Crónicas

Kingdom of Rock con Manowar, Doro, Freedom Call y Electrikeel: Los reyes reclamaron su trono

«No podemos más que arrodillarnos haciendo la señal del martillo ante los que, al menos esta noche, sí fueron los dioses y los reyes del metal. La banda más auténtica y heavy del mundo demostrándolo con hechos y no con palabras»

8 marzo 2025

Navarra Arena, Pamplona

Texto: David Esquitino. Fotos: Iñigo Malvido (excepto Manowar). Fotos Manowar: Manowar  

El mejor concierto de Manowar en España, ¿quién lo iba a decir?
Aún con la adrenalina en el cuerpo y las buenas sensaciones del sábado pasado en Pamplona, y con el carné heavy renovado por otros 10 años más, me dispongo a contaros las sensaciones de lo vivido en un Kingdom of Rock (con su segunda edición ya confirmada) que superó con mucho las expectativas que la mayoría teníamos antes de viajar a la ciudad navarra. Que Doro no iba a fallar estaba claro, o que Freedom Call animarían la fiesta sin más para empezar… pero seguramente pasando sin pena ni gloria, siendo convidados de piedra en el cartel, como así fue. Grata sorpresa, eso sí, con los locales Electrikeel, caña burra, que dirían aquellos, pero con calidad, técnica y actitud para arrancar, aún con mucha gente entrando o tomándola en los abarrotados alrededores. ¡Vamos con la crónica!

Manowar

Diez mil viejos heavies en un gran pabellón como antaño, un nuevo recinto genial, aledaño al estadio de El Sadar, a las afueras de Pamplona, acogiendo a lo grande un concierto a la vieja usanza que se disfrutó como en las mejores ocasiones. Pero no nos engañemos, que aquí habíamos venido a reencontrarnos con Manowar, a recuperar la fe (metálica) en ellos, volver a ser amigos (y creyentes), o terminar de enemistarnos para siempre. Y, ¿quién lo iba a decir? Ni en nuestros mejores sueños imaginábamos que, a estas alturas y después de 10 o 15 años de sinsabores, y muchos más ellos viviendo de las rentas, el éxito fuera a ser tan rotundo e incontestable.

Antaño “kings of metal” sin dudarlo, pero hacía mucho que la corona andaba oxidada y sucia, y que el grupo estaba totalmente en entredicho con discos mediocres, directos en general muy por debajo de lo esperado, actitudes más que discutibles y, sobre todo, una sensación general de que el personaje (individual o global) hacía mucho que se había comido al grupo de música. Ellos hicieron en su momento que todos los clichés del heavy metal se hicieran realidad mientras que nosotros, los humildes seguidores, soñáramos con ser aquel guerrero de las portadas o al menos tan “true metal warrior” como lo que postulaban Joey DeMaio y compañía. Todo esto no auguraba ni mucho menos éxito en la vuelta de Manowar a nuestro país después de tantos años y siendo ya literalmente septuagenarios.

Manowar

Pero una vez más, el heavy metal se abrió paso y nos demostró que esta vez su mensaje cobraba total sentido, ofreciéndonos posiblemente el mayor y mejor concierto de su historia en nuestro país.
¿¡Quién lo iba a decir!? Además, de manera incontestable y sin poder poner ni un pero a su actuación. Bueno, la tontería de “no crowdsurfing” o “no fotos y vídeos” (que nadie acató, como podéis imaginar), que se hartaron de proyectar en los telones antes del concierto, se lo podían haber ahorrado, pero en realidad en “algo” tenían que seguir siendo Manowar, ¿no?

Dos horas de concierto, un show excelente, un repertorio de lujo y una banda de 10. Es decir, en realidad, todo lo que podían hacer bien, lo hicieron bien, y todo lo que pudieron hacer mal, sencillamente no lo hicieron. Si hasta el discurso de Joey DeMaio, siendo él y en “tono Manowar”, tuvo sentido, fue emocionante, ¡y se curró una amplia parte completa tanto en euskera como en castellano!

Ver a ese nivel a Eric Adams con más de 70 años fue de saltarnos las lágrimas, sencillamente increíble. Michael Angelo Batio hizo que los temas sonaran perfectos, a su velocidad, a su ritmo, a su tempo y con la calidad y rotundidad que no habíamos escuchado al grupo en directo “así” en literalmente 20 años. Y sin pecar ni de virtuosismo ni de filigranas, que en este caso no hubieran tenido sentido. Sin duda, es el mejor sucesor que ha tenido Manowar desde Ross The Boss, pero siendo mejor guitarrista en realidad, de la misma generación que Joey y Eric (y Ross), y de la misma escena, con lo cual la elección ha acabado siendo perfecta.

