Crónicas

Leprous: Una bendición para el metal progresivo actual

«Para saborear y apreciar las composiciones de esta formación tan especial al máximo hay que acudir a su llamada en salas, pues en los festivales se pierde parte de la magia y de esta puesta en escena, además del lógico recorte del setlist. Avisado queda el personal»

16 enero 2025

The Music Station (Madrid)

Texto: José Luis Martín. Fotos: Jason Cenador

Los noruegos Leprous son una bendición para el metal progresivo actual. Enarbolan una bandera que ha conseguido atrapar a un público heterogéneo y apasionado, subiendo un peldaño más con cada gira dentro de una carrera ascendente y de la que no vislumbramos todavía cuál puede ser su techo. Volvieron a conquistar la capital con una esplendorosa y excitante actuación que nos conquistó a todos los asistentes, dejando claro que los sonidos progresivos están en muy buenas manos para los años venideros.

Su actuación, que formaba parte de la presentación en directo de su nuevo álbum, ‘Melodies of Atonement’, tenía como única parada en nuestro país la ciudad de Madrid, consiguiendo agotar las entradas con antelación, en un recinto con capacidad para dos mil personas.

El show, bautizado con el nombre de ‘An Exclusive Evening With Leprous’, iba a ser una mezcla de sus nuevas composiciones y un repaso a sus grandes éxitos durante casi tres horas (serían "al menos dos", comentaba Einar en la entrevista), incluyendo un descanso de veinte minutos que, todo sea dicho, se nos pasó volando. Su setlist fue muy equilibrado, dando protagonismo a su nueva obra, pero sin olvidarse de ninguno de sus siete álbumes anteriores de estudio, incluyendo al menos una canción de cada uno.

Con más de quince minutos de retraso sobre la hora anunciada, algo que hay que agradecer, porque la cola para acceder al recinto era importante en esos instantes y permitió entrar a casi todo el público, se iniciaba la actuación con el corte que abre su nuevo álbum, “Silently Walking Alone”, con un derroche de energía que se iba a prolongar hasta el final del concierto.

Continuaban con “The Price”, comentándonos Einar Solberg, líder y vocalista del grupo, que estaba estudiando español (hecho que le animó a atreverse con pequeñas frases durante el show), pasando después por un apasionante “Illuminate”, aunque notamos ciertas carencias que no lograban que el sonido fuera redondo.

A partir de “I Hear the Sirens”, la acústica mejoró de manera sensible, dando paso después a una pletórica “Like a Sunken Ship” y a “Forced Entry” con Einar a los teclados en un tema complejo y exigente.

Entraron después en una parte más intimistas con una maravillosa “Out of Here” de su álbum ‘Aphelion’ y la hipnótica y adictiva “Alleviate” de ‘Pitfalls’, con ese estremecedor crescendo final, dando Einar el máximo de sí mismo. Con la fascinante “Distant Bell” completaban esta parte, aunque aquí prescindiendo del violín y el chelo que incluyeron en estudio, y sustituyéndolo por el sonido de la guitarra.

Hay que reseñar que la banda salió en formato de sexteto, con un nuevo componente encargado de los teclados, además de los coros y en algún momento hasta percusión, liberando casi al completo de estas tareas al vocalista y al guitarrista Tor Oddmund Suhrke, únicos miembros originales de la formación que cumplirá el año que viene sus bodas de plata.

Con la enérgica “Foe”, del álbum ‘Coal’, pudimos centrarnos en la gran labor y la tremenda pegada del batería Baar Kolstad, toda una máquina de percutir que sabe conectar con el público y que comparte sus baquetas con otra formación progresiva como Rendezvous Point,  a la que tendremos ocasión de ver por aquí el próximo mes de marzo.

Cerraban esta primera parte con una intensa “Nighttime Disguise”, volviendo a emplear Einar voces guturales en una composición que incluye una sección de vientos en estudio.

Tras el descanso anunciado, había que volver a calentar al público, y para ello regresaron con  “Unfree My Soul”, el tema que cierra su último trabajo, dando paso después a una magnífica “On Hold”, con unos cautivadores juegos de voces y una atmósfera envolvente, contó con la participación del público en la parte final.

Einar volvía al los teclados en “Below” y nos deleitaba con ese rango vocal que atesora, pasando de pasajes más calmados a otros en los que elevaba el tono o hacía uso de los falsetes para dramatizar algunas partes. Preguntó a los asistentes si sabían cuándo había sido su primera visita a la ciudad. Alguien del público comentó que en 2012, siendo corregido por el propio Einar, que dijo que fue en 2010 (ndr: acompañaron a Therion en la gira de "Sitra Ahra").

Con “Passing” volvieron a los tiempos pretéritos de su debut discográfico, ‘Tall Poppy Syndrome’ , incluyendo esa catarsis en la parte final donde vuelven a asomar los sonidos guturales más propios de las bandas de death metal.

El momento cumbre de la noche llegó con “Faceless”, para el que Simen Daniel Børven usó un ukelele en forma de bajo sustituyendo al contrabajo original en la apertura, y contaron con un grupo de fans seleccionados (entre los que reconocimos a Beka Bioskes, la vocalista de Eternal Psycho) para los grandilocuentes y estremecedores coros en la parte final que realzaron de manera sobresaliente la canción.

La fascinante “Castaway Angels” junto a la emblemática “From the Flame” y la intrincada “Slave” cerraban esta impecable segunda parte del concierto. Completaron su magnífica actuación con otra de las nuevas piezas, “Atonement”, poniendo un excelente colofón con la segunda parte de la extensa “The Sky is Red” y recibiendo una larga y clamorosa ovación por parte de un exhausto y agradecido público que no paró de aplaudir y corear cada una de las canciones del repertorio.

Uno de los puntos fuertes de Leprous es su puesta en escena, que para quien no los haya visto nunca en directo no sería fácil de explicar por las sensaciones que transmiten. La movilidad de la banda por todo el escenario, apoyada por luces monocromáticas, parece una coreografía perfectamente ejecutada, con unos movimientos casi teatrales que enfatizan el dramatismo y los sentimientos que transmiten sus canciones y que en la figura de su vocalista Einar Solberg son elevados al máximo exponente con todo un catálogo de gestos y de expresión corporal.

Para saborear y apreciar las composiciones de esta formación tan especial al máximo hay que acudir a su llamada en salas, pues en los festivales se pierde parte de la magia y de esta puesta en escena, además del lógico recorte del setlist. Avisado queda el personal. Nos vemos en la próxima.

Redacción
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