Crónicas

Iron Maiden + Avatar en Madrid: Pleitesía a nuestras leyendas

«Siempre digo lo mismo, incluso protestando muchas veces (no esta, afortunadamente), que el día que los grandes de verdad ya no estén, cambiarán muchas cosas. Mientras tanto, sigamos disfrutando de lo que nos quede, mucho o poco, y rindiendo pleitesía a nuestras leyendas»

5 julio 2025

Estadio Riyadh Air Metropolitano, Madrid

Texto: David Esquitino. Fotos: Iñigo Malvido.

Pasaban dos o tres minutos de las 23:00 de la noche y se bajaba el telón, al menos de manera figurada, sonando ese outro de Monty Python, “Always Look on the Bright Side of Life”, tan habitual en Iron Maiden desde hace eones. Ellos, tan británicos, correctos, pero a la vez tan entusiastas como siempre, acababan de despedirse tras uno de los conciertos más especiales del grupo en España. Y os aseguro que han sido muchos a lo largo de tantos años, si me permitís la hipérbole.

Iron Maiden

Significativo o no, el último en despedirse fue el nuevo, el batería Simon Dawson, lógicamente no tan habituado a las grandes multitudes, y que sin duda está disfrutando cada minuto del baño de masas. Merecidamente, he de decir, al menos esta noche, se ganó el nuevo sueldo con creces. Y el respetable comenzaba a salir del estadio sonriendo, señal inequívoca de que había ido todo muy bien.

Empezar por el final es inusual, e irrespetuoso, así que rebobinemos a tres horas y pico antes, mientras intentábamos lidiar con la siempre compleja entrada en los conciertos grandes en estadios. Esto es, buscar la taquilla donde recoger el pase de prensa, esperar la correspondiente cola junto a los varios compañeros que estábamos exactamente para lo mismo, y a su vez, entrar literalmente. Es decir, recibir la acreditación efectiva, buscar de nuevo la puerta correspondiente, pasar los controles, subir escaleras y lloriquear un poco viendo a la gente llenando la pista mientras nosotros subíamos al graderío. En fin, que nunca se pierda la ilusión, los nervios y la emoción de ver a nuestros ídolos y a las bandas que han creado esto, porque entonces será el momento de dejarlo.

Podría darle más vueltas en la intro al hecho de ver a tanta y tanta gente venida de todos los puntos de España (y algunos del extranjero) con gran mayoría de camisetas de Maiden de todas las épocas poblando los alrededores del Wanda… Perdón, Estadio Metropolitano (que lo de Riyadh Air me sale peor,  aunque no soy atlético de pro, sí soy de vieja escuela). Y es que el ambiente preconcierto fue impresionante, pero la realidad es que nos perdimos el comienzo de Avatar con los obligados preliminares en este tipo de conciertos. De cualquier manera, los suecos no solo aprovecharon la oportunidad que merecían, sino que la gente reaccionó muy bien con ellos desde el primer momento, tanto los que les conocían como los que no.

Avatar

Siempre diré que este tipo de conciertos son trampa para muchos teloneros, pero hay algunos que saben lidiar bien con estas ocasiones que se les brindan para abrir para un gigante, y otros que no… O que directamente pasan totalmente desapercibidos para el gran público que solo quiere ver a su grupo de cabecera. Avatar son de los segundos, que además no son nuevos precisamente, sino que han venido bastantes veces a España y tienen una base de seguidores ya remarcable aquí. Pero lo principal es que son muy buenos y divertidos, y tienen un gran show, aunque lógicamente no luzca en un estadio y a plena luz del día sin poder ver las luces, ni el logo, ni casi apreciar sus trajes y ropajes circenses de batalla como en una sala.

Avatar

No importó que los de Johannes Eckerström, John Alfredsson, Jonas Jarisby y compañía salieron como siempre a comerse el escenario, con sus mejores galas, y a demostrar que son una de las siguientes bandas preponderantes de la escena. Un gran frontman como siempre es Johannes destacó con su sorna y dominio del escenario habitual lo encantados que estaban de telonear a los grandes Iron Maiden, pero a la vez que esperaban convencer a los que aún no les conocieran. Y como tal nos desgranaron una buena tanda de clásicos de su ya bastante completo repertorio.

