Crónicas
Hellfest (viernes, sábado y domingo) con Metallica, Foo Fighters o Machine Head: El infierno es nuestro hogar
«Terminamos cansados, pero con la sensación de haber vivido una experiencia inolvidable. Esperamos encontrarnos de nuevo el próximo año para, una vez más, sumergirnos en el infierno del metal, que para nosotros es nuestro verdadero cielo»
Del 28 al 30 de junio
Hellfest, Clisson, Francia
Texto: Juan Antonio Montesinos. Fotos: Iñigo Malvido
Nos despertamos bien temprano, ya que la segunda jornada de Hellfest iba a ser intensa. (Puedes leer aquí la crónica de la primera). Teníamos doce horas de metal bajo un sol abrasador, así que, cargados con nuestro protector solar, nos dispusimos a ir de Nantes a Clisson. Para la gente que no va de viaje organizado y va desde Nantes, SCNF daba la opción de por 10€ ida y vuelta ir desde Nantes a Clisson, con bastantes horarios, tanto diurnos como nocturnos, y una vez allí, por 6€ ida y vuelta desde la estación de Clisson, te acercan en una furgoneta grande al festival casi a la misma puerta (hay como media hora andando y creedme que se agradece, sobre todo, para la vuelta con los pies hechos polvo).
Segunda jornada: Machine Head toma el Hellfest
Llegamos justo a tiempo para ver a Lovebites, un grupo japonés femenino de power metal nada convencional, especialmente por sus ropajes. No es lo que esperas ver en el power metal, ciertamente. No las había escuchado mucho y las prejuzgué, pero una vez sonaron los primeros acordes de “The Hammer of Wrath”, mis ojos se abrieron como platos.
Aunque la voz no era lo que más me convencía, ya que me parecía algo estridente en sus agudos, las guitarras sonaban deliciosas, alternando riffs potentes con grandes solos armónicos.
Tras “Judgement Day” y la gente agitando sus cabezas sin parar, pasaron a cerrar con “Holy War”. Con los cuernos en alto, lo dieron todo para terminar juntas, dejando una impresión inolvidable. Va a ser un grupo del que tome nota próximamente en mis escuchas personales.
Nos dimos un buen paseo para ir al Valley y ver a Gozu , ya que no teníamos nada programado. La última vez que estuve en el Valley estaba donde actualmente está el puesto de merchandising, y desde luego se nota el cambio.
Para bien y para mal, es un escenario bastante más grande, casi como un Main Stage, pero está muy apartado de los escenarios principales, eso puede dar algo de pereza para alguien que decida ir allí (salvo que de verdad te interese mucho el grupo) o quedarte tanto en los Main stages como el Temple y el Altar.
Una vez visitamos el Valley, volvimos al Main Stage, ya que tenía curiosidad por ver a Wargasm, un grupo de electro punk / nu metal, que, ciertamente, no me defraudaron.
Ni a mí ni a la multitud que se agolpó a la una del mediodía con unos treinta grados de temperatura y la cerveza fluyendo por doquier. El dúo británico dio un espectáculo brutal con muchísima energía y ganas de agradar. Con “Venom” y “Do It So Good” empezaron a ganarse a la gente como si en un concierto de nu metal del año 2000 se tratara.
Pero fue cuando sonaron “Bang Ya Head” y, sobre todo, “Spit” cuando la gente lo dio todo. Muy buena nota para los británicos.
Nos quedamos por el escenario principal para cambiar radicalmente de género con Orden Ogan, la banda alemana de power metal comenzó con “The Order of Fear”, pero la voz de Sebastian Levermann se escuchaba muy flojita. Siguieron con “Gunman”, pero la cosa no mejoró mucho, tampoco se veía mucha actitud de la gente, a la que causaron bastante indiferencia. Pasaron sin pena ni gloria.
Cosa que no pasó con While She Sleeps, que se marcaron un conciertazo de los que quedan en memoria del festival. Su vocalista, Lawrence Taylor, irradia un carisma bestial y eso se hace notar en la gente. Con “Rainbows”, de su nuevo disco, empezaron los primeros circlepits y crowdsurfings del día.
Pero el momento álgido fue cuando sonaron tanto “Sleeps Society” como “Silence Speaks”, donde lo dejaron absolutamente todo, tanto la banda como el público. Mención especial a los guturales de Lawrence Taylor, que sonaron espectaculares. Se notó además que la banda, para 40 minutos que tocó, se lo pasó bien y el público a su vez también, y por eso hubo tanta comunión.
Después de hacer un parón merecido volvimos con fuerzas para ver a Fear Factory en el escenario principal, quienes, a ritmo de bajo, se presentaron con “What Will Become”, de su 'Digimortal'. No terminó de arrancar la gente hasta que empiezó a sonar “New Breed”, en la que se montó un buen circlepit.
No hubo nada destacable para mal ni para bien: sonido normal, interacción normal con el público sin demasiados alardes… Con “Linchpin” prosiguieron con mano de hierro con el tiempo que tenían disponible para cerrar con “Zero Signal” y arrancar el aplauso del respetable.
De aquí dimos un paseo al Altar para ver a Einar Solberg, vocalista de Leprous, al que además yo había visto recientemente con su banda y que no me defraudó en absoluto. Al contrario.