El batería, como siempre ha ocurrido en Manowar, correcto, pesado, potente y dándole a los temas la rotundidad y base de sonido poderoso que necesitan. Sin excesos ni alardes, que tú eres el batería de una banda de heavy metal como ellos, así que haz que los temas suenen duros y poderosos y punto. Y tal cual fue, muy bien en un papel secundario, por un lado, pero a la vez tan importante. No tiene la personalidad o la imagen de Scott Columbus, batería clásico del grupo ya fallecido, pero cumplió al 100%, así que perfecto Dave Chedrick en su papel.

Y Joey DeMaio fue lo que muchas veces no es (o no ha sido): gran bajista, frontman en la sombra, y el músico heavy del que muchos nos enamoramos antaño. Comprándolo como es, cierto, pero sobre todo como bajista especial, dándole ese sonido 100% rotundo, pesado y auténtico a las canciones de Manowar. Patochadas y estupideces fuera, nada de actitudes absurdas, nada de discursos eternos y fuera de lugar (aparte de lo contado antes) y a demostrar que de verdad son el grupo de heavy metal más puro y duro de la tierra. Así se demuestra, Joey, y no con las chorradas de otras veces ni las declaraciones absurdas ni las faltas de respeto al público, a las mujeres, a otros grupos y a tu propia banda. Así sí, signo del martillo y sonrisa orgullosa mediante: somos heavies por esto y así, no haciendo el ridículo.

Manowar

Siguiendo con sensaciones, volvimos a la emoción de los viejos conciertos, de sentir el heavy metal como antaño, de viajar a donde sea, a ser posible al norte, donde el heavy metal tiene un sabor especial, si me permitís la broma, con la ciudad literalmente tomada por los hombres/mujeres de negro y las chupas de cuero, y cambiando mal tiempo por actitud. Manowar venía a la ciudad y nos trajeron truenos, tormenta, viento huracanado y lluvia, todo muy heavy, que los dioses mostraron su pleitesía particular, pero a su manera, a la jornada que se nos avecinaba.

Autobuses venidos de toda España, e incluso de países cercanos como Francia o Portugal, seguidores veteranos con camisetas ajadas por el tiempo tratando de, como yo, reconciliarnos con los guerreros de la mejor manera posible y, sobre todo, tratando de revivir lo que el paso del tiempo inevitablemente nos ha tratado de arrebatar. Pero no, por un día volvimos a ser aquellos adolescentes heavies e indolentes que, puño en alto, nos comíamos la ciudad y viajábamos donde fuera y como fuera para ver a nuestros ídolos.

Sinceramente, me emocionó que el espíritu fuera este, de vieja escuela 100% y con tanta autenticidad por bandera tanto encima como debajo del escenario. Parece ser que no estábamos muertos y que el heavy metal clásico no está tan pasado de moda… aunque la realidad era que la media de edad no bajaba de 45 años en el festival, no puedo mentir al respecto ni decir lo que no es.

Pero bien, heavies orgullosos de lo que fuimos y de lo que, en cierto modo, seguimos siendo. Con respeto a las nuevas tendencias, las nuevas bandas y los nuevos tiempos para el rock y el metal… pero “all we are, we are all of we need”, y “other bands play, Manowar kills”. No hay más preguntas, señoría.

Electrikeel

Entramos muy justos al pabellón porque, pese a estar “cerca” desde el centro, con frío, lloviendo y las paradas de autobuses colapsadas por las hordas de los peludos (al menos de espíritu) esperando bajar al pabellón, se retrasó más de lo debido el llegar al Navarra Arena a tiempo para ver la primera actuación. Imposible también coger taxis, desbordados, así que fuimos a pata, a la vieja usanza, pero tardando casi 40 minutos para llegar… y entrar. ¿Somos heavies o no somos heavies?

Electrikeel

De cualquier manera, pudimos disfrutar de la parte final del concierto de la banda local que había ganado el concurso de la organización para abrir Kingdom of Rock. Y, tras los saludos pertinentes avanzando hacia las primeras filas con los compañeros de prensa, fotógrafos y amigos habituales de conciertos, con los que es tan grato encontrarse en estos eventos, pudimos disfrutar de los últimos temas que el grupo ofreció sonando bastante bien (nada habitual cuando te toca abrir para grandes bandas), y con una excelente actitud pese a que aún el pabellón andaba a medio gas. Es decir, con mucha gente llegando al recinto, entrando o, sencillamente, tomándola en los alrededores, comprando merchan (que estaba en una gran carpa fuera… a precios poco populares, las cosas como son) y demás.