Cierto que con menos trucos escénicos que en sala, como decía, pero no faltó la casaca roja en “Bloody Angel”, la bailona “The Dirt I’m Buried In”, todavía más cabaretera en directo, la declaración de intenciones que es “Smells Like a Freak Show”, superpotente, para cerrar, dando cera de la buena con la imprescindible “Hail the Apocalypse”, una actuación corta pero intensa. Incluso antes nos sorprendieron con uno de los temas nuevos, aún inéditos, que están presentando en directo, una interesante “In the Airwaves”, que de hecho da nombre a su próxima gira.

Avatar

Estaremos muy atentos, pero esa tarde Avatar demostraron que ya son dignos herederos de los grandes. No importa que el sonido no fuera el más excelso de la noche o que eran los teloneros de una banda gigante en un estadio, pero la actitud, y sobre todo la consideración de la gente tras su actuación, nos transmite que sí, que están a punto de subir al siguiente nivel.

Y nada, como se despidió el mismo Johannes: “¡Os dejamos con los putos Iron Maiden! Y nos vemos en febrero…”. Todo ello mientras se despedían entre aplausos y con música circense de fondo.

Iron Maiden

¿Por dónde empezamos? Pues lo primero por la emoción y ese gusanillo que se mueve solo cuando empieza sonar esa intro del “Doctor Doctor” que anuncia que aquello comienza. Eso sí, y lo diré una, mil y las veces que haga falta. Por mucho que a ellos les guste así, que a Bruce Dickinson no le guste nada actuar tarde, que les sirve como juego visual natural para que “2 Minutes to Midnight” suene cuando esté anocheciendo… No, no y no, salir a plena luz del día debería estar prohibido para este tipo de bandas y este tipo de conciertos.

Iron Maiden

Dicho esto, que no me lo podía callar, lo cierto es que la emoción era palpable, y cuando ya arrancaba la intro propiamente dicha del concierto, con ese “Ides of March” y veíamos las primeras imágenes en las pantallas, aquello comenzaba de verdad y rugía el Metropolitano. ¡Que salen los Maiden!

Es bonito ver a tres generaciones de rockeros y heavies, y curiosamente con menos público mainstream del que me esperaba para ser un concierto en estadio. Y hay que seguir aplaudiendo a Iron Maiden que se nieguen a entrar en el juego de los pases VIP, varias zonas de pista con distintos precios y demás. Vale, no era barato, pero había pista y grada, punto. El debate de los precios de los conciertos actuales es otro, pero Maiden siguen siendo auténticos, o al menos lo que permiten los tiempos actuales o está en su mano, y eso siempre es de destacar.

Iron Maiden

Bueno, vamos con las novedades, como nos explicó el propio Bruce en los primeros compases:

Nuevo escenario, o más bien escenografía: adiós a los viejos y raídos telones, que todos los hemos disfrutado y en momentos se pueden añorar, pero el juego con las pantallas actuales le da un dinamismo y teatralidad al show impresionante.

Siguiendo con esto, la teatralidad que esto le aporta a canciones tan épicas y que literalmente te transportan a otros mundos como “Rime of the Ancient Mariner” (impresionante el viaje visual y sonoro de 15 minutos) o la pirámide de “Powerslave”, con el detalle nada casual de jugar con la imagen real de Bruce situado justo en la entrada de la pirámide en 3D en la pantalla detrás. Por no hablar del momentazo de “Hallowed Be Thy Name”, con Bruce enjaulado pero a la vez con el juego visual del “ahorcado” y condenado a muerte en la pantalla, o el viaje aéreo con los aviones en movimiento en “Aces High”.

Iron Maiden

¿En contra? Ese Eddie en las pantallas en Iron Maiden sé que nos “dolió” a los más veteranos que esperábamos un hinchable real, al menos unas manos en los laterales o algo. De cualquier manera, pulgar arriba a las novedades tecnológicas y a tener un show más propiamente dicho en consonancia con la banda en la actualidad.

