Crónicas
Crónica de Hellfest (sábado y domingo): de la maestría de Iron Maiden a la contundencia de Pantera y el dominio de Slipknot
«Agotados, pero con un subidón de adrenalina, nos despedimos de una edición más de lujo de este Hellfest, que nunca defrauda. Volveremos»
17 y 18 de junio
Clisson, Francia
Texto: Irene Díaz Soto y Valentino S. Fotos: Iñigo Malvido y Vega Halen
Llegar a lo más alto. Así fue, en el ámbito personal, el sábado, tercer día de esta edición. Ha sido, sin duda, lo mejorcito del Hellfest 2023. Es cierto que el cartel de este año no era tan potente como otros, pero poder disfrutar de bandas como Purcupine Tree, Puscifer, Iron Maiden y Meshuggah el mismo día era un lujazo. Puedes leer aquí la crónica de las dos jornadas anteriores.
Tercera jornada: llegando a la cumbre
Empezamos una vez más un tanto mañaneros con Cobra The Impaler en el Main Stage, a las 10:30. Una pena que la banda belga tocaran tan pronto y un día como el sábado, con un público un tanto reducido debido al horario.
Creado por el exguitarrista de Aborted Thijs "Tace" de Cloedt y con Manuel Remmerie de vocalista, la banda mezcla características de groove, thrash, progresivo y heavy metal tradicional. Aunque no fuera una actuación tan enérgica, sí que intentaremos verlos cuando estén de gira por casa.
Tras experimentar con los latigazos punk de Fever 333 y la tranquilidad nórdica de Kalandra, nos reunimos una vez más en el MainStage, esta vez con una audiencia mucho más numerosa. Le llegaba el turno a Evergrey.
El set fue bastante emotivo, con canciones como "A Touch of Blessing", de 2004, y "My Ellied Ocean", de 2016, que fueron los temas más antiguos del concierto. La banda sueca irrumpió en el escenario con "Save Us", del último álbum.
La más reciente "Call Out The Dark", con sus melodías vocales cañeras, abundantes sintetizadores y estribillo unificador, y la más pesada y agresiva "Midwinter Calls" demostraron todo su poder "antémico". Una vez más, los problemas técnicos se hicieron con el escenario principal, pero no chafaron el conocido "Where August Mourn" ni su soberbio solo de guitarra. Evergrey demostraron una vez más que son uno de los grandes del heavy metal progresivo.
Tras cruzar la Warzone, nos adentramos a la zona más remota del festival, donde nos esperaba el Valley. El escenario despertaba con Crowbar, liderados por Kirk Windstein, sin presentarse ni preocuparse por su estilo, ya que los aplausos del público les permiten formar rápidamente su grupo.
Aunque solo vimos veinte minutos de la actuación de Windstein y sus compañeros, fueron suficientes para confirmar que la banda sigue manteniendo su nivel habitual de solidez. Kirk, un experto en el riff, no se excede en su interpretación. Poco expresivos, pero con la técnica que les caracteriza.
Mientras Riverside se preparaban para subir al MainStage a las 15:10, la ya esperada tormenta de verano hizo su primera aparición real en Hellfest 2023. Como si de una premonición se tratara, la lluvia se detuvo al mismo tiempo que Mariusz irrumpía en el escenario con unas pesadas notas de bajo en el primer tema, "#Addicted". Incluso en medio de la groovy pero sombría "Post-Truth", el bajo omnipresente de Mariusz hacía maravillas.
La música de Riverside está perfectamente integrada en la ostentosa y majestuosa "Big Tech Brother": es fuerte y atmosférica, suave y violenta, con sus extensos pasajes rítmicos y su guitarra suave. Michal Lapaj se esforzaba por extraer los sonidos más profundos de su sintetizador analógico, mientras que Maciej Meller demostró que ya ha encontrado su lugar como guitarrista oficial.
El espectáculo finalizó con la interpretación de una canción antigua llamada "Left Out", que fue acompañada por los coros del público, mientras el sol abrasador inundaba de nuevo la explanada.
