Crónicas
Havok + Darkest Hour + Cephalic Carnage + Harlott: A la cabeza del thrash metal contemporáneo
«Havok demostró por qué siguen encabezando la nueva hornada de bandas de thrash metal»
20 abril 2018
Sala Totem, Villava (Navarra)
Texto: Mikel Yarza. Fotos: Iñigo Malvido
Hace tiempo que la navarra sala Totem dejó de acoger grandes citas del metal internacional, muchos incluso llegaron a pensar que el recinto había pasado a mejor vida, pero, tras varios años en el dique seco, el espacio parece retomar el camino que tanto disfrute produjo a los metalheads norteños. En esta ocasión, y en colaboración con Madness Live, el público pudo ser testigo de un cartel cuádruple que tomando el thrash metal como punto de partida, exploró también sonidos más extremos.
Cuando Harlott salió al escenario, la sala se encontraba prácticamente desierta. Es cierto que el tempranero horario con el que su actuación dio comienzo debido al cartel múltiple del que seríamos testigos aquella noche pudo resultar no compatible para parte del público que, siendo día laboral, se encontraba todavía trabajando, pero la reducida presencia de personas en la entrada del recinto fue la primera e inequívoca señal de que aquella sería una cita de aforo reducido. El cuarteto australiano trató de encandilar a los allí presentes mediante canciones de thrash metal en las que se intuye la admiración que sienten hacia las bandas clásicas del género, admiración tan marcada que uno acaba echando en falta un mayor grado de personalidad en su propuesta. Su repertorio se basó en las canciones de su disco más reciente, ‘Extinction’, pero los australianos también hicieron lugar a cortes pertenecientes a los otros dos álbumes de larga duración que portan bajo el brazo. Entre ellas resaltaron la rítmicamente poderosa “First World Solutions”, la desenfrenada “Heretic”, con la cual lograron generar un primer pero tímido mosh pit, y la final y coreable “Means to an End”. La banda, y especialmente su frontman Andrew Hudson, intentaron conectar con el público en repetidas ocasiones, pero desgraciadamente el cuarteto fue víctima del mal sonido, con el bajo excesivamente presente, nublando la claridad del resto de instrumentos. Cabe decir que la atropellada ejecución de las canciones en pasajes puntuales tampoco ayudó a contrarrestar dicha deriva. No fue su mejor día.
Cephalic Carnage fue el siguiente en tomar el tablado. Con seis discos de larga duración y casi tres décadas de carretera a las espaldas, la experimentada banda estadounidense de death metal técnico responde en directo como un engranaje en perfecto funcionamiento. El quinteto de Colorado salió a por todas desde el primer minuto y embistió con de forma poderosa a una audiencia que recibió el golpe como revulsivo, generando un clima de comunión que fue aumentando progresivamente con el paso de las canciones. En esto influyó en gran medida la clave humorística en la que la banda se desenvuelve a lo largo de su actuación, en sintonía con el contenido de las letras de cortes como “Kill for Weed” o “Lucid Interval”, dedicadas a la marihuana y los laberínticos caminos que nuestra mente puede llegar a tomar. La capacidad interpretativa de la banda en su conjunto es otro de los aspectos dignos de elogio, aún más si cabe teniendo en cuenta la complejidad de su propuesta. Mención especial a Nick Schendzielos, que antes de atronar el bajo con Havok, hizo lo propio con la veterana banda de death metal, dando muestra constante de su admirable habilidad a las cuatro cuerdas. La velocidad y complejidad instrumental es, precisamente, uno de los factores que complica la sonorización de este tipo de bandas, y el sonido tampoco acompañó al quinteto norteamericano. De todos modos, su buen hacer quedó patente en el modo en que realizaban cada parón y empleaban tanto los acentos sonoros como los silencios para refinar el resultado final. Una breve pero intensa actuación que fue muestra de los dotes creativos y escénicos que Lenzig Leal y compañía atesoran.