Nuevo batería: Gracias y hasta siempre, Nicko, con el máximo respeto, pero él mismo dio un paso atrás consciente de que ya no podía mantener el nivel de exigencia de Iron Maiden en la actualidad. Cierto que de primeras se ve hasta raro una batería tan pequeña, y casi a pie de escenario sin destacar mucho, pero Simon Dawson ha revitalizado el sonido del grupo. Un servidor lo vio en Lisboa hace tres años, horrorizado por tener que escuchar los temas totalmente ralentizados, y hoy de nuevo sonaban (casi) a su velocidad original. ¡Punto para Simon y para Maiden!

Simon Dawson (Iron Maiden)

Bruce Dickinson comienza con chupa de cuero y el pelo más largo, y de hecho con un papel más de frontman y actor que nunca, al menos en los temas que lo requieren. De voz y forma física excelente, y de actitud y actividad también. Y en Madrid de nuevo estuvo excelso.

Y no es una novedad, pero sí es relevante el hecho de que el repertorio fuera 100% clásico. Aunque sé que en la siguiente gira no será así, pero pese a ser un set netamente de éxitos y sin arriesgar nada en este caso (ya lo sabíamos y Maiden nunca cambian nada de sus repertorios cuando comienzan una gira), es todo un acierto el repertorio ganador de su época más florida. ¿Que más adelante podrán recuperar sus discos de ‘Brave New World’ en adelante para una segunda parte de la gira de éxitos (incluso con algún guiño a los discos de Blaze)? Perfecto, pero la realidad se cae por su propio peso, y Iron Maiden son quien son por esto y no por aquello.

Iron Maiden

Fueron dos horas completas de show, que en los últimos años había sido más corto, y se agradece.

Dicho esto, el concierto comenzó totalmente de día a las 20:50, con exquisita puntualidad británica, empalmando tras la intro “Murders in the Rue Morgue”, “Wrathchild” y “Killers”, donde salió el primer Eddie de la noche, ataviado de viejo heavy y con el hacha de la portada del segundo disco de Maiden. Con imágenes en la pantalla tanto de los callejones del East End londinense, con Eddie correteando por allí, o referencias a esas primeras portadas del grupo. ¡Ah!, y con filtro vintage en blanco y negro en la pantalla, que aquí no se da puntada sin hilo. Quizás no con el mejor sonido del mundo, pero en los estadios es así y no hay que darle muchas más vueltas.

Me gustó mucho el detalle de que, fuera de los disfraces puntuales de Bruce, cuando el tema lo requería, ellos siguen siendo los viejos heavies de antaño, pasando de modas, de cambios estéticos y de historias. Steve en pantalón corto y zapatillas de basket, y el resto con elásticos y su ropa de directo habitual de toda la vida. Y sus instrumentos no envejecidos para la ocasión sino decorados vintage por el paso natural del tiempo, como debería ser siempre. Incluso Dave Murray tenía el pelo algo más largo de nuevo, y Adrian Smith desempolvó sus guitarras de entonces, Lado e Ibanez si no me equivoco, gris y roja respectivamente, que se note que se rendía tributo a sus primeros tiempos. Charvel y Jackson ya vinieron después, pero las primeras fueron esas y no es casual que las haya recuperado, claro. Máximo respeto a una banda respetándose a sí mismos los primeros, así sí.

Iron Maiden

Con “Phantom of the Opera” y “The Number of the Beast” seguía el viaje más o menos cronológico del comienzo, vídeos “cutres” de serie B de terror clásico en las pantallas mediante. Aún algo descafeinado el efecto de las luces rojas y los primeros fuegos en el escenario, por ser totalmente de día, pero sin duda que los coros de “six, six, six” se debieron escuchar en todo Madrid. Ellos encantados con la recepción siempre en nuestro país, y la gente rendida a nuestros viejos Maiden, por supuesto. Subíamos enteros musicales con “The Clairvoyant”, felizmente recuperada, y un “Powerslave” que siempre será caballo ganador, y más si Bruce sale con la máscara de antaño que todos recordamos del vídeo del ‘Live After Death’.