Y por fin llegaba uno de los momentos más esperados (o al menos para nosotros). Puscifer, banda a la que veiamos por primera vez, se hacía con el Stage 1. La banda de Maynard James Keenan, acompañado a la voz por Carina Wound, no defraudó, con una original puesta en escena.
Además de la interpretación artística, llamó la atención la escenografía, con extraterrestres persiguiendo a los músicos, que parecían disfrutar enormemente de estar en el escenario y compartirlo con su público. El inimitable registro de la voz de Maynard James Keenan es siempre una experiencia asombrosa en directo.
Es evidente de inmediato que se ha llevado a cabo una producción minuciosa y que cada instrumento ocupa un lugar destacado en el complejo musical. No hay que exagerar: Puscifer imparte una lección de ingeniería de sonido. La ventaja de tener una estética más aérea es que cada instrumento es rey en su categoría y las composiciones están pensadas en secuencias para permitirles respirar.
El trabajo de guitarra de Mat Mitchell con su Kiesel es incisivo y limpio, como en la siempre cambiante "The Underwhelming". El bajo no se queda atrás, Greg Edwards ofrece un sonido rotundo, especialmente en "The Remedy".
En el centro del escenario, Gunnar Olsen toca de forma contenida pero contundente, como en la caja de "UPGrade", que es una bofetada de precisión. Puscifer termina su set con la enérgica "The Remedy", conquistando un público que sin duda alguna se vio satisfecho.
Tras tantas idas y venidas decidimos quedarnos por el Main Stage. A la 17:45 Arch Enemy llegaba al Main Stage 2. Una vez más, el estilo cambiaba de un escenario a otro. Tocaba metal más técnico por parte de la banda que encabeza Alissa White-Gluz, ceñida en un traje azul neón con cadenas. La canadiense tenía la ventaja de poder motivar a sus fans en francés.
Un set de nueve canciones no dejó indiferente al público, pero tampoco destacaría en esta tercera jornada.
Poco antes de las 20:00 era el turno de Porcupine Tree en el escenario principal. Ausentes de la escena desde la década de 2010, el parón de PorcupineTree llegó a su fin con el lanzamiento de su nuevo álbum, 'Closure/Continuation', en 2022.
Unas horas antes, pudimos disfrutar de la press conference (todo sea dicho, la única del día) donde compartieron con los periodistas el futuro de la banda, su estilo y cambios en su sonido. A pesar de su gran popularidad, la presencia de PorcupineTree en el escenario principal de Hellfest planteaba incertidumbre sobre cómo un público más metalero los recibiría.
Es verdad que la carrera de la banda de rock progresivo incluye varios álbumes con estética metálica y temas concisos y eficaces, pero también ha estado marcada por otros mucho más complejos y eclécticos, con giros y vueltas no aptas para cualquier oído.
Steven Wilson y su banda hacían su debut con "Blackest Eye", que tiene el mérito de ofrecer una panorámica de todas las influencias musicales de la banda. Después de recibir numerosos aplausos, el cantante conversaba con el público y, con un toque de ironía, se divertía en animarlos sobre su presentación musical.
A continuación, arrancaron "Harridan", "Of The New Day" y "Rats Return", composiciones recientes, que sonaron especialmente bien en directo, con una abrumadora limpieza técnica. Sigue siendo una fórmula convincente la alternancia de guitarras entre acordes y riffs masivos.
Randy McStine es inmediatamente digno de elogio por su excelente interpretación instrumental y vocal, así como por la de John Wesley antes que él. Nate Navarro proporciona la columna vertebral rítmica, con un sonido difícil de distinguir y al que le habría venido bien un poco más de definición.
Gavin Harrison sirvió a la música con su finura habitual, cuyo tacto y técnica son sin duda impecables. Encontramos a Richard Barbieri y sus meticulosas cuerdas envolviendo discretamente las secuencias más aventureras de sus compañeros, en contraposición al enfoque teórico de este último.
