Crónicas

Iron Maiden + Avatar en Lisboa, Portugal: Una celebración a la altura de su legado

«Este ha sido de los conciertos que más he disfrutado de Iron Maiden, con muchos elementos que hicieron que esta celebración de medio siglo la fiesta digna que esta banda se merece»

6 julio 2025

MEO Arena, Lisboa (Portugal)

Texto: Txus Tankian. Fotos: Iñigo Malvido (Madrid)

Muchos de nosotros echamos en falta (quizás nos llamen abuelos cebolletas o metalpacos) la nostalgia de los conciertos “de antes”, con entradas a precios más asequibles y poder ubicarte en pista por orden de llegada, como algunos ejemplos. ¿Y si os dijera que eso todavía existe? No hace falta coger el Delorean o similar, se llama Portugal. Nuestro país vecino aún conserva esos aspectos tan emocionantes para ver una gira de un grande icónico de nuestra historia viva del heavy metal, y hasta te da la posibilidad de compartirlo en familia con unos tickets que en pista eran de 65€, con impuestos y gastos de gestión incluidos, y con la posibilidad de tener la ansiada primera fila, sin golden ni vip.

Iron Maiden

El lugar era el MEO Arena, con una acústica impresionante, un aforo considerable de 20.000 espectadores y un diseño adecuado especialmente para conciertos, similar a lo que ofrece el Movistar Arena, para que os hagáis una idea de lo que os estamos hablando. La presencia española en el público fue palpable en el ambiente de este concierto, con mucha gente venida de todas partes del territorio estatal, con Extremadura destacando por la cercanía, pero también vimos catalanes, andaluces, gallegos y hasta madrileños, a pesar de que el día anterior Iron Maiden coronaba el Metropolitano. La fiesta del 50º aniversario de la banda no era para menos, y había que aprovecharla al máximo en este concierto tan especial de la gira denominada “Run For Your Lives Tour”.

Para abrir boca, una de las bandas revitalizantes de la escena: Avatar, con una propuesta exquisita y una dinámica excelente. Los hemos visto casi sin querer en numerosas ocasiones compartiendo cartel en grandes festivales, y siempre nos han parecido un plus de frescura para cada ocasión.

Avatar

Con horario tempranero y respetando lo establecido, saltaban a las tablas a las 19:30 con un set de freak show en el que una discreta puesta en escena bastaba para lucir ese ambiente del “circo vintage” cargado de magia y terror. Johannes Eckerström, su carismático vocalista, se presentaba a lo Pennywise para ponernos a prueba, sobre todo a un público que comenzaba a acomodarse en un recinto casi lleno y que se iba ambientando poco a poco.

Cierto es que, pese a la calidad de la propuesta, es difícil plantar cara a una audiencia que venía ansiosa por ver al plato principal, pero Avatar supieron ganarse al público mientras desgranaban un set que comenzaba con “Dance Devil Dance”, “The Eagle Has Landed”y “Captain Goat”.

La camaleónica mezcla de metal melódico que practican rozaba lo extremo con temas como “In The Airwaves”, en los que riff atronadores y guturales reventaban el pabellón y nos ponían las pilas con unos músicos entregados al completo. Bajo la dinámica de una coreografía de headbangers, se sincronizaba el movimiento de los cabellos con los riffs de sus guitarristas, Jonas "Kungen" y Tim Öhrström, así como Henrik Sandelin al bajo, sin dejar atrás la pegada del acelerado ritmo de John Alfredsson en la batería.

Más melódico y con cambios de ritmo se mostraba “Blood Angel”, con esencia más hard rockera la pegadiza “The Dirt I'm Buried In”, y en recta final de este corto pero espléndido show en el que reivindicaban pura diversión llegaba “Smells Like a Freakshow”, en la que Johannes nos hizo corear y ser parte de una fiesta que culminaron con la crudeza de “Hail The Apocalypse”, que sirvió para dar un cierre espectacular a esta medida presentación.

Avatar

Con los nervios a flor de piel y el ambiente caldeado, todos esperábamos a los más grandes de nuestra historia (a juicio de quien escribe). En el horario portugués a las 21:00 en punto era la hora del comienzo de la actuación, y así sucedió, cuando el hilo musical hacía sonar el “Doctor, Doctor” de UFO. Aún con las luces encendidas, la gente ya comenzaba a respirar ambiente de emoción.