El estilo parte desde el progresivo de Leprous, pero tirando aún más de la electrónica, y de verdad que escucharlo cantando es un espectáculo. Su voz aguda con falsete le puede a ciertas personas parecer o “aburrido” o todo lo contrario. En mi caso me pareció un prodigio.
Comenzó con “Grotto” y “Remember Me”, con los que daba a relucir tanto su técnica como su registro vocal. La banda no tiene nada que envidiar de Leprous. Siguió con “16”, de su primer disco en solitario, para terminar con “The Glass is Empty”. Una delicia verlo en directo, ciertamente, y espero que no sea la última.
Steel Panther nos esperaba en el escenario principal. La banda de glam metal de Los Ángeles liderada por Michael Starr, como siempre, no deja nunca a nadie indiferente con su puesta en escena, su show, su picante y, sobre todo, su música.
Haciendo alusión a Vince Neil en ciertos momentos, y no precisamente bien, hablando sobre coc... ya sabéis... comenzaron con “Asian Hooker” y la canción de su último disco “Friends With Benefits”. La banda suena muy bien. Tanto los solos de su guitarrista Russ Parrish como el desempeño a la batería de Stix Zadinia fueron fenomenales.
Y bueno, para los que no lo sepan, el show de Steel Panther también tiene su parte de “show” entre bromas subidas de tono, chicas subiendo al escenario con “poca ropa”, besos del cantante con alguna chica que subió y demás. Para mi gusto me parece un espectáculo mejorable en ese aspecto, ya que se tiran más tiempo haciendo la parodia del estereotipo de grupo glam de los 80 que tocando, por lo que se pierde mucho tiempo en ello.
Al sonido de “17 Girls in a Row” subieron multitud de chicas a cantar y bailar con la banda llenando el escenario, para seguir con la balada “1987”, cantándosela a una chica que subió entre la multitud. Con “Gloryhole” siguieron el show para terminar con “Eyes of a Panther”. En general fue un buen show, si no fuera porque pierden mucho tiempo entre canciones.
Nos esperaba Tom Morello en el escenario principal. El guitarrista de Rage Against the Machine y Audioslave, que últimamente ha sacado singles con Def Leppard, Babymetal o Måneskin, volvía a Clisson comenzando con su último sencillo, “Soldier in the Army of Love”, el tema que ha compuesto con su hijo de 13 años, Roman Morello.
Con su particular forma de tocar, realizó todo tipo de virguerías con la guitarra, llegando hasta a hacer hasta un scratch con el conector de audio del instrumento. Ciertamente increíble.
También movió al público con “Gossip”, la citada canción con Måneskin. Hubo bastantes remembers instrumentales, sobre todo de Rage Against the Machine, llegando a tocar “Bombtrack", "Know Your Enemy" o "Bulls on Parade” entre otras, además de “Kick Out the Jams” de MC5 y “The Ghost of Tom Joad” de Bruce Springsteen.
Pero el momento emotivo fue el homenaje que hizo al fallecido cantante de Soundgarden y Audioslave, Chris Cornell, tocando “Like a Stone”. Para terminar el concierto comenzó a sonar la archiconocida “Killing in the Name” y cerró con “The Power to the People”. Tom Morello no defrauda, pero se echan en falta más temas propios y menos “remembers” , ya que da la impresión de estar haciendo covers todo el rato.
Nos fuimos pitando al Altar, ya que nos esperan Amorphis con su death metal atmosférico. Cuando llegamos ya estaba el escenario hasta los topes, por suerte pudimos disfrutar de ellos. No defraudaron en absoluto ya que, salvo que empezaron con algún problema de sonido con “The Moon”, pronto se solucionaron mientras sonaba “The Castaway”.
Siguieron los finlandeses levantando al público con “Silver Bride”, en la que se vio mucha comunión a pesar de casi no interactuar con el público. Su vocalista, Tomi Joutsen, y el público no lo necesitaban.
Seguíamos con “The Wolf” y “Wrong Direction” para deleite de los asistentes. En el apartado técnico, mención especial al teclista de Amorphis Santeri Kallio y su teclado, que crearon unos ambientes atmosféricos increíbles, pero toda la banda no desmereció para nada.
Terminamos con “House of Sleep”, en el que la banda saca a relucir todo lo que tiene y la gente coreando con ellos su “You Don`t Know” del estribillo. Por mi parte, me pareció por el momento de lo mejor del Hellfest, sin ninguna duda.
Nos quedamos un rato en el Temple, teníamos el black metal de Emperor. Se notó el vació de la sala, ni media hora después, tocaba Machine Head y la gente fue ya cogiendo sitio.
El sonido no fue muy allá cuando empezaron con “Into the Infinity of Thoughts”, ya que la voz principal estaba demasiado alta, muteando a los demás instrumentos. Nos dio tiempo al menos a ver también “In the Wordless Chamber”, pero ya teníamos que ir yendo a coger sitio, porque venía el plato fuerte del día.
Machine Head venía al Hellfest de cabeza de cartel y, desde luego, fue un concierto memorable. El sonido estuvo cercano a la perfección. Si hubiera un concierto que recomedar a una persona que quisiera descubrir el metal, sencillamente, sería este.
