cada canción era un recordatorio del clásico sonido de Gotemburgo que The Halo Effect ha revivido con una frescura admirable. "Cruel Perception" nos mostró su dinamismo, navegando entre la agresividad y pasajes más melódicos, manteniendo a la audiencia totalmente enganchada. Con cortes como la poderosa "What We Become", los suecos demostraros que esta banda es mucho más que un proyecto de veteranos: son una fuerza vital y poderosa del death melódico actual.

Miracle of Sound

Miracle Of Sound, el ambicioso proyecto de Gavin Dunne que sustituyó la cancelación de Peyton Parrish, nos hizo vivir un viaje épico a través de mundos y emociones. Es curioso pensar que, antes de ser este artista aclamado, pasó quince años en varias bandas, una experiencia que le dio la base para su éxito actual, aunque este llegó de forma inesperada. Tras la disolución de su último grupo, se inspiró en los videojuegos que jugaba y empezó a escribir canciones sobre ellos. Así, de la nada, se convirtió en una figura querida por la comunidad gamer.

El show arrancó con el misterio y la energía de "Deceiver", una apertura que nos sumergió en un escenario de intrigas y heavy metal. Apenas terminaron, los acordes de "Wake the White Wolf" nos transportaron a un mundo de fantasía, combinando la épica del folk con la potencia del rock. Fue el inicio de una travesía musical a través de todas sus influencias. El concierto siguió con el relato histórico y la fuerza de "Grainne Mhaol", seguido de la agresividad de "Ode to Fury". Con "Sirona", el público se dejó llevar por una melodía celta que evocaba mitos antiguos, para luego ser golpeado por la contundencia de "Road Rage" y "Hell to Pay", dos temas que demuestran la increíble versatilidad de Dunne.

El final fue un verdadero clímax. La energía festiva de "Skål" nos hizo sentir como en una celebración vikinga. Y, para terminar, un poderoso cierre con "Beneath the Black Flag", la aclamada "Valhalla Calling" —que es ya un auténtico himno—, y la unificadora "All as One". Fue una noche en la que nos dimos cuenta de que, incluso sin la parafernalia de un gran concierto, Miracle Of Sound tiene un poder narrativo y una maestría musical que te atrapa por completo.

Heilung

La noche comenzó con una atmósfera cargada de un misterio ancestral. El escenario se transformó en un antiguo rincón ceremonial cuando los integrantes de Heilung aparecieron para dar inicio a la "Opening Ceremony". Con sus vestimentas, el sonido de tambores y los cantos guturales, sabíamos que no estábamos en un concierto, sino en un ritual.

Su setlist nos guio por un viaje épico. La poderosa "In Maidjan" y la imponente "Alfadhirhaiti" nos sumergieron en su universo, una mezcla hipnótica de sonidos arcaicos y una energía tribal abrumadora. Las voces de Asrunn y Mark se complementaban, con la primera aportando una capa etérea y el segundo una brutalidad gutural. Canciones como "Asja", "Svanrand" y "Tenet" demostraron la capacidad de la banda para crear atmósferas intensas y etéreas a la vez, manteniendo al público totalmente cautivado. Sin embargo, a diferencia de su presentación más íntima el año pasado en el Castillo de Villena, esta atrevida propuesta no consiguió conectar con todos los asistentes en el recinto grande. Y es que la naturaleza tan poco convencional de su música y su puesta en escena funcionan mejor en un ambiente más reducido, donde la experiencia ritual puede ser absorbida por completo. El clímax de la noche llegó con la explosiva "Hamrer Hippyer", un momento de catarsis que nos unió en una danza casi tribal.

El concierto culminó, como era de esperar, con la "Closing Ceremony", un momento de reflexión que nos dejó con la sensación de haber presenciado algo inclasificable. Fue una experiencia inmersiva, sí, pero su excesivo riesgo musical se notó en la huida de gran parte del público (como me dijo un amigo, Keeke Lorens, posiblemente haya sido de los cabezas de cartel de todas las ediciones con menos público, a pesar de su innegable originalidad). Se van a tomar un largo descanso después de este tour, así que sus seguidores pueden, no obstante, darse por satisfechos.

Seven Spires

El tercer escenario, el New Rock, arrasó con una propuesta mucho más convencional, que era justo lo que el público pedía a esas horas. La banda estadounidense de metal sinfónico Seven Spires nos dio un espectáculo inolvidable. Liderada por la increíble voz (gutural y limpia) de Adrienne Cowan (Sascha Paeth´s Masters Of Ceremony, Avantasia en directo) y la maestría en la guitarra de Jack Kosto, el concierto fue una demostración de puro poder y técnica.

Abrieron con la épica "Gods of Debauchery", dejando claro que no venían a jugar. El setlist fluyó con maestría, alternando la intensidad de "Almosttown" con canciones emotivas a la par que brutas como "Love's Souvenir". La banda mostró su versatilidad a través de temas oscuros como "Architect of Creation" y majestuosos como "Oceans of Time". Y, para rematar, la enérgica “Dare to Live", dejando al público con una sensación de euforia, seguros de haber presenciado un show de altísimo nivel, y mucho más digerible que lo que se cocía en esos momentos en el escenario principal.