Aunque la calidad general del sonido es muy buena, la mezcla varía, con un equilibrio sonoro entre las guitarras que no siempre es constante. Aunque la maestría colectiva es evidente, se detectaba una falta de empuje por parte de Steven Wilson. Mientras tanto, el concierto adolecía de un problema importante: las cámaras (y por tanto las pantallas gigantes) que empezaron a funcionar a diez minutos del final del set, barriendo la idea inicial de que se trataba de una elección por parte de la banda. Algo totalmente imperdonable en un festival de este calibre.
Tras "Open Car" y "Sound of Muzak", que el público acogió con los brazos abiertos. Tras una moderna, sensible y sinuosa "Chimera's Wreck", PorcupineTree se lanzaron al clásico de culto "Trains", un hit imprescindible para cerrar el show. Es una pena que la guitarra de Randy McStine decidiera hacer de las suyas en este momento.
El espectáculo tenía margen de mejora, especialmente teniendo en cuenta el nivel anterior de la banda inglesa, debido a un sonido general que no encontraba su equilibrio, varios problemas técnicos y una actuación a veces desigual. Sin embargo, para aquellos que apreciamos esta banda y no pudimos disfrutarla en directo como es debido, fue, sin duda, un momento inolvidable.
Adentrados en la noche de esta tercera jornada, se notaba que la actuación de Iron Maiden era inminente. Un mar de camisetas con el emblemático Eddie tomó la zona principal del festival. Mientras tanto, poco antes de las 22:00, Lorna Shore se hicieron con el Altar.
Para ser su primer Hellfest, los americanos no pudieron sentirse decepcionados por la acogida recibida. El Altar, lleno hasta la bandera. A juzgar por el entusiasmo con el que el público se lanzó al headbanging, cada vez más cerca del suelo, y la extrema pesadez de los breaks que les lanzaron a la cara, no cabe duda de que Lorna Shore eran esperados con impaciencia y dieron a su público lo que habían estado esperando. Con un rabioso deathcore, la banda termino con su triple "Pain Remains".
Pasaban pocos minutos de las nueve y era el momento de recibir a La Doncella.
¡Ya estaban aquí! Muchas personas esperaban a Iron Maiden. El concierto tenía que comenzar a las nueve, pero no lo hizo hasta las 21:09. Todo estaba preparado al milímetro en Hellfest, lo que era bastante excepcional.
El inicio de todo se da con la canción "Caught Somewhere in Time", cuya escena de la calle, inspirada en la portada original del disco, ocupa el fondo del escenario. El sonido no era tan potente y claro como el de otros cabezas de cartel, lo que resultaba un poco sorprendente. Pero delante de las barreras, los fans de la banda estaban encantados.
Bruce Dickinson está tan en forma como siempre. Su voz es perfecta y sigue teniendo la misma dinámica en el escenario. Por supuesto, también aparece Eddie, que sigue con nosotros. Puede que el setlist no fuera lo que los fans esperaban.
Fue un momento chispeante en el que la banda parecía estar en perfecta comunión con su público. Pero celebrar el pasado, por glorioso que sea, no basta. Maiden recurrió con fuerza a su último álbum hasta la fecha, 'Senjutsu'. "The Writing On The Wall", "Days Of Future Past", "The Time Machine" y "Death Of The Celts" se entremezclaban con "The Prisoner", por ejemplo.
Bruce Dickinson, tan dispuesto como siempre, no duda en dirigirse a los fans en francés. Posteriormente, la melodía ingresa de manera inmediata con un estado de devoción. La canción "Can I Play With Madness", de un álbum indispensable como 'Seventh Son of a Seventh Son', "Heaven Can Wait" y la ansiada "Alexander The Great" son las siguientes canciones que vuelven al repertorio de la banda británica durante esta gira. La extensa pieza fue interpretada de manera magistral.
