Crónicas
La Trinidad + Laguna Goons en Bilbao: Sheriffs del directo
«No sé si en la arena con los cuerpos al sol triunfarán tanto como en las distancias cortas, pero no cabe duda de que son unos auténticos sheriffs del directo. Tienen la fórmula para conquistar cualquier terreno que se propongan y además con su nuevo enfoque playero añaden una versatilidad muy necesaria entre letras supurantes de bilis.»
26 mayo 2023
Sala Santana 27, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Nunca hay que fiarse de las apariencias. Es más, aconsejaría lanzarse en plancha hacia todo lo que se antoje descabellado o por lo menos complicado. De sobra es sabido que unos pocos segundos pueden bastar para cambiar una composición global y lo que antaño parecía un muermo absoluto acabe siendo uno de los despiporres colectivos más recordados de los últimos meses. Que no nos abandone en ese aspecto la fe, el karma o la mierda en la que crea cada cual.
Lo cierto es que en escasas ocasiones nos hemos encontrado un panorama tan desolador como el que se vislumbraba en la bilbaína sala Santana 27 justo el mismo día en el que se ponía a la venta ‘Sheriff Playa’ de La Trinidad. La coincidencia de varios bolos en las inmediaciones anticipaba una noche verdaderamente difícil en cuestión de asistencia para los malagueños que despuntaron en el panorama patrio con su álbum debut ‘Los edificios que se derrumban’.
Al final aquello fue como cuando sales de fiesta solo, pero te vas encontrando con un montón de gente que ni siquiera esperabas. Muchos se perdieron a los teloneros, pero para cuando llegó el turno de los protagonistas de la velada vimos por ahí a Deu de los desaparecidos We Are Standard y también a otra peña de diferentes grupos, si no me equivoco, entre una considerable multitud con ganas de darlo todo.
Lástima que a Laguna Goons les vieran cuatro gatos, porque no se lo curraban nada mal estos malagueños afincados en Getxo. Tuvieron mala suerte en cuanto a afluencia de respetable, pero la pueden liar muy parda, como nos aseguró el aficionado Iñaki Gallardo, que nos contó una historia sensacional sobre la vez en la que tocaron en un garito de Las Arenas (Bizkaia) y volaron mesas, bebidas y hasta una chica por los aires, que encima se dio con el techo.
Se notaba que destilaban un importante abanico de influencias que iba desde The Strokes o Arctic Monkeys hasta el grunge o el rock noventero. “Saturday Night” nos pareció todo un temazo a lo Gang of Four y no fue lo único potable de su recital. Para apuntarles en la lista.
Por lo que hemos comentado anteriormente de que ese concierto coincidía con la fecha de lanzamiento de su segundo disco, aquel debería ser un recital importante para La Trinidad. “Las vistas del barrio alto” inauguró un show con el personal muy predispuesto a la propuesta de los malagueños. “Del suelo a la boca” pisó el acelerador y recordaron a unos Biznaga, pero con un enfoque más pop, no tan visceral, pese a que de vez en cuando suelten bastante bilis en las letras.
“Ay, tus ojos” posee potencial para convertirse en un himno generacional, aunque eso lo consiguen de pleno con “España invertebrada”, cuyo “me cago en tu puta madre” retumbó en el recinto. Oficiaron además como un tiro, enlazando unos temas con otros mientras se alternaban a la voz el bajista y uno de los guitarras. Si te despistabas, te perdías ya una parte importante de su repertorio.
“Los niños de la estación del zoo” reivindicaba a la vez la música con protagonismo para las seis cuerdas y esa garra que a veces se echa de menos en ciertos contextos, sin descuidar tampoco una sensibilidad pop. La corta duración de sus canciones podría ser un claro ejemplo de esto último.
“Te espero en el Moldava” destacó por ese descomunal comienzo muy Biznaga en el que brilla el batería, seguramente tan bueno como el de la banda que creó “Adalides de la nada”. Y del post punk frenético pasaron a ese rollito reggae que contagia su reciente ‘Sheriff Playa’, como se puede escuchar en “6,30”, que denuncia la precariedad laboral de esa generación que se comió la crisis, luego la pandemia y no le dio por salir a la calle a quemar contenedores. Puro civismo.
“Sheriff Playa” reincidió en ese peculiar sonido con reminiscencias de The Ruts o The Members que han logrado junto a Carlangas de los disueltos Novedades Carminha. Y su translación a los escenarios pasa de sobra con nota, pues añade mayor versatilidad a su post punk de alma pop. Esto último lo decimos un poco entre comillas, pues en ocasiones sobresalen en ese género con maravillas como “Aprende a gestionar tu fracaso con nosotros”, que se sumerge de lleno en la herencia de Gang of Four, pero no renuncia a la visceralidad con auténticas estrofas de bidón y gasolina.
“La clase media” conserva el aire spoken word de “Ser brigada” de León Benavente, por lo que estaba claro que alguna performance o algo especial debería de caer. El vocalista y guitarra aprovechó el momento para sumergirse entre el respetable, revolcarse por el suelo y crear así un golpe de efecto que nos dejó anonadados a la mayoría. Bravo, por fin un concierto de esos con un componente peligroso, una cualidad que también compartían los primeros bolos de leyendas como The Doors o Iggy Pop.
Enlazar en esta tesitura con “Convertidos en estatuas” se tornaba más que pertinente. Apenas bebimos esa noche, pero ahí parecía haber un cuelgue similar al de ‘Miedo y asco en Las Vegas’, pues el cantante de los teloneros hasta emuló una suerte de baile break dance en el círculo que formaron los fieles. Y luego se montó un pogo tan salvaje que alguno hasta perdió un zapato. La guinda de cualquier sarao respetable.
“La joya” era otro evangelio anticapitalista y “Que las palabras broten” introdujo ese leve hedonismo que se agradece en una época cargada de mojigatería y prohibiciones. “Muchos principios y muy pocas ganas” podría ser el leitmotiv de las generaciones actuales, pero es a la vez un soberbio ejercicio de post punk. El legado Talking Heads sigue presente.
“Las venas” emula a los Nirvana más cercanos al punk, pero valió de sobra para desgañitarse y desfasar por última vez. Se apuntó a la juerga hasta el vocalista de Laguna Goons, aunque más bien parecía que este tipo no se perdía ni una. Gente así siempre en mi equipo.
No sé si en la arena con los cuerpos al sol triunfarán tanto como en las distancias cortas, pero no cabe duda de que son unos auténticos sheriffs del directo. Tienen la fórmula para conquistar cualquier terreno que se propongan y además con su nuevo enfoque playero añaden una versatilidad muy necesaria entre letras supurantes de bilis. Abracemos la luz, vale. Y prendámosla fuego.
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1 comentario
Cojonuda crónica para la currada actuación que se marcaron esta buena banda rockera como son LA TRINIDAR a través de estos buenos temas rockeros junto a LAGUNA GOONS como digna banda telonera en la Santana bilbaina.