No se le puede obligar a nadie a entrar al principio, pero es una pena que los grupos noveles no tengan la exposición completa que les gustaría y merecen en este tipo de eventos multitudinarios. De cualquier manera, pulgar arriba por nuestra parte para la caña y el buen hacer de Electrikeel, y les seguiremos la pista en futuras ocasiones. Death/Thrash metal muy duro y con excelente imagen y actitud old school, y seguro que muchos de los presentes que les vieron sin conocerles les han apuntado la matrícula, yo el primero.

Freedom Call

Eran los terceros en discordia y, por un lado, es genial tenerles abriendo para Doro y Manowar, pero por otro evidenciaron el porqué nunca llegaron a la primera línea que sí alcanzaron sus coetáneos en los años dorados del power metal, como Stratovarius, Angra o sus hermanos de Gamma Ray (recordemos que Freedom Call comenzaron auspiciados por Kai Hansen y compañía). Nada queda a estas alturas de aquellos primeros tiempos más que el entusiasmo, la personalidad, incluso originalidad entonces, y la felicidad perenne de un Chris Bay que, en realidad, no necesita mucho más para estar satisfecho con lo conseguido y seguir con su happy power metal por bandera sobre el escenario.

Freedom Call

Personalmente, nunca me han dicho gran cosa y, en este caso, me volvieron a dejar muy frío, y no porque no tuvieran entusiasmo ni lo hicieran razonablemente bien, sino sencillamente porque sus temas y la banda en sí nunca han sido de primera línea y siguen sin serlo. Eso sí, mucho sonido grabado (demasiado, todo sea dicho) y pecando de usar efectos, teclados y arreglos de más, que no ayudaron a que la impresión fuera menos indiferente.

Divertidos, eso sí, y entusiastas, siempre de la mano de un eterno sonriente Chris Bay, que se lo pasa mejor que nadie tocando y cantando, y claro que clásicos pegadizos de su discografía como “Tears of Babylon”, “M.E.T.A.L.”, la homónima “Freedom Call” o ese “Land of Light” tan feliz para cerrar, funcionan en directo. Pero ni hicieron nada nuevo de lo que han hecho tantas veces en nuestro país ya ni impresionaron demasiado a los veteranos del lugar, que estaban ya esperando los dos platos fuertes.

Freedom Call

Eso sí, tocaron con el pabellón ya con buena entrada, que llegaba Doro en breve y teníamos muchas ganas de heavy metal, pero los germanos nos dejaron bastante fríos a una mayoría esta vez, quizás necesitando un punto extra tanto de calidad como de dureza más que la que ofrecen los alemanes. Pero bien, eran invitados y cumplieron su papel, sin más.

Doro

Reverencia absoluta para la metal queen. Quizás lo mismo que he dicho de Freedom Call podríamos decir de Doro, pero en realidad aquí cambian las tornas porque más de lo mismo es bueno, ¡muy bueno! Y ella, en escenarios grandes, se crece sin duda y se hace querer, aunque nos cuente de nuevo tres veces lo que le emocionó tocar por primera vez en España en el 86 con Judas Priest y lo que aquello le marcó. La adoramos y ella (y su banda) sobre el escenario lo da todo y nunca decepciona.

Doro

Heavy metal old school, como nos remarcó en varias ocasiones, con una banda excelente, con ese Johnny Dee al frente desde atrás (curiosa afirmación, pero real), desde hace más de 30 años, y sus veteranos compañeros como el gigante holandés Bas Maas o el forzudo Bill Hudson, que ya lleva unos años tocando con Doro en directo (aunque a veces le acompaña también Luca Princiotta), aparte del nuevo bajista Stefan Herkenhoff. ¡Menudo grupazo de directo!

Pocas bandas hacen heavy metal clásico como ellos, y se lo creen más. La sonrisa de Doro lo llena todo, y su voz, su entusiasmo y esa manera de mover la cabeza echada hacia delante y con los dos brazos extendidos haciendo cuernos o pidiéndonos más. Sigue cantando como el primer día, ¡es increíble!, y aunque no sonaron tan potentes como Manowar, que en este caso eran “teloneros de lujo”, se marcaron un concierto maestro, demostrando que los grupos de verdad siguen mandando en la escena.