Los siseos infrecuentes de los amplificadores y los coros inadecuados nos recordaban una cosa: Maiden toca de verdad, es Maiden en vivo. Y eso es bastante divertido. El espectáculo finalizó con los bises de "Hell on Earth", "The Trooper" y el broche final con los "Wasted Years", que tiene un tono melancólico. Sí, los años han pasado, pero no han desaparecido.
The Hu, la banda mongola de hunnu rock, cuyo éxito viral ha sido tan impresionante que ya no hace falta presentarla, era esperada con impaciencia por una gran variedad de asistentes al festival.
El ambiente era tal que algunos "slammers" se aventuraron a surfear sobre el público antes incluso de hacer su entrada la enérgica actuación de los músicos. Irreprochable y, además, con un sonido excelente.
Canciones como "Yuve Yuve Yu" hicieron cantar a todo el mundo, y se notaba que el público estaba de buen humor a pesar de las difíciles condiciones, por lo que se pudo disfrutar plenamente del concierto.
Con prisa para coger sitio para Meshuggah, que tocaban en Altar, dejamos el Temple con numerosos fans que seguían animando: "¡Hu! ¡Hu! ¡Hu!"
Llegaba el momento de presenciar a una de mis bandas favoritas, y lo hacía a la una de la mañana. La banda sueca Meshuggah estaba programada en el escenario Altar, lo cual me sorprendió considerando su calibre y solera, sin nada que envidiar a otras grandes bandas del escenario principal.
Siendo honestos, la potencia de esta banda sueca se destacaría mucho más en un Main Stage. Aun así no defraudaron, de hecho, como ya mencionamos uno de los otros días, los suecos manejaron el Altar como grandes profesionales en lo que fue el mejor sonido en esa carpa en mucho tiempo.
Meshuggah presentó un impresionante espectáculo de luces 3D que combinaron con total perfección con la batería y el ritmo de los riffs. Aunque a veces la iluminación era un tanto estridente no ensombrecía los ya conocidos solos y algunos riffs virtuosos de la banda.
Además, fue fascinante observar cómo el telón de fondo se movía y generaba una sensación de profundidad, mostrando un diseño gráfico basado en el sonido muy elaborado. Su sonido era potente y sólido. Sin duda, el espectáculo llevó a Meshuggah a otro nivel.
Irrumpieron con luces tenues en el escenario con "Broken Cog". Un riff explosivo que da vida al álbum 'Immutable', presentaba el muro de sonido característico de Meshuggah con una precisión sorprendente.
Seguían con, “Born In Dissonance”, un resultado de la polirrítmica batería, los bajos volcánicos y los riffs atronadores de Tomas Haake. La voz gruñona de Jens Kidman complementa a la perfección el sonido de conjunto y parece impulsar las letras hacia el público.
El tema "Rational Gaze", del álbum de 2002 'Nothing', activa al público. Nunca un riff de dos notas había sonado tan sofisticado. Los solos de guitarra excepcionales comparten el estilo rítmico de Robert Fripp, de King Crimson. Todo un reconocimiento. Al final de la canción, los cuernos del diablo se elevan.
Vale la pena mencionar que el público estaba más enérgico de lo habitual, especialmente con las canciones más antiguas de los primeros álbumes. Como se ha hecho en varias giras previas, se ha dejado de lado incluso "Bleed", lo cual ha causado descontento en algunos espectadores que han estado gritando hasta el final del concierto para que su emblema fuera tocado.
Sin embargo, como han pasado quince años desde que escribieron esa canción, se entendía. Por lo menos, finalizaron el programa con "Future Breed Machine", lo que causó gran entusiasmo en la audiencia. Gran cierre de sábado.
Cuarta y última jornada: The slowdown
Con más de catorce horas diarias de música sin interrupción, especialmente durante las dos sesiones exigentes pero irrepetibles del viernes y del sábado, y después de las caminatas de escenario en escenario, llegamos al domingo, el último día del festival, con las pilas un poco agotadas.