Sonando la intro “In Comes the Flood” aparecía Robb Flynn entonando “Imperium”, y preguntando a la gente si estaba preparada para lo que se venía comenzaron los fuegos artificiales para hacer saltar al público con sus riffs. Pidió un circlepit y el público estuvo a la altura. Seguimos con el fuego y los acordes de “Ten Ton Hammer”, con martillos hinchables volando por todos lados entre el público, pidiendo el mayor circlepit del festival.
Seguidas de “Chøke Øn The Ashes Øf Yøur Hate” y “Now We Die”, llega el momento de “Is There Anybody Out There?”, con fuegos artificiales alrededor añadido al fuego nocturno del propio Hellfest, lo que daba un panorama espectacular. Reece Scruggs aparece en escena con un solo apoteósico para dar paso a “Darkness Within” y “Bulldozer”.
Llegó otro momentazo de la noche: suena “Davidian” mientras dados hinchables vuelan por el público. Para terminar el concierto, eligió “Halo”. Sin duda alguna, uno de los mejores conciertos del Hellfest y mi top 1 a falta de dos días.
Nos fuimos corriendo a estrenar la Warzone para el concierto de Body Cunt feat. Ice T. Contando con que el grupo no es santo de mi devoción, he de decir que la Warzone estaba hasta los topes, y eso que, por otro lado, tocaba The Prodigy.
El famoso rapero apareció en el escenario con “Body Count's in the House”, en la que la voz no me terminaba de convencer, y no es por el estilo musical, para nada, es que el grupo no sonaba bien en conjunto.
Siguieron con la versión de Slayer que une “Raining Blood" y "Postmortem”, que no mejoró mucho la cosa, incluso me pareció más extraña todavía. La banda terminó con “Born Dead”. La gente sí que parece que la disfrutó, pero para mí pasó inadvertida totalmente.
Tercera jornada: Día pasado por agua
Después de dos días estupendos de sol, el pronóstico del tiempo no presagiaba nada bueno. Con el madrugón de todos los días, íbamos dirección a la estación de Clisson.
Ya desde el tren se veía cómo llovía de manera tenue. Nos olíamos lo peor, pero no tanto como lo que nos encontramos después.
Es de recibo que en los festivales pueda llover, pero la que cayó por la noche, justo en el momento en el que se suspendió el Alemania – Dinamarca, fue de locos. No hay más que decir que cuando cayó fue justo con las actuaciones de Bruce Dickinson y Metallica, por lo que la decepción fue mayúscula, sobre todo para los conocidos que vinieron expresamente para este día. Luego relataremos la odisea posterior. Comenzamos el día.
Llegamos a buena hora a ver a los neozelandeses de Alien Weaponry, que con “Raupatu” abrían la mañana. Siendo un trío en el grupo, sacan un sonido muy potente, con lo que provocaron el movimiento de los que ya estábamos congregados por la mañana.
Siguieron con “Rū Ana Te Whenua”, en las que el bajista sacaba la lengua como cuando se baila la Haka, para terminar con su famosa “Kai Tangata”, de la que nos llevamos un buen sabor de boca.
Pasamos para ver a Eternal Champion, que comenzaron con “A Face in the Glare”, y ciertamente no me gustaron nada. Mención especial a la capucha de estilo medieval con dos agujeros, como en la película “Django”, lo que me pareció bastante cutre, y además sin camiseta. No me pareció que conectara nada con el público y tenía cero carisma.
También nos pasamos brevemente para echarle un ojo a Spotlights, de los que el sonido del bajo estaba demasiado saturado, pero que iba mejorando con las canciones.
Nos fuimos moviendo hacia el escenario principal, en el que estaba la pasarela montada para Metallica, y aparecieron los canadienses Anvil. La historia de este grupo es cuanto menos de superación, y en el documental "Anvil! The Story of Anvil" es una muestra de ello, muy recomendable, por lo que las ganas de verlos eran mayores.
Después de ir sonando “March of the Crabs” “Metal on Metal” y “666” quedaba la sensación de que el concierto se iba haciendo bola, ya que fueron alargando mucho el show con relleno.
Nos fuimos al Altar para ver al grupo estadounidense de death metal Sanguisugabogg, que comenzaron con “Black Market Vasectomy” y “Hungry for Your Insides” con unos guturales crudos, graves. No son santo de mi devoción, pero no sonaba mal. En cuanto al sonido, la batería sonaba casi más que las guitarras y el bajo, por lo que me pareció muy descompensado todo. Con “Dead as Shit” terminamos con un sabor amargo.
No nos fuimos muy lejos. Nos trasladamos del Altar al Temple para ver a los estadounidenses Wayfarer, que me sorprendieron gratamente con su black metal atmosférico, que mezcla toques de country gótico.
Con una puesta en escena sobria y un estilo tirando a blues/country, con “The Thousand Tombs of Western Promise” supieron sorprender al público una vez que empezaron los riffs poderosos y los guturales propios del black metal.