Kanonenfieber

Llegó el turno de los uniformados Kanonenfieber, que se prepararon para desatar su torbellino de black y death metal, y transportarnos a las brutales trincheras de la Primera Guerra Mundial. El concierto, liderado por Noise (el cerebro detrás de todo, que se encarga de casi todo en el estudio), arrancó con la demoledora "Menschenmühle", un muro de sonido que nos golpeó sin piedad, marcando el tono de la noche. En directo, la banda se mostró como una fuerza imparable, con su propuesta bélica bien escenificada con buena pirotecnia. Los músicos en vivo, con Gunnar al bajo, Hans en la batería, Kreuzer en la guitarra solista y Sickfried en la rítmica, demostraron una sincronización perfecta. El setlist avanzó como una ofensiva implacable, desde la velocidad frenética de "Sturmtrupp" hasta la narración en dos partes de "Der Füsilier I" y "Der Füsilier II".

Cada riff era un disparo, cada redoble de batería una explosión, y la voz gutural de Noise resonaba como un grito desde el frente. Canciones como "Der Maulwurf" y "Panzerhenker" fueron momentos de pura ferocidad, mientras que "Die Havarie" y "Die Feuertaufe" mostraron la capacidad de la banda para crear atmósferas de desolación. La primera parte culminó con la épica "Waffenbrüder", un cierre tan oscuro como emotivo. Tras una breve pausa, la banda regresó para un encore devastador. La multitud estalló al escuchar la icónica "Verdun", un himno que conmemora una de las batallas más sangrientas. La noche llegó a su fin con la arrolladora "Die Ausblutungsschlacht", dejándonos a todos exhaustos, pero profundamente impactados por esta inmersión visceral en la historia a través de la furia del black metal de esta banda anónima.

El escenario Azucena se sumió en una penumbra melancólica mientras la banda The Cost se preparaba para la actuación que cerraría la jornada, ya con menos público, pero igual de entregados. Liderada por El Estepario Siberiano, el excéntrico baterista (ex Saratoga) y músico influencer con más de doce millones de seguidores, esta banda tiene un origen bastante peculiar. El Estepario quedó tan impresionado con el bajista Chris Attwell y el guitarrista y vocalista Peter Connolly durante una sesión en el estudio que, sin pensárselo dos veces, decidió unirse a ellos para formar el proyecto. Con la primera nota de "Into The Drone", la atmósfera se volvió densa e hipnótica, sumergiéndonos en su distintivo sonido post-punk. La verdad es que la noche prometía ser un viaje introspectivo. El setlist avanzó con una energía cruda y sincera. "Counting Every Dime" estableció una intensidad que no bajó. También "Her Eyes" (que cuenta en su versión estudio con el mismísimo vocalista de System Of A Down, Serj Tankian, para los que tuvieron un guiño) y "One of a Kind" se convirtieron en momentos de pura emoción.

El vocalista entregaba cada letra con una pasión palpable, y la banda demostraba una conexión profunda con su música. El público, por supuesto, respondió con una entrega total. Temas como "Ginger" y "Floods" ofrecieron un respiro más melódico, sin perder la oscuridad inherente a su estilo. Tienen realmente temazos, como la contundente y magnífica "The Bricklayer" que abre su ópera prima ‘Doppler Affection’, o la memorable "Not For Me". Al final, nos fuimos con la sensación de haber presenciado un espectáculo que, aunque no era ostentoso, estaba cargado de una honestidad emocional y técnica que pocos logran. Habrá que seguirles la pista en su próxima mini gira de febrero a este combo de grandes virtuosos.

En resumidas cuentas, fue otra jornada memorable que demostró, una vez más, que este festival es mucho más que música: es toda una experiencia consolidada año tras año.

Redacción

2 respuestas

  1. Extenso resumen hacia lo que dio de si este pasado Jueves con las actuaciones de estas buenas bandas aqui mencionadas en el mitico LEYENDAS DEL ROCK alicantino.

  2. Es que las chicas de Hanabie son un ciclón, seguro que esta banda, que se formó en el club de la escuela, menos Chika la batería, va a ir a más, Japón fomenta estas cosas y ahí el resultado, es que hasta permite que los escolares puedan tocar en los locales de música en vivo.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

MariskalRock.com
Resumen de privacidad

Desde este panel podrá configurar las cookies que el sitio web puede instalar en su navegador, excepto las cookies técnicas o funcionales que son necesarias para la navegación y la utilización de las diferentes opciones o servicios que se ofrecen.

Las cookies seleccionadas indican que el usuario autoriza la instalación en su navegador y el tratamiento de datos bajo las condiciones reflejadas en la Política de cookies.

El usuario puede marcar o desmarcar el selector según se desee aceptar o rechazar la instalación de cookies.