Crónicas

Evaristo en Ciudad de México: Punk sin edad, sin pausa y sin permiso

«Evaristo no vino a celebrar su trayectoria, sino a ejercerla. Y eso es lo que marcó la diferencia: sigue diciendo lo mismo, sí, pero porque el mundo sigue igual de jodido»

20 junio 2025

Arena CDMX, Ciudad de México

Texto y fotos: Lukas Isaac

No había hecho más que asomarse la noche en el norte de la Ciudad de México y ya se respiraba la tensión propia de los grandes encuentros. Fuera del Arena CDMX, las filas de seguidores crecían con rapidez, todos compartían la misma expectativa. Rodeados por un cordón de policías, aguardaban por ver a Evaristo en escena, el símbolo indiscutible del punk en español, que a sus 65 años venía a dejar claro que no ha perdido ni voz ni rabia ni agudeza. (Barcelona, Bilbao, Valencia, Madrid y Málaga esperan en España. Entradas aquí).

Lo que ocurrió dentro fue una descarga directa, sin adornos, sin discursos pretenciosos ni sentimentalismos reciclados. Evaristo y su banda arrancaron fuerte y sin tregua. La primera detonación fue “Nuestra alegre juventud”, seguida por temas como “...O esclavos” y “Otra canción para la Policía”. Desde ese momento, la noche quedó sellada bajo los pilares que han definido su carrera: crítica social, ironía afilada y melodía acelerada.

Más de quince mil personas vibraron con cada canción. El repertorio fue largo, más de 40 temas, y diseñado con la precisión de alguien que sabe qué quiere decir y cómo hacerlo sin perder tiempo. Las canciones no se alargaron ni se adornaron, sino que se encadenaron con furia. En la zona general: sudor, gritos y cuerpos empujándose al ritmo de estrofas que muchos sabían de memoria desde su adolescencia.

Himnos de La Polla Records como “Delincuencia”, “Salve”, “Así es la vida”, “Carne pa’ la picadora”, “Ellos dicen mierda”, “La solución final” o “No somos nada” fueron vividos con una intensidad difícil de describir. Lejos de sonar a reliquia o nostalgia, esas canciones se sintieron tan actuales como cuando fueron escritas. Su mensaje sigue apuntando al sistema, al orden establecido.

En medio del frenesí, también hubo espacio para canciones de sus otros proyectos: The Meas, The Kagas o Gatillazo, que mantuvieron el nivel, aunque no despertaron el mismo fervor. Las de Tropa do Carallo, su más reciente agrupación, pasaron con menor resonancia. Aun así, el setlist fue equilibrado, pensado no sólo para complacer, sino para mostrar la trayectoria completa de un artista que no ha dejado de reinventarse sin traicionar su esencia.

Evaristo casi no habló entre canciones. En algún momento lanzó una frase seca: “Los sitios son todos iguales, como es una discoteca tenemos que aprovechar”. Su forma de comunicarse está en sus letras. Fumó entre canción y canción, pero no perdió ritmo ni energía.

El sonido fue nítido y directo, el centro siempre fue el mensaje, el acto colectivo, la urgencia de decir lo que muchos callan.

Eso fue lo que hizo de esta presentación una fiesta, no porque todo fuera alegre, sino porque fue compartido con convicción.

Y aunque el concierto fue extenso, nadie pareció saciado. La conexión fue tan intensa que, incluso después de más de cuarenta temas, quedó la sensación de que faltaba algo más.

Evaristo no vino a celebrar su trayectoria, sino a ejercerla. Y eso es lo que marcó la diferencia: sigue diciendo lo mismo, sí, pero porque el mundo sigue igual de jodido. Y alguien tiene que recordárnoslo.

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Esta entrada fue escrita por Redacción

1 comentario

  • Juandie dice:

    Cojonudo resumen hacia el gran concierto que ofrecieron en la capital mejicana el gran y mitico EVARISTO y sus buenos músicos a base de estos clásicos de los históricos LA POLLA RECORDS junto con el resto de bandas en las cuales formó el de Salvatierra.

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