Crónicas
Graspop Metal Meeting 2025 en Bélgica (domingo) con Judas Priest, Till Lindemann (Rammstein) o In Flames: Con las alas crecidas
«Pesaban las piernas ya el último día de festival, pero es pisar la hierba de Graspop, o lo que queda de ella a estas alturas, y crecer en uno las alas que promete cierta conocida marca de refrescos»
22 junio 2025
Graspop Metal Meeting, Dessel, Bélgica
Texto: Merry Jane. Fotos: Hughes Vanhoucke
Tras una jornada inaugural con Iron Maiden o Dream Theater, un segundo día en el que no se perdió el ritmo con Slipknot al frente y una tercera jornada con Korn o Nine Inch Nails, tocaba rematar el Graspop Metal Meeting con un último día en el que destacaron las actuaciones de Judas Priest, Till Lindemann (Rammstein) o In Flames, entre otros.
Pesaban las piernas ya el último día de festival, pero es pisar la hierba de Graspop, o lo que queda de ella a estas alturas, y crecer en uno las alas que promete cierta conocida marca de refrescos. Nuestra energía la bebíamos a tragos largos de la música que nos apasiona, y qué mejor manera de espabilarse que con los japoneses Crossfaith o los siempre divertidos norteamericanos Ugly Kid Joe, ante quienes nos dio tiempo a dejarnos la voz en “Neighbor” antes de correr para no perdernos ni un segundo de los segundos representantes de nuestra escena en el evento. (Texto: Jason Cenador)
Angelus Apatrida
Bajo un calor infernal en el Marquee, Angelus Apatrida se sacaron de la manga uno de los bolos más demoledores del viernes. Llamados a última hora para sustituir a Sacred Reich, los albaceteños no necesitaron presentación, abrieron con “One of Us” y desataron una tormenta de moshpits que no paró hasta el último riff.
Lejos de vivir de la nostalgia thrash, su propuesta suena auténtica y brutal, con una pegada que pisa firme el presente. Guillermo Izquierdo rugió con clase y rabia, respaldado por una banda que funciona como una apisonadora sin fisuras.
Aunque muchos del público aún no conocían sus discos, su entrega conquistó a todos. Sin postureo ni concesiones, Angelus Apatrida dejaron claro que están listos para subir de categoría en cualquier festival.
Massacre y Fit for an Autopsy
En el plano más extremo del metal, nos encantaron también el domingo Massacre, veteranos del death metal de Florida con una brutalidad deliciosamente desmenuzada y hasta un guiño al 'Reign in Blood' de Slayer antes de versionar el “Corpsegrinder” de Death, y Fit For An Autopsy, que trajeron desde Nueva Jersey su deathcore con una pericia y una violencia sonora ilimitadas. (Texto: Jason Cenador)
Krokus
Merecieron nuestra loa y reverencia los suizos Krokus, pues no siempre se celebra medio siglo de carrera. Su hard rock auténtico, de la vieja escuela y sentido desde el dedo meñique hasta el cogote por cada uno de sus integrantes sonó reluciente y aguerrido en temas como “Eat the Rich”, “Heatstrokes” o una fenomenal y muy bien recibida versión de “Rockin’ in the Free World”, original del maestro Neil Young. (Texto: Jason Cenador)
Heaven Shall Burn
Por quinta vez en el festival, Heaven Shall Burn volvió a incendiar la pradera a punta de metalcore de sello alemán. Esta vez, con sorpresa en la alineación: Britta Görtz (Hiraes, ex-Cripper) tomó el micrófono en lugar de Marcus Bischoff, ausente por una infección de garganta. Lejos de ser un parche, Britta se lució con fuerza y simpatía, combinando guturales implacables con una actitud festiva que conquistó al público desde el primer tema. Entre clásicos y caña pura, la banda aprovechó para presentar un adelanto de ‘Heimat’ (2025), su nuevo disco doble que verá la luz el 27 de junio. El cierre, por todo lo alto, vino con “March of Retribution” y “Thoughts and Prayers”, dos bombas extraídas del exitoso ‘Of Truth and Sacrifice’ (2020), que no por nada llegó al número uno en Alemania.
Savatage
Lo de Savatage en el escenario sur fue mucho más que un concierto, fue una celebración del heavy metal con mayúsculas. Por primera vez en su carrera, los de Florida desembarcaron en Dessel y lo hicieron con un directo tan cargado de emoción como de potencia.
