Crónicas
El Cuarto Verde + Stereozone + Kinki Boys en Bilbao: Triple terapia de choque
«Una triple terapia de choque para combatir incultura y constatar que hay vida muy inteligente al margen de las grandes formaciones. Frente a leyendas que distan de estar en un estado óptimo, he aquí la ilusión de los que aún sienten cierto cosquilleo o respeto al subirse a las tablas.»
24 febrero 2024
Sala Rocket, Bilbao
Texto y fotos: Alfredo Villaescusa
Hay gente que vive muy contenta escuchando sus tres o cuatro grupos de siempre, sin preocuparse lo más mínimo por descubrir cosas nuevas porque estos tipos creen que en la música de ahora no existe nada que merezca la pena. Un razonamiento bastante conservador que levanta barreras gratuitas generacionales entre estilos que en realidad podrían ser el mismo, pero únicamente con maneras actualizadas. Ese hilo invisible que une a La Élite con Eskorbuto.
Precisamente, el concepto de caos de los riojanos El Cuarto Verde guarda relación con no encasillarse en una postura política o en un segmento de pensamiento determinado. Abrir la mente, en definitiva, sin importar el qué dirán y abrazar una impresionante paleta que fluya desde Barricada a Lagartija Nick o Viva Belgrado. Con detalles tan imperceptibles como aquellos que a la larga pueden provocar un cambio profundo.
Ya hemos comentado en alguna ocasión que lo de la asistencia a conciertos a veces parece una ciencia caprichosa que depende del influjo de los astros o de cualquier otro elemento al margen de lo racional. La tripleta conformada por El Cuarto Verde, los valencianos Stereozone y los locales Kinki Boys debería haber ejercido de suficiente reclamo para abarrotar la bilbaína sala Rocket, pero pocos aguerridos apostaron por esas tres bandazas de lo mejor del panorama contemporáneo.
Como en todas las citas memorables, aquí cada uno era de su padre y de su madre, nada que ver en absoluto con el grupo anterior, por lo que la versatilidad estaba garantizada de sobra. Un servidor, acostumbrado a una dieta variada en lo musical, encontró un gran atractivo en la poca similitud entre combo y combo.
Abrieron la velada los siempre interesantes Kinki Boys apelando de pleno al siniestrismo de Parálisis Permanente con “Mi hermana gemela”, “Amor paranormal” o “Angustia”. Jordi Vila siguió exhibiendo su característica pegada a la batería, una seña de identidad fundamental desde sus tiempos en Trogloditas que además mete de lleno en el show.
No faltó su particular homenaje a Obligaciones con “Redada en Ciudad Sumisión” y de infarto se podría calificar el ritmo trepidante que imprimieron al final al enlazar el macarrismo de “Nunca sabrás” con el poso nostálgico de “Si algún día”, con referencia a Iggy Pop incluida. No haber visto todavía a este supergrupo por derecho propio podría considerarse falta grave para cualquier aficionado al rock con agallas.
En otra onda radicalmente distinta se movían los levantinos Stereozone, que se pegaron una importante kilometrada para poder estar en el norte. Su rollo a medio camino entre el indie rock, el stoner y el rock alternativo noventero marcaba un punto y aparte en cuestión de parámetros, pero la energía que exhibieron se convirtió en la mejor arma ante posibles recelos.
Dieron cancha a su último álbum ‘Todo mal’ con “El diablo”, “El tiempo” o “Muérdelo”, entre otras, y lo cierto es que enganchaban sus composiciones. No extraña que algún compañero de la redacción viera en ellos a “nuestros Queens of the Stone Age”. Y no dudaron en enlazar a su pieza final un fragmento del himno indie “Toro” de El Columpio Asesino. Señores, si pasan por su ciudad, háganse el favor y vayan de cabeza a verlos. Se lo merecen.
Para coronar la noche con fuste ahí estaban El Cuarto Verde, que desde el principio demostraron ser un grupo cercano y a la vez con una personalidad apabullante. Y que también tienen algo que decir. Ahí estaban letras tan soberbias como la de “La bujía” o la de “Tourmalet”, brillantes ejemplos de que todavía es posible conmover con un texto, a pesar del empobrecimiento general imperante.
En ocasiones lo mismo podrían recordar a Dinero que a Love of Lesbian, por lo menos en las melodías, porque su base contundente siempre estaba ahí. Gran parte responsable de esto último era su impresionante batería, que al principio lució una txapela que se había comprado como testimonio de su paso por el Botxo. Alguno saludó el gesto gritando el lema: “Txapela buruan eta ibili munduan” (ndr: con la txapela en la cabeza, anda por el mundo).
Al vocalista y guitarrista le agradó reconocer a muchos de los asistentes, pero tuvo que contenerse para no enredarse en anécdotas interminables, así que zanjó una de las digresiones con un “Vamos a tocar, que le den por el culo”. Sobraban esa noche los discursos gratuitos, ya existía suficiente elocuencia en trallazos del calibre de “Narcoiris”, que si no ha nacido para ser interpretado en directo, poco le falta. Y encima lo sazonaron con la frase tan Robe: “Voy a coger tus bragas por bandera y conquistar todo el planeta”.
El rotundo inicio de “La vida pesa” era una garantía de dinamismo total en el repertorio, que se acabó haciendo cortísimo, y sin duda uno de los puntos álgidos se alcanzó con “Tú tienes reloj, nosotros tiempo”, otra maravilla con efluvios setenteros y cierto poso psicodélico que certifican que no son un grupo más entre la maraña del rock urbano. Su amplitud de miras va mucho más allá.
Y no podrían olvidarse de su magnífica colaboración con Antonio Arias (Lagartija Nick) en “El caos dentro del orden no es el caos”, gloria bendita que terminó de desatar los ánimos de los fans más enfervorizados. Como el activista musical Javi Rubio, que condecoró al bajista con pegatinas de cerveza, o Mikel Tuca Raca, que en pleno subidón pidió “un hurra por el rock español”. Sin rollito patriótico, ¿eh? Captamos de inmediato el significado.
Después de aquello, iba a resultar complicado mantener la euforia del momento, por lo que nada mejor que despedirse deseando “Salud” a los presentes que ese día apostaron por tres bandas con un futuro prometedor. Una triple terapia de choque para combatir incultura y constatar que hay vida muy inteligente al margen de las grandes formaciones. Frente a leyendas que distan de estar en un estado óptimo, he aquí la ilusión de los que aún sienten cierto cosquilleo o respeto al subirse a las tablas.
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1 comentario
Extensa crónica hacia las rockeras descargas que presentaron estas tres buenas bandas de nuestro pais presentando algunas de ellas sus nuevos álbumes en esta buena sala de la rockera ciudad de Bilbao.