Crónicas

Bruce Springsteen & The E Street Band en Madrid: La eterna carretera del trueno, una vez más

«Confirmamos que lo que ofrece Springsteen sigue siendo de lo mejor que uno puede ver hoy en día, cerrar los ojos ante eso significa perderse una asignatura troncal de una equilibrada educación musical. Acabamos cegados por el resplandor de la eterna carretera del trueno, una vez más.»

12 junio 2024

Estadio Cívitas Metropolitano, Madrid

Texto: Alfredo Villaescusa. Fotos: Domingo J. Casas.

Hay una clara diferencia entre conocer la existencia de un artista y que verdaderamente te importe. Esta diferencia sobresale especialmente en aquellos casos en los que hablamos de bandas tan reconocidas a diversos niveles que el mero desconocimiento se convierte más bien en una prueba definitiva de ignorancia supina. ¿De verdad pueden vivir entre nosotros personas que nunca en su vida hayan reparado en The Rolling Stones, The Beatles y tantos otros?

El entusiasmo de los fans de Bruce Springsteen casi imposibilita que suceda esto último, pero en lo que respecta a un servidor ese momento en el que nos cambió la vida ocurrió en una clase de universidad, cuando un profesor puso “Bobby Jean”, si mal no recuerdo, y además lo acompañó de un “one, two, three, four” y de un salto como si fuera el mismísimo Boss. Tal vez no quemó una guitarra por lo que pensarían el resto de docentes, seguramente no tan rockeros.

Desde entonces nos convertimos en ferviente admirador del icono de Nueva Jersey que inspiró a Jon Bon Jovi y tantos otros artistas, así que a estas alturas podemos hablar con propiedad del universo que rodea a Springsteen. En este sentido, mucho se le criticó en la pasada gira por la península por no realizar las espectaculares variaciones de repertorio a las que los fieles estaban acostumbrados. La reciente cancelación de algunas fechas europeas tampoco pintaba demasiado bien de cara a esa mastodóntica gira con hasta cinco conciertos en nuestro país. ¿No está mal para un señor de 74 años, eh?

Con ganas de catar el arranque de ese esperado periplo en el que desafió problemas vocales, ahí acudimos al madrileño Estadio Cívitas Metropolitano el primer día, el 12 de junio, y ya de entrada, nos mosqueó que el bolo comenzara con casi media hora de retraso. Este hombre para eso suele ser como un reloj, por lo que la preocupación estaba más que justificada.

 

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Pero a eso de las 21.20 por fin irrumpió en escena Bruce Springsteen para preguntar hasta tres veces al personal si estaban preparados para lo que se venía encima. Un servidor llevaba revoloteando ya por ahí desde las siete de la tarde, por lo que ganas no faltaban en absoluto. El comienzo con “Lonesome Day”, la misma pieza con la que se iniciaba también el disco ‘The Rising’ de 2002, pareció un poco a medio gas, con la leyenda todavía tratando de encontrar el tono de voz adecuado.

Pisaron el acelerador en condiciones con la positivista “No Surrender”, con el guitarrista Steve Van Zandt aportando un papel crucial a las voces. ¿Qué haría cualquiera cuando uno de tus mejores amigos tiene dificultades? Pues echarle una mano. Y eso fue precisamente lo que hizo Van Zandt en “Ghosts” y en “Two Hearts” cantando junto al Boss en el mismo micro y legando una estampa mítica que evocaba otras colosales parejas en la historia del rock como las de Jagger y Richards, Lennon y McCartney, Steven Tyler y Joe Perry y así podríamos seguir hasta el infinito.

 

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“Darkness On The Edge Of Town” era una pieza demasiado reposada para el primer tramo de la noche, pero nunca la habíamos escuchado en directo, así que nos pareció una auténtica joya. Piel de gallina. Que en esta ocasión Springsteen tiraría de un repertorio poco habitual lo certificamos con “Frankie Fell in Love”, del álbum ‘High Hopes’ de 2014. Esto sí que era uno de esos caprichos que solo un artista con un catálogo tan prolífico como el de Nueva Jersey se podía permitir.