Se podía observar que la celebración en el camping se prolongó hasta tarde, en parte debido al aspecto de algunos asistentes que preferían dormir cerca de las carpas que escuchar los conciertos; y en segundo lugar, por el desolador aspecto de la explanada, casi vacía, hasta las seis de la tarde, para desgracia de algunas bandas, a las que les tocaba actuar un poco antes.
Tras el refrigerio y un descanso merecido, empezamos nuestra andadura en el Main Stage 2 con los alemanes Electric Callboy. Llegaban con sus ritmos techno y sus riffs demoledores. El público, extrañamente no tan joven como cabría pensar, entendió perfectamente las instrucciones y enloqueció con temas tan unificadores como "Spaceman", "MC Thunder", "Pump It" y el inevitable "Hypa Hypa" (porque incluso a los metaleros les encanta Scooter en todas sus formas).
Confeti, serpentinas, láseres rosas y los atuendos inverosímiles de los músicos, no faltó de nada para crear ese ambiente discotequero que los asistentes un tanto lánguidos intentaron disfrutar.
Kevin Ratajczak y Nico Sallach, los cantantes principales, son verdaderas baterías de electricidad que no escatiman esfuerzos para inyectar buen humor a la actuación y asegurarse de que el factor diversión se respete al máximo. El programa concluye con "I Got The Move" para cerrar sin que la fiesta termine.
Nos quedamos por la zona del escenario principal para esperar a unos ya habituales tanto del Hellfest como el Graspop, que casi nunca se pierden una edición, Amon Amarth.
Si el elevador de la batería en forma de casco con cuernos no era suficiente, los suecos no se andan con chiquitas y arrancan con "Guardians of Asgard", "Ravens Fly", "Jomsviking" y "First Kill".
Amon Amarth presentó una cuidada producción teatral con Jormungandr, drakkars hinchables, pirotecnia y guerreros vikingos dispuestos a darlo todo en el campo de batalla.
Como de costumbre, el público se llenó de magia desde el principio hasta el punto de que completos desconocidos compartieron una jarra de cerveza en "Raise Your Horns". Como anécdota, a pesar de un suelo empapado, mucha gente se sentó a remar, como viene siendo habitual en sus conciertos.
Cabe destacar que el sol hizo su primera aparición del día justo cuando nuestros vikingos favoritos subieron al escenario, como un mensaje del mismo dios Thor, al son de "Twilightof the Thunder God" como cierre final en lo que fue otra buena actuación de la banda sueca.
El momento polémico o más bien de sorpresa para todos, y sobre todo para medios y asistentes españoles, vendría de la mano de Incubus, que por motivos de salud tuvieron que cancelar con muy poca antelación. Ni una hora antes. De hecho, Ben Barbaud fundador y jefazo del festival, se puso manos a la obra y ni llevó a cabo la famosa conferencia que siempre realiza el ultimo día.
Le tocaba negociar y renegociar los contratos con los agentes de los artistas. Para más sorpresa, con una llamada de la organización de ultimísima hora, les sustituirían los catalanes Crisix, que aparentemente se encontraban realizando un showcase en el stand de ESP Guitars presentando sus nuevos instrumentos.
Por la noche tenían programado un show privado, pero recibieron una llamada para unirse al Main Stage lo antes posible. Vaya planazo, ¡pero del bueno! De hecho, nadie se acordó de Incubus. El concierto fue una pasada, y con mas mérito, porque ni lo tenían planeado, así que chapó a los catalanes. Involucraron a la peña con canciones propias como "Leech Breeder" o la más famosa de todas, "Ultra Thrash"; consiguieron como si nada que los metalheads más bestias se batieran el cobre en un wall of death; y dentro de su popurrí de versiones, se llevaron el corazón del público local con "Antisocial" de Trust.
“The D has risen!” Le tocaba a Tenacious D en el Main Stage un poco antes de las nueve. Todavía me acuerdo de aquella película con Dio… y es que no es común ver a Tenacious D de gira por Europa, así que estábamos expectantes y con ganas de echarnos unas risas.