Como decía antes, tienen totalmente calculado que el sol cae a la hora en la que suena “2 Minutes to Midnight”, ¿o es al revés? Eso le da un efecto natural siempre chulo a uno de los temas más sencillos de Maiden pero que sigue funcionando. A mí nunca me gustó demasiado, las cosas como son, pero en una gira de clásicos rotundos tiene que sonar.

Iron Maiden

Palabras mayores para uno de los puntos álgidos de la noche con la interpretación de un musical completo de 15 minutos como fue “Rime of the Ancient Mariner”, con albatros entre el público incluido, como vimos por las pantallas. Pero no, lo impresionante es la interpretación musical a juego con el montaje visual y de efectos de la canción en esta gira en directo: imágenes de barcos en pantalla, tonos azulados y marítimos, figuras fantasmales, tono épico en todo momento, humo, efectos sonoros… Broadway en Madrid por un momento, con uno de los mejores temas posiblemente de toda la carrera de la banda, y que muchos además veíamos en directo por primera vez (que nos acordamos del diluvio y tormenta tremenda en Zaragoza hace unos años y la inevitable cancelación posterior, ¿no?, pues eso.

Y de la epicidad y grandilocuencia máxima a la sencillez, pero efectividad, de “Run to the Hills”. Otra que siempre me dejó frío, ok, pero que en directo funciona y ellos lo saben, fuego en escena mediante y la imagen en pantalla de la portada del single con el Eddie matando al diablo con las figuras de los malditos o condenados deformadas en la base infernal.

Iron Maiden

Y de ahí pasamos a los tonos azules para otro de los momentos inolvidables de la noche, con un majestuoso “Seventh Son of a Seventh Son” que nos hizo recordar por qué nos enamoramos de este tipo de canciones complejas, largas y maravillosas de Maiden hace tantos años. Reverencia suprema a la banda, y a un Bruce que seguía en un momento dulce, sin parar de corretear, interactuar, bromear y cantar de lujo. Impecable.

Curioso que “The Trooper” siga siendo tan efectiva, pero es que es uno de los clásicos más rotundos de nuestra música, y sin duda sigue funcionando en directo. Sí, Bruce con la casaca correspondiente, blandiendo bandera británica, aunque en un momento breve la cambió por una española, en un bonito gesto, pero cortito, que no levantara ninguna suspicacia (y porque a él le gusta la británica, punto). Segundo maniquí de la noche en escena, por cierto, que no podía faltar el Eddie soldado espada en mano.

Pero claro, de repente se pararon los corazones por unos minutos, que era el momento de “Hallowed Be Thy Name” y eso son palabras mayores. Incomprensible que en alguna gira se haya caído, pero aquí es otro de los momentos álgidos del show, con Bruce cantando enjaulado como el condenado a muerte que no acepta su situación y desafía a Dios maldiciendo su situación y la suerte que le ha preparado. Patíbulo en la pantalla y efectos 3D en la última parte de la canción con Bruce fantasmagórico luchando contra la Muerte que le busca, y el estadio a sus pies. Que oye, no pasa nada por decir que es la mejor canción de la historia del heavy metal y la emoción que nos supone a los heavies escucharla en vivo, ¿no?

Iron Maiden

Pequeño respiro después de la intensidad de un tema tan grandioso y grandilocuente para terminar la primera parte del concierto de nuevo más sencillo y directo con ese “Iron Maiden” que nunca puede faltar. De nuevo Bruce con la chupa de cuero puesta y ya desmelenado, Adrian con su Ibanez roja de cuando era literalmente un crío, Harris correteando por el escenario y ametrallándonos como antaño, y Janick jugando con la gente y colocando la pierna encima de los amplis, ya más desenfadado. ¡Ah!, y Dave Murray tomando protagonismo en el solo, como luego harían respectivamente Janick en “Fear of the Dark” y Adrian en “Wasted Years”, marcando territorio en cada momento del grupo.

Llegaban los bises, pero sabíamos que quedaban aún tres grandes momentos. Eso sí, por un momento me vuelvo a poner la máscara de periodista exigente y comentar objetivamente que el grupo perdió un punto de fuelle entonces, y aquí sí se volvió a notar el paso del tiempo.