Para congraciar a las masas enseguida llegó “Darlington County”, que esa sí que la podía canturrear todo el mundo. Y bordeando la verbena llegó “Rockin’ All Over The World”, todo un himno del rock, vale, pero mejor escucharla cuando te la toque su autor, John Fogerty. Decir que disgustó no sería justo, pero con todo lo que echamos de menos al final anda que no podría haber recurrido a alguna pieza de su reválida ‘The Wild, The Innocent & The E Street Shuffle’, por ejemplo.

Eso sí, el Boss no desaprovechó el subidón generado entre la muchedumbre y remató con “Hungry Heart”, esa maravilla que pudo haber formado parte de la colosal discografía de Ramones, pero que Springsteen se quedó por consejo de su productor, Jon Landau. ¿De verdad existe gente que no conozca este himno? Y la armónica de “The Promised Land” terminó de elevarnos, con la voz de Bruce ya en un estado inmejorable, las dudas del comienzo disipadas por completo.

“If I Was The Priest” era un tema que pasaba desapercibido en ‘Letter To You’, pero que adquirió una fuerza descomunal en directo, en particular en esa parte final en la que Van Zandt punteó de manera tan frenética que el esloveno que teníamos al lado gritó: “¡Esto sí que es rock n’ roll, motherfucker!”. Era su primer concierto de Springsteen y nos confesó que ya entendía por qué le llamaban el Boss. Otra alma ganada para la causa.

Bruce pudo sacar de veras partido a su voz en “My Hometown”, que hubiéramos sustituido por otra, pero hay que reconocer que les quedó chula. Una abrumadora mayoría cosecharía, sin embargo, “The River”, cuya armónica del inicio pudo acongojar a un estadio entero en el que apenas había huecos libres. Faltaban palabras para describir un instante tan conmovedor.

Un percusionista dio la entrada en “Nightshift” de Commodores, el inevitable guiño a ese álbum de versiones soul del que esperamos continuación, con la voz de Bruce ennegrecida como las de las grandes figuras del género. Fue casi como un musical de Broadway. Y en “Last Time Standing” evocó aquellos lejanos tiempos en los que montó su primera banda de rock y cómo se ha convertido en el último superviviente de aquella época.

Tocaba ponerse serios con “Backstreets”, que sonó tan épica y majestuosa como siempre. Si no te apetece levantar el puño o pegar el salto en su glorioso estribillo, mejor compruébate el pulso, de las mayores genialidades de su discografía. Y si digo que “Because The Night” me parece de lo más grande de la historia de toda la música sobra añadir más, a pesar de que tuviéramos que explicar a los de al lado que este éxito de Patti Smith Springsteen lo grabó primero durante las sesiones de ‘Darkness On The Edge of Town’. Nils Lofgren estuvo pletórico a las seis cuerdas girando como una peonza, como suele ser habitual.

¿Qué podrían tocar después de semejante bañada? Pues “She’s The One”, que tampoco estaba mal. El esloveno cayó rendido ante el poder del rock y hasta le dio las gracias a Bruce por poder liarse un porro. En este ambiente de felicidad natural e inducida encajaba el animado folk de “Wrecking Ball”, uno de sus éxitos del nuevo milenio. “The Rising” era todo un himno del rock capaz de levantar a cualquier persona decente. No extrañaba que pudiera incluso insuflar ánimos a un país entero tras los brutales atentados contra las Torres Gemelas de 2001.

“Badlands” no podría faltar en la cita, ni tampoco la inevitable “Thunder Road”, que nos subía a bordo de una aventura hacia lo desconocido que ya iba llegando al final. Pero Bruce acostumbra a ser generoso en los bises, por lo que regresó con “Land of Hope and Dreams”, una vieja conocida del repertorio en directo que no se grabó en estudio hasta 2012. Impresionante el mar de manos que desató, así como los diversos guiños góspel.