Jack Black y Kyle Gass decoraron Hellfest esta noche y el espectáculo cumplió con las expectativas. Fue más que un concierto; fue un verdadero espectáculo que mezclaba la comedia musical y la comedia stand-up, que sus majestuosos payasos brindaron a la multitud congregada frente al escenario principal.
Cualquiera que no haya visto nunca "Tenacious D and the Pick of Destiny" tendría difícil seguir desde las primeras notas de "Kickapoo", o la aparición de un Satán hinchable gigante antes de un estribillo de "Tribute”. Para los que dudaban ante las dotes de cantante de Jack Black por el lado cómico de Tenacious D, el actor también hizo media versión de "Wicked Game" que debería preocupar a Chris Isaak, demostrando que al menos una estrella de Hollywood que hizo el viaje este fin de semana domina su tema.
"The D" apenas tuvieron tiempo de arrancarse con una interpretación de "Spicy Meatball", cantada al son del tema de Indiana Jones, antes de que llegara la hora de abandonar el escenario visiblemente cansados.
Llegaba uno de los momentos más esperados, no solo del domingo, sino de todo el festival. La vuelta de Pantera (o lo que queda de ellos). "I'm Broken", "Walk", "5 Minutes Alone", "A New Level"... temas que parecían estar fuera de alcance en un festival.
Cada año han surgido rumores sobre la “reforma” de Pantera, sin embargo, con frecuencia el proyecto ha tenido una apariencia más utópica que real. Ante nuestros ojos, Phil Anselmo, Rex Brown, Zakk Wylde y Charlie Benante le daban vida a algunos de nuestro himnos de juventud.
Lo afrontamos con mucho escepticismo… pero la verdad es que no estuvo nada mal. Ojalá existiera una máquina del tiempo y pudiéramos transportarnos a los tiempos con Vinnie Paul y Dimebag Darrell…
Aunque muchos piensan que es una banda impostora y que “no es lo mismo”, el tributo a los dos fundadores estuvo muy presente mientras la banda, con Anselmo al frente, hace todo lo posible por ceñirse al máximo al espíritu original.
Armado con su WarHammer de seis cuerdas, ataviado para la ocasión con el famoso azul eléctrico de Dimebag, Zakk Wylde encadena sus solos con precisión, evitando exagerar, a lo que no nos tiene tan acostumbrados, pero la verdad que estuvo a la altura.
En cuanto a Charlie Benante, no hay mucho que decir, excepto que es tan perfeccionista como en Anthrax, incapaz de lograr nada y con una fuerte pegada. Rex Brown, con una mirada flemática pero con una falange chasqueante, sacude el escenario con sus cuatro cuerdas, como si la Tierra pudiera romperse en dos y no le importara nada.
Anselmo sigue siendo Anselmo, aunque pudo estar un poco limitado en los agudos y pudo resultar un poco desafinado en los pocos pasajes vocales claros de "Love", pero en todo lo demás está en excelente forma.
Anselmo, polémicas a parte, incluidas las de su relación pasada con Vinnie y Dimebag, parecía especialmente emocionado en varios momentos del concierto. En el foso, que ganaría unos cuantos años con más de un cincuentón uniéndose al pit, también se sentía el sabor de la nostalgia, destacado por dos videoclips que evocaban la juventud salvaje de Pantera. Con un equipo de sonido contundente y cuadrado, el set de los cowboys from hell estuvo a la altura, y quién sabe, ¿lo mismo han venido para quedarse?
Nos adentramos en la noche de Domingo con dos conciertos de cierre de lujo. Paradise Lost y Slipknot, ya habituales de estos festivales, pero a los que no había tenido ocasión de ver desde hace años.
Ya posicionados en el Temple, con un sonido un poco amortiguado por el bajo, para no cambiar las costumbres en el escenario asfaltado, Paradise Lost comenzaba efectivamente con los periodos más góticos de su historia y, en particular, representaba con orgullo 'Draconian Times', de 1995, con no menos de tres temas a lo largo de la primera mitad del set.
