Crónicas
Kamelot + Ad Infinitum + Blackbriar + Frozen Crown en Bilbao: En otra categoría
«Es evidente que Kamelot hoy en día suelen formar parte del cartel de festivales europeos, están en otra categoría que seguro sorprenderá a los que conocieron al grupo desde los inicios, pero si uno analiza el show que ofrecen, lo encuentra completamente comprensible.»
22 octubre 2024
Sala Santana 27, Bilbao
Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Iñigo Malvido
Es curioso lo que pueden llegar a cambiar los grupos en unas décadas, no solo en el aspecto musical, sino también de categoría. Los que antes se pateaban salas como la mayoría de las bandas, aquello ya no les sale rentable y con hacer festivales en fechas señaladas les vale de sobra. Pensemos en todos aquellos nombres que hoy en día resulta harto complicado de ver en directo, a no ser que sea en el contexto de un festival más o menos multitudinario.
Con los ahora internacionales Kamelot ha sucedido un poco esto último, pues allá por la última vez que les vimos en directo todavía estaba el carismático Roy Khan al frente y su escenario era el de la mítica sala Jam de Bergara, hoy reconvertida en gasolinera, como nos informó el afable Txema. Era aquella probablemente su época de apogeo, cuando a comienzos del nuevo milenio concatenaron lanzamientos tan espectaculares como ‘The Fourth Legacy’, ‘Karma’ o ‘Epica’, aunque con ‘Ghost Opera’ en 2007 también lograron sacar la cabecita, si mal no recordamos.
Fue toda una sorpresa toparse con la bilbaína sala Santana 27 bastante concurrida para tratarse de un día entre semana. Con el power metal y géneros derivados hay veces que uno piensa que se trata de música de tiempos pretéritos, pero todavía sigue arrastrando a un puñado de gente considerable. El matiz progresivo de la banda formada por el guitarrista Thomas Youngblood les situaba un tanto aparte de aquella escena, aunque sin duda estaban en el mismo punto de mira de fans de Blind Guardian, Gamma Ray o Edguy, entre otros.
A una hora indecente para los que trabajan de tarde arrancaron la sesión Frozen Crown, conocidos en los últimos tiempos por ser el grupo en el que despuntó la actual guitarrista de Primal Fear, Thalìa Bellazecca. Por motivos laborales, no llegamos a verlos, aunque nos enteramos posteriormente que su repertorio había sido bastante corto, en torno a los seis temas.
A los neerlandeses Blackbriar les pillamos por mitad de actuación, pero casi mejor no haberlo hecho, pues reproducían al milímetro los clásicos esquemas del metal sinfónico, que no gótico, con voz femenina al frente escuchados una y mil veces. La avalancha de grupos de este estilo que surgieron en la época nos dejó una sensación similar a la de Obélix cuando se cayó en la marmita de la poción mágica, por lo que no nos llamaron demasiado la atención, a pesar de que incluyeron alguna pieza decente tipo “Until Eternity”.
Los siguientes en liza, Ad Infinitum, también con chica al micro, nos resultaron más interesantes, puesto que evocaban a Guano Apes, Evanescence y otros nombres que ya nos tiran más. Mencionar que estaba ahí a la voz Melissa Bonny, colaboradora de Kamelot a la que luego volveríamos a ver con los cabezas de la noche.
Por lo menos parecían entretenidos en cortes como “Outer Space” o “Upside Down” y su música con toques de rock alternativo o pop no se hacía tan cargante como la de los anteriores. Y su versátil vocalista, que hasta metía guturales, demostró que no necesitaba ir detrás de una banda grande para que se reconozca su talento. Pura autodeterminación artística.
El signo más evidente de que los Kamelot de 2024 habían pasado a un plano superior en cuanto a poder de convocatoria lo encontramos en el mismo planteamiento del show, con una espectacular puesta en escena con fuego, columnas de humo y un escenario digno de estrellas de primer nivel. Dudo que en la actualidad pudieran trasladar todos los abalorios a una sala de reducidas dimensiones.
La acelerada “Veil of Elysium” dio el pistoletazo de salida despejando la duda de si el vocalista sueco Tommy Karevik daría tanto el callo como Khan antaño. Y lo cierto es que no desmerecía en absoluto las canciones de la época, oficiaba a buen nivel, pese a que en cuanto a personalidad y carisma le faltara la puntilla necesaria para epatar en un grupo de este estilo. Se podía cantar sin despeinarse cualquier tema de una trayectoria que casi abarcaba cuatro décadas, ahí es nada.
“Rule the World” de ‘Ghost Opera’ incrementó la intensidad de la velada y tuvieron visión dinámica al enlazar con “Opus of the Night (Ghost Requiem)”, de su material más reciente, y contar además con la aportación de Melissa Bonny a los coros. Pidió el vocalista saltar “si somos capaces”, quizás en consideración a los veteranos de la sala, antes de “Insomnia”, y “When The Lights Are Down” mantuvo la línea trepidante que estaba alcanzando el repertorio, que fue muy equilibrado, sin excederse con ningún álbum.
“New Babylon” añadió majestuosidad con un par de figuras encapuchadas en escena y el vocalista cantando desde lo más alto. No tardó en dar la réplica a las voces Melissa, que se desenvolvió con notable soltura en ese papel y nos hizo recordar aquella reseñable colaboración que se marcaron en su día con Simone Simons de Épica en “The Haunting”. ¿Por qué no la tocaron?
Mandaron alzar cuernos para un tema histórico en su carrera como “Karma” y una luz roja que parecía emanar del centro del escenario nos recibió en “Sacrimony (Angel of Afterlife)”. Aflojaron el pistón en la balada “Willow”, que nos legó la primera estampa potativa de la noche con las linternas del móvil moviéndose de lado a lado. Supongo que será cuestión de gustos, aunque un servidor nunca pilló sentido alguno a hacer el símbolo del corazón en un concierto de metal ni tampoco a las palmas de poperos.
En este sentido, debería desterrarse del mismo modo esa mala costumbre de los solos de batería, teclado o txalaparta que no aportan absolutamente nada y suponen un lastre tremendo al ritmo del show. Tuvimos la pertinente demostración de los dos primeros que, sinceramente, se podían haber ahorrado. Por lo menos intercalaron entre ambos un temón como “March of Mephisto”, que en su día epató lo suyo por la colaboración de Shagrath de Dimmu Borgir.
Se despidieron con un “Forever” que alargaron casi tanto como dice el título en inglés, pues aprovecharon para presentar a la banda, incitaron a la peña a gritar “Kamelot” y hasta lo enlazaron con un fragmento del inmortal y trillado “We Will Rock You” de Queen. Se pasaron de frenada en este aspecto y en ocasiones se nos olvidó que había una canción de por medio.
Regresaron para un par de bises que recayeron en “One More Flag In The Ground”, con Karevik portando un enorme estandarte, y un “Liar Liar (Wasteland Monarchy)” que quizá no revista tanta resonancia como los clásicos, pero valió a modo de contundente epílogo.
Es evidente que Kamelot hoy en día suelen formar parte del cartel de festivales europeos, están en otra categoría que seguro sorprenderá a los que conocieron al grupo desde los inicios, pero si uno analiza el show que ofrecen, lo encuentra completamente comprensible. Aprovechen por lo tanto para verles en salas, que no existen demasiadas oportunidades.
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1 comentario
Otro gran concierto de unos históricos como KAMELOT a través de tan buenos y conocidos temas en la Santana bilbaina junto al resto de estas 3 bandas las cuales estuvieron a la altura como dignas bandas teloneras.