 

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“Born To Run” hermanó por completo a la afición, con las luces bien iluminadas para ver las diferentes caras de emoción, y el canto a la amistad de “Bobby Jean” siempre nos resultó especial por los motivos que comentábamos al principio de la crónica. La comercial “Dancing In The Dark” también la habríamos obviado, en cuestión de gustos no hay nada escrito, pero volvieron a dejar el pabellón alto con la inmensa “Tenth Avenue Freeze-Out”, con Bruce repitiendo “Madrid” varias veces y recordando al siempre enorme saxofonista Clarence Clemons. El único e inimitable Big Man.

La pachanga de “Twist and Shout” popularizada por The Beatles valía para enfervorizar por última vez al personal, pero para eso hubiera servido también “Born In The U.S.A.”, como lamentó el Destroyer posteriormente. “I’ll See You In My Dreams” ejerció de epílogo acústico mientras algunos se apresuraban para no encontrarse con la marabunta.

Diríamos que el repertorio de la pasada gira del primer día en Barcelona nos cautivó más, aunque eso no implica que se tratara de un concierto flojo, al contrario. Confirmamos que lo que ofrece Springsteen sigue siendo de lo mejor que uno puede ver hoy en día, cerrar los ojos ante eso significa perderse una asignatura troncal de una equilibrada educación musical. Acabamos cegados por el resplandor de la eterna carretera del trueno, una vez más.

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Esta entrada fue escrita por Alfredo Villaescusa

6 comentarios

  • Juandie dice:

    Gran resumen hacia el gran concierto que se marcó un histórico como BRUCE SPRINGSTEEN junto con la STREET BAND en Madrid a través de estos clásicos.

  • Mike Metralleta dice:

    Anoche al caer el sol bajo la cubierta de una nave espacial ocurrió lo predecible y también lo impredecible, un viaje al pasado una vuelta al presente un tsunami de rock en estado puro, un espectáculo inigualable, ante nuestros ojos estaba ocurriendo no fue un instante fueron tres horas de másterclass las que nos impartió el señor Bruce y sus fieles discípulos de como se eleva el rock hacia el Olimpo, ayer si que fue uno de mis Glory Days, thanks Bruce and E.street

  • Richard dice:

    Sr. Villaescusa / Mariscal.
    Crónica Bruce Springsteen Madrid.
    Hay que documentarse antes de ir a un concierto. "El tema comienza tocando un Saxofonista" / Literal"¿Pachanga? No son formas de informar.

    Entendiendo la emoción, que supone ver en directo a un Grande como Bruce, pero la crónica debe aportar conocimiento a los más entendidos y al fan ocasional. Por lo que se echa en falta Solvencia periodística y musical. Tirando de internet en exceso, claramente. Todos los profesionales han empezado y esto seguro que puede hacer mejorar en futuras ocasiones. Atentamente. Richard

  • One More dice:

    She is the one la interpreta al estilo 75 y no al estilo años 90 con la versión increíble de Barcelona. Qué guiño a cuando empezaba a aplastar al público con su apabullante clase magistral de cómo toca una banda de Rock abd Roll. Esos cuatro cambios de ritmo, esa batería del bueno de Máx y esas guitarras sonando con toda su fuerza mientras el saco del sobrino de CC Big Man y la armónica de Bruce ponen en órbita a un público ya entregado a la causa. Eh tío, My Hometown fue el momento más emotivo del tercer concierto de Madrid y volver a escuchar tras muchos sños Atlantic City o I am on Firefox fue... tocar la Tierra Prometida en la que seguimos creyendo algunos. Me ha gustado leer tu experiencia.... todas tienen algo en común: somos conversos ppr la convicción de Springsteen sobre el escenario

  • Orlando dice:

    Buena crónica de un gran espectáculo donde el mal sonido con exceso de eco, reverberaciión y unos medios chillones impidió redondear unas noches míticas en Madrid.

  • Irene dice:

    El setlist del último día en Madrid fue para mí el mejor. Vocalmente estuvo muy, muy bien salvo alguna pequeña excepción. Grandísimo Bruce. Aquí una ignorante reconvertida, como prodiga Mariscal. Pero convertida para siempre.

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