Crónicas
La Fuga + Martes Martes en Bilbao: Elevándose sobre la tempestad
«Menos mal que encima de las tablas hubo un grupo elevándose sobre la tempestad tratando de que el rock n’ roll se convirtiera en lo más importante»
14 marzo 2025
Sala Santana 27, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Cuando vas a un concierto y lo más relevante no resulta ser la música es que algo está fallando. De sobra es sabido que distracciones puede haber muchas en un bolo, pero los tiros no van por ahí. Tampoco estamos pensando en tomaduras de pelo que lleven la mayor parte de los instrumentos pregrabados o en discursitos interminables para dormir a las piedras que no vienen al caso, sino en hechos fortuitos o provocados que te impiden disfrutar plenamente de una actuación, incluso aunque el grupo esté a un nivel sobresaliente.
Esto último nos sucedió en el recital bilbaíno de La Fuga en la sala Santana 27, donde ya de entrada nos negaron el acceso al foso, a pesar de haber confirmado previamente la acreditación de fotógrafo. Un detalle feo que fue más cuestión de incomodidad que otra cosa y una absoluta nimiedad comparado con las dos peleas que se desataron en el recinto posteriormente, una de ellas con uso desmedido de la fuerza por parte de un miembro del equipo de seguridad, o eso nos pareció por lo menos, pues contemplamos el incidente a escasos metros.
Al margen de los desagradables hechos, a los que nos referiremos más tarde, el evento en realidad debería haber sido una celebración, la de un legado que ha sobrevivido ya décadas, incluso a circunstancias tan adversas como cambios de vocalista. Para los que digan que los jóvenes ni se sienten en los conciertos, he aquí otro ejemplo que desmontaba esa idea, con un respetable mayoritariamente de treinta para abajo, con algún que otro veterano, hasta había grupillos de esos con la misma camiseta, como si fueran The Rolling Stones.
Con los ánimos muy álgidos, el personal acogió a los teloneros Martes Martes, con una propuesta de amable pop rock con tintes indie apta para todos los públicos. Dicen que son toda una promesa desde la vecina Cantabria, pero a pesar de las tablas y buen hacer de su vocalista, que intercaló un fragmento del celebérrimo “Land of 1000 Dances”, echamos de menos algo más de guitarras en sus piezas. Eso sí, a modo de entremés, estuvieron entretenidos, lo cual no es poco.
Los que sí parecen tener claras las cosas a nivel artístico son La Fuga, que se han quedado con el rock n’ roll, como decían en el himno “Amor de contenedor” y un servidor bien que se alegra por ello y por no echar de menos a nivel artístico a Rulo, el cantante de su época gloriosa. Lo de Pedro Razkin nos dolió un poco más, puesto que pensábamos que encajaba en la banda cual guante, pero en fin, a veces así salen las historias.
Lo positivo de contar en la actualidad con un vocalista tan versátil como Xavi es que pueden atreverse con cualquier pieza de los inicios, algo que quizás en la etapa con Pedro no era tan fluido como ahora. Y poder elegir de un repertorio con solera, capaz de desatar las gargantas en escasos segundos, se transforma en un arma infalible de cara al directo.
Así lo constatamos con el impepinable arranque que se cascaron con “En vela”, “Majareta” y “Trampas al sol”. Casi nada. Y encima con un sonidazo con las guitarras a tope. Los que a estas alturas todavía piensen que lo suyo es puro almíbar que acudan a un bolo y vean lo contundentes que pueden llegar a ser. “La guarida”, que dedicaron a “Pablo”, un amigo que les había dejado recientemente, ha encontrado sin problemas acomodo en el repertorio de la banda, por algo su atmósfera recuerda a la de los primeros discos. Y el parecido vocal de Xabi con Rulo es asombroso, habría que esforzarse bastante para distinguir a ambos en estudio.
Eso sí, la orientación rockera que llevan ahora nos llama mucho más la atención que cuando se asemejaban a una copia de Maná en la época de ‘Asuntos pendientes’. “Miguel” demostró que no hacía falta ni presentar las canciones, ahí la peña venía con la lección aprendida, y siguieron aumentando la intensidad con “Mi perdición” cuando se desató una primera pelea detrás de nosotros. En esta ocasión, la actuación del equipo de seguridad fue correcta, aunque algo tardía, se llevaron a las partes en disputa a otro sitio, sin agredir a nadie, que es lo que hay que hacer.
Bastante diferente fue cuando el que parecía responsable del foso propinó un puñetazo en la cara a un peligroso (nótese la ironía) señor de unos cincuenta años, que estaba tranquilamente viendo el concierto en primera fila. Supongo que se produciría algún malentendido a la hora de dejar hueco para que la banda se trasladara al público, pero eso no justifica ni de lejos que una persona encargada de velar por la seguridad se dedique precisamente a generar inseguridad y mal rollo, pues la violencia es lo que suele provocar, lejos de solucionar ningún tipo de problema. Tolerancia cero hacia los chulos con porra en los conciertos.
Volviendo a lo musical, otra composición de las últimas como “Demasiado tarde” se coreó como un auténtico clásico y Xavi quedó tan satisfecho que dijo al final: “¡Sí, señor, de puta madre lo hacéis!”. Aprovecharon el subidón pisando el freno en cuestión de velocidad, pero incrementando el poso sentimental en “Madrid” y luego poniéndose más juguetones con “Pedazo de morón”, que podría ser como su particular “Un ABC sin letras” por su rollo cercano al ska.
“Balada del despertador”, con la vocalista de Martes Martes, fue la única concesión de la noche a los ritmos sosegados, salvo la inevitable “Por verte sonreír”, por supuesto. “Que nadie os diga nunca lo que podéis o no podéis hacer”, dijo Xavi a los fieles antes de otra piedra angular como “Sueños de papel”, su mensaje antipostureo sigue más vigente que nunca en 2025.
La recta final no proporcionó ningún instante de relax con “Cada vez duele menos”, otra pieza que recupera la esencia de los primeros tiempos, y elevaron de un plumazo todavía más las gargantas con “Baja por diversión”, que contó con una luna hinchable iluminada en el escenario y globos gigantes negros revoloteando por el aire. “Jaleo” reforzó la tónica guitarrera de la velada antes de situarse definitivamente “con el rock n’ roll” en “Amor de contenedor”.
Para los bises reservaron infalibles como “No solo respirar” o la versión de Los Calis “Heroína”, que fue de lo mejor del concierto. El mágico momento de trasladarse en medio del respetable fue estropeado por la segunda pelea relatada anteriormente con agresión de un miembro del equipo de seguridad a un fan, espero que alguien tome medidas al respecto. Que el grupo no dijera nada de un suceso tan grave lo achaco a que tal vez no se dieran cuenta del incidente o por la voluntad de continuar el espectáculo a pesar de todo. En Ilegales también son de la idea de seguir tocando pase lo que pase abajo.
“Buscando en la basura” y “P’aquí p’allá” colocaron el broche de una manera muy digna mientras caía confeti sobre nuestras cabezas y se finiquitaba una noche que podría haber sido gloriosa si no fuera por el mal sabor de boca que crearon las dos peleas relatadas. Ponerse a montar gresca con semejantes temones era de tontos. Menos mal que encima de las tablas hubo un grupo elevándose sobre la tempestad tratando de que el rock n’ roll se convirtiera en lo más importante.
1 comentario
Pedazo de resumen hacia el gran concierto que se curraron LA FUGA a través de tan buenos y conocidos temas en La Santana bilbaina.