Siguieron con “The Cattle Thief” en la que seguían mostrando un sonido poderoso a la par de atmosférico. Esto lo refrendarían con sus temas “The Crimson Rider (Gallows Frontier, Act I)” y “The Iron Horse (Gallows Frontier, Act II)”. Todo sonaba como tenía que sonar, sin ningún error, ningún fallo de sonido, sencillamente perfecto. Les iré siguiendo la pista, ya que su propuesta me gustó mucho.
Nos fuimos al escenario principal, porque nos esperaba el power metal de los finlandeses Stratovarius. He tenido muchas ocasiones de poder verlos, pero por una cosa o por otra nunca había podido. Y la verdad es que lo disfruté mucho. Las voces de Timo Kotipelto junto con los teclados de Jens Johansson me parecen una pieza clave.
“Survive”, de su último disco, dio paso a “Demand” en un buen inicio, siguiendo con una de mis canciones favoritas, “Speed of Light”, mención especial a su solo de guitarra.
Pero el mejor momento vino con sus tres puntales míticos en el power metal: el teclado de “Black Diamond” comenzaba a sonar y la gente empezaba a agitar sus cabezas, seguida de “Unbreakable” y “Hunting High and Low”. No sería de los mejores conciertos del Hellfest, pero sí que se llevan un notable.
Nos quedamos porque íbamos a ver a una leyenda. Yngwie Malmsteen aparecía en el escenario con su inseparable Fender Stratocaster y su estilo metal neoclásico característico en él.
Ciertamente, no ha perdido la forma con la guitarra, y su maestría con el sweep picking la lleva como de andar por casa. Sí que tengo que mencionar que lo vi al terminar la rueda de prensa y no le reconocí, ya que ahora lleva un look con unas patillas a lo Carlos Tarque que me sorprendió mucho.
Comenzaba a sonar “Rising Force” uno de sus temas más conocidos, en los que hizo hasta unas piezas de Johann Sebastian Bach y Paganini para pasar a “Far Beyond de Sun” tocándolo con maestría.
El público reaccionaba a todo con bastante indiferencia, ya que el estilo de Yngwie no es para todos los públicos, basándose prácticamente en solos de guitarra a una velocidad estratosférica. A mí, sin embargo, me encantó.
En el otro escenario principal se preparaban los estadounidenses Extreme, con su vocalista Gary Cherone y, sobre todo, Nuno Bettencourt, que se conservaba como si de Keanu Reeves se tratase. La edad no ha pasado por él.
Con el fondo en el escenario del disco 'Pornograffiti' empezó a sonar “It ('s a Monster)” y luego “Decadence Dance”, dando mucho juego Gary Cherone moviéndose por todo el escenario. Tanto es así, que tuvo un pequeño traspié cayéndose sobre las tablas, pero se levantó como si tal cosa, levantando el pulgar y diciendo que la fiesta tiene que continuar.
Comenzaba a sonar la intro de “Fat Bottomed Girls” de Queen para, de repente, empezar “Play With Me”, una de sus canciones insignia, invitando a todo el mundo a jugar con ellos. Y vaya si lo hicieron. Nuno Bettencourt sacó aquí todo su repertorio de virtuosismo.
Después de “Am I Ever Gonna Change” y “Hole Hearted” empezaron los momentos emotivos de la noche. Nuno, con su guitarra acústica, pidió a la gente que cantara a sus madres, mujeres e hijas “More Than Words”, diciendo que sería la canción más heavy que escucharíamos durante el fin de semana. Ciertamente, fue un momento bastante emotivo el ver a la gente hermanada cantándola. Un 10. Terminábamos el concierto con “Get the Funk Out” y “Rise” con una sensación final de satisfacción.
Pero cambiamos las tornas y volvimos arriba, porque Accept estaba a punto de salir. Después de unos momentos emotivos, el heavy metal volvía al Hellfest.
Mark Tornillo aparecía pidiendo guerra con “The Reckoning”, canción de su último álbum, 'Humanoid'. mientras el guitarrista Wolf Hoffmann hacía el solo de guitarra, Mark no se cortaba en echar un buen trago a una cerveza, bien por él.
“Restless and Wild” y “Midnight Mover” siguieron en unos momentos en los que ya estaba empezando a llover y la gente estaba entre huir o seguir pasándoselo bien. Nosotros optamos por lo segundo, pero no sabíamos lo que estaba por venir.
“Fast as a Shark” y “Metal Heart” sonaron fenomenal antes de terminar, por supuesto, con “Balls to the Wall”. Un bien alto para Accept, que hicieron un concierto muy digno.
Esperamos para ver a Bruce Dickinson dando la bienvenida en francés y al menos pudimos escuchar “Accident of Birth”, pero tuvimos que salir corriendo a la zona VIP, ya que estaba cayendo una tromba de agua increíble. Podemos aguantar la lluvia, pero esto ya no era normal.
Nosotros al menos tuvimos la suerte de poder resguardarnos en la zona VIP, pero mucha gente que conozco tuvo que irse del festival, perdiéndose tanto a Bruce Dickinson como a Metallica. La organización no tenía culpa alguna, porque ahí no había nada que hacer. Sálvese quien pueda.
El concierto de Bruce Dickinson prosiguió, se ve que ya presagiaban lo que podía pasar y con el escenario cubierto y protegido, algunos valientes sí se quedaron.