Doro

Mayoría de temas de Warlock, marcando territorio desde el principio, dos o tres de Doro como tal y una versión rindiendo pleitesía siempre a los maestros Judas Priest (e incluso usando de outro otro tema de Judas, cantando Doro sobre la base grabada de “Living After Midnight” para marcharse). ¿Qué más se puede pedir?

“I Rule the Ruins”, “Earthshaker Rock” y una reciente, “Time for Justice”, para comenzar. “Burning the Witches”, “Fire in the Sky” y la potente “Raise Your Fist”, acordándose de los últimos tiempos de Doro, marcaron el tremendo primer tramo del concierto. Llegaba “Für Immer”, siempre emotiva y con los pelos de punta escuchando corear a 10.000 personas y ella con las lágrimas casi saltadas, para terminar de nuevo durísimos con “Revenge” (para mí, el mejor tema de Doro en los últimos años), la versión de “Breaking the Law” que nunca falla, con curioso guiño al “For Whom the Bell Tolls” de Metallica al comienzo, y ese “Metal Racer” rapidísimo de los primeros años de Warlock para rematar.

Parecía que “ya estaba” y todos satisfechos, pero aún nos regalaron un tema más, el clásico “True as Steel”, que no tengo claro si estaba en el set previsto, pero que sin duda fue maravilloso y toda una declaración de intenciones para cerrar.

Doro

Que sí, que Doro ha venido muchas veces, que siempre nos cuenta lo mismo, que les vemos casi todos los años… Lo que queráis, pero son los iconos que han creado esto y los que nos siguen demostrando cómo se hace y por qué esto es tan grande. El día que nos falten, lloraremos y echaremos de menos verles casi todos los años. Mientras tanto, reverencia y gracias eternas, como hicimos todos en Pamplona con todo el pabellón rendido a Doro, artista y banda, y agradeciendo de corazón ambas partes el rato vivido juntos.

Manowar

No me puedo creer que solo pueda decir cosas buenas del concierto de Manowar, incluso sin extenderme de más, porque no hace falta, pero es que fue perfecto. Reconozco que iba con las expectativas bajísimas, y eso que las impresiones tras ver algunos vídeos previos de la gira eran bastante mejores que en años anteriores, y algo me decía que esta iba a ser buena, pero con Manowar nunca sabes, así que tenía todas las reservas del mundo. Y, de repente, aparecieron renacidos y demostrando por qué alguna vez fueron la banda más grande y auténtica del heavy metal.

Manowar

Después del peor concierto que he visto de una banda grande en mi vida, concretamente en el Rock Fest de Barcelona hace unos 15 años, acabo de ver el mejor concierto de la historia del grupo en nuestro país. El día y la noche de una banda imprevisible, pero sobre todo imprescindible.

Aquí fue todo perfecto, y no lo voy a contar con pelos y señales porque no hace falta, ¡haber estado! Pero el escenario era IMPRESIONANTE, enorme y con un juego de pantallas, telones, grabaciones y proyecciones excelente. El repertorio fue sublime, aunque siempre se puedan echar de menos canciones en una discografía tan grande y excelsa (al menos hasta 2002), pero cumplieron al tocar casi completos Hail to England y Sign of the Hammer. No faltaron ninguno de los éxitos imprescindibles e incluso eligieron con tino y coherencia las dos o tres píldoras más recientes que cayeron.

El sonido fue perfecto, absolutamente magistral, sin los excesos de antaño ni un volumen tan ensordecedor que no se entendiera nada. No, han aprendido la lección y en Pamplona sonaron duros, muy duros y potentes, pero limpios y realmente bien. Mi reconocimiento absoluto al respecto, ¡gracias! Y tocaron dos horas de verdad, sin intros absurdas, discursos sin sentido cada dos por tres, performances fuera de lugar ni vídeos o documentales trasnochados para restar duración al show. No, canciones, una tras otra, tocando de lujo, con la gente enfervorecida, y cambiando de escenografía cada poco tiempo, dando ambientación a cada tema, a la letra del mismo, al espíritu de lo que está hablando y demás. Siendo de verdad, y por una vez, los reyes del metal.