Los seguidores góticos de Paradise Lost estaban de enhorabuena, como en la canción "As I Die", uno de los primeros himnos de la escena gótica. La iluminación de Paradise Lost se vuelve más fascinante a medida que cae la noche. En este momento, la banda interpreta un tema de 'Obsidian' llamado "The Devil Embraced", mientras que Nick Holmes nos ofrece su gruñido cavernoso.
Sin embargo, este último parecía algo cansado, quizás no totalmente recuperado de su actuación con Bloodbath del viernes, al igual que Greg Mackintosh, que había tocado con Strigoi el mismo día, y tuvo problemas para encajar perfectamente con la sección rítmica.
Cuando el sonido mejoró, Nick cantó alegremente "No Hope in Sight", de 'The Plague Within', confirmando su decisión de reservar el final del set para temas más recientes, con la excepción de "Embers Fire" de 'Icon', que se coló entre la sangre fresca del combo. Es una elección extraña, al igual que la de "Ghosts", el pegadizo single de 'Obsidian', como tema de cierre.
Unos asiduos ya a Clisson, son Slipknot, que habían pasado por allí en ocasiones anteriores. Se nota que siguen moviendo masas y el Main Stage, una vez más, estaba abarrotado.
La emoción era evidente, la tensión entre los seguidores aumentaba. Todos esperábamos la original puesta en escena y la energía que los americanos siempre traen. Fue "The Blister Exists" la que actuó como detonante.
Jay Weinberg, un auténtico batería monolítico, desató su furia sobre su kit con una destreza imparable, inundando el escenario con su característico tono mate.
El grito de Corey Taylor fue potente, fluido y claro, como le suele caracterizar. Se nota que manejan el aspecto técnico a la maravilla. Durante la hora y media que duró su set, el cantante nunca pareció tener problemas para sacar sus gritos, sus letras coreadas o sus tonos más melódicos.
Junto con la batería, es el miembro de la banda que mejor suena y crea esa firma emblemática que le caracteriza a Slipknot. En "Psychosocial", las guitarras forman un magma difícil de distinguir, sobre todo cuando la percusión de Michael Pfaff ocupa un espacio desmesurado.
El bajo de Venturella también debe estar por ahí, pero es difícil situarlo en el frenesí de energía y diferentes sonidos en escena. Hablando de potencia: el riff de apertura de "The Heretic Anthem" es notablemente grueso, algo que nos gustaría ver más en el conjunto.
Sufriendo una baja y una sustitución por deserción, los compañeros de Des Moines eran ocho en total sobre el escenario, pero siguieron desplegando sus estrellas de nueve puntas. Experimentado frontman, Corey Taylor entabla un diálogo con el público, invitándoles a encarnar al noveno miembro cantando el clásico de culto "Wait And Bleed" de los primeros tiempos.
En cuanto a la puesta en escena, gran juego de luces, complementado por rítmicos chorros de llamas. Las grandes pantallas, que por suerte sí funcionaron debidamente durante todo el concierto, reforzaron el dominio de Slipknot sobre el público.
El público se rindió al crowdsurfing en lo que ya se anticipaba como el colofón del infierno en Clisson. Con tres encores, Slipknot se despedía con "Spit It Out" y nosotros agotados, pero con un subidón de adrenalina, nos despedimos de una edición más de lujo de este Hellfest que nunca defrauda. Volveremos.
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2 comentarios
Gran como extenso resumen hacia el último dia de las potentes descargas de estas históricas bandas como IRON MAIDEN, SLIPKNOT, ARCH ENEMY las cuales fueron de lo mejor tanto de este última dia como de el festival. Todo un orgullo la confirmación en el último momento de una de las mejores bandas de Thrash Metal a nivel mundial como son los españoles CRISIX los cuales dieron un concierto brutal y nadie se acordó de los poperos que sustituyeron.
Qué sabrás tú! Si has ido a tantos conciertos como neuronas que tienes! En tus suelos sí has ido a todos.