Crónicas
Gamma Ray en Bilbao: Resurrección con pinzas
«Siempre es positivo recordar a las nuevas generaciones lo que fue la trayectoria de Hansen al margen de Helloween durante décadas. He aquí una muestra.»
5 diciembre 2024
Sala Santana 27, Bilbao
Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Iñigo Malvido.
Es curioso cómo los años cambian de un plumazo la perspectiva sobre una banda en concreto. Dicen que aquellas experiencias vividas durante la infancia o juventud quedan marcadas a fuego en la memoria y tal vez por ello no resulta extraño intentar evocar en un futuro venidero aquellas sensaciones que se experimentaron en esa época de búsqueda de identidad. Nombres y lugares que se han convertido en míticos y que en muchos casos ya ni existen, por lo menos con la función que tenían antaño.
Un servidor en ese sentido se acuerda de la sala Gares de Puente la Reina (Navarra), centro de peregrinación para aficionados metaleros de la zona norte antes de que le tomara el relevo durante una temporada la muy noble y leal villa de Bergara. Ahí vimos a los Gamma Ray de Kai Hansen en unas cuantas ocasiones, en aquellos tiempos cuando el otrora guitarrista de Helloween se cantaba los bolos enteros del tirón.
Quién nos iba a decir que décadas después habría que recurrir a una suerte de ayudante de cámara llamado Frank Beck para reproducir todas las voces en directo ante la imposibilidad del líder de aguantar un concierto entero. Del mismo modo, es una pena que un miembro que se había ganado su puesto por derecho propio como el guitarrista Henjo Richter tampoco pueda subirse al escenario por un accidente con un automóvil. Por lo menos, estaba Dirk Schlächter, legendario bajista y único superviviente de la banda de antaño junto con el propio Hansen.
Quizás lo excepcional en que se ha transformado ver en salas a los germanos haya posibilitado que se agotaran las entradas para su bolo bilbaíno en la sala Santana 27, al igual que sucedió en otras fechas de la gira. A eso sumemos que el pluriempleo de Kai Hansen en Helloween no vislumbra demasiadas oportunidades para contemplar al combo encima de un escenario al margen de los festivales.
Con el recinto abarrotado hasta los topes, Gamma Ray iniciaron una velada sin teloneros de por medio con la mítica introducción de “Welcome” y luego todo un himno como “Land of the Free”, pero que en las distancias cortas perdía bastante respecto a su versión de estudio. Vale que Frank Beck estuviera de vocalista desde 2015, pero uno no se acostumbra a que los temas sean interpretados por una voz ajena a la trayectoria del combo y que desde luego no resultaba nada epatante. Es más, señalar que en varias ocasiones se escuchaba más a Kai Hansen o al público que los propios tonos del frontman.
“Last Before The Storm” recogió el testigo con solvencia antes de que Hansen nos explicara que habría tanto piezas añejas como recientes a lo largo de la noche. Otra cosa que no entendimos fue esa costumbre de presentar las canciones y luego pasar el muerto de cantarlas a otro. Porque los fragmentos interpretados por Hansen no resultaban para nada forzados, sino muy dignos, ojalá el hombre se anime a cascarse de nuevo conciertos del tirón.
“Avalon” o “Master of Confusion”, procedentes del último álbum de estudio hasta la fecha, no nos aportaron demasiado, pero la cosa se levantó con “One With The World”, todo un clásico de la época con Ralf Scheepers al micro. Subrayar en este aspecto que una colaboración con el actual frontman de Primal Fear sería lo más lógico y digno para Gamma Ray, si Hansen ya no está en condiciones o con ganas para cantar un concierto entero, aunque lo volvemos a repetir, tampoco le vimos tan mal. No olvidemos que se trata de un catálogo muy exigente a nivel vocal, y al encargado presente para tales menesteres no le notamos a la altura. Cualquiera no debería valer.
El repertorio estuvo muy bien escogido, eso sí, y no cabría reprochar nada a la banda en el apartado instrumental. No faltó “Man On a Mission”, que esto en el pasado era un temón de los que te volaba la cabeza, aunque hoy en día con el concurso de Frank Beck gran parte de su poderío quedaba deslucido. El medio tiempo “The Silence”, con una fuerte influencia de Queen, no era del mismo modo una pieza sencilla de interpretar, aunque Hansen se animó con las primeras estrofas.
La no menos legendaria introducción de ‘No World Order’, “Induction”, dio paso a “Dethrone Tyranny”, otro corte trepidante para que nadie se duerma. Kai anunció un tema de ‘Land of the Free’ sobre “revolución” y “libertad” antes de añadir: “Vosotros sabéis algo de eso”. No había duda de que se trataba de “Rebellion in Dreamland”, que resolvieron de manera decente con Hansen cantando las partes lentas. Y la peña cantó como antaño lo de “Have no fear, rebellion is here!”.
“Heaven Can Wait” desató tanto las gargantas de la afición que se escucharon más los cánticos del respetable que al propio Beck. Kai quedó tan satisfecho por la monumental recepción que bromeó diciendo que tal vez deberían repetir al día siguiente. “Somewhere Out in Space” era otro trallazo por el que en nuestra juventud nos hubiéramos partido el cuello. Con piezas tan exigentes es que hasta entendemos que ni el propio Hansen pueda alcanzar esos tonos en la actualidad. Dile a Robert Plant que te cante “Whole Lotta Love” como en sus años mozos.
Regresaron para los bises con una obra de la categoría de “Heading For Tomorrow”, que podría poner incluso piel de gallina bien ejecutada. Echamos en falta una voz tan rotunda e inapelable como la de Scheepers, pese a que la banda lo bordó en el aspecto instrumental. Aquí solían intercalar el “Victim of Changes” de Judas Priest, si mal no recordamos, y nos pareció que recuperaron algunos efluvios durante el interludio.
El final definitivo llegó con un tema pegadizo y tan fácil de canturrear como “Send Me A Sign”, que permitió que la mayoría saliera del recinto con una sensación agradable de reencuentro. A nosotros nos faltó un punto más de exigencia en el apartado vocal, pero para gustos, colores.
Esta resurrección habría que cogerla con pinzas si la entendemos como proyecto de futuro a largo plazo, pues se produciría una situación un tanto dantesca cuando el vocalista ayudante tampoco estuviera en condiciones de dar un recital digno. Eso sí, siempre es positivo recordar a las nuevas generaciones lo que fue la trayectoria de Hansen al margen de Helloween durante décadas. He aquí una muestra.
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1 comentario
Pedazo de concierto el que se marcaron unos históricos del Power Metal como son los germanos GAMMA RAY a través de estos clásicos aquí mencionados en la mitica Santana bilbaina.