Ya lo he dicho antes y no me voy a extender más, pero lo de Eric Adams fue sobrenatural, usando solo unos mínimos efectos de delay o ecos al principio, quizás calentando la voz, pero después demostrando que es el vocalista de heavy metal más infravalorado de la historia. Desde los tonos de tenor en las partes más épicas hasta los agudos imposibles marca de la casa, absolutamente perfecto. Sobrecogía escuchar con esa perfección las partes más difíciles de canciones como “Thor”, “Hail and Kill”, “House of Death”, “Blood of My Enemies” y, sobre todo, “Black Wind, Fire and Steel”, cantada como nunca, exactamente igual que en el disco, alucinante.

Manowar

Incluso la propia imagen del grupo fue perfecta, coherente e impactante: cuero, armaduras a su manera, heavy metal y demás, pero sin caer en el ridículo de otras veces, con chalecos con cuadraditos dibujados, castañuelas y similares. Y melenas, que no es cuestión baladí comentarlo (bueno, exoneramos a Batio de la ecuación en este sentido, jeje).

Hasta el discurso de DeMaio fue emocionante y coherente, y ojo que no llegó hasta la hora y media de concierto, tirando chinitas contra los anteriores promotores que siempre les habían traído (“nos mintieron y nos jodieron”) y, sobre todo, alabando de una manera sincera a los manowarriors españoles… además de remarcar su amor por su nueva bebida favorita, ¡el pacharán!, brindando con los promotores de Kingdom of Rock sobre el escenario en un momento bastante emotivo. Incluso su solo de bajo en “Black Arrows”, teatralizado y con la voz distorsionada a modo de demonio infernal, fue perfecto.

Pese a tardar casi una hora en salir, ya que hasta las 23:00 no comenzó el concierto, desde los primeros acordes de “Manowar”, la propia “Kings of Metal” y “Fighting the World” ya se vio que esta noche iba a ser buena. Pabellón hasta arriba y todos rendidos a tres de los himnos más grandes del heavy metal.

Después vino el tremendo recuerdo a dos discos increíbles como son Sign of the Hammer y Hail to England, con grandes sorpresas que un servidor nunca había escuchado en directo, como “All Men Play on Ten”, “Mountains” o “Bridge of Death”, además de otros clásicos del grupo que nunca fallan como “Kill with Power” o la propia “Sign of the Hammer”, impresionante. Guiños coherentes con parte de lo mejor de los últimos años del grupo, acordándonos de “Sons of Odin”, “King of Kings” o ese tremendo “House of Death” con imágenes demoníacas en las pantallas.

Ya al final, y tras la parte del discurso citado de Joey, era el momento de rematar el show con las imprescindibles “Warriors of the World United”, con todo el pabellón lógicamente coreando y muchísimo confeti (con los colores de la bandera de España, que estos detalles nunca son casuales en Manowar), y finalmente un tremendo “Hail and Kill”, sonando directamente sin la intro y dejándonos extasiados recordando por qué una gran mayoría de los presentes nos hicimos heavies gracias a esto o, literalmente, por y para esto.

Y para rematar, el mejor “Black Wind, Fire and Steel” que les hemos escuchado nunca en directo, con Eric Adams incluso jugando con nosotros, retándonos a gritar la parte final, cerrando como posiblemente solo él en el mundo pueda hacer. Increíble, verdaderamente increíble, y nosotros frotándonos los ojos entre explosiones de fuego, petardazos y truenos, preguntándonos si lo que acabábamos de ver era de verdad un concierto de Manowar en 2025 o el show que habíamos imaginado en nuestros sueños que podría ser.

Pues, en realidad, lo fue y no podemos más que arrodillarnos haciendo la señal del martillo ante los que, al menos esta noche, sí fueron los dioses y los reyes del metal. La banda más auténtica y heavy del mundo demostrándolo con hechos y no con palabras. Hail!

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Esta entrada fue escrita por Redacción

2 comentarios

  • Juandie dice:

    Extenso resumen hacia las potentes descargas que ofrecieron los germanos FREEDOM CALL a través de su Power Metal de calidad junto con el Heavy Metal de la histórica DORO junto a unos históricos del Heavy Metal como los neoyorkinos MANOWAR a través de estos grandes clásicos y con todo el pabellón navarro lleno hasta la bandera.

  • Rafa dice:

    Increíble concierto de Manowar. Dices que la media de edad era de 45 años, mis hijas de 9 y 12 años la bajaban bastante. Se fueron impresionadas de ver semejante espectáculo. El heavy metal tiene futuro!!! Gracias por tu artículo. ¡ Qué viva el heavy metal!

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