Crónicas
La Élite en Bilbao: Aquelarre políticamente incorrecto
«Por si alguno alberga la duda, son de lo más punk que se puede contemplar hoy en día sobre un escenario, con aquelarres políticamente incorrectos como el de esa noche. Qué bonito sería pensar que toda la gente que abarrota sus bolos se aficionará en el futuro a Eskorbuto, La Banda Trapera del Río y otras luminarias del género.»
30 noviembre 2024
Sala Santana 27, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
En un mundo dominado por las redes sociales y el ansia de aparentar deberían conservarse en formol todos los refugios de lo políticamente incorrecto, vestigios de una época donde existía plena libertad de expresión y no había un señor de arriba diciéndote lo que tienes que pensar, comer o sentir para que no te cataloguen junto a los impuros. Esa suerte de catecismo de nuevo cuño que busca lo mismo que aquel de las iglesias de antaño, meterse en la vida de la gente y crear borregos en vez de ciudadanos críticos con el poder y cualquier otro tipo de autoridad.
Menos mal que todavía quedan grupos como La Élite, la nueva banda más honrada del mundo, que recupera bonitas tradiciones como la de ciscarse en las autoridades y todo aquello que se ha perdido en la era de los piel finas. Que el punk vuelva a ser otra vez ofensivo, una frase con la que nos topamos hace un tiempo y que debería tomarse por bandera para no perder las señas de identidad de aquel movimiento que sacudió el mundo a finales de los setenta. Eskorbuto siempre en la memoria.
La última visita del dúo de Tàrrega al bilbaíno Kafe Antzokia evidenció que salas de esas dimensiones ya se les quedaban pequeñas, por lo que era lógico que en este “La mili tour” pegaran el salto a recintos de mayor capacidad como la Santana 27. Al igual que sucedió en la anterior ocasión, la proliferación de chavalería fue la tónica dominante de la velada y la confirmación de que son uno de los grupos del momento, los de treinta o cuarenta eran más bien anomalías del sistema que se toleraban a la hora de sumarse al jolgorio general.
Con un leve retraso sobre la hora estipulada y los ánimos bastante álgidos entre la juvenil concurrencia, La Élite sacaron desde el principio munición importante con su adaptación del himno “Historia triste” de Eskorbuto. A los puretas se les escaparía hasta una lagrimilla al ver cómo se interpretaba con tanta convicción esta piedra angular del punk.
Al parecer, tuvieron algún problemilla con el teclado en un inicio, pero de sobra es sabido que en el punk lo que menos importa es lo bien que toques, argumentos tan convincentes como “Aléjate de mí” elevaron las gargantas al unísono y ya podía salir el sol por Antequera. “¡Venga, gudaris!”, espolearon al respetable antes de otra bala de su repertorio como “Todos me miran mal”, que desparramó con pogos el recinto.
De fondo habían colocado pantallas con mensajes nihilistas como “No Future”, supongo que una señal de su mayor categoría actual tanto en poder de convocatoria como de medios. Nos contaron que acababan de estar en Londres y preguntaron si se podía decir “España”, pero el público respondió de manera soberana con una negativa abrumadora. Ofendiditos territoriales, miren para otro lado.
Como guiño a la parroquia local, comentaron que la primera vez que tocaron “Gran noche” fue en Bilbao y que fue “la hostia”, algo muy factible con un corte frenético para dejarse la garganta gritando el estribillo. Pillaron carrerilla con “Nuit Folle”, otro subidón de un repertorio que se engrandece a cada cita, un servidor podría ya contar varios himnos totales del punk contemporáneo entre su catálogo.
Dedicaron un tema a los que estaban currando, en concreto, “a sus putos jefes”, ahí estaba “Mata a tu jefe”, sin rollos, y volvieron a desatar los ánimos y elevar las voces con “Otra noche más”, que contó con la colaboración de Pokito Paranoiko enlatada, pero ¿a quién le importaba eso mientras atronaba un temón con un estribillo tan glorioso?
Su espectáculo también es de variedades, por lo que pidieron que alguien subiera al escenario a contar un chiste. La peña estaba de tal subidón que un tipo hasta pegó una suerte de salto olímpico desde la valla al escenario, por encima del foso de fotógrafos, y créanme cuando les digo que había una distancia considerable. El festival del humor incluyó bromas sobre chinos o judíos, por lo que aquel tampoco era lugar para suspicaces.
Recuperaron la tralla a velocidad trepidante con “Fuera del Disco-Pub!” y “A 180 con mi monopatín”, que entronca con el “Monopatín” de los eternos La Banda Trapera del Río, no sé si los llegaría a catar, pero a todo un pionero del rock macarra como Morfi Grei le habría encantado este grupo. Y abajo los pogos brotaban como setas en un “círculo de la muerte”, como lo definió el vocalista.
Salió el “gudari” Hofe, al que Fermin Muguruza llama “sobriniko”, para “Vampireando”, con otro estribillo para enmarcar dedicado a esos chulos con porra que todavía abundan en determinadas salas y garitos. Y “Boulevard boeis” mantuvo la cita en un punto álgido, al tiempo que Diosito y su compi repartían, y hasta firmaban, latas de cerveza a la peña. “¡Que no falte nada, mi gente!”, decían, todo un gesto que les honra y que demuestra que llevan la mentalidad de barrio incrustada hasta los huesos.
Que las letras captan la atención de la juventud lo corroboramos en “Contento de ser feo”, con dos chicas recitándose las estrofas una frente a la otra antes de un abrazo final. Y no se olvidaron de su tradicional “pase de modelos”, con un pasillo que dividió la sala en dos hasta la mesa de sonido, una estampa digna de enmarcar.
“Esta va para vuestro colega hippie, que le jodan”, dijeron antes de “Neo hippie”, Germán Coppini seguramente también se hubiera ido de fiesta con La Élite a las islas Cíes. Y finiquitaron otro gran recital para recordar con “Plan de mierda”, con otro estribillo sin complejos que afirmaba que “hoy nos vamos a drogar”. Los curas contemporáneos pueden rasgarse las vestiduras.
Por si alguno alberga la duda, son de lo más punk que se puede contemplar hoy en día sobre un escenario, con aquelarres políticamente incorrectos como el de esa noche. Qué bonito sería pensar que toda la gente que abarrota sus bolos se aficionará en el futuro a Eskorbuto, La Banda Trapera del Río y otras luminarias del género.
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1 comentario
Extenso resumen hacia el gran concierto que se curraron a base del mejor Punk Rock combativo LA ÉLITE en la Santana bilbaina.