Quizás no es la mejor elección para terminar tres temas tan exigentes como “Aces High” (con su intro previa de Winston Churchill y esta vez sin avión colgando), “Fear of the Dark” y “Wasted Years”. Tres imprescindibles, de acuerdo, pero de las más difíciles de interpretar. No soy quién para decirles, que por supuesto tiene todo el sentido del mundo cerrar con el mensaje de esa canción, porque efectivamente están en uno de sus momentos dorados, pero rematas más sencillo con “Running Free”, “Can I Play With Madness” y la propia “Iron Maiden” para cerrar y te lo llevas de calle. En mi humilde opinión, y quizás dejándome llevar de más por el corazoncito de fan, los bises me dejaron más frío, por mucho que sean tres de mis canciones favoritas e imprescindibles del cancionero de Iron Maiden.

Dicho esto a modo de mera opinión personal, pues eso, “Aces high” es siempre un momento grande, pese a que es imposible que ya la puedan tocar a la velocidad original. Y mola mucho ver al Eddie piloto de avión derribando enemigos… y siendo a su vez derrotado al final. “Fear of the Dark”, amada y “odiada” (por repetición) a partes iguales, pero sobrecoge escuchar a todo el estadio coreando, mientras Bruce, vestido de noble del siglo XVIII, candil en mano y con escenografía a lo “Sleepy Hollow” de fondo, le da prestancia al tema.

Y para terminar, con las pantallas, la imaginería y colores futuristas del vídeo de entonces (y del propio ‘Somewhere in Time’, claro), llegábamos al final con un siempre emotivo y bonito “Wasted Years”. Tengo que poner otra pega aquí, si me lo permitís, porque ¿no hubiera sido perfecto acompañar el tema con las imágenes antiguas del grupo en pantalla como en el vídeo original? No sé, o me hago mayor y gruñón de más, o siempre le doy una vuelta de tuerca a las cosas como analista, periodista o mero observador que no sé solo ver, disfrutar y callar. ¡Pero lo eché de menos!

Sin comerlo ni beberlo, y una emotiva despedida (sin presentación de la banda, por cierto), de repente el sueño se desvanecía y Maiden ya no estaban sobre el escenario, aunque todos silbábamos sonrientes eso de “siempre ver el lado luminoso de la vida”. Si lo hacía crucificado el propio Brian y sus acólitos al final de la película “La vida de Brian”, ¿no lo íbamos a hacer nosotros cuando se iban apagando (o encendiendo más bien) las luces tras el concierto?

Siempre digo lo mismo, incluso protestando muchas veces (no esta, afortunadamente), que el día que los grandes de verdad ya no estén, cambiarán muchas cosas. Mientras tanto, sigamos disfrutando de lo que nos quede, mucho o poco, y rindiendo pleitesía a nuestras leyendas. Al menos a los que lo merecen y siguen en un estado de forma (y de actitud) envidiable.

Ya lo dijo Dickinson muy clarito al terminar: “Podéis estar seguro que volveremos, ¡gracias Madrid, gracias España!”. Así que lo dicho, “Iron Maiden’s gonna get you, no matter how far”… ¡Gracias!

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Esta entrada fue escrita por Redacción

6 comentarios

  • Juandie dice:

    Pedazo de resumen hacia el gran concierto que se curraron en Madrid los históricos IRON MAIDEN a través de tan conocidos clásicos junto a los suecos AVATAR los cuales ofrecieron un cañero recital como digna banda telonera.

  • mIELOS dice:

    Una putísima mierda de concierto cuyos fans alaban como todos los chorongos que cagan estos viejales que no han sabido tocar nunca bien los instrumentos. Lo que hace un monigote en la carátula. Son para críos! jajaj

  • javy dice:

    Que el sonido en estadios es así y no hay que darle mas vueltas?
    Como tu no pagaste 200E para oir una porqueria de sonido te da igual.
    Que cara mas dura, menuda cronica.
    He estado en mas de 100 conciertos en estadios, mas de 200 en total, y nunca habia oido un sonido mas horrible.

    • mIELOS dice:

      A ver, con los Maiden son siempre así, si esperar que hagan una crítica feroz, vas listo. Sonó fatal y nunca han sido virtuosos. Pero como son mediocres y no suponen amenaza, pues a comerles el ano.

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