En la Plaza de toros de las Ventas, está vez en formato más reducido y cubierto, Kabrönes nos ofreció una noche mágica, llena de nostalgia, emociones y recuerdos, con los grandes himnos de Magö de Oz en su etapa clásica, ante un público de distintas generaciones que se entregó desde los primeros compases. El día 2 de julio de 2004 se celebró en el mismo coso su mítico concierto con el barco pirata, que quedó reflejado en el directo ‘Madrid Las Ventas’.
Con una formación que ha significado la vuelta a los escenarios del cantante Jose Andrëa, los guitarristas Frank y Carlitos, junto al bajista Salva, músicos que formaron parte de Magö de Oz, acompañados por el mexicano Santi Vokram al violín, Ismael Filthó a los teclados y Joaquín Arellano “El niño” a la batería. El guitarrista Víctor Conde era el miembro elegido para ocupar el puesto de Frank mientras se recupera de su operación.
Arrancaban pasados seis minutos de las nueve con “Maritornes”, incluyendo un despliegue pirotécnico, la canción sobre una mujer asturiana poco agraciada físicamente, envuelta en un malentendido con Don Quijote, y que Mägo de Oz reflejó en ‘La leyenda de La Mancha’. El sonido no era todo lo bueno que deseábamos, con las guitarras y la voz muy apagadas, aunque consiguieron subsanarlo poco después con la llegada de “La Santa Compaña”.
Tras recordarnos las famosas palabras del músico argentino Carlos Gardel de que “veinte años no son nada”, haciendo referencia al histórico concierto de 2004, y tras pronunciar “Nunca máis”, llegaba “La costa del silencio”, para recordarnos el desastre que ocasionó el petrolero Prestige y reivindicar después la libertad y el amor libre con “El que quiera entender que entienda”, saliendo como invitados Dani Nogués y Zarach de Lépoka.
Después de bajar un poco el ritmo con la balada de “El cantar de la luna oscura”, incluida en ‘Jesús de Chamberí’, y con la ayuda a la guitarra española de Chema Alonso, un guitarrista que estuvo en los inicios de Mägo de Oz, llegaba el momento de que José Andrëa se tomara un respiro. Elegían para ello la trilogía instrumental que componían la famosa canción de Status Quo “Gerdundula”, el baile popular húngaro “Czardas” de Vitorio Montti y “Sueños diabólicos”, que apareció por primera vez en el recopilatorio ‘The Best Oz’ en 2006. Una parte muy festiva, que puso a bailar al público y en la que Filthó y Vokram se lucieron especialmente.
Con “Es hora de marchar”, versión en castellano del “Rainbow Eyes” de Rainbow, Kabrönes quiso homenajear a dos músicos relevantes en la historia de Mägo de Oz que nos dejaron hace poco. Fernando Ponce de León, que lo hizo en septiembre de 2024, contó con la aparición de sus dos hijos para recibir una fuerte ovación, y Sergio Cisneros “Kiskilla”, que se nos fue en marzo de este año. Su heredero Diego Cisneros tomó las riendas de los teclados, produciéndose uno de los momentos más emotivos de la noche cuando al finalizar la canción todos los músicos se abrazaron a él, recibiendo una fuerte ovación.
En “Dime con quién andas”, fue el momento para que Carlitos mostrara el orgullo de padre contando con su hija, Judith Rol, que ya nos dejó su huella colaborando con Runa Llena en “El Lazarillo de Tormes”, canción incluida en el álbum ‘Mester de Juglaría’ de Saurom.
“Hasta que el cuerpo aguante” incluyó la inesperada aparición de Frank, una pieza fundamental en el engranaje de Kabrönes, que llevaba un tiempo de baja y que dosificó su estado físico con apariciones puntuales durante la noche.
En “La posada de los muertos” contaron con el guitarrista Manu Acilu, al que habíamos visto hace pocos días con Nurcry y compañero de José Andrëa en Uróboros, mostrando una perfecta sintonía con todos los músicos.
Aunque no somos muy partidarios de los conciertos que sufren muchas pausas, en este caso estaban justificadas, por todo el entramado y la planificación del show, resolviéndose de una manera muy dinámica y profesional, toda la escenografía para realizar el agasajo a los músicos y familiares que fueron desfilando sobre las tablas del recinto en esta memorable noche.
Para afrontar “El lago”, cuya letra fue compuesta por Txus, Salva y Chema, los invitados elegidos fueron Maxi Gómez-Carreño, el batería de Kolectivo Suicida y responsable de repescar para la escena musical a Salva, después de estar más de veinte años fuera del circuito, junto al vocalista de Avalanch José Pardial, con el que estuvimos departiendo después del concierto en un local de restauración cerca del recinto.
José Andrëa, muy concentrado en esta noche tan especial, agradeció al público que no abusara de los teléfonos móviles y que la mayoría prefiriese guardarlo en su memoria, disfrutando y participando plenamente en el concierto. Un público mayoritariamente joven se reunió para cantar y corear canciones que ya son clásicos del rock español.
En “Astaroth” apareció la versátil vocalista Sara Pernía realizando un gran dueto con José Andrëa, mientras que en “Molinos de viento”, Frank con esa voz de ultratumba nos presentaba a su vástago Alejandro, que se sumaba con la guitarra, junto al cantante y actor Adrià Mondaray, protagonista de ‘Magö de Oz: La película’, que se estrenará próximamente, y que confesaba conocer muy bien su repertorio al ser un gran seguidor de la banda.
Y llegaba el tema franquicia de Mägo de Oz como es “Fiesta pagana”, todo un himno intergeneracional, que desde que surgió les puso en el mapa musical internacional y que forma parte del repertorio de cualquier orquesta que se precie. El invitado fue Javier Cruz, que se resarció con los problemas que tuvo con el micro en este mismo recinto hace muchos años.
Turno después para “El fin del camino”, el último corte que cerraba la ópera rock ‘Jesús de Chamberí”, y al que se sumaba el omnipresente guitarrista Juanjo Melero, muy activo con Rock con Ñ, su academia de música y ese maravilloso y recomendable canal en Youtube por el que están desfilando guitarristas que son parte de la historia del rock español y que atiende por el nombre de “El riff que me voló la cabeza”.
Y tras una pausa de unos diez minutos, volvían con el extenso “Gaia”, canción de once minutos que daba título al quinto álbum de Mägo de Oz, todo un grito por la libertad y el amor a la naturaleza, que se lanzaba en 2003 y en el que Carlitos se lucía con las cuerdas de su guitarra realizando un virtuoso tapping.
Remataron su actuación con un intenso “Satania” y con el imprescindible y largo “Finisterra”, cuyos cánticos iniciales “Oh Finis, oh Terra”, ya fueron lanzados desde el público con anterioridad. Otro miembro de Nurcry, como es su vocalista Kike Fuentes, fue el encargado de acompañar a José Andrëa en una canción muy exigente y elaborada, con grandes cambios de ritmo, que fue el perfecto colofón y que el público supo agradecer.
Casi tres horas de concierto, con los grandes clásicos de la época dorada de Mägo de Oz y un gran número de músicos invitados, arropados por sus familiares, amigos y seguidores, en un recinto con un gran significado para la banda. La cita lució un montaje especial con una gran pantalla, consiguió poner el cartel de entradas agotadas y se saldó con un resultado más que satisfactorio para todos.
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