Tiempo después comenzaba Metallica, igualmente con lluvia. Hasta la canción “72 Seasons” no pudimos atrevernos a salir, y seguía lloviendo, pero con mucha menos intensidad. El problema ahora iba a ser situarnos, ya que fueron muchos los que aguantaron la intensa lluvia del principio.
James Hetfield comenzaba a tocar “The Day That Never Comes” y “Shadows Follow”, canción de su último disco. El sonido era muy mejorable, ya que se escuchaba bajísimo, no sé si por la cantidad de lluvia que cayó o que hubo algún problema, pero no fue para nada el mejor concierto de Metallica que he visto.
Empezaba a sonar “Orion”, una de mis canciones favoritas, en las que siempre se recuerda a Cliff Burton. No volvió a sonar esta canción hasta que la volvieron a tocar en Donington Park en el Festival Download en 2006, por lo que era un placer ver a Robert Trujillo, un bajista excepcional con un carisma que no te puede caer mal. La gente se levantó animándolo fervientemente. “Nothing Else Matters” y “Sad But True” la siguieron muy correctas, como siempre, en las que Kirk Hammett sacó lo mejor de él. “Seek & Destroy” hizo que viéramos a Trujillo haciendo su clásico “spin” (a mi me encanta) y la gente lo anima siempre que lo hace.
Pero otro de los momentazos de la noche se lo lleva “One” y, por supuesto, “Master of Puppets”, con todo el mundo coreándola, temas en los que James Hetfield demuestra que sigue con la voz al cien por cien, con sus mejores y peores días.
Cuarta jornada: Foo Fighters vuelve a iluminar Clisson
Fue un consuelo después de la odisea para la vuelta el día anterior con frío y lluvia, el levantarse por la mañana y ver un sol resplandeciente. Veníamos con el bajón del tercer día, pero motivados. Era el último día, había que darlo todo, y con ese pensamiento cogimos la mochila, montamos en el tren y nos plantamos en Clisson.
Al llegar al Hellfest todavía quedaban restos del día anterior: césped mojado, algo de barro, pero sin mayores problemas. Salíamos corriendo nada más dejarnos el Shuttle, porque queríamos llegar a ver un grupo que me interesaba mucho, pero que tocaba muy poco, High on fire, reciente descubrimiento por una amistad y que conforme fui escuchando me fue interesando más.
La banda mezcla con acierto stoner, sludge y doom con elementos punk y hardcore. El resultado es brillante con unos riffs potentes y la voz de Matt Pike, de Sleep, inconfundible.
Nos pudieron deleitar con “Burning Down”, “Snakes For The Divine” y “Rumors Of War”, en las que su voz aulladora atronaba a los que nos presentábamos por allí, que ciertamente éramos pocos, ya que después de tres días de pasar de un calor sofocante a la intensa lluvia, eso va pasando factura (por no decir las cervezas y lo que no son cervezas que alguno/a llevaba en el cuerpo).
Nos quedamos con las ganas de escuchar más de ellos, media hora es insuficiente para este grupo, pero es mi opinión, para qué nos vamos a engañar.
Como no tenía nada en agenda, decidimos ir al Temple a ver a Brand of Sacrifice, grupo que, la verdad sea dicha, era desconocido para mí, pero agradable fue mi sorpresa porque me encantaron. La banda de death core canadiense me despertó de un látigazo. Su vocalista, Kyle Anderson, no dejaba indiferente a nadie. Su voz era increíble, y si además se basaban para inspirarse en el trabajo de Kentaro Miura “Berserk”, es un añadido. Curiosamente, ese mismo día llevaba unos pantalones con el famoso símbolo de ese manga; casualidad o destino, me vale cualquiera.
“Demon King”, “Exodus” y “Millenium” fueron los temas principales de una banda que, otra vez más, se me hizo corto el concierto.
El Hellfest también tiene esta parte buena, como dijimos al principio, el primer día, se conocen nuevas bandas emergentes, nuevos géneros, y es muy de agradecer cuando otras bandas ya las has visto hasta la saciedad y buscas nuevas experiencias.
Entrelazamos Temple con Altar para ver a Thron, la banda alemana de black metal que se presentó en el Hellfest con el clásico maquillaje corpsepaint propio del género.
Con un sonido genial, una ambientación brutal y una actitud sublime, me encantaron. Su música me recordaba a Watain con su estilo black metal pero con toques atmosféricos.
“Dying in the Mud”, “The Prophet” y “To Dust” sonaron increíblemente bien, con el ambiente bastante animado, y se nos volvía a hacer corto, no sé si por el día anterior, que veníamos motivados, o que ciertamente estábamos encontrando gratas sorpresas durante el día.
Cambiamos de tercio totalmente para ir al escenario principal para ver a Nova Twins. El dúo británico son las reinas del urban punk. Su estilo no tiene definición propia, ya que fusiona varios géneros como el punk, rock alternativo o hip hop.