Una gran pantalla de fondo servía de “telón 2.0”, lo que, para mi gusto, fue muy acertado para enganchar al público joven que tan atrapado está en la era virtual, pero esta no era un pantalla habitual de otros conciertos a los que estamos acostumbrados puesto que las imágenes parecían salir de la propia pantalla. Además contaban con otros elementos más tangibles como el humo, fuego y luces, envolviendo el ambiente como si salieran de él o fueran parte de un atrezo real. Hasta los laterales y bordes se mimetizaban en el ambiente.

Iron Maiden

Comenzamos con la historia de Iron Maiden contada como una película que nos hacía recorrer las calles donde la banda surgió, y te parecía recorrerlas. Esas calles reales digitalizadas del East Ham londinense pertenecen a lugares que los vieron crecer, como los primeros locales que frecuentaban y en los que se daban a conocer, como el Cart and Horses, donde realizaron su primera actuación en Stratford, y The Rusking Arms. Sitios que tan acostumbrados estamos a visualizar con los primeros discos, así como en guiños de algunas de las portadas, y todo mientras sonaba la intro instrumental “The Ides Of March”.

Continuamos con la visita virtual adentrándonos en el tan antiguo metro de Londres de esa barriada hasta llegar a la estación mítica de Aldgate East Station del barrio de Whitechapel, donde se gestó el conocido asesino Jack “El destripador” (“The Ripper”).

El concierto comenzaba con una imagen que coronaba finalmente la portada del ‘Killers’, con guiños a esas primeras actuaciones con los carteles pegados en las paredes sobre este álbum escogido para comenzar un recorrido sonoro por los pasajes de sus comienzos. De este segundo trabajo ofrecieron tres obras imprescindibles: “Murders In The Rue Morgue”, “Wrathchild” y “Killers”, donde hizo aparición estelar un Eddie agigantado, evolucionado del primigenio de aquella portada, transformado en “persona” real, que fue haciendo de las suyas sobre la escena con su hacha, encargándose del espíritu del mismísimo “Jack The Ripper”, pero sin ser tan minucioso como el asesino del bisturí, y simulando de alguna manera quizás más actual a las primeras apariciones de Eddie en sus directos.

Iron Maiden

Un telón cubría toda la panorámica antes de abrirse para presentar el tema “Phantom Of The Opera”, en el que la temática visual era un enorme teatro desde el que escuchar esta canción del homónimo primer trabajo, un tema que no tocan tan habitualmente a pesar de su genialidad, suponemos que por lo extenso del mismo, pero que es apreciado por todos los seguidores.

En el recuerdo de esta primera etapa siempre estará su vocalista, Paul Di´Anno, que nos dejaba el pasado año, que dejó huella con su voz en estos primeros dos trabajos de la banda en estudio que son el germen más puro de la esencia de los primeros Maiden. En este tour todos los temas eran de los discos clásicos, los nueve primeros, pero han aprovechado para rescatar algunos no tan sonados en sus conciertos, como sus seguidores han pedido, y el sueño se hizo realidad.

Todo lo que vimos sobre el escenario estaba medido al más mínimo detalle, con lo que se hacía difícil estar al tanto de tantos guiños que han querido remarcar de manera sutil. Uno de ellos era que, a pesar de que las pantallas acaparaban las presentaciones a lo alto del escenario, unos focos de luz más natural, de colores vivos, nos trasladaban el recuerdo al escenario de los grandes focos que sin duda eran protagonistas en las giras, sobre todo en los años 80, cuando servían como telón. Algo que hemos visto en infinidad de videos en directo de aquella época.

La energía y vitalidad de Bruce Dickinson es sorprendente. No pasan los años para el maestro, destacando su registro vocal así como esas charlas tipo monólogo que nos ofrece el frontman indiscutiblemente más querido y aclamado de todas las etapas. El cantante se desenvuelve por la escena y por varias de las plataformas ofreciéndonos dinamismo, así como un plus extra con todos los atuendos con los que se iba adecuando para cada uno de los temas.

