Jim Jones All Stars: Un derroche de groove y crudeza

La Sala Club del Centro Niemeyer se llenó para rendirse al grupo en formato septeto. Recordemos que Jim Jones All Stars es un proyecto musical liderado por el inquieto Jim Jones. A lo largo de su carrera, Jones ha formado parte de varios grupos notables, como Thee Hypnotics, The Jim Jones Revue, Jim Jones and The Righteous Mind, y Black Moses.

En 2021, ante la propuesta de participar en un festival y la imposibilidad de contar con todos los miembros de The Righteous Mind, decidió convocar a miembros de anteriores proyectos para formar Jim Jones All Stars, una banda compuesta por nueve músicos, incluyendo hasta tres saxofonistas y el pianista Elliot Mortimer, otro exmiembro de Jim Jones Revue. El grupo debutó al año siguiente con un amplio repertorio de versiones, hasta que, en septiembre de 2023 lanzaron su álbum de presentación 'Ain’t No Peril', que es el que nos venían a presentar (o eso pensábamos).

Desde el primer momento de la introducción que desembocó en "Cement Mixer" ya no hubo tiempo para coger un respiro. Jim no es de los que se enreda con el público para caer bien, no. Él contacta a nivel visual primero. Su mirada recorre al público centrándose en los ojos de aquellos con los que la cruza y, sin pausa a nivel sonoro, entrega su música con una factura impecable, capaz de sobreponerse al sonido que en los primeros temas dejaba algo coja a la banda, hasta que cuando todo hizo "click" la cosa mejoró sensiblemente.

La sección de viento jugó como los grandes veteranos, haciendo acto de presencia cuando era necesario y velando armas el resto del tiempo. Bajo y batería marcaban un paso inquebrantable que había que seguir sí o sí, y el teclado sobrevolaba a las guitarras para dirigirlas hacia donde debían ir.

"Devil’s Kiss" ya dio un puñetazo sobre la mesa que mantuvo las vibraciones elevadas hasta una sobresaliente "Gimme The Grease”, en la que la comunión con el público fue absoluta. La lección magistral de rock and roll de pura cepa continuó con "Run RunRun", cover de The Velvet Underground. Todo un derroche de groove y crudeza.

Entre versión y versión, llegaríamos a "Satan’s Got His Heart Set On You”, memorable versión de sus queridos Righteous Mind, en la que Jim Jones demuestra su poderío vocal y su conexión con el rock and roll primitivo.

La sala se convirtió en un coro improvisado y la energía se propagó como un incendio. "Me & My Monkey" o "It’s Your Wodoo Working" atraparon al público para prepararlo para traca final, en la que "Troglodyte" fue uno de esos momentos sobresalientes que se graban en la retina y "RnR Psychosis" consiguió que nadie mirase el reloj cuando dijeron “adiós”.

Volvieron con unos bises que supieron a muy poco y cerraron un concierto de esos que, cuando la memoria y el criterio se vuelvan débiles y se rememore, el comentario será que fue una pasada, que dejó el listón muy alto y que si hubiese durado un buen rato más habría que haber sacado al público con grúas de la sala porque no habría dejado ni un alma con fuerzas suficientes para subir las escaleras que dan acceso al Club.

Luego, tal vez, otros vendrán y la situación se repetirá, ya que la sensación que queda pasados unos días fue que pudo haber sido mucho más de lo que fue, y no solo de tiempo sobre el escenario estamos hablando.

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