Con unos bajos muy potentes, casi desfasados, sonaba “Cleopatra” seguida de “Antagonist”, que dejaron buen sabor de boca a pesar de no ser un estilo muy Hellfest, pero el festival se está abriendo mucho a otros estilos y yo lo agradezco. La banda ha ido dando grandes saltos hacia la fama entre sus propios lanzamientos y temas como el que hicieron con Bring Me The Horizon, llamado "1x1".
Con “Choose Your Fighter” terminó su actuación, que para mí terminaría pasando desapercibida. Tampoco había mucha afluencia de gente.
Después de un parón y visitar la zona de avituallamiento, con multitud de puestos de todo tipo de comida que te puedas imaginar: desde Hell Helado, hasta bocadillos de Raclette (increíble), volvíamos al escenario principal con un buen café para ver el blues rock de Blues Pills.
Viajando entre el blues y el rock psicodélico, sale de cocktail esta banda. Su vocalista aparecía mostrándose en plena forma después de que recientemente haya tenido un hijo. Con una energía desbordante empezamos con “Proud Woman” seguida de “Low Road” sin descanso alguno.
Los riffs de los años 60 y 70 tienen mucha influencia en ellos. Kristoffer Schander se va marcando unos buenos solos de guitarra a la vez que unos riffs potentes. La vocalista, Elin Larsson, según iba creciendo el concierto, iba dando muestras de su prodigio vocal. Canciones como “Birthday” o “Don't You Love It” nos dejaban patidifusos con su registro vocal.
Mientras sonaba “Black Smoke”, nos despedíamos de ellos dirección al Valley, porque tocaba Therapy?
El sonido fue un desastre. Al principio no se escuchaba y luego no se escuchaba al cantante. “Turn” sonaba, pero la voz aparecía y desaparecía. La voz de Andy Cairns tampoco ayudaba mucho, ya que alternaba partes en las que cantaba deficiente y otras pasables. Con “Teethgrinder” y “Stories” tuvimos suficiente de ellos.
Tenía un pálpito. Hace dos años, en el Hellfest postpandemia, sí, el de una semana completa, tuve la suerte de poder estar en el, para mi gusto, mejor Hellfest de la historia indiscutiblemente.
Ese año vi un grupo que no conocía mucho, Frank Carter & The Rattlesnakes, y ese día tuve la curiosidad de verlos... ¿Qué pasó? Un show tremendo, de los mejores de aquel año, con el cantante bajando a hacer circlepit con el público, sillas de ruedas haciendo crowdsurfing, el vocalista haciendo crowdsurfing mientras cantaba. Increíble.
Así que no quería perdérmelo si iba a pasar eso. Y vaya si pasó. No a tanto nivel, pero pasó.
A Frank Carter, un bad boy de la escena, le gusta desde luego llamar la atención. Con su nuevo look con el pelo engominado para atrás (que a mí no me gusta nada, pero para gustos colores), apareció en el escenario con “Can I Take You Home”, de su último disco. La verdad es que esperaba que empezara con algo más fuerte... pero bueno, ya se encarga él de montarla. Micrófono en mano, baja del escenario, salta la valla, aparta a la gente, se mete entre la multitud y empieza con “Self Love” haciendo saltar con él al personal.
Vocalmente, ha mejorado. Sabiendo que era un cantante de hardcore, los melódicos y agudos los hace perfectos. Volviendo al escenario subido entre la gente y cantando (sabía yo que había show hoy y por eso estaba ahí) daba las gracias al de seguridad por haberlo recogido. Con “Wild Flowers” pidió un moshpit, que al final fue un "ladies moshpit", ya que entraron todas las chicas allí congregadas a hacer moshpit. Fue un detalle.
Con “Kitty Sucker” ya se soltó la melena Frank Carter con uno de sus éxitos, bien conocido entre el público. Si algo le tengo que achacar al concierto fue que peca mucho de cantar la mitad de lo que tiene que cantar, yendo mucho a su bola, cuando puede hacerlo perfectamente bien. Para mí, eso empaña la experiencia.
Con “The Drugs” el propio Frank Carter vuelve a bajarse del escenario para, estando él en medio, que se haga un circlepit alrededor. Menudo show. “My Town” empezó a sonar, pero se echaba en falta a Joe Talbot aquí, cantante de Idles, para hacer el dueto. No podíamos tenerlo todo. “Man Of The Hour” y “I Hate You” cerraban una actuación que, si bien será uno de los recuerdos de este Hellfest, me deja un sabor agridulce porque creo que podría haber dado más de sí.
De aquí al final del día ya no nos moveríamos del escenario principal. Una pena que se solaparan grupos como The Black Dhalia Murder, Batushka, ††† Crosses, que es el nuevo proyecto del Chino Moreno; Rival Sons o Dimmu Borgir, ojalá tener un multiplicador de mí mismo.
Royal Blood aparecía en el escenario, y lo tenía difícil después del show que hizo Frank Carter. Con “Out Of The Black” se presentaron al público con una buena presencia y un increíble sonido del bajo de Mike Kerr.
Mucha gente alrededor mío se preguntaba cómo podía sonar el bajo así, con la característica combinación de líneas de bajo y guitarra que Kerr separa entre distintos amplificadores.
“Lights Out” y “Loose Change” siguieron el repertorio con la gente bastante animada, ya que son bastante conocidas por el público, y se les escuchaba cantarlas.