Iron Maiden

El resto de la banda es la formación conocida por ser de las primeras en tener tres guitarristas de primer nivel, con los veteranos y queridos Dave Murray, Adrian Smith y Janick Gers, que se unen al carismático bajista y líder de la banda, Steve Harris. Todos ellos son una gran familia que ha permanecido todos estos años unida. A destacar es el “outfit” escogido, muy sport, a lo que estamos acostumbrados a lo largo de su dilatada trayectoria. Sin florituras.

Debutando a la batería Simon Dawson en esta gira, echamos de menos sin duda al talentoso Nicko McBrain, que abandonaba el barco hace unos meses por sus problemas de salud tras tantos años de pegada. Dábamos la bienvenida a este nuevo miembro, cercano a la formación, ya que acompaña desde hace algunos años a Steve Harris en su proyecto British Lion. No pudimos verlo demasiado al estar al fondo del escenario encajado dentro del propio bloque del montaje pero si escuchamos que encajó a la perfección al sonido definido que tiene esta formación. Auguramos que este será el comienzo de los muchos años que esperamos seguir contando con Iron Maiden y sus próximos álbumes y tours.

Avanzamos casi cronológicamente al tercer álbum, ‘The Number Of The Beast’, con el tema homónimo de esta publicación, que recordamos fue la primera en la que entró Bruce Dickinson como vocalista de la banda en 1982, uno de los hits por excelencia que sirvió para azotar la adrenalina acompañada por las llamaradas y ese estribillo icónico. Imágenes de películas de terror en blanco y negro acompañaron este himno, al igual que lo hace en el videoclip con personajes conocidos, Nosferatu incluido.

Seguimos con la potencia de “The Clairvoyant”, un tema que contiene los ingredientes propios del sello Maiden con esas melodías pegadizas en las guitarras y un potente estribillo, en donde Bruce se alzaba a las plataformas mientras el escenario encontrábamos los duelos de guitarra, cambios de posición y complicidad de todos los miembros, que también se atrevían a saltar mientras mostraban su arte de manera pletórica. Mientras, de fondo, veíamos en la pantalla al Eddie místico, el escriba que protagoniza la portada del single, con sus manos a los lados del escenario sujetando una vela.

Iron Maiden

Una gran pirotecnia anunciaba el inicio de “Powerslave”, con una de las temáticas visualmente más atractivas, con permiso de muchas otras, claro está. Resultaba imponente la gran pirámide con unos efectos espectaculares y todos los detalles que te hacían sentir que aquel atrezo era real. Bruce de nuevo cambiaba de atuendo para llevar una máscara de lo que imaginamos es un guerrero de una tribu (más similar a la azteca que a la egipcia), que reforzada la propuesta visual.

Durante el extenso tema hubo momentos de instrumentación y virtuosismo, demostrando así tanto Adrian Smith sus dotes al igual que lo hacía Dave Murray, alternando el protagonismo. Tocaba el turno para otro de los himnos imborrables, “2 Minutes To Midnight”, y aunque faltaba mucho para la medianoche, sentimos retumbar el pabellón mientras vibramos con este momento que nos regalaban.

Como dijimos anteriormente, han escogido un set de los nueve primeros álbumes, con temas que no pueden faltar y otros que, por diferentes motivos, son de esas primeras obras pero no han frecuentado tanto en directo, no por su falta de calidad, sino más bien por su extensión, como es el caso de “Rime Of The Ancient Mariner”, que ha sido una de las gratas sorpresas de la gira.

Con una teatralidad exquisita, los casi quince minutos de duración representaban una historia magistral gracias a las pantallas, una experiencia inmersiva en la que nos han contado una historia que hace que no puedas dejar de mirar el escenario, con barcos pirata y los fantasmagóricos personajes que recordaban a “Piratas del Caribe”. Entre momentos donde la música te embaucaba, de repente te sorprendían cañonazos de los navíos en forma de pirotecnia en un gran montaje de espectáculo teatral y musical. Sin duda, caímos rendidos, y no dejaron de suceder historias alucinantes en este ambiente marino.

Iron Maiden

“Run To The Hills” marcaba el inicio de una ola de adrenalina de temas que no pueden fallar en el repertorio, y que, a pesar de que creemos que la selección fue muy cuidada y acertada, se nota en estos “hits”, por cómo corea y vibra el público de manera efusiva, que son temas imprescindibles que les han dado popularidad que la banda se ha ganado a lo largo de su larga historia.