El tercer plato de la noche sirvió para dar un nuevo giro estilístico, abandonando los sonidos más extremos del death metal para sumergir al personal en aguas de metalcore de la mano de Darkest Hour. La banda, formada hace 23 años en la capital estadounidense, nunca ha llegado a dar un salto vertiginoso a la primera plana de la escena metálica como varios de sus compañeros de género y generación, pero el paso de los años y el trabajo constante les ha brindado la oportunidad de conquistar una amplia aceptación que hacen valer ahora para ratificar que siguen teniendo mucho que decir en el circuito del heavy metal internacional. Los nueve álbumes que forman parte de su poblada discografía refrendan la evolución del grupo, el cual recientemente ha apostado por empaparse de tintes de thrash metal y sonidos cercanos al death metal melódico de la escuela escandinava, más presentes en sus trabajos iniciales. Muestra de ello son bombazos como “Knife in the Safe Room” y “Those Who Survived”, los cuales generaron los vítores de un público que, a pesar de acudir a la cita en gran medida por sonidos cercanos al thrash metal, apreció el buen hacer del quinteto estadounidense. Vítores que aumentaron con la versión del clásico de Dead Kennedys “Nazi Punks Fuck Off”. Su concierto fue además el primero de la velada que sonó decentemente, con los instrumentos equilibrados en lo que se refiere de al volumen y atronando con nitidez, gracias en gran medida a la destreza interpretativa de cada uno de los músicos presentes en el escenario. “The Sadist Nation” fue la encargada de cerrar un concierto cuidado al detalle, al estilo de las bandas más experimentadas.
Y finalmente llegó la hora de presenciar la actuación de Havok. “Bohemian Rhapdsody”, clásico de Queen e himno atemporal del rock, fue la encargada de anunciar el envite de la banda norteamericana y de calentar las gargantas del personal, antes de dar comienzo al feroz ataque con las iniciales “Hang ‘Em High” y “Prepare for Attack”. El cuarteto de Colorado no se anduvo con rodeos y mantuvo un ritmo consistentemente alto durante todo su repertorio, el cual, para sorpresa de parte del público, eludió por completo su tercer álbum, ‘Unnatural Selection’. Es cierto que la abundancia de bandas en el cartel, sumada a las restricciones horarias del recinto, provocó que los protagonistas de la cita tuvieran que reducir su setlist, pero eso no servirá como consuelo a aquellos que esperaban con ganas temas como “I Am the State” o “Give Me Liberty or Give Me Death”.
En lo que refiere al sonido, desde el inicio de la actuación se notó la gran diferencia respecto al resto de bandas. A excepción del bajo, el cual hubiera lucido en todo su esplendor con una mayor presencia, tanto batería como guitarras sonaron completamente nítidas y esto no hizo más que aumentar el goce del respetable, que mosheaba gozosamente al ritmo de los espléndidos solos y los riffs más desenfrenados del cuarteto. ‘Conformicide’, el trabajo más reciente de David Sánchez y compañía, ha servido para llevar la habilidad musical y lírica de la banda al siguiente nivel y así lo atestigua la unificada alabanza de crítica y público. La banda se encuentra en un gran estado de forma, y canciones como “F.P.C.” o “Intention to Deceive”, pertenecientes al flamante álbum y compuestas por letras políticamente ácidas, ganan enteros en directo. Mención especial a “Ingsoc” corte inspirado en la novela distópica clásica de George Orwell, ‘1984’, que, aflojando el acelerador, logró sumergir al público en un uno de los tramos más aplastantes de su actuación.
Tampoco faltó la referencia a su EP ‘Point of No Return’ con la canción homónima y el segundo corte, “From the Cradle to the Grave”, además de los grandes temas de su aclamado segundo álbum, ‘Time Is Up’, de entre las cuales brillaron con luz propia la frenética “Covering Fire” y la final “D.O.A.”. Gran parte de los asistentes, los cuales, recordemos, no llegaron a ser 200 personas, se quedaron con las ganas de presenciar una actuación más extensa, aunque una hora fue suficiente para que el cuarteto estadounidense demostrara por qué siguen encabezando la nueva hornada de bandas de thrash metal en los tiempos en los que la llama del resurgir del género arde de forma más discreta. Si mantienen el nivel, el futuro es suyo.
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