Aunque la sombra de Jon Oliva sigue siendo larga, Zak Stevens brilló con luz propia, impecable a las voces y sobrado de presencia escénica. Desde los primeros acordes de “The Ocean” quedó claro que aquello iba a ser memorable. Con Caffery y Pitrelli intratables a las seis cuerdas, la banda desplegó su arsenal entre riffs afilados, melodías épicas y una elegancia que pocas bandas del género conservan intacta.
El setlist fue una montaña rusa de clásicos: “Edge of Thorns”, “Handful of Rain”, “Gutter Ballet” y una emocionante “Believe” con la imagen de Oliva al piano que dejó al personal con la piel de gallina. Pero también hubo espacio para la artillería pesada: “Taunting Cobras”, “Power of the Night” y “Hall of the Mountain King” sacudieron el recinto como si se tratara de una ceremonia pagana.
In Flames
Por su lado, In Flames arrasó con un show en el North Stage que dejó claro por qué siguen siendo uno de los pilares del metal moderno. Anders Fridén comandó la descarga con su voz arrolladora y una presencia que contagió a todos de inmediato, mientras Björn Gelotte, siempre sonriente, sumaba carisma y riffs como puñales. Jon Rice se lució tras los parches con una pegada brutal, y Tanner demostró que ya está más que integrado en el ADN de la banda. Mención especial para Liam Wilson (The Dillinger Escape Plan) al bajo, que aportó groove y actitud como si llevara años girando con ellos.
El set fue una bomba de energía, con “Only for the Weak”, “Meet Your Maker” e “I Am Above” sacudiendo al público sin tregua. Pero el momento mágico llegó con “Cloud Connected”, auténtico himno que unió a banda y fans en un solo grito. Cerraron a lo grande con “Take This Life”, dejando el escenario en llamas. Historia viva del metal… y futuro asegurado.
Judas Priest
No es común que una banda repita el mismo lugar en el cartel año tras año, pero Judas Priest lo hizo. Regresaron a Graspop tras encabezar el festival en 2024 para hacerlo de nuevo en 2025. Esta fue su novena actuación en el festival, y demostraron por qué siguen siendo auténticos reyes del metal.
Con 73 años, Rob Halford aún impone respeto con su presencia escénica. Aunque su voz y movimientos no son tan ágiles como antes, su entrega fue admirable, y el público lo celebró de principio a fin.
Arrancaron con “All Guns Blazing” seguida de “Hell Patrol”, marcando desde el inicio un tono poderoso. A lo largo del show, Halford cambió de vestuario varias veces, acompañado de visuales psicodélicos que añadieron un toque especial al show. La banda sonó ajustadísima en el aspecto técnico, y Richie Faulkner se lució con un solo de guitarra fenomenal.
Al más puro estilo Judas Priest, Halford volvió al escenario montado en una chopper roja encendida para el bis, cerrando con fuerza con “Hell Bent for Leather” y “Living After Midnight”. Y como broche de oro, las palabras finales de Halford retumbaron: “¡Somos Judas Fucking Priest!”.
Till Lindemann (Rammstein)
Till Lindemann puso el broche final a Graspop 2025 con un show tan provocador como autocensurado, una mezcla explosiva de teatralidad, sarcasmo y potencia sonora. Adaptado para un público con acceso para menores de edad, el espectáculo dejó fuera sus imágenes más explícitas, reemplazándolas por enormes carteles de “Censored” que, lejos de restarle impacto, añadieron un toque irónico muy propio del vocalista alemán.
No faltaron los elementos más icónicos de su propuesta solista, la boca cosida de “Zunge”, el corazón sangrante en “Du Hast Kein Herz”, los cañones lanzando peces al público y la guerra de tartas de “Allesfresser”, entre otros momentos tan grotescos como memorables. Aunque algo más “light” que en su formato habitual, el show mantuvo el sello visual y escénico de Lindemann: directo, oscuro y provocador.
Musicalmente, la banda sonó arrolladora, y la voz de Till sorprendió por su solidez y expresividad. Pese a las limitaciones impuestas, el alemán ofreció una actuación redonda, cargada de sátira y contundencia.
No fue el espectáculo más escandaloso de su carrera, pero sí uno de los más inteligentes, provocó sin cruzar líneas y cerró el festival dejando claro que, con o sin censura, Lindemann sigue siendo una de las figuras más impactantes del metal industrial.