Para mí, el descubrimiento de canción fue “Trouble's Coming”, con un ritmazo espectacular. Con “Little Monster” y “Figure It Out” terminaron un concierto muy divertido a la par que notable.
Para continuar teníamos a Corey Taylor. Yo nunca he sido muy fan de Slipknot, salvo alguna canción suelta, tampoco sabía mucho de él en solitario, pero he de decir que el concierto que se marcó Corey Taylor estuvo en el Top 3 del festival. Tuvo todas las emociones concentradas en un mismo concierto, un registro vocal brutal, una actitud en comunión con el público… sencillamente, todo. Con una camiseta de David Bowie, Corey y su banda aparecieron con “Post Traumatic Blues”, en la que comenzó a entonarse y la gente con él. Seguirían “Made of Scars” de Stone Sour, “Black Eyes Blue” y “We Are The Rest” en una actuación correcta.
Pero anunciaba que venía lo fuerte. Los primeros acordes de “Before I Forget” empezaron a sonar y la gente se volvió loca, con todo el mundo saltando al unísono. El escenario principal, por cierto, estaba tan repleto que mirabas atrás y no se veía el fondo. Sí que es verdad que hubo también aquí el momento WTF del día, y es que siempre canta la canción de Bob Esponja por el cachondeo, pero no se vio mucho a la gente por la labor. Además de que al propio Corey le dio vergüenza ajena. Lo vi totalmente innecesario, pero vamos a lo que vamos.
Para mí, uno de los momentazos del día, y quizá del festival, de esos que recuerdas en años venideros, fue que consiguió ponerme la piel de gallina en cuanto empezó a sonar “Snuff”. Solo con el primer acorde la gente ya pegó un grito. Gente agarrada moviendo los brazos, gente a mi alrededor con lágrimas en los ojos… un momento para recordar para los que estaban con amigos o seres queridos ahí, que lo harán para siempre.
Seguimos adelante con “From Can to Can't”, una canción compuesta con Dave Grohl, Rick Nielsen de Cheap Trick y Scott Reeder de Kyuss. Pasamos a otro momento emocionante con “Home”, en la que le dedica la canción a su mujer, allí presente, con una mirada muy sincera. Llegó al punto de una escena tan cómica como bonita. Desde luego se puede decir que los metaleros somos las personas más agradables que existen.
Y diréis, por qué digo esto: a mitad de canción, en el circlepit la gente empezó a bailar como si de bailes de salón se trataran, mientras él le dedicaba la canción a su mujer y mascullaba una sonrisa de agrado por el panorama, para finalmente darle un beso a su mujer.
Pero no todo iba a ser tan azucarado, para terminar, empezaban a sonar las voces de "Duality", y claro, la gente también se volvió loca. El circlepit volvió a su estado natural con el público dándolo todo, y Corey Taylor, agradecido, dio todo lo que le quedaba. Sobresaliente.
Queens Of The Stone Age tenían una buena papeleta por delante después de la actuación de Corey Taylor. Josh Homme aparecía copa de vino en mano y, sin mediar palabra, fueron al grano con “Regular John”, con un sonido exquisito y una voz a la par. Josh Homme derrocha carisma en el escenario, cuando está en él, solo lo ves a él.
Con “Little Sister” se empezaba a animar el cotarro con el escenario, que seguía lleno, agolpándose en él. Nosotros, por suerte, encontramos un hueco en el lado derecho despejado y con buena visibilidad ya para toda la noche.
“Paper Machete”, de su último álbum, 'In Times New Roman…', recuerda a sus éxitos del pasado, y yo que lo agradezco, ya que estos últimos discos de QOTSA no me terminaban de gustar. Habían perdido la esencia stoner que tenían y venían a ser algo que llamaría inclasificable y aburrido.
“Burn The Witch”, en la que Homme ya empezaba a decir su clásico “sing motherfuckers”, porque la gente no le seguía, sonaba fenomenal, y “My God Is The Sun”, que viene a ser el estilo que a mí me gusta de ellos, hacían agitar las cabezas al respetable.
Pero venía el momento del disco 'Song For The Deaf', para mí, su mejor trabajo hasta la fecha. Sonaban “You Think I Ain't Worth a Dollar, But I Feel Like a Millionaire” y “Go With The Flow” para un público ya entregado al grupo.
Durante el concierto, hubo un momento un tanto extraño: Mientras empezaba a sonar “I Sad By The Ocean” empezaban a decir que se había tomado algunas copas de más. Yo, personalmente, pienso que estaba actuando, ya que a Josh Homme siempre le ha gustado llamar la atención. Con un paso no muy fino comenzó a bajar las escaleras para acercarse al público, al que no había hablado apenas durante todo el concierto, y con algún mal modo, porque le estarían tocando (obvio, al estar pegado a ellos) alguien le rompió la camisa. Él siguió adelante no sin tocar suavemente en la cara a alguien de seguridad cariñosamente.
Se subió, empezó a cantar y se abrió la camisa para romperla más aún mientras cantaba “Straight Jacket Fitting”. Al volver a subir, cogió la copa de vino llena y de un trago... así no me ayudas Josh...