Sonaba “Seven Son Of A Seven Son” con la dinámica portada abarcando el territorio gélido por todo el escenario mientras iban creando efectos bajo la espina dorsal del Eddie con el corazón en la mano, que iba coleando mientras disfrutábamos de un registro muy operístico que no escuchamos en otros temas por parte de un Bruce Dickinson que esta vez portaba una larga gabardina. Disfrutamos de nuevo de un extenso tema que es una verdadera ópera, y que agradecimos todos los seguidores poder verlo desarrollarse en directo.

El conocido “The Trooper” llegaba con la puesta en escena habitual de la banda a pleno rendimiento, el éxtasis general en todo el pabellón y Dickinson como capitán de la guardia real británica ondeando banderas de Inglaterra y también de Portugal para la locura de los presentes. Se sumaba la aparición estelar de nuevo de un Eddie que se paseaba e integraba en este momento tan esperado por todos, que de nuevo nos hizo sentir por qué esta es una de las bandas más queridas por todos.

Este himno imborrable se iba a prolongar con una recta final de peso, con “Halloweed Be Thy Name” y Bruce Dickinson ejerciendo de nuevo como actor a la par que músico. Ahora quedaba atrapado en una mazmorra que le hacía aparecer y desaparecer, y finalmente caminaba huyendo de una sombra tenebrosa que lo perseguía. Aquí se consiguió la magia, puesto que cuando el Bruce real desapareció continuaba la historia con uno virtual que parecía seguir su propio camino siniestro a las alturas hasta acabar colgado y convertirse en un ente que más tarde regresaría con la encarnación de su persona de nuevo. Un juego para contar una historia que nunca jamás había visto en un concierto y que fue una vuelta de tuerca más para no poder dejar de mirar en todo momento lo que iba aconteciendo.

Iron Maiden

En la recta final escogerían el tema que da nombre a la propia banda, “Iron Maiden”, que propinaba una buena dosis de pirotecnia, y en el que las pantallas nos traían de nuevo casi a la realidad a un monstruoso gran Eddie del ‘Piece Of Mind?, con tono desafiante, que parecía salir del propio escenario para atemorizarnos. La banda finalizó haciendo mutis por el foro tras las efusivas ovaciones por parte de todo el público que abarrotaba este recinto.

En el regreso con los últimos cartuchos para los bises era con “Aces High” y su temática de aviación bélica, con Bruce portando su casco de aviador, como buen piloto de aviones que también es; seguido por “Fear Of The Dark”, en el que una gran luna se apoderaba del MEO Arena y esta vez el cantante aparecía con traje, chistera y un candil que iluminaba el cementerio. Nuestro rey de las tinieblas hacía magia en este tema que con tantos cambios de ritmo hace estremecer y nos pone a todos los sentimientos a flor de piel.

La banda no perdía fuelle en ningún momento y derrochaba energía constante. Dave Murray hacía volar su guitarra, Janick Gers quería hacer tumbar un amplificador en varias ocasiones para contagiarnos su locura, Steve Harris nos ametrallaba con su bajo (como es habitual en él) y, en definitiva, ninguno falló. No son estáticos y demuestran sentir ese feedback en los conciertos con un público que, como no puede ser de otra manera, acompañaba al máximo los compases ya de los últimos minutos de este espléndido show.

Iron Maiden

Estos se cumplían con “Wasted Years” y la aparición de una nave magistral futurista que nos hacía viajar de nuevo a mundos fantásticos y que era el cierre definitivo de una noche de apoteosis para recordar.

Podría extenderme mucho más, porque, como decimos, todo estuvo muy trabajado, pero puedo decir con certeza (y no es topicazo de euforia del momento) que es de los conciertos de los que más he disfrutado de Iron Maiden. Fueron muchos los elementos que hicieron que esta celebración de medio siglo sea la fiesta digna que esta banda se merece.

Para mí, es la mejor de las mejores que conocemos, y todo un estandarte de nuestro heavy metal clásico que mantiene viva nuestra esencia. Que sea ejemplo por muchos años para generaciones actuales y venideras. Up The Irons! ¡Obrigado, Portugal, por hacerlo posible!

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Esta entrada fue escrita por Redacción

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