Crónicas
Europe en Valencia: La tormenta fue de hard rock
«La banda sueca reúne a 2.500 personas en Valencia con un directo vibrante, cargado de clásicos y entrega escénica»
11 julio 2025
Jardines de Viveros, Valencia
Texto y fotos: Luis Jaime Blanch
Ni las nubes ni la amenaza de lluvia lograron aguar la noche. Europe actuó este viernes en los Jardines de Viveros de Valencia ante 2.500 personas que llenaron por completo el recinto. Lo que pudo ser una velada gris se convirtió en un estallido de rock melódico y comunión colectiva, con una banda que repasó más de cuarenta años de carrera con energía, ritmo y desparpajo.
El concierto arrancó puntualmente con “On Broken Wings”, un guiño a sus primeros discos que marcó la pauta desde el primer compás: sonido compacto, guitarras brillantes y un público dispuesto a acompañar cada estribillo. “Rock the Night” encendió los primeros coros masivos, y “Walk the Earth”, una de sus piezas más recientes, demostró que el grupo aún apuesta por la actualidad sin renunciar a sus raíces.
Joey Tempest, vocalista y alma visible del grupo, no tardó en ganarse a la audiencia con carisma y cercanía. “Tots a una veu”, dijo en valenciano, provocando una ovación general. La frase, símbolo del sentimiento colectivo que define al pueblo valenciano, selló la conexión entre banda y asistentes desde los primeros minutos.
Europe ofreció un repertorio equilibrado que navegó entre la nostalgia y la vigencia. Hubo espacio para canciones de su etapa más intensa, como “Scream of Anger”, “Sign of the Times” o “Stormwind”, y para composiciones de madurez como “War of Kings” y “Last Look at Eden”. El grupo interpretó también la instrumental “Prelude”, que sirvió de transición hacia un bloque final que fue ganando en intensidad.
La actitud de la banda fue vibrante. Tempest lideró con desparpajo, bajó varias veces del escenario para fundirse con las primeras filas, firmó coros compartidos y paseó el micrófono entre fans que coreaban los clásicos como si el tiempo no hubiese pasado. Uno de los momentos más potentes llegó con “Cherokee”, acompañada de un solo de batería extendido que retumbó sobre el asfalto húmedo y acabó en una interpretación coral entre el grupo y la multitud, con el vocalista a pie de pista.
El sonido fue limpio, con una producción cuidada que optó por la sobriedad frente a los excesos. Las luces acompañaron sin protagonismo, y las pantallas laterales permitieron que cada gesto del grupo llegase hasta el fondo del recinto. La sensación general fue la de un espectáculo medido, profesional y honesto, sin adornos superfluos.
En “Superstitious”, una de las canciones más esperadas, la banda incluyó un fragmento de “No Woman, No Cry” de Bob Marley. El cambio de registro, inesperado pero fluido, fue acogido con sonrisas y aplausos, y reforzó la versatilidad de una formación que cuida los detalles y se permite salidas del guion sin perder el pulso.
La recta final tuvo forma de ritual. “Ready or Not” funcionó como antesala del clímax, y “The Final Countdown” cerró la noche con la intensidad propia de un himno generacional. El público la cantó de principio a fin, como si aún fuera 1986. A lo largo de poco más de hora y media, Europe ofreció un directo sólido, alejado del piloto automático, que dejó la sensación de estar ante un grupo que aún se mueve con convicción.La lluvia, finalmente, no llegó.
Lo que sí se quedó fue esa energía compartida entre banda y público, una vibración eléctrica que convierte un concierto en algo más que un espectáculo. Europe, con más de cuarenta años de carrera, aún tiene voz, cuerpo y actitud para llenar de sentido una noche de verano en Valencia.
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