Un “Make It With Chu” que se alargó mucho con sus partes vocales para lucirse, me resultó demasiado. Todo terminó con buen sabor de boca cuando empezaron los saltos con “No One Knows”, pero sobre todo se montó bien con “A Song For The Deaf”.
La verdad es que habría estado bien que saliera Dave Grohl como aparición estelar para tocar alguna de estas dos, ya que en ese disco estuvo él en el grupo. Habría sido un momentazo, pero últimamente parece raro ver algún tipo de colaboración o crossover en directo de los que quedan en memoria para siempre.
Nos manteníamos en el mismo lugar para ver un clásico: The Offspring. No voy a engañar, los he visto multitud de veces, y ya cansa, pero sí que es verdad que la gente que los ve por primera vez se les nota la ilusión como la que tuvimos los que los vimos el primer día. Esos recuerdos de adolescente con el casete o el discman, o jugando al Crazy Taxi no se olvidan tan fácilmente.
Y empezamos directamente con “Come Out and Play”, un clásico con el que empezaron los primeros saltos y los primeros bailes, además de “All I Want”. En las pantallas del festival metieron un filtro rollo pintura de colores que la verdad quedaba muy resultón al ver al grupo.
“Want You Bad” y “Staring At The Sun” siguieron con el repertorio clásico de sus canciones más famosas. Tanto instrumentalmente como vocalmente no destacaba en nada, pero tampoco lo desmerecía.
Su nuevo single, “Make It All Right”, lanzado este mismo junio, sonó en el escenario. También se animaron con una versión de “Blitzkrieg Bop” de los Ramones para seguir animando el cotarro.
Después de un solo de batería bastante bueno, pasamos a más clásicos, "Why Don't You Get a Job?", "Pretty Fly (for a White Guy)" y "The Kids Aren't Alright", que no pueden faltar nunca. Sí que se echa en falta más renovación de repertorio, pero al final la gente viene a escuchar lo que viene a escuchar.
Terminamos el concierto con “You're Gonna Go Far, Kid” y “Self Esteem”. Poco que rascar del concierto, todo bastante guionizado, las canciones de siempre, la gente pasándoselo bien… para qué quieres más.
La noche de Clisson olía a despedida, y es que el último grupo que íbamos a ver era a Foo Fighters. Después del cambio de batería por el fallecimiento de Taylor Hawkins se presentaban en el Hellfest con el que fuera batería de Nine Inch Nails Josh Freese, que la verdad hizo un trabajo increíble.
Arrancaron los primeros acordes y primeros gritos del batería de Nirvana, Dave Grohl, al que se veía con ganas de agradar, y “All My Life” empezaba a sonar en el escenario con la gente entregada.
Con “The Pretender” y “Walk” iban subiendo los decibelios. Sorprendentes los gritos de Dave Grohl, que durante varios momentos del concierto los repite y los hace tremendamente bien. También me resulta curioso que esté comiendo chicle mientras canta o se fume un cigarro durante el concierto.
Llegó uno de los momentos de la noche, ya que con “Times Like This” Dave intentó decirnos algo y llamar a la reflexión cantando la letra con un tempo más lento, suponiendo que se refería a Taylor Hawkins: “Son tiempos como estos con los que aprendes a vivir de nuevo. Son tiempos como estos en los que aprendes a amar de nuevo", decía.
Después de “White Limo”, “Stacked Actors” y “Breakout”, sonaba uno de sus himnos, “My Hero”, del que la última vez que lo vi tocarla, lo vi llorando, ya que era el concierto de homenaje a su amigo Taylor Hawkins. Bien es verdad que no hubo mención alguna a él, abordando el concierto siempre con una sonrisa, ganas de agradar y buen rollo.
“The Sky Is A Neighborhood” sonó con fuerza y su voz resonaba en todo el recinto, para luego ir con “Learn To Fly”, el tema que se hizo además viral porque lo tocaron 1000 músicos a la vez en Cesena, Italia
Tocaba presentación de los músicos, en la que cada uno hacía una versión de un tema, y sinceramente al otrora batería de Nine Inch Nails fue colosal verlo, con una técnica increíble. “Sabotage / Mr. Crowley / Paranoid / March of the Pigs” sonaron en petit comité para entrar a la parte final del festival.
“Monkey Wrench” entraba en escena, pero otro de los momentos emocionantes fue “Best of You”, escuchando a todo el público cantándola a la vez dejándoselo todo, para terminar con “Everlong” en un concierto sublime de Foo Fighters.
Terminamos cansados, pero con la sensación de haber vivido una experiencia inolvidable. Esperamos encontrarnos de nuevo el próximo año para, una vez más, sumergirnos en el infierno del metal, que para nosotros es nuestro verdadero cielo.
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2 comentarios
Extensisimo resumen hacias las potentes descargas que ofrecieron en el HELLFEST galo grandes bandas como THE QUEENS OF THE STONE AGE, FOO FIGHTERS, HIGH OF FIRE, TOM MORELLO junto a los históricos METALLICA y ACCEPT.
No sé lo del comentario de los offspring que para mí fue un concierto muy sólido mejor que el del 2022 y la gente lo recibio bien, bueno supongo